Nos mudamos a Dossier Geopolítico

15 de marzo de 2008

No fue un Culebrón Sudamericano

Reunión de Presidentes en Santo Domingo- Republica Dominicana -


La presión del Grupo Río, el cual es un mecanismo de consulta y concertación Política de los Países Iberoamericanos en Santo Domingo, Republica Dominicana, el pasado 7 de marzo, permitió descomprimir la grave situación originada por la invasión de tropas Colombianas a Ecuador, y por el momento permitió retroceder la situación del conflicto regional en ciernes a un equilibrio inestable.

El grupo Rió, dentro de la OEA fue la llave maestra para permitir este resultado alentador. Esa OEA que justamente este año cumple 60 desde su creación en 1948 y que su creación peligrara, al estallar durante la reunión de Cancilleres “el Bogotazo” por el asesinato el líder de la izquierda liberal, Jorge Eleizer Gaitán. Así nació la OEA. Entre la sangre y las ruinas del bogotazo.
Ese asesinato inicio la inestabilidad política en Colombia que perdura hasta la fecha y ha desangrado humana y económicamente a Colombia.

Por ello los Sudamericanos debemos tomar conciencia de que nos encontramos inmersos en la dinámica y la aceleración de los tiempos que están pariendo un nuevo orden mundial, y que lo acontecido y resuelto en la Reunión de Presidentes de Santo Domingo no es parte del folklore latinoamericano que dicha reunión no maquilla el enorme desprecio que existe y que lo testifican los deslices verbales durante la crisis, y que tampoco fue una opereta pintoresca de nuestro Continente. Sino que forman parte del juego mundialista en que estamos insertos y demuestra nuevamente la importancia de que los conflictos continentales los debemos solucionar los países involucrados y la región, y NO ser una pieza más descartable dentro del tablero mundial inestable en que se encuentra la globalización en crisis.

Ante los hechos desencadenados por el ataque Colombiano a Ecuador, Brasil rápidamente movilizó su diplomacia con los actores directos: Colombia, Ecuador y Venezuela, y logro que a través del grupo Rió se convocara a los Presidente de la Región. En donde Argentina participo activamente. Esta movida no fue menor ya que impidió que el tema fuera tratado en la ONU organismo que ha perdido toda credibilidad desde la invasión de Irak y donde la tesis de guerra preventiva es aceptada.

En ese marco se cerró rápidamente un conflicto que podría haberse disparado por encima de las declaraciones cada vez mas encendidas de los intervinientes directos. Colombia debió reconocer que actuó en contra del derecho internacional de gentes y que agredió a Ecuador y los Países miembros no sancionaron a Colombia, quien solo tubo como aliado y defensor de su actitud, nada mas y nada menos que al gobierno de Bush, mientras que todos los Países Suramericanos defendieron la integridad y la soberanía territorial del Ecuador como principio inalterable de la relación del Continente.

La solución termino en tablas hablando en términos ajedrecísticos, desactivo el conflicto momentáneamente, pero no sus causas, la guerrilla Colombiana sigue operando al igual que los paramilitares y narcotraficantes, pero se sigue atizando el fuego; recientes declaraciones del Presidente Bush planteándonos a los americanos del sur que tenemos que optar entre dos ejes: o se esta con el Terrorismo y la Demagogia o sea Chávez/FARC o se esta con la Libertad representada por su aliado Álvaro Uribe un hombre ligado al narcotráfico, dos opciones falsas, el conflicto Colombiano tiene que ser superado por los Colombianos con los buenos oficios de sus vecinos; y no transformar a Colombia en una gigantesca base militar de USA para controlar Suramérica con la profundización del Plan Colombia. No se debe permitir que con el argumento de combatir al terrorismo internacional y al narcotráfico se instalan mas bases a las existentes para controlar nuestros recursos y defender los interese económicos de la republica imperial y de esa manera impedir la llegada de jugadores extracontinentales. (China lleva invertida en dos años en la región 100.000 millones de dólares).

Por ello nos debe preocupar el rol que tiene asignado el Comando Sur de Estados Unidos SOUTHCOM para el Continente, el cual casi se arroga la condición de procónsul imperial que son: Proteger las instituciones democráticas; Asistir a las naciones eliminando sus principales amenazas, Contribuir al continuo desarrollo social y económico; Colaborar para eliminar la producción de las drogas; Contribuir al adiestramiento militar profesional. Como podemos apreciar van más allá de una actividad de neto corte militar. Los puntos anteriores están reflejados en el denominado plan 2016 vigente y en aplicación. De allí la preocupación de que todo conflicto político siga la línea matriz de ser transformado en conflicto militar, pues es la estrategia utilizada por los neoconservadores desde que controlan el gobierno de USA con el beneplácito del sector industrial militar y tecnológico.

Hoy se blanquea una nueva base militar en Kosovo, se firman nuevos acuerdos militares con Polonia y Republica Checa para ampliar el escudo misilístico de USA, el Presidente Bush veta la ley que rechazaba la tortura como método de obtener información. Como vemos más allá de la crisis económica en EE.UU., el plan de militarización tiene su dinámica propia.

Por ello los acuerdos logrados en Santo Domingo no fueron una opereta sudamericana, sino una acción inteligente de frenar una carrera de agresiones mutuas que podrían haber desencadenado un grave conflicto regional. Es mas, sigilosamente Brasil previendo este contexto de conflictividad militar construirá nuevos emplazamiento militares en su frontera con Colombia y creara una base de control aéreo, igualmente en la región del Acre limítrofe con Bolivia también desplazara nuevas unidades militares para cubrir ese flanco en prevención de una profundización de la crisis política en Bolivia. Persiste la idea de formar una Junta de Defensa Regional y ha firmado recientemente varios acuerdos con el Ministerio de Defensa Argentino. En la práctica vemos, como resultado positivo de la crisis, una acción conjunta del eje Argentina Brasil, en defensa de sus intereses regionales tanto en lo diplomático y militar.

Por ello podemos concluir que lo ocurrido en Santo Domingo por su trascendencia no fue un culebrón sudamericano como se trato de minimizar y ridiculizar.-

Lic. Carlos A. Pereyra Mele
Analista Político
CeeS Córdoba

Filosofía Política

Propedéutica a la teoría política

Por Alberto Buela (*)

Comencemos por los términos. Teoría, término que proviene del griego theoréin = contemplar, indica un conjunto de ideas que están sistemáticamente relacionadas, y pertenece tanto a la filosofía como a la ciencia.

El filósofo se pregunta el porqué de las cosas, mientras que el científico se pregunta por el cómo.

Toda teoría política está constituida sobre una concepción específica del hombre, el mundo y sus problemas. Para avalar esta afirmación obsérvese simplemente que para los griegos el hombre es ánthropos que etimológicamente significa "el que investiga lo que ha visto", "el que contempla". Mientras que para los romanos el hombre es homo que proviene de humus que significa "el que está parado en la tierra", "el terráqueo". Si continuamos esta aproximación etimológica nos podemos explicar el porqué la filosofía en los griegos y el derecho en los romanos son sus logros más genuinos y específicos.

Así hemos tenido durante el siglo XX teorías políticas marxistas, liberales, fascistas, socialdemócratas, y en nuestro medio, peronistas, radicales y conservadoras.

Esta disciplina se debe ocupar antes que nada de problemas pre-políticos o metapolíticos como son los del origen de la instalación del hombre en el mundo, que desarrollaremos en dos puntos: a) el nomos de la tierra y b) sobre el poder.

Viene luego el objeto específico de la política con sus tres finalidades: el bien común; la seguridad exterior y la concordia interior y prosperidad.

Para terminar con el tratamiento de los temas y problemas de lo público, que son los que preocupan a la comunidad en su conjunto, tales como: Pueblo, Nación, Estado, partidos políticos, sistemas partidistas, regímenes políticos y de gobierno, la comunidad internacional, las relaciones internacionales, diplomacia y organismos internacionales.

El nomos de la tierra

Nuestra idea de norma deriva del término nómos que proviene del verbo griego némein que significa tres cosas: 1) recoger, tomar, recolectar o apropiar. 2) repartir, dividir, limitar o distribuir y 3) aprovechar, explotar, utilizar o asentar.

Este concepto de nomos de la tierra es instaurador y no derivado de un principio de orden anterior. El establece la relación fundante del hombre con la naturaleza y los otros hombres. Nos está indicando la prístina y primigenia relación del hombre con la tierra. Así el hombre como recolector y cazador observa como la tierra contiene en sí misma una medida interna de la justicia: Da ante el esfuerzo de quien recoge y sabe cazar.

En un segundo momento el hombre como agricultor labra la tierra y fija los límites entre lo fértil y lo agreste. La tierra otorga una segunda medida de justicia: La cosecha para quien la trabaja.

Y en un tercer momento, el hombre deja su peregrinaje y se asienta, se apacenta sobre la tierra repartida y limitada para explotar y aprovechar regularmente sus frutos. Y es en este momento cuando nace la política, que no es otra cosa que la acción que permite organizar lo político. Todo nomos implica un poder.

El rasgos típicos que según Platón - ya viejo y en su último y breve diálogo Epínomis o Alrededor de las leyes - hacían a los griegos superiores a los bárbaros son: 1) la educación o paidéia. 2) que tienen el auxilio del oráculo de Delfos y 3) su fidelidad a la observancia de las leyes. Estos tres rasgos han hecho que los griegos hayan perfeccionado todo lo que han recibido de los bárbaros. Esto tres elementos le permitieron a los griegos inventar y tener política.

Lo político y la política

Afirma muy acertadamente el renombrado pensador griego contemporáneo Cornelius Castoriadis que: "los griegos no inventaron lo político en el sentido de la dimensión de poder explícito siempre presente en toda sociedad, inventaron, o mejor dicho crearon la política como la ciencia que organiza dicho poder". (1)

Esta distinción esencial nos pone sobre aviso acerca de la confusión que aún perdura hoy entre lo político- dimensión del poder explícito- y la política - institución conjunta de la sociedad -.

Nosotros queremos llamar la atención que aun cuando "a partir de la década del 70 comenzó a imponerse en las principales lenguas europeas un distinción que buena parte del siglo XX había ignorado entre: lo político (Politisch, le politique, il politico, Political) y la política (Politik, la politique, la politica, Politics)" (2), en nuestro medio universitario, académico y político se ignora, a veces, por completo. Producto, fundamentalmente, de una concepción funcionalista y sociologista de nuestros los cientistas políticos.

Así lo político es lo permanente, se dirige a la esencia, pues la comprensión del problema corresponde al ser de la política. Como categoría peculiar del ser lo político pertenece a la esfera de la naturaleza humana. Mientras que la política es lo perecedero, la actividad del hombre para organizar lo político. Pertenece al domino del hacer.

Lo propio y específico de la política es lo político cuyo dominio está determinado por lo público, el cual se caracteriza por la distinción entre amigo y enemigo, pero este enemigo no es el enemigo privado(inimicus) sino el enemigo público(hostis) el que me hostiga o impugna. (3)

Cuando en 1965 se llevó a cabo en la Sorbona la defensa de una tesis sobre este tema el profesor Jean Hyppolite, traductor de Hegel, y prestigioso catedrático impugnó la tesis diciendo: Yo había cometido un error, pensé que nunca terminaría Ud. su tesis. Pero si Ud. tuviera razón y la noción de enemigo es el punto central de lo político sólo me restaría cultivar mi jardín. A lo que el postulante respondió: Ud. no cometió un error sino dos. El primero UD. lo ha reconocido y no insistiré en ello, el segundo, es creer que es suficiente cultivar su jardín para eliminar el enemigo. J. Hyppolite respondió: Si Ud. persiste no me queda más que suicidarme. Será entonces su tercer error Profesor, respondió el postulante, pues si Ud. se suicida su jardín quedará sin protección, su mujer y sus hijos también y su enemigo habrá vencido".

Reiteramos que el enemigo no puede ser más que enemigo público (hostis) porque todo lo que es relativo a la comunidad se vuelve por este solo hecho asunto público. El conocido pasaje evangélico se refiere al perdón de enemigo privado cuando afirma: diligite inimicos vestros =Amad a vuestro enemigos (Mt. 5.44) y no diligite hostis vestros.

El pensamiento light, il pensiero déble, el pensamiento políticamente correcto ha visto en esta distinción esencial una apelación a la guerra más que a la convivencia y ha intentado diluir, incluso borrar, esta distinción para reemplazarla por la de adversarios o amigos con una visión opuesta, sin percatarse que el asunto no es una cuestión de nombres más o menos agradables al oído, sino de esencias.

La idea de encontrar la paz entre los amigos es absurda, ya que por naturaleza la amistad es un estado de paz. Y es en realidad la noción de enemigo político (hostis) la necesaria para comprender acabadamente la idea de paz. Así podemos afirmar que quien rehusa la idea de enemigo es un enemigo de la paz(incluso a pesar de él) pues hacer la paz, es hacerla con un enemigo.

Del poder: Legalidad y Legitimidad

A la distinción entre lo público y privado y a la que existe entre amigo y enemigo debemos sumar ahora la tercera de las distinciones políticas aquella entre el mando y la obediencia o dicho en términos politológicos entre gobernantes y gobernados.

La naturaleza del poder exige dos condiciones indispensables que no sea esporádico sino estable, permanente y continuo, rasgos que en política lo define su mayor o menor institucionalización, y que sea colectivo, lo cual obliga al poder político ha ser forzosamente público.

Es legítimo todo aquello que se encuentra fundado en el derecho, en la razón y en el valor. En el derecho la legitimidad se vincula a la legalidad, en orden a la razón y a lo verdadero y en orden al valor a lo bueno.

La teoría política hoy, no puede ser como antaño sólo una teoría del poder, sino una teoría de la autoridad legítima.

Se distinguen tres formas de legitimidad que acompañan al ejercicio del dominio o gobierno: a) la tradicional, basada en la validez por siempre de las tradiciones. b) la carismática, basada en la sumisión en el valor ejemplar de una persona. c) la racional o legal, fundada en la creencia de la legalidad de los reglamentos y el derecho. Las dos primeras son conocidas también como legitimidades de ejercicio y la tercera como legitimidad de origen.

Ahora bien, estas legitimidades son simplemente formales, pues solo caracterizan ciertos rasgos de la legitimidad, pero los principios reales o metapolíticos de la legitimidad son los fines a los cuales se consagran los distintos regímenes políticos.

Considerados desde la teoría política, disciplina sobre la que estamos hablando, estos fines teóricos son tres: el bien común; la seguridad exterior y la concordia interior y prosperidad.

El objeto específico de la política

La política la podemos definir no como el arte de lo posible según afirmó Leibniz y repitieron luego hasta el hartazgo, sino mas bien como el arte de hacer posible lo necesario, como la definió Maurras, entendiendo por necesario aquellas carencias que el hombre tiene para realizar su esencia. Su objeto específico está constituido por el logro de los tres fines mencionados: el bien común; la seguridad exterior y la concordia interior y prosperidad.

De modo general todo lo que obra, y específicamente el hombre, lo hace en busca de un interés o un bien de ahí que el bien tenga razón de causa final. Así el bien o fin final de la política es el logro del bien común. Que puede ser entendido bajos sus múltiples acepciones: eudaimonía o felicidad en Aristóteles, salaz populi en Hobbes, interés común en Rousseau, bien del Estado en Hegel, bien del país en Toqueville o bien público en Freund.

Ciertamente que ese bien común o bien del pueblo consiste en la seguridad, entendida como la protección contra los enemigos exteriores, en la paz interior y en el desarrollo de la riqueza y prosperidad de sus habitantes.

Vemos así como en un primer momento- el de la seguridad exterior- el presupuesto del bien común está condicionado por la relación amigo -enemigo, y en este sentido la tarea de la política consiste en superar esa enemistad y establecer la paz.

El logro de la vida buena, el famoso eu zen griego o la bona vita romana bajo el aspecto de política interior se llama concordia = cum cordis significa, compartir el corazón, sentir de la misma manera. Así como compañero viene de cum panis, que es compartir el pan. La concordia supone la superación de la enemistad interna. Esa concordia interior se funda en la participación en un proyecto común, dado por valores a realizar que en política se entienden como metas o fines.

Vemos como la seguridad y la concordia constituye los dos aspectos de un mismo bien, el fin de la práxis política, entendido como logro del bien común o bien del pueblo. Estos dos aspectos aseguran la paz. Pero como la felicidad supone un mínimo de prosperidad no puede haber paz interior sin prosperidad (trabajo, salud, educación, justicia).

Vemos entonces, como la política, un arte todo de ejecución que intenta hacer posible lo necesario tiene la exigencia, además, de ser eficaz. Esta comunidad de miras e identidad de sentimientos expresados a través de la concordia se concretan en las ideas de Patria y Pueblo, Nación y Estado, con lo que pasamos el tercero y último de los puntos de esta propedéutica a la teoría política.

Patria y Pueblo

La patria como pater = tierra de los padres, nos indica no solo el lugar de nacimiento, que no elegimos, sino además el patrimonio y tradición común, cultural, étnico, lingüístico, religioso que nos signa desde el momento que caemos a la existencia y que nos distingue del resto de los mortales. A la patria está vinculado el país y éste está enraizado con el paisaje, ese espacio geográfico e histórico que nos contiene. De ahí nace nuestro carácter de paisanos.

Así los paisanos, los hijos del país, constituimos un pueblo, esto es, una comunidad de hombres y mujeres unidos por una conciencia común de pertenencia a un mundo de valores(culturales, religiosos , lingüísticos, etc.) pero no necesariamente con una conciencia política común. Los pueblos no deciden como quieren ser, simplemente son, existen. Cuando poseen una conciencia política de lo que quieren ser allí pasamos a la idea de Nación o a ser el pueblo de tal o cual Nación.

Nación y Estado

Brevemente podemos definir a la Nación como proyecto de vida histórico que se da un pueblo cuando se transforma en una comunidad política. Es el pueblo cuando tiene un propósito político decidido.

La idea de proyecto (pro-iectum) significa, como su nombre lo indica, algo tirado, yecto delante, pero al mismo tiempo un proyecto político genuino exige un anclaje en el pasado, éxtasis temporal que el pensamiento progresista rechaza de plano. Pues cuando él se vuelve sobre el pasado lo hace siempre como víctima. La idea de antiguo lo espanta, porque la vanguardia es su método.

En la política hodierna, no sólo hay una incomprensión histórica sino, por lo que acabamos de afirmar, existe una incomprensión funcional de la idea de proyecto.

Pues todo proyecto se piensa genuinamente a partir de una tradición de pensamiento nacional de lo contrario es un producto de la razón ilustrada con lo cual se transforma en una nada de proyecto o en un proyecto inverosímil.

El fin de la política nacional como arquitectónica de nuestra sociedad, tiene que partir de un fundamento metafísico que me dice que la realidad (el ente) es lo que es más lo que puede ser. Es sobre ese poder ser donde debe actuar la política si es tal y no sólo apariencia. Y si actúa sobre lo que puede llegar a ser, debe actuar con pro-yectos y así la política será el principal agente del cambio de la realidad económica, social y cultural. De lo contrario seguirá convalidando y consolidando el statu quo vigente.

En cuanto al Estado definido como la nación jurídicamente organizada, no tiene un ser en sí (Stato fine como pensó el fascismo) sino que existe en y a través de sus aparatos. No es tampoco la máquina para mantener la dominación de una clase sobre otra (como pensó el marxismo-leninismo), sino que es el instrumento que sirve como gestor al gobierno para el logro del bien común, entendido como felicidad del pueblo y grandeza de la nación.

Nota:

(1) Castoriadis, C: Le monde morcelé, París, Seuil, 1990, p.125.- Retoma este autor la distinción entre la política y lo político formulada por el eminente politólogo y jurista Carl Schmitt y desarrollada luego, próximo a nuestros días, en la escuela del realismo político por autores como Julien Freund, Gianfranco Miglio o Michel Maffesoli..

(2) Molina Jerónimo: Julien Freund: lo político y la política, Madrid, Sequitur, 2000, p.34.

(3) Fue Carl Schmitt quien en un trabajo de 1932, El concepto de lo político, realizó la primera caracterización de esta distinción política fundamental. Así sostiene inmediatamente ab initio: "La distinción propiamente política es la distinción entre amigo y enemigo. Ella da a los actos y a los motivos humanos sentido político. Este criterio no se deriva de ningún otro, representa en lo político, lo mismo que la oposición relativamente autónoma del bien y el mal en la moral, lo bello y lo feo en estética, lo útil y lo dañoso en economía".

(*) Filósofo. Centro de Estudios Estratégicos Suramericanos

6 de marzo de 2008

EE.UU y Suramérica

El fantasma de la guerra infinita merodea por Sudamérica
Se debe impedir toda posibilidad de aplicación de las doctrinas de "guerra infinita" y "preventiva" en nuestro subcontinente sudamericano.
Carlos A. Pereyra Mele Analista político. Centro de Estudios Estratégicos Suramericanos (Cees)

Desde la desaparición de la Unión Soviética y su bloque, y tras el triunfo en la primera guerra del golfo en 1991, el presidente norteamericano George Bush padre anunció el Nuevo Orden Mundial. Desde ese momento, la hiperpotencia militar en que se transformó la república imperial norteamericana desarrolló una nueva forma en las relaciones internacionales que se basa en militarizar todo conflicto político. Estados Unidos, unilateralmente y sin oposición, se arrogó la potestad de ser el gran gendarme del mundo. Tras el gravísimo atentado a las Torres Gemelas del 11 de setiembre de 2001, el presidente George Bush hijo dio una vuelta de tuerca mayor a esa política de militarizar todo conflicto político, poniendo en práctica dos doctrinas. Una nueva, la de “guerra infinita”, y otra condenada por las Naciones Unidas tras la Segunda Guerra Mundial, la de “guerra preventiva”. Con esas doctrinas se inicio la invasión de Afganistán y la posterior invasión de Irak, con las consecuencias de destrucción de países enteros y sociedades enfrentadas ente sus componentes que produce una espiral de violencia también infinita. Lo que en rigor de verdad beneficia a esa especie de nuevo keynesianismo del complejo industrial militar de Estados Unidos.

La política exterior norteamericana dirigió su mayor empeño a la conquista de los recursos energéticos a nivel global y, para alcanzar ese objetivo, estableció alianzas y guerras. En ese marco global, el continente sudamericano no tenía gran prioridad. Pero una serie de cambios políticos en la región, que fueron el resultado de la aplicación de las políticas neoliberales que destruyeron sus sociedades, hicieron que éstas buscaran nuevos caminos y trataran de salir del corsé de la deuda externa y la pobreza, a la cual se los condenó a pesar de la enorme riqueza del continente. La situación propició el surgimiento de caudillismos y políticos no tradicionales. La aparición de Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa, quizá los más críticos del sistema, representa su versión más dura. En ese marco se produce el rechazo al plan de Washington de implementar el Área de Libre Comercio de las Américas (Alca), que fue otro traspié. Estos hechos y el incipiente modelo integrador basado en una alianza dificultosa entra Argentina y Brasil con el Mercosur, hacen que la potencia del Norte intente poner en marcha las mencionadas doctrinas de “guerra infinita” y “preventiva” en nuestra zona para garantizarse “su patio trasero”.

Colombia, país clave. Para aplicar estas dos doctrinas, cuenta con un país clave: la República de Colombia, donde implementó el llamado Plan Colombia (proyecto de neto corte militar). Este país sufre una violencia endémica desde hace alrededor de 40 años con una “narcoguerrilla”, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), que “extrañamente” no preconizan la toma del poder, característica básica de todo movimiento guerrillero. La otra parte del conflicto se constituye con la violencia estatal y la paramilitar, que también están vinculadas al negocio de las drogas, y que reciben entrenamiento de mercenarios extranjeros que funcionan con la cobertura legal de agencias de seguridad. En este marco se desarrollo un operativo militar de característica hollywoodense, con información y tecnología estadounidense para eliminar al número dos de las Farc. Para ello se recurrió a bombardear e invadir territorio de la República de Ecuador (“guerra preventiva”) con el visto bueno de la administración Bush, la cual es la principal beneficiaria de la situación planteada actualmente en la región.

¿Por qué? La acción militar unilateral y contraria al derecho internacional ,como lo es invadir y bombardear un territorio extranjero soberano, refuerza y ratifica la alianza (y su dependencia) de Bush con el presidente de Colombia, Álvaro Uribe, quien estaba jaqueado por perder poder al no negociar con la guerrilla y tener un gabinete de parapolíticos. Asimismo, saca de juego al presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, por su injerencia extracontinental en un conflicto no manejado por Estados Unidos (el guerrillero asesinado era el negociador de la liberación de la ex candidata presidencial secuestrada Ingrid Betancourt). Fundamentalmente, esta acción crea el marco propicio para eliminar o desgastar a los sectores más críticos de la política estadounidense en la región, que son el presidente de Ecuador, Rafael Correa, y el de Venezuela, Hugo Chávez, con la amenaza seria del recurso militar (“guerra infinita”).

La gravedad de la situación. No olvidemos que por más crisis económica global causada por la recesión de Estados Unidos y el empantanamiento de las guerras de Afganistán e Irak, la administración Bush mira con buenos ojos iniciar el expediente de un conflicto regional para garantizarse que su patio trasero siga bajo su control. Por ello, los gobiernos soberanos de Sudamérica deben apoyar con firmeza la actitud de la cancillería de Brasil, que por estas horas realiza las gestiones diplomáticas para desactivar la escalada entre los tres países involucrados. También es imprescindible impedir que el conflicto interno colombiano se internacionalice, trascienda sus fronteras y afecte a sus vecinos. Nunca más oportuno el momento para demostrar nuestra voluntad integracionista en el Mercosur y utilizar todas sus herramientas, tanto diplomáticas como políticas, para frenar el conflicto de los últimos días.

Esto pone sobre el tapete que es urgente y necesaria la formación de un consejo de defensa sudamericano que permita la protección de nuestros recursos. Esa es la única forma de consolidar la unión del continente y escapar de la encerrona belicista planificada por los estrategas del neoconservadurismo estadounidense.