Nos mudamos a Dossier Geopolítico

24 de julio de 2006

XXX Cumbre de Presidentes del Mercosur y Paises Asociados

La Cumbre de Córdoba una Nueva Posibilidad para la Unión Suramericana
por Carlos A Pereyra Mele(*)

lo ocurrido en Córdoba ha sido demasiado importante para ser tratado en pocas líneas pero el camino es el correcto y depende de que todos los actores sociales, políticos, intelectuales y económicos nos esforcemos en consolidar este acto en potencia.....

Realmente leer, o escuchar a los “analistas” Políticos de política del País en los principales medios de comunicación masivos, Sobre la XXX Cumbre de Jefes de Estados del MERCOSUR y Asociados, son de un nivel tan pobre que sorprende (con honrosas excepciones), o son intentos de minimizar y confundir ante esta posibilidad de construir una nueva realidad Geopolítica del Continente Suramericano (de Grupos de Poder establecidos), después de casi 200 años de camino independiente pero balcanizados, recostados en seudos nacionalismos de estancia, limitados su alcance hasta donde la vista permita.

Hoy que nuevamente se replantea con fuerza la Unión de la Región, desmintiendo a esos mismos “expertos” que le habían dado certificado de defunción al MERCOSUR hace apenas dos meses. Se limitan a analizar las anécdotas de dos presidentes muy mediáticos como son Castro Ruiz y Chávez Frías, (importantes por la denuncia de la presencia militar de USA en el continente), estos “expertos” solo le dan trascendencia a los kilométricos discursos de Castro o si fueron o no a una cena, parece mas un informe de una revista dedicada al mundillo de la farándula o cholulaje, que se agotan al terminar de leerlas. Pero estos que descubren por ejemplo la Dictadura de Castro Ruiz no tienen la misma apreciación que tiene los capitalistas que si van en masa a la China Comunista a hacer negocios sin preocuparse por los DDHH en ese País. Son los mismos que nos platean la falsa dicotomía de Democracia o Populismos como símbolo de nuestro supuesto atraso con relación a otros Países, acusando a Chávez Frías de Populista para desmerecer sus triunfos electorales con una prensa que le es totalmente y viceralmente opositora.

Pero además solo plantean las lógicas divergencia e intereses de cada País integrante, como que por ello es imposible la Unión en las actuales circunstancias, yo me pregunto en voz alta, divergencia graves no son la del Nafta que permite la libre circulación de los inversiones y traslados de los Capitales entre Canadá, Estados Unidos y México, pero impide la libre circulación de los recursos humanos, y en estos días vemos que EE.UU. construye un muro de Costa a Costa controlados por efectivos militares para que los habitantes de México no puedan ingresar al mercado laboral de USA y el Nafta lleva mas de 10 años de funcionamiento.

O cuando nos hacen el análisis simplistas para demostrarnos que la actual Unión Europea fue un transito aceitado en su gestación y se olvidan que cuando se creo el Mercado Común Europeo firmado por Bonn, Roma y Paris no permitió por imposición Francesa el acceso al mismo de la Gran Bretaña que recién lo hizo en los años setenta, o cuando recientemente cuando se incorpora los países que pertenecieron al ex bloque Soviético, fueron condicionados a no permitir un éxodo de sus habitantes a las regiones mas consolidadas de la Unión Europea para no causar problemas demográficos y económicos.

Hoy por ello, cuando finaliza la XXX reunión de Presidentes de la mayor parte del Continente en la Ciudad de Córdoba. Debemos destacar los logros importante en el arduo camino a metas superiores, como ser que el MERCOSUR con la incorporación de Venezuela se transforme en el eje de la Unión Suramericana, ya que concentra el 75% del Producto Bruto. Que Argentina y Brasil se ratifican en la calidad de locomotora del MERCOSUR, que se planteo de que la Unión supere el ámbito meramente económico hacia estadios superiores, que se da con el reforzamiento de un Parlamento que regule disposiciones para cada uno de sus integrante, y la participación de entidades sociales, esto permitirán un incremento de la Unión, la decisión del Gobierno de Bolivia sumara las reservas de hidrocarburos mas la Venezolanas nos posicionan con mayor fuerza en el mercado mundial. Pero además acordamos nuevos caminos estratégicos a profundizar como son tratados con Países como la India y Sudáfrica y nuevas relaciones con la Unión Europea. El Banco de Desarrollo Suramericano propuesto por Argentina, o el Código Aduanero del MERCOSUR, la implementación del Fondo para la Convergencia Estructural del MERCOSUR (FOCEM), la adopción de la Estrategia para el Crecimiento del Empleo en la región, en definitiva son cuarenta y tres los puntos a “analizar” y no reducir la Cumbre a anécdotas y comentarios intrascendentes.

Como analista Político y especialista en Geopolítica, lo ocurrido en Córdoba ha sido demasiado importante para ser tratado en pocas líneas pero el camino es el correcto y depende de que todos los actores sociales, políticos, intelectuales y económicos nos esforcemos en consolidar este acto en potencia, participando y exigiendo a los gobiernos de turno a profundizar este camino. Y es un deber de los que tenemos estas mismas ideas desde cada uno de nuestros puestos de trabajo, que realicemos un esfuerzo por reforzar esta Unión para el bien de cada Nación y el Futuro Regional en un mundo cada vez más competitivo y organizado en Bloques continentales económicos y políticos.


(*) Lic. Carlos A. Pereyra Mele
Analista Político y Especialista en Geopolítica y Geoestrategia
Fundación CeeS y CIVIS

19 de julio de 2006

La Triple Frontera y el "Eje del Mal"

LA TRIPLE FRONTERA Y EL “EJE DEL MAL”
Por Carlos A. Pereyra Mele

Los seguimientos y análisis sobre la militarización del continente Suramericano que denunciara repetidamente, se van consolidando lamentablemente, cuando el año pasado después de reuniones secretas el Parlamento de Paraguay permitía la instalación de las tropas de Norteamérica en su territorio y el reforzamiento y equipamiento de la base militar de Mariscal Estigarribia, (http://www.rodolfowalsh.org/article.php3?id_article=1243), dijimos sin temor a equivocarnos que todo esto era un plan para controlar la zona y monitorear las fuentes de recursos naturales (Gas, Petróleo y Agua), Plan ya expresado en los papeles de Santa Fe, donde EE.UU. se propone el control planetario tomando como base la lucha antiterrorista. Las desmentidas de los gobiernos involucrados fueron poco creíbles, (de que son tareas humanitarias, etc. etc.).

Hace pocos días redacte un artículo sobre las maniobras antiterrorista ( http://rodolfowalsh.org/article.php3?id_article=2071 ), que fueran organizado y supervisadas por Comando Sur de EE.UU. con la participación de 14 países en Paraguay (lucha anti terrorista). La conclusión a que llegara de que nada de esto es casual y que forma parte de un plan para la región.

Ahora nos informamos que la Cámara de Representantes (Diputado para el caso de Argentina) APROBO, una declaratoria que fue girada al Senado de EE.UU. para que se le ordene al Presidente Bush: "moción republicana que exhorta a Bush a pedir en la OEA la creación de una fuerza tarea antiterrorista en la región". Esto fue denunciado por el Diario Folha de Sao Paulo que dijera lo siguiente:( http://www.rodolfowalsh.org/article.php3?id_article=2105 )

“La Cámara de los Representantes de EEUU, el equivalente local de la Cámara de Diputados brasileños, aprobó una moción para que George W. Bush pida la formación de una fuerza tarea para actuar contra el terrorismo en el hemisferio occidental, especialmente en la zona de la Triple Frontera. La resolución pide además que Bush exija que los países miembros de la Organización de Estados Americanos (OEA) definan a Hezbollah y Hamas como organizaciones terroristas.”

“El blanco de ambos pedidos es Brasil: es el país más citado en las alegaciones de la moción como palco de las supuestas actividades terroristas en la frontera con la Argentina y Paraguay y es el más importante de los países miembros de la OEA que no acepta el concepto de organización terrorista - para el Itamaraty [Ministerio de Relaciones Exteriores brasileño], existen sólo actos terroristas. La moción causó indignación en la embajada de Brasil en Washington y, si es aprobada por el Senado, puede entorpecer la relación entre los dos países.”

Como podemos apreciar el tema sigue un camino lento pero seguro de causar mayores dificultades en las relaciones de los Países integrantes del MERCOSUR. Además todos sabemos que la OEA es una pantalla a esta altura de las relaciones Internacionales de la políticas de EE.UU. para la región, que nos están intentando imponer el famoso “Eje del Mal” aquí nomás en nuestras propias fronteras, ya no en Afganistán, Irak o Corea del Norte, sino que a la vuelta de nuestra casas. a 1.200. Km. de Córdoba , Es hora de oponerse a este plan con firmeza porque de permitir que se desarrolle, las hipótesis de conflictos reales serán muy graves para el destino de nuestros recursos y posibilidades de enfrentar la superpotencia militar global. Creo que debemos alertar a todos los actores involucrados (políticos, sociales y económicos), para frenar esta escalada que recién empieza, primero divulgando y comprendiendo la gravedad de estas políticas y después teniendo una estrategia propia para el beneficio de nuestros pueblos y el sub. Continente Suramericano.

Lic. Carlos Pereyra Mele
CeeS Córdoba
julio 2006

10 de julio de 2006

Maniobras Antiterrorista de USA en Paraguay


Maniobras antiterrorista en Paraguay del comando sur de EE.UU.

Por Carlos A. Pereyra Mele (*)
Córdoba, 10/07/06.-

La información periodística apareció en los segundos planos de los medios de comunicación masivos, y la mayoría de los medios de comunicación, de la Región Suramericana ni ocupo una sola línea. La mayoría de las informaciones son: Democracia versus Populismo, La Seguridad Jurídica para los Inversores extranjeros como un dogma intocable, el Sacro Santo Mercado y la violencia ciudadana que nos atosiga a diario.

Por ello cuando el artículo de Miami Herald o sitios en Internet Informaran: Jefe del Comando Sur de EEUU visita Paraguay (1), o General de EEUU inspecciona triple frontera (2). Para el común de los lectores era una información más y prácticamente en un Mundo donde la Superpotencia se desplaza con total impunidad nos parece normal o que la misma es una simple visita Protocolar de un importante Funcionario del Pentágono a un País.

La realidad es otra muy distinta, si lo analizamos desde el punto de vistas de la Geopolítica Norteamericana que luego del derrumbe de la URSS, tomo la decisión de trasformarse en la única superpotencia militar del globo, y para ello implemento un sistema de bases militares activas y otras semi activas en todo el mundo. Por ello como la región de Continente Suramericano corresponde al Comando Sur con Sede en Miami, se estableció una serie de Bases para el Control y el Monitoreo de este, Aruba y Curazao - Arauca, Larandia y Tres Esquinas en Colombia - Manta en Ecuador - Iquitos y Nanay en Perú y últimamente en Paraguay con la reactivación de la Base de Mariscal Estigarribia. Debo recordar que uno de los Objetivos de este Comando Sur, el sexto es: impedir que los estados renegados apoyen a organizaciones terroristas.

Y como desde el 11 de septiembre EE.UU., hace de la Lucha contra el Terrorismo el eje de su Política Exterior, y para ello dictamina quienes son Estados Renegados o Estados "fallidos", es de mucha importancia analizar los pasos que el Comando Sur da en esta región, este tema de la presencia de tropas norteamericanas en Paraguay, que fue un baldazo de agua fría para los Países vecinos (con Tratados Secretos) y que denunciara en mi articulo: "Base Norteamericana en el corazón del Suramérica" (4), donde destacamos la impunidad total otorgada a las tropas de USA y el monitoreo de estas sobre una zona donde esta una de las reservas mas grande de agua dulce del mundo el "Acuífero Guaraní" (recordemos que la ONU habla de conflictos graves -guerras- por la posesión de ese recurso) (3), el Petróleo y Gas de Bolivia, y lo mas grave, es que permanentemente insisten en que la llamada Triple Frontera es un refugio de Terrorista Internacionales y allí es donde pongo el acento para analizar esta visita.
Para no abundar mas la sobre la información sobre la Denuncia de la Base Militar en de USA en Paraguay que denunciara en abril del 2005 y que recomiendo su lectura (4).

¿Para que visito John Craddock, jefe del Comando Sur a Paraguay? , que fuera recibido por el Vicepresidente de Paraguay Castiglioni y condecorado por el mismo, no por una visita de cortesía diplomática, Primero: presenciar las maniobras finales de "Fuerzas Comando 2006" de las cuales tampoco teníamos noticias oficiales, la ultima semana de Junio, en el cual participaron efectivos militares de 15 países de Sudamérica, Centroamérica y El Caribe. En que se basaron estos ejercicios en la lucha contra el terrorismo, guerrilla urbana, desplazamiento contra francotiradores y, finalmente, una competencia de destrezas físicas y técnicas militares. Además se acordaron la continuación y profundización de estas maniobras y se aumentara la presencia de tropas de especiales de USA en Paraguay que hoy son de 400 efectivos. Fueron invitados 19 Países pero asistieron efectivos militares de 14 Países, debemos destacar que los efectivos de Argentina, Brasil, Bolivia y Venezuela no participaron de estas maniobras. Segundo: visito la zona de la triple Frontera, donde permanentemente funcionarios de la Administración Bush, declaran que es una zona donde el Terrorismo Internacional se financia y organiza, debemos recordar que a pesar de estas declaraciones jamás se pudo comprobar esas declaraciones.
Por supuesto que la versión oficial es totalmente distinta y la misma esta en el sitio del Ministerio de Defensa Paraguayo donde John Craddock, declaro que a USA no le interesa tener una base en Paraguay (5).

Y por ello, alertamos, sobre estas maniobras militares realizadas en nuestra frontera y en el corazón del MERCOSUR y de Suramérica de las cuales hubo escasa información, de que estos hechos profundizan los conflictos y dificultan las relaciones de los Miembros del MERCOSUR, que debemos los especialistas en Geopolítica, Geoestrategia y Defensa, hacer conocer estos temas al común del Ciudadano para impedir que se Militaricen los Problemas Políticos. Y hacer conocer esta opinión a los Gobiernos del Acuerdo Regional MERCOSUR, los cuales deben progresar no solo en acuerdos económicos sino en los aspectos Políticos, Sociales y de Defensa, que permitirá a la Región tener una Estrategia para enfrentar los grandes desafíos de la Globalización, creo que la decisión de los Países mas grande de Suramérica; Argentina y Brasil y también la actitud de Bolivia y Venezuela, de no participar de esta maniobras nos dan la alternativa de que es posible una verdadera y autentica Estrategia Suramericana.
Notas:
(1) http://www.miami.com/mld/elnuevo/news/world/americas/14923657.htm
(2) http://www.jakueke.com/noticia.php?id=2218
(3) http://www.formarse.com.ar/ecologia/acuifero%20guarani.htm
(4) http://www.espacioseuropeos.com/visor.aspx?NewsID=94
(5) http://www.mdn.gov.py/300606.htm
Países Participantes de las maniobras: EE.UU., Colombia, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay.
(*) Secretario de Interior del Centro de Estudios Estratégicos Suramericanos (CEES), Hacia una nueva Estrategia Suramericana.

6 de julio de 2006

La Primera Invasión Inglesa Por Eduardo Di Pascuale

Primera Invasión Inglesa

Los ingleses ante Buenos Aires (18 al 26 de junio).
El 18 de junio se reciben las primeras informaciones de encontrarse buques enemigos en las cercanías de la isla de Flores. Sobremonte no toma otra medida que una relación de los capitanes de milicias sobre el estado de caballos y monturas. Pasan seis días de nerviosa expectativa; el 24 a las cuatro y media de la tarde se avistan navíos de guerra frente a Quilmes; al anochecer, el comandante de Ensenada, capitán de navío Santiago Liniers, entrevé unos buques “alterosos y de poco guinda” que le parecen mercantes holandeses.

Esa noche el virrey celebraba una fiesta familiar epilogada con una función en la Casa de Comedias (la representación de “El sí de las niñas”, de Moratín, ha quedado clásica). Allí le entregan nuevos pliegos de Liniers rectificando que los buques no eran mercantes holandeses sino navíos de guerra ingleses, pues acaban de dispararle unos cañonazos que habría replicado con sus baterías costeras.

Eran las 9 de la noche. Sobremonte se retira a la Fortaleza. Convoca a las milicias urbanas para la mañana siguiente en los cuarteles del Fijo y de Dragones, desocupados por estar los cuerpos en Montevideo. Sube a la azotea de la Fortaleza para “hacer señales a los buques corsarios a fin de que se cobijaran” (esta actitud hizo creer que estuviese en connivencia con los atacantes), ordena que el subinspector de Milicias y Tropas Regladas, Pedro Arze, con las “más aparentes” milicias cubriese el puesto de Quilmes, mientras el teniente-coronel de blandengues, Manuel Gutiérrez, con doscientos de los suyos iría a proteger a Ensenada. Y se va a dormir.
Al amanecer del 25 las milicias de infantería se aglomeran en La Ranchería, cuartel del Fijo, y las de caballería en Las Catalinas, asiento de los dragones: son mil trescientos hombres en cada cuartel, fuerza ponderable si tuviese instrucción y armas. Hacia las nueve de la mañana se presenta la escuadra inglesa, que había cambiado tiros la noche anterior en Ensenada, a la vista de la ciudad y en formación de guerra: en la Fortaleza disparan tres cañonazos en señal de alarma, lo que congrega en la plaza a considerable gente – calculada en mil quinientos entre hombres, viejos y niños – que vivan al rey y piden armas para “defender la Patria” (la patria era la ciudad en la terminología de la época). Sobremonte se muestra en los balcones, y los arenga. Por primera y única vez en su vida es aclamado; dice que “están tomadas todas las providencias”, y los invita a retirarse “a almorzar, que él vigilaría” con su catalejo.

El desembarco (25 de junio).
A las 11 de la mañana del 25 los ingleses, después de recorrer la costa en busca del mejor lugar, empiezan el desembarco en Quilmes. Son veinte botes que van y vienen con soldados uniformados de rojo, cañones, caballos, arreos, pólvora, que depositan trabajosmente en la playa bajo una llovizna fría; un bañado los separa de la barranca. Desde allí un sargento de artillería española con cinco hombres y una de las piezas encargadas de las señales dispara el cañonazo de alarma, conforme a lo convenido, y permanece firme. Tal vez los ingleses creen que hay más tropas ocultas en los espinillos, pues se quedan en la playa, calados y ateridos. Hasta el anochecer dura el desembarco de los 1.635 hombres, con sus implementos.
Arze llega a mediodía a Quilmes con 400 milicianos elegidos entre los más dispuestos y mejor montados, a los que ha agregado cien blandengues, dos cañoncitos de a 4 y un obús de a 6. Toma posición en las barrancas junto al sargento del cañón y no hace nada, nada, en toda la tarde. Mirar, nada más. Los milicianos y blandengues desean cargarse al grupo de ateridos ingleses, que se va engrosando cada vez más, pero el subinspector sólo quiere obrar sobre seguro. Manda pedir refuerzos; y mientras vienen, seguirá esperando.
Llega la noticia del desembarco a Buenos Aires. Sobremonte manda tocar generala a las dos y media de la tarde, y la multitud vuelve a congregarse en la plaza; los milicianos reclaman armas, pero el virrey no se atreve a armar a las milicias, dirá más tarde el cabildo en su informe. Se limita a distribuirlas, desarmadas, en compañías al mando de algunos oficiales veteranos. Sólo más tarde les dará una carabina con cuatro tiros a los de caballería.

“Se tocó la alarma general – dirá Belgrano en su Autobiografía – y conducido del honor volé a la Fortaleza, punto de reunión: allí no había orden ni concierto en cosa alguna como debía suceder en grupos de hombres ignorantes de toda disciplina y sin subordinación alguna. Allí se formaron las compañías y yo fui agregado a una de ellas, avergonzado de ignorar hasta los rudimentos más triviales de la milicia”.

Sobremonte ordena que la caballería vaya al puente de Gálvez (hoy puente Pueyrredón) donde atraviesa el Riachuelo el camino del sur: son 129 hombres de a caballo, la mitad mal armados. El resto de las milicias debe concentrarse en sus cuarteles, a la espera de armas y órdenes. El virrey revista los 129 del puente, a quienes agrega un tren volante de artillería; luego vuelve a la Fortaleza a disponer se saquen los caudales para el interior, conforme a lo previsto, con una escolta de cien blandengues. Como ha cumplido su deber, se va otra vez a dormir.

Combate de Quilmes (26 de junio).
Todo parece una comedia. Los ingleses completan el desembarco al anochecer del 25, pero se quedan en la playa, entre el río y el bañado, empapados por la lluvia. Arze, como fascinado, no se mueve en toda la noche, no obstante que la lluvia hubiese favorecido el ataque. Al amanecer del 26, los ingleses inician lentamente el avance por la tosca húmeda y anegada: cruzan el bañado con el agua por las rodillas arrastrando los cañones. Arze se limita a mirarlos desde su altura. Los invasores se despliegan en orden de combate ante la posición de Arze (“la más bella posible” dirá uno de ellos), y solamente entonces el caballeroso subinspector rompe e1 fuego con los dos cañoncitos y el obús; los ingleses responden con sus schrapnell.
Al oír los disparos, Sobremonte sube con su edecán a la azotea de la Fortaleza. Mira con un catalejo: “los ingleses saldrán bien escarmentados”, asegura satisfecho. No habría tal: estallan los schrcpnell entre los milicianos en el momento de llegar algunos refuerzos que vienen desde el puente de Gálvez: las tropas de Arze y las recién llegadas quedan envueltas por el humo de la metralla y el sub-inspector sólo atina a ordenar retirada. Es una huída general, y Arze, que no será de los más lerdos, amonesta a los reclutas: “¡Yo ordené tocar retirada, y no desordenada fuga!”, para lamentarse a grandes voces: “¡Qué dirán las mujeres de Buenos Aires!”. Eso es el “combate de Quilmes”.
Sobremonte no alcanza a distinguir con su catalejo el alcance del escarmiento. Algo pasa, pero la distancia, neblina y el humo de los cañones le impiden saber qué es. Deja la Fortaleza, va al puente de Gálvez, vuelve, torna nuevamente al puente; nadie sabe nada. Empiezan a llegar los fugitivos; el trémulo subinspector da verbalmente el parte de la derrota: “eran entre cuatro o cinco mil” los enemigos “bien disciplinados y aguerridos”; por eso debió dejarles el campo con los cañoncitos y el obús. “Antes de la oración – asegura a gritos – los tendremos en el puente". A Sobremonte no se le ocurre nada ante el peligro: ni cavar trincheras, ni distribuir a las milicias los 400.000 tiros del parque, que más tarde caerán en poder de los ingleses, ni preparar el Fuerte con sus 35 cañones de a 24. Sólo atina a destruir el puente y poner las embarcaciones amarradas en el Riachuelo en la orilla izquierda, “así los enemigos no pueden usarlas”.
Después, padre y marido ejemplar, piensa en los suyos. Vuelve a la Fortaleza, hace aprontar un carruaje, que con la correspondiente escolta llevará a su esposa, hijas y futuro yerno a la seguridad de la quinta de Monte Castro (Floresta), donde se les habría de reunir el cabeza de familia “una vez agotadas las medidas que requiere el honor”. Se le ha ocurrido una idea: hacer del Fuerte, con sus 35 cañones de a 24 y su sólida construcción de ladrillo, un baluarte. Allí ordenará replegarse a los milicianos del puente, mientras él escribirá al gobernador Ruiz Huidobro, de Montevideo, para que le mande a Monte Castro, con premura, las tropas veteranas acantonadas en la Banda Oriental. Cuando lleguen aplastará a Beresford entre ellas y la Fortaleza. Ordena al coronel José Pérez Brito quedarse en la Fortaleza con “el mando de la ciudad", mientras él operaría desde el exterior.

En ese momento se le acercan los oidores a preguntar noticias y qué deben hacer. Les informa la delegación del mando militar “y el político quedará en las manos V. Mercedes, que se encerrarán aquí (la Fortaleza) para hacer una rigurosa defensa”. Los oidores se miran: ¿el marqués estará en sus cabales? “No dejamos de extrañar – dirán después de la Reconquista – que el virrey... hubiese tratado que el Tribunal se encerrase en el Fuerte para objetos tan extraños a su profesión y conocimientos”.

Brito, alarmado, pregunta: “¿Qué defensa podré hacer yo en el Fuerte?”; ¡Que caigan abajo sus cimientos! responde heroico Sobremonte; “¿Y qué víveres hay para ello?”; “Pues, cuando no haya más remedio podrán hacer VV. (Brito y los oidores) una capitulación honrosa”. Y tomando la puerta: “Señores, las circunstancias apremian”.
No había cobardía en Sobremonte; no la tuvo en toda su carrera, y no se le despierta ahora. Sólo está mareado: él sirve para obedecer pero no atina lo que debe mandarse. A las siete de la noche va nuevamente al puente de Gálvez, que ha sido volado. Echados cuerpo a tierra, en la ribera junto al Riachuelo, están los milicianos de la plaza, a quienes se les ha repartido algunos fusiles pero mezquinado las municiones (los ingleses se incautarán de los 400.000 tiros sin usar). Unos artilleros tienen cañoncitos de a 2. No hay más oficial superior que el asustado Arze, que no deja de infundir ánimo: “¡son muchísimos, y aguerridos los ingleses!”. Sobremonte ordena a los milicianos que deben “replegarse a la Fortaleza”; como nadie se mueve repite la orden a su edecán, que la trasmite en voz fuerte. Se levantan protestas: “¿Cómo se entiende eso de retirarse cuando no se sabe de qué color es el uniforme del enemigo?”, se oye a algunos. “Nadie levante la voz – ordena el edecán –. Pena de la vida a quien no obedezca al señor Virrey”.

“Acción” de Gálvez (27 de junio).
En ese momento – las ocho de la noche – llegan a la otra orilla las primeras avanzadas inglesas, recibidas con fuego de fusilería por los milicianos; los cañones – manejados por veteranos – quedan mudos. Beresford detiene el avance hasta salir el sol, para ver el obstáculo que se interpone. Sobremonte, al tiempo de volver a su carruaje, ordena seguirle a los veteranos y reitera a las milicias la orden de replegarse a la Fortaleza. Hay un momento de esperanza: el virrey irá seguramente al paso Chico a cruzar el Riachuelo y tomar a los ingleses por retaguardia. No hay tal: ha terminado la jornada y el virrey se repliega a dormir a la quinta de Doma en San Telmo.
Al amanecer del 27 ocurre la “acción” del puente de Gálvez. No dura una hora: algunos marineros ingleses han cruzado el Riachuelo a nado y traído las embarcaciones a la orilla derecha; los schrapnell caen sobre los milicianos que se retiran en confusión. Con las barcas los ingleses tienden rápidamente un puente y cruzan el río. Sobremonte desde la azotea del Hospital en lo alto de San Telmo sigue “la acción” con su catalejo. De allí se irá a Monte Grande con su escolta de veteranos, mientras las milicias entran a la ciudad a cumplir la orden de “replegarse a la Fortaleza”.

“Todos disgustados – escribe un testigo – tomamos la calle del bajo (Defensa) dirigiéndonos a la Real Fortaleza confusos y llenos de vergüenza, sin osar levantar la vista, y muchos llorando de pena, dejando en esa forma el paso franco a un enemigo débil”.

La rendición (27 de junio).
Los milicianos entran en la Fortaleza. Pérez Brito consulta con los oidores al saber la “acción” de Gálvez. Hay que rendirse, para evitar sufrimientos a la ciudad; por supuesto deben cumplirse formalidades, redactar una capitulación con “todos los honores”, etc., firmada por el virrey. Pero ir al Monte de Castro es correr el riesgo de toparse con los ingleses “que ya se vienen”. Deliberan toda la mañana los oidores con Pérez Brito y algunos vecinos; nadie sabe los trámites de una rendición. Mientras tratan de informarse, mandan un parlamentario al general inglés a pedirle “detenga su marcha hasta tener listos los preparativos de la capitulación”. El enviado se encuentra en el camino con un oficial inglés, Ensigh Gordon, que viene en nombre de Beresford; lo acompaña a la Fortaleza y gentilmente le sirve de intérprete. ¿Cómo se hace una rendición? Afortunadamente Juan Larrea trae de su casa un libro de arte militar con un modelo de capitulación. Las formalidades han quedado salvadas: Pérez Brito copia la “capitulación” acomodándola a las circunstancias – no olvida poner lo de “todos los honores” (¿no les recuerda a algo? – piensen; Menéndez- Malvinas)–, la firma en nombre de la “Junta de Guerra”; Gordon la llevará a Beresford. Es la una y media de la tarde.
Una hora después vuelve Gordon con el documento tan trabajosamente logrado: Beresford no quiere recibirlo “porque no es hora de capitulaciones”. Él, como vencedor, impondrá las condiciones de la rendición; pero sólo después de entregarle “los caudales del Rey y cualquier otro que hubiese de la Real Hacienda”, haciendo responsable a la “junta de guerra” si hubiesen sido ocultados. Se miran los oficiosos capitulados: “¿Dónde están los caudales?'’. Alguien se comide a ir al Monte de Castro a pedirlos al virrey. Y ¿los “honores de guerra”?: Los concede el oficial inglés : los milicianos que están en el Fuerte, con la “junta de guerra” a la cabeza, podrán salir con banderas desplegadas y redoblar de tambores a depositar sus armas a los pies del vencedor.
A las tres de la tarde los primeros ingleses entran por la calle Defensa a la plaza Mayor. Tras cruzar bajo el arco de la Recoba, a manera de arco de triunfo, forman alineados en la plaza. A las cuatro, Beresford llega a la Fortaleza. Con disgusto, los oidores y Pérez Brito han debido pasarse sin la salida “con honores” y la entrega de las armas, porque los milicianos han roto sus fusiles y se han ido sin ceremonias por la puerta trasera, llamada “de socorro”.
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LA TILINGUERÍA
El pueblo recibió con estupor y silencio la ocupación extranjera. Por las calles desiertas pocos transitaban; apenas si los proveedores – ahora mudos – de agua y carne. Sin embargo, la ciudad “estaría con los ingleses” le había dicho Miranda a Popham, informado Wayn en la ciudad del Cabo y confirmado White y O’Gormann. Era cierto, pero en parte. Los oficiales alojados en casas “principales” recibieron un trato amistoso; las mercaderías inglesas se agotaban en la calle de las tiendas: Mariquita Sánchez de Velazco, casada desde el año anterior con el capitán del puerto Martín Jacobo Thompson, se mostrará entusiasmada con los ingleses que han traído jabones “de olor”.
Beresford quiere cumplir las instrucciones de Baird. Nada de independencia a lo Popham o Miranda. Ordena un juramento de lealtad a Su Majestad Británica que prestarían obligatoriamente los empleados civiles, eclesiásticos y militares, y voluntariamente el pueblo. En esos momentos el brigadier vive la embriaguez de su triunfo: el 16 de julio escribe a Castlereagh, que “la satisfacción del pueblo va creciendo día a día”, y la atribuye al juramento de lealtad del clero. Pues en el gran salón del trono de la Fortaleza, donde un retrato de Jorge III con casaca encarnada ha sustituído el de Carlos IV con chupona azul que colgaba días antes, el clero con el obispo a la cabeza han jurado al nuevo soberano; sólo está ausente el superior de los bethlemitas del Hospital que ha preferido la cesantía a negar su rey.

El prior de los domínicos – fray Gregorio Torres – además de jurar pasaría una deplorable carta: “La pérdida del gobierno en que se ha formado un pueblo suele ser... muchas veces el principio de su gloria...
La suavidad del gobierno inglés y las sublimes cualidades de V. E. (Beresford) hacen esperarlo... La religión nos manda respetar las autoridades seculares y nos prohíbe maquinar contra ellas, sea la que fuere su fe, y si algún fanático o ignorante atentase temerariamente contra verdades tan provechosas, merecerá la pena de los traidores a la Patria y al Evangelio”.

Después presta juramento el cabildo en pleno, los funcionarios, y los oficiales de las tropas veteranas. También el consulado, notándose la ausencia de su secretario Manuel Belgrano que ha preferido irse a su estancia de Mercedes, Banda Oriental. No acude la audiencia, por entender que sus funciones emanan del rey de España, y no puede prestar juramento a otro; no se reunirá durante la ocupación británica a distribuir justicia invocando un nombre que no es el de Carlos IV. Fallan los “voluntarios”, pues sólo acuden cuarenta y ocho “comerciantes que hablaban inglés – asegura Popham –, habían hecho negocios con nosotros bajo colores neutrales, e iban por la cuenta que les tenía, pidiendo que sus nombres se mantuvieran ocultos para evitar represalias”.
Sin embargo, no todo era conformismo. El mayor Gillespie, que come en la posada de los Tres Reyes, ve la indignación de la muchacha obligada a servirle, que finalmente se descarga en una mesa de nativos : “Desearía, caballeros, que nos hubiesen informado de sus cobardes intenciones de rendir Buenos Aires... de haberlo sabido, nosotras las mujeres nos habríamos levantado unánimemente y rechazado a los invasores a pedradas”. Los esclavos se muestran altaneros, y motivaron el único decreto enérgico de Beresford: “los negros y mulatos esclavos” deberán obedecer a sus amos bajo severas penas.
La resistencia.
Un catalán, José Fornaguera, será el primero en planear la reconquista al día siguiente de la entrada de los ingleses. Su plan es tremendo: entrará una noche con un grupo de conjurados a La Ranchería y pasará a cuchillo a los ingleses, mientras otros grupos harán lo mismo en los “puestos”. Los de Beresford en la Fortaleza no tendrían más remedio que rendirse. Martín de Álzaga, el fuerte comerciante español, oye con seriedad el plan de Fornaguera y acepta financiarlo. Habría que buscar 700 u 800 voluntarios de buenos cuchillos y nervios templados. Otros dos catalanes – Felipe Sentenach y Gerardo Esteve y Llach – mejoran el proyecto: deberían traerse 1.000 veteranos de Montevideo aprovechando un tiempo de bajamar en que los pesados navíos ingleses no pudieran acercarse a la ribera; con cañoneras destacadas desde Montevideo bombardear la Fortaleza; volar con minas las defensas de ésta y el cuartel de la Ranchería; concentrar cerca de Olivos (donde desembarcarían los de Montevideo) 500 hombres decididos para auxiliar la marcha; formar un “ejército invisible” dentro de la ciudad que ayudase la múltiple acción.
Álzaga se pone a la cabeza de los trabajos. Pese a las órdenes de Beresford, no todas las armas de fuego han sido entregadas, y una comisión se encarga de recogerlas y depositarlas en casa del comerciante Santos Incháurregui. Se alquila una quinta en Perdriel, cerca de Olivos, para instruir la gente, pagándoles un jornal de 4 y medio reales por el trabajo perdido; se alquilan casas cerca de La Ranchería y frente al Fuerte, donde se inician las excavaciones de las minas; se reclutan los voluntarios para el “ejército invisible” por un sistema de células: cada conjurado reúne a cinco, y éstos a otros cinco. Era necesario trabajar así porque Beresford contaba con delatores.
Bajo la nariz de Beresford – dirá Ferns – se organizan guerrillas urbanas, valiéndose de las disposiciones de las casas de Buenos Aires, con sus azoteas y calles rectas, para hacer de cada una de ellas una fortaleza”. A las reuniones con Álzaga y Sentenach concurren Juan Martín de Pueyrredón y Santiago Liniers. El primero, joven de fortuna y resuelto, se había ido a Montevideo después de la toma de Buenos Aires a hablar con Ruiz Huidobro, quien le aconsejó “formar guerrillas” con los peones y vecinos de su quinta en San Isidro: lo había empezado a hacer, independientes de las reunidas en Perdriel. Estos gauchos sin uniforme, sin armas de fuego, sin instrucción, pero decididos y valerosos, serán los “húsares de Pueyrredón”.

Liniers.
El otro acaba de llegar de Ensenada, donde era comandante del fuerte. Era un francés de 53 años (“¡algo tarde para desposarse con la gloria!” comenta Groussac) que tenía el grado de capitán de navío, y tras una existencia azarosa estaba anclado en el río de la Plata.

Santiago Liniers y Bremond había nacido en Niort, en la Vendée, en 1753. Hizo sus estudios en Malta, donde fue caballero de su “Orden Soberana”. En 1775 se incorporó a la flota española en guerra contra los argelinos, que después de una infausta acción formarán el grueso traído por Cevallos al Río de la Plata. Con Cevallos llegó Liniers a América, y combatió en Santa Catalina y Colonia. Después volverá a Europa: incorporado definitivamente a la marina española toma parte en la guerra contra los ingleses de 1781, y su comportamiento en la toma de Mahon le vale el ascenso a teniente; en 1788 es destinado nuevamente al Río de la Plata, de donde no saldrá más. Se casa en segundas nupcias con la hija del acaudalado comerciante Martín de Sarratea, gerente de la Compañía de Filipinas, y vegeta oscuramente en el servicio activo como comandante de la flotilla del río. Durante un breve intervalo será gobernador de Misiones (1802-1804), luego vuelve a la escuadrilla fluvial. Sobremonte lo acababa de hacer jefe del fortín de Ensenada.

Fuera de unos tiros intercambiados en Ensenada al anochecer del 24, no había luchado contra los invasores. Quedó traspapelado en su fortín, mientras Beresford ocupaba Buenos Aires. La capitulación no le comprende (porque no es español ni nacido en la tierra) y gestiona de la influyente Anita Perichon, la mujer de O’Gormann, un pasaporte para venir a Buenos Aires “a ver a su familia”. Está en Buenos Aires la noche del viernes 29, dos días después de la rendición. Según dirá luego, no tuvo intenciones de conspirar, hasta que una situación de carácter religioso lo decidió.

El domingo 1 de julio ha ido, como todas las fiestas de guardar, a la misa mayor de Santo Domingo. Era devoto, como buen vendeano, de la Virgen del Rosario. Con pesadumbre no ve expuesto al Santísimo Sacramento y atribulado oye cantar la misa sin manifiesto Supone esa “frialdad y decadencia” por la toma de la ciudad, y hace voto a la Virgen del Rosario de cooperar a su rescate.

Se pone en contacto con Álzaga y participa de sus planes. Se le encomienda ir a Montevideo a informar los trabajos y cooperar con Ruiz Huidobro. Al anochecer del lunes 9 toma un lanchón en el Tigre y por los riachos del delta (el camino obligado para no topar con ingleses) llega a Colonia. El 16 está en Montevideo; la “junta de guerra” reunida por Huidobro había resuelto el 11 de julio poner la mayor parte de las fuerzas veteranas en Colonia para cruzar a la banda occidental; Montevideo no corría peligro por lo exiguo de los invasores que apenas bastaban a mantener Buenos Aires. El plan había sido tomado de acuerdo con Álzaga y Sentenach: ir con cañoneras ligeras contra los navíos ingleses, pesados y de difícil maniobra en el río, mientras fuerzas veteranas al mando de Ruiz Huidobro desembarcarían en Olivos y atacarían por tierra. Pero el 18 les cae a los montevideanos un balde de agua fría: reciben un oficio de Sobremonte, fechado el 1 en Cañada de la Cruz, que ordena mandar la tropa veterana a Cruz Alta en Córdoba, donde el virrey concentraría las fuerzas reconquistadoras. Obedecer sería el fracaso del plan; desobedecer al virrey era gravísimo. Pero Liniers está allí, y se encuentra la solución: darle 500 hombres elegidos (que el capitán de navío cree suficientes ) con sus municiones y medios de transporte a Olivos, que a su juicio bastarían para batir a los ingleses con la cooperación de lo preparado en Buenos Aires por Álzaga. Así no habría “expedición oficial”; sólo una aventura que dejaría a salvo la subordinación de Ruiz Huidobro. Se acepta con alborozo, Ruiz Huidobro el primero, contento de no agravar con el cruce del río “una enfermedad de cuatro meses” que padecía.

La expedición.
Liniers revista las tropas: 370 veteranos (250 (dragones, 50 blandengues porteños, 70 granaderos) y 250 milicianos (150 de las milicias montevideanas y 100 miñones catalanes, mandados por Bofarull). En total 620, algunos más de los pedidos.

Los miñones (también llamarlos “migueletes”) eran un cuerpo ligero aragonés. Los catalanes de Bofarull tomaron el nombre como símbolo de juventud y alegría.

Con ellos sale Liniers de Montevideo. En Colonia se le agregan una compañía de artilleros (comandante Agustini), y dos de milicias de caballería de Colonia. Ya son 900 (528 veteranos y 372 milicianos). Todavía se sumarán 73 marineros del corsario El Dromedario de Mordeille y 300 de la escuadrilla fluvial mandada por Juan Gutiérrez de la Concha que llegaron desde el delta. Mil trescientos en total; más que suficientes para hacer de chispa en el polvorín preparado por Álzaga en Buenos Aires.
El 31 de julio Liniers está en Colonia, donde también – gracias a una tremenda sudestada que inmoviliza a los buques ingleses – se encuentra la escuadrilla de lanchones y balleneras que habrían de transportarlo con los suyos.

La “sudestada’.
La gran condición de Liniers, quizá su sola virtud profesional, era ser un práctico del río: dieciocho años llevaba navegándolo y conocía todos sus canales, bancos, corrientes y tormentas. Popham era un excelente marino y los ingleses a su mando los mejores marineros del mundo; pero Liniers demostró ser un baqueano del Plata que era lo que importaba en ese momento. Poco antes de llegar a Colonia ha empezado a soplar viento sudeste, y Liniers sabe lo que es una sudestada de invierno en el río: un temporal de varios días, viento que sopla con furia contra la corriente, olas que rompen. Popham habría navegado todos los mares, y tomado o corrido tormentas mayores; pero en ninguna parte encontrado la pertinacia de la sudestada rioplatense que no puede navegar ningún profano del río por buen marino que fuese. Mientras soplase el sudeste, el inglés no osaría levar anclas. Popham, sabedor – ¡y cuándo no! – de los planes de la junta de guerra montevideana, había bloqueado Colonia para no dejar salir un balandro. Liniers esperó que la sudestada llegase al máximo (lo que ocurrió a los cinco días) para filtrarse impunemente la noche del 3 de agosto entre los anclados navíos del comodoro inglés.

En Buenos Aires. Perdriel (1 de agosto).
Mientras tanto Sentenach v los suyos cavan las minas, que no hubo necesidad de usar porque las cosas se precipitaron, y Álzaga adiestra el “ejército invisible” en la impunidad de las casas alquiladas a ese objeto. Beresford es informado por un comisario de apellido González, de las reuniones de Perdriel, donde habían sido llevadas las armas que estaban en casa de Incháurregui. Manda una columna a desbaratarlas e incautarse del armamento. Una pequeña parte (apenas ochenta y tres) hacen frente con coraje; los acompaña Pueyrredón con sus “húsares”, venido gallardamente de San Isidro al oír los primeros tiros. Aunque el triunfo corresponde en definitiva a la columna inglesa, ésta tendrá 20 muertos y 10 heridos, contra 3 muertos y 4 heridos de los vencidos, lo que era un precio excesivo para apoderarse de unos cañoncitos y fusiles y hacer cinco prisioneros.

Pueyrredón se embarca en el Tigre, y encuentra a Liniers en Colonia. Este lo devolvió a la banda occidental encargándole que reuniese los dispersos de Perdriel y preparase el alojamiento y aprovisionamiento de los libertadores.

La Reconquista.
La sudestada llegó a su máximo la tarde del 3. Liniers orden6 el embarque: la tormenta era tan fuerte que cinco lanchas cañoneras se fueron a pique. Los navíos ingleses están anclados impotentes, frente a Colonia; la flotilla se cuela entre ellos sin que la tormenta los dejase percibir; hubo uno que extraviado el rumbo, y temeroso del oleaje, ancló en la oscuridad cerca de la isla San Gabriel y al salir la luna se encontró a metros de una fragata enemiga. Liniers sabe por dónde tomar y cómo conducir: hace lentamente el cruce la noche del 3 y el día y la noche del 4. La furia de las olas no permitirá el desembarco en Olivos como se había convenido, y debe internarse en el Luján para tomar tierra en el riacho Las Conchas a la altura de Tigre. Es la madrugada del 5. De allí va a San Isidro, donde acampa por la tarde entre las aclamaciones del pueblo. La tormenta sigue con violencia y por lo tanto no puede esperar el bombardeo de las cañoneras que debieron quedar en Colonia (cinco se habían ido a pique). Los dos días siguientes los pasa Liniers inmovilizado; se le incorporan los dispersos de Perdriel, los húsares de Pueyrredón y muchos voluntarios. El 8 reanuda la marcha; la tarde del 9 está en la Chacarita de los Colegiales; el 10 en los corrales de Miserere; de allí manda a su ayudante, Hilarión de la Quintana, con una intimación a Beresford.
El general inglés al saber el desembarco ha reunido al consejo de sus oficiales. Propone salir al campo a batir a Liniers, donde la superioridad de sus fuerzas y armas le daban ventaja, pero la tormenta dificultaría llevar los cañones y el plan se desechó. Sólo quedaba resistir en la ciudad, donde las posibilidades estaban de parte de los nativos. Se resuelve que 200 hombres cuiden el “parque” en Retiro, 300 cubran la plaza Mayor, se erice de cañones la Recoba Vieja, la Nueva (calle Hipólito Yrigoyen) y los portales del Cabildo. Si eran desalojados harían resistencia en la Fortaleza. Era un plan desesperado, pero el único posible.

Hilarión de la Quintana llega el 10 a las 11 de la mañana al Fuerte con la intimación a Beresford “que debería contestar dentro de quince minutos”. Como el general inglés no pudo atenderlo en ese plazo, Quintana se retiró sin entregar la intimación. Pero Liniers lo hizo volver a las 4 de la tarde: entregó la intimación y Beresford respondió “que resistiría mientras se lo aconsejase la prudencia”.

Ya Liniers tenía más de 3.000 hombres; entre ellos los reunidos por Álzaga que eran 600, perfectamente armados. Han llegado gentes de las orillas, a caballo o a pie, armados de viejos trabucos o de chuzas improvisadas; hasta niños, destinados a servicios auxiliares (con ellos Juan Manuel de Rosas, de 13 años, enviado a servir un cañón). Con ese ejército va al Retiro donde está el “parque” con armas y municiones; es una marcha difícil por caminos imposibilitados por la lluvia, pero los orilleros – hombres y mujeres – ayudaron a empujar los cañones. Al llegar al Retiro al anochecer del 10, los miñones de Bofarull cargaron entusiasmados a la bayoneta “a paso de carrera” y desalojan los 200 ingleses.
El 11 prepara Liniers la jornada decisiva. Monta los cañones y dispone la defensa contra la escuadra enemiga, hasta ese momento inmovilizada frente a Colonia, pero que podía llegar apenas el sudeste amainara. Una compañía del Fijo, donde está el joven salteño Martín Miguel de Güemes, futuro caudillo de su provincia, toma una cañonera inglesa varada en el río.

EI primitivo plan de atacar con cañoneras al Fuerte no pudo cumplirse debido a que la tormenta y el fuerte oleaje dificultaban las maniobras.

Se fija el mediodía del 12 para el ataque a la plaza Mayor. La columna de la izquierda al mando de Liniers entraría por la calle San Martín (desde entonces llamada de la Reconquista), la del centro mandada por Gutiérrez de la Concha por Santísima Trinidad (la actual San Martín), en la derecha, por la calle “del Correo” o San Pedro (Florida) iría el grueso con el coronel de dragones Agustín de Pinedo, que se dividiría en fracciones al llegar a la calle de las Torres (Rivadavia) y atacaría la plaza por las bocacalles del oeste. Un incidente precipita la operación: los arriesgados miñones se adelantan a observar por la calle de la Santísima Trinidad y se trenzan con una partida de ingleses. Piden ayuda y van los hombres de Sentenach; vienen a su vez más ingleses en socorro de los suyos. Un momento después se está en plena batalla. Por cinco calles (25 de Mayo, Reconquista, San Martín, Rivadavia e Hipólito Irigoyen) la plaza es atacada simultáneamente por Liniers, mientras el ejército “invisible” establece cantones en las casas alquiladas junto a la Ranchería y frente a la Fortaleza. Los primeros ingleses en ceder serán los del pórtico de la Catedral; los seguirán los de la Recoba Nueva. Desde el arco central de la Recoba Vieja, donde ha tomado posiciones el 71º, Beresford, espada en mano y en cabeza, dirige el combate. Liniers llega por Reconquista atravesado el uniforme por tres balazos; a su lado cae su ayudante, Fantín. Una multitud vociferante y desordenada llena la plaza: ¿tres mil'? ¿tres mil quinientos‘? No se sabrá con precisión; hay uniformados, milicianos sin uniforme, gentes de pueblo, mujeres, niños; muchos desarmados, otros con fusiles que no se sabe dónde encontraron. Algunos, que no pierden la disciplina en el tumulto, emplazan cañones; los más se lanzan a la carrera contra la Recoba Vieja para caer por los tiros de los ingleses. Si consiguen alcanzar algún invasor lo despenan con las manos.

Aquí ocurre el episodio de Manuela Pedraza, “la tucumanesa” (así la llama Liniers), mujer de un cabo de asamblea: entró a la plaza con su marido, mató con sus manos al primer inglés que tuvo al alcance, y apoderándose de su fusil siguió la lucha entre los “tiradores”. Liniers la recomendó al rey, y Carlos IV la hizo subteniente de infantería con uso de uniforme y goce de sueldo.

Beresford, que se ve tiroteado de todas partes, ordena el repliegue con el clásico gesto de cruzar la espada sobre el brazo izquierdo. Los sobrevivientes del 71º entran a la Fortaleza; el último en hacerlo será el gallardo brigadier, levantándose enseguida el puente levadizo. La muchedumbre se aglomera contra las murallas; los sirvientes de cañones y obuses los emplazan en la Recoba Vieja, y los artilleros disparan; los corsarios de Mordeille traen escalas que apoyan en la muralla para tomar el edificio al abordaje. En lo alto del mástil se iza una bandera de parlamento, pero pocos entienden su significado. Liniers – que está junto al Cabildo – destaca a Quintana a hablar con Beresford; el edecán debe abrirse camino entre la multitud con la bandera blanca en la mano y un soldado que toca el tambor. Se baja el puente levadizo para que entre el parlamentario; la muchedumbre intenta precipitarse por él, costando esfuerzos – y tiros – contenerla. Beresford propone retirarse con la tropa a los buques; pero Quintana exige la rendición “a discreción” que el inglés no tiene más remedio que aceptar: irá con Quintana a disponer con Liniers la salida de la tropa. Como los disparos de obuses siguen, y algunos corsarios suben por las escalas, Quintana se asoma a la muralla a imponerse. Beresford ordena arriar la bandera inglesa e iza la española en lo alto del mástil de la Fortaleza. Una aclamación la saluda.
Sale Beresford acompañado de Quintana y Mordeille (que había
subido por una escala) : “¡Pena de la vida al que insulte al general inglés!”. La multitud le abre camino; una tensa expectación ha sucedido al griterío. Beresford, descubierta la cabeza y sin espada (la ha entregado a Mordeille), llega ante Liniers que lo espera bajo un arco del cabildo. El Reconquistador se adelanta y abraza al brigadier enemigo; en francés lo felicita por su valerosa defensa; también le devuelve la espada. Le dice que los ingleses debido a su valentía saldrán del Fuerte “con todos los honores” yendo a depositar las armas frente al cabildo. Beresford quedará prisionero para ser canjeado por el virrey del Perú, a quien se supone en poder de los ingleses; los oficiales y la tropa, hasta nueva disposición, estarían en libertad bajo palabra. Vuelve Beresford a la Fortaleza, y sale con los oficiales, los sobrevivientes del 71º y el batallón Santa Helena con sus banderas y guiones desplegados y al compás de los redobles de sus tambores. Pasan entre una doble calle silenciosa y dejan las banderas y las armas a los pies de Liniers.
En la plaza hay tendidos cuatrocientos ingleses entre muertos y heridos, y un número aproximado o superior de criollos. Son las tres de la tarde del 12 de agosto de 1806

5 de julio de 2006

Güemes y las Invasiones Inglesas

Martín Güemes

En el espacio regional que comprende el Virreinato del Río de la Plata (creado en l776); en el territorio de la Intendencia de Salta del Tucumán (constituida en l783); en el seno de una familia ligada al poder borbónico español, el 8 de Febrero de l785, nace Martín Miguel Juan de la Mata de Güemes. Su padre, don Gabriel de Güemes Montero, es el Tesorero de Real Hacienda de la Intendencia; su madre, Magdalena de Goyechea y la Corte, es chozna del fundador de Jujuy: Francisco de Argañaraz y Murguía. El Martín Miguel le viene de su abuelo el militar español Don Martín Miguel de Goyechea. Juan de Mata es el nombre del Santo del día de su nacimiento. Su maestro, es el jurisconsulto Manuel Antonio de Castro, creador de la Academia de Jurisprudencia de Buenos Aires, primer periodista salteño (Director de La Gaceta, el Observador Americano, y otros periódicos), Gobernador de Córdoba (1817 - 1819), Presidente del Congreso Constituyente de 1826. Amigo personal del Gral Manuel Belgrano, y maestro de Dalmacio Vélez Sarsfield.
Su horizonte geocultural abarca las actuales repúblicas hermanas de Argentina, Bolivia, Paraguay, Uruguay, norte de Chile y sur del Brasil. El actual noroeste argentino, y el sur de Bolivia, ubicados en el centro del Virreinato, eran la región bisagra con el Potosí, rica región argentífera, cuya extremidad norte (el Alto Perú, actual Bolivia) se extendía hasta el río Desaguadero, límite del Virreinato del Río de la Plata con el del Perú o sea el Bajo Perú. Aquella realidad política, social y económica, es la que contiene el pensamiento y la acción integradora regional del conductor de la guerra de milicias gauchas.

Sus primeras luchas: 1806

Desde l797 en que ingresa al regimiento Fijo acantonado en la Intendencia de Salta del Tucumán (a los 13 años), hasta su muerte en l82l (a los 36 años) General en Jefe del Ejército de Observación sobre el Perú, asciende por méritos en la carrera militar (...) Por mis merecimientos y servicios, no he recabado papeles, ni solicitado premios, ni distinciones, pues hasta el tratamiento de Cnel Graduado que me da V.E, me avergüenza, porque nunca he deseado ser vano, sino bueno, un soldado de la Patria y un ciudadano honrado.”. (Güemes al Director Interino del Estado Alvarez Thomas en 1815). En Buenos Aires, capital del entonces Virreinato del Río de la Plata, controló el contrabando en las costas del Paraná en las cercanías del puerto "Las Conchas", por estas acciones es condecorado por Carlos III, monarca español. Durante la defensa, reconquista y campaña de la Banda Oriental, contra el invasor inglés, lucha en procura de preservar nuestra frontera atlántica, que nos separa de las ambiciones Imperiales.
El l2 de Agosto de l806 al mando de un puñado de húsares, toma una fragata inglesa: "El Justina", varada ante una súbita bajante de las aguas del Río de la Plata. El lugar de los hechos: la zona de Retiro, en donde hoy se alza la "torre de los ingleses", y cuya veleta (curiosamente un velero) rumbea con los vientos de olvido que aventó el Imperio Inglés ante la humillación de l806-l807.

Bicentenario de las Invasiones Inglesas

Bicentenario de Las Invasiones Inglesas.
Por José Luís Muñoz Azpiri (h)

"No hay un solo ejemplo en la historia que pueda igualar a lo
ocurrido en Buenos Aires, donde, sin exageración, todos sus
habitantes, libres o esclavos, combatieron con una pertinacia que no
podía esperarse ni del entusiasmo religioso o patriótico, ni del odio
más inveterado e implacable (...) América del sur no será nunca
conquistada por Inglaterra, porque sus habitantes nos profesan un
rencor increíble."
General J. Whitelocke (testimonio de su defensa ante el Consejo de
Guerra)

"Jamás había podido creer que hubieran podido ser tan
implacablemente hostiles, como por cierto lo eran. Excepto un
contrabandista que era, según creo, portugués de nacimiento, no creo
que haya habido un solo hombre realmente adicto a la causa británica
en la América española"
General L. Gower (lugarteniente de Whitelocke)

Los jefes británicos no exageraban; Buenos Aires había
reconquistado su soberanía en 1806 y1807 a un precio superior a las
2.000 bajas, casi el 4 por ciento de su población total. Era el
epílogo de casi tres siglos de abiertas hostilidades entre España y
Gran Bretaña, que si en Europa conocieron algunos períodos de
tranquilidad, en América no se los vislumbró desde los albores de la
Conquista.

Frente a la ejemplaridad anglosajona, España fue durante cinco
siglos la gran ausente en los campos del saber, la virtud y la
belleza. Durante cinco siglos, hasta hoy, pues si Toynbee desconoce
su significación en la obra occidental de la cultura, la Universidad
de Harvard, en la edición de sus Clásicos, sólo incluye el nombre de
Cervantes por resultar excesiva su omisión. Mas si España no existe
en la perspectiva histórica anglosajona es porque representa cuanto
ellos detestan: del catolicismo y Felipe II a la delantera en la
carrera moderna de los imperios; del monopolio comercial a la comida
que no les cae bien en el estómago; de la siesta a las corridas de
toros. Entre las naciones del occidente europeo España encarna sus
contravalores, pues frente a las virtudes puritanas de templanza,
tolerancia, libertad y amor al trabajo ¿qué tiene que hacer España,
salvo avergonzarse de su pasado y confiar en el milagro de su
regeneración? "La leyenda negra del despotismo, duplicidad y crueldad
española - escribe Arthur P. Whitaker -, creó un prejuicio muy
extendido hacia los hispanoamericanos que eran, y así se hacía notar,
tan españoles como americanos, mayoritariamente católicos como
protestante era el pueblo de Estados Unidos, y eso en tiempos en que
los protestantes norteamericanos consideraban al catolicismo romano y
al oscurantismo como conceptos virtualmente sinónimos.

Durante los siglos XVII y XVIII, por no decir que también en el siglo
XX y en el actual, los angloamericanos fundaron su versión sobre
España y su colonización americana en los libros de Las Casas,
Daverant, Marmontel, Robinson, Raynal, Voltaire y Rosseau, verdaderas
aguas fuertes al rojo y negro sobre su presencia en el Nuevo Mundo,
así como los españoles pudieron fundar la suya en la persecución de
los cuáqueros disidentes, flagelados y marcados a hierro en
Massachussets entre 1656 y 1662; en los pillajes y crímenes que
sufrieron los pieles rojas, o en las 32 infelices histéricas que
fueron quemadas vivas en Salem, acusadas de practicar brujería. Claro
que la historia no puede analizarse en esa perspectiva, fuera de
contexto y bajo los efectos de prejuicios totales y medias verdades,
mas en esa forma la escribieron ellos, y su versión prevalece
desgraciadamente. Versión fundada en enemistad, tan arraigada que
mejor le cuadra el nombre de odio histórico.

De una comedia inglesa - Dick of Devonshire - escrita en 1625,
Philip Powell reproduce un texto revelador: "Jamás podría yo
descubrir de qué raíz comenzó a engendrarse el grande y fecundo árbol
del odio de España hacia nosotros y de nosotros hacia España". Como
recurso poético la duda puede pasar, más históricamente la raíz del
odio fue religiosa, política y comercial, todo ello en el marco de la
contrarreforma española y la lucha por la supremacía marítima y
colonial. Es un hecho que la derrota de la Armada Invencible, en
1588, produjo un viraje radical en la historia de occidente,
consagrando las instituciones inglesas y degradando las españolas por
los siguientes 500 años. Junto a los arrecifes ingleses naufragaron
no solo las naves de Felipe II sino toda una Weltanschauung.
Maltrechos los conceptos religiosos, personales y sociales de la vida
a la manera de los españoles, era natural que todavía en el siglo XIX
se hablara en Estados Unidos de la "unión perversa de tres plagas"
para cargar el acento sobre la Iglesia Católica, "autora de la
matanza de los inofensivos albigenses, de la masacre de San Bartolomé
y de la destrucción de los inofensivos naturales de la América del
Sur", víctimas del fanatismo y la crueldad. Fanatismo y crueldad
hermanados en el alma española, como dirá años mas tarde el doctor
Robinson, otra de las autoridades anglosajonas en asuntos
hispanoamericanos: "Los fanáticos han sido y serán siempre crueles,
pero cuando vemos al despotismo civil aliado con la intolerancia
religiosa no podemos maravillarnos de que la índole de los españoles
sea engreída y rencorosa tanto individual como nacionalmente. Así las
cosas, no puede sorprender que un profesor de Oxford escriba ¡en
1964! que "el sadismo distingue a la vida española a través de los
siglos. (Cecil Roth, The Spanish Inquisition).

La obra americana de España se planteaba en los términos de la
Leyenda Negra, extremando "la condición abyecta" de los colonos
durante más de tres siglos, y la esclavitud de los negros "que no han
padecido mayor opresión en parte alguna", tan despótica, agregaba un
periódico de Virginia (American Star) "como cualquier opresión pueda
darse en Asia, clásica y famosa región del despotismo". Por cierto
que no arredraba al editor levantar tan filantrópica bandera mientras
en sus páginas anunciaba la venta de hombres, mujeres y niños negros,
subasta en la que harían buen negocio sin renunciar a sus virtudes.
En cambio los codiciosos, crueles y fanáticos españoles...

Algunos autores anglosajones se tomaron el trabajo de proporcionar
el número exacto de ajusticiados por el Santo Oficio, mas omitieron
que los aborígenes no estuvieron sujetos a la jurisdicción del
Tribunal en los dominios americanos de España. Dejaron ese honor para
el ya citado Cecil Roth quien explica que si los indígenas quedaron a
salvo de las hogueras fue " con base en la teoría que hallándose tan
abajo en la escala humana no eran capaces de recibir la fe, teoría
también adecuada para justificar las atrocidades que con ellos se
cometieron". Nueva confirmación que los españoles no pegaban una,
pues de someter a los indios al Santo Oficio habrían sido bárbaros
insensatos, y al no hacerlo resultaron más crueles aún, pues les
tuvieron por incapaces de recibir la fe. Dicen los amantes de fútbol,
que sea como sea la actuación, al referí siempre lo chiflan Decía el
escritor inglés Philip Guedalla que la Argentina procedía con
impropiedad al quejarse de Londres por las Invasiones Inglesas ya que
el almirantazgo británico le había rendido a nuestro país” el supremo
homenaje de la invasión". Así era en verdad. Otras naciones habían
venido a integrar el imperio de la reina Victoria sin el uso de las
armas. Se trata de un toque de "humor" de un ilustre egresado de
Oxford.

Beresford y Whitelocke invadieron el Plata en 1806 y 1807. En dicha
época -dato que se olvida- Inglaterra estaba en guerra con España. El
conflicto surgió cuando el Reino Unido hundió cuatro fragatas que
venían de América; en el lance desapareció la entera familia Alvear
(quizá en virtud de dicho episodio, el general Carlos María ofreció
entregar el país a Inglaterra en 1815). Al año siguiente,1805, España
unió su escuadra a la de Francia y ambas fueron derrotadas en
Trafalgar. Dato acaso igualmente ignorado: todos los almirantes del
encuentro, Nelson, Villeneuve, Gravina, Alcalá Gallano, Churruca,
murieron en su puente de mando o como resultado de la batalla. Y
todos con uniforme de gala como fue costumbre marina en los combates
navales hasta la batalla de Tsuchima en 1905.

En 1808, Napoleón invadió a España. La aventura originó dos grandes
errores. Primero, el hundimiento del Imperio napoleónico como
reconoce en el Memorial de Las Casas el propio prisionero de Santa
Elena; España fue el Moloch que devoró las mejores fuerzas imperiales
durante cuatro años. El segundo error nació de la naturaleza del
hecho: España se alió con Inglaterra, su enemiga natural desde la
época de la Armada Invencible. Todos los indicios actuales enseñan
que las conveniencias españolas de entonces se orientaban a apoyar
los intereses del bloqueo continental decretado por Napoleón. En el
plano concreto de los hechos observamos que los ejércitos de
Wellington saqueaban a la Península ("mis tropas son la hez de la
tierra", confiesa el propio Duque de Hierro) mientras las naves
vencedoras de Trafalgar impedían a la flota española comunicarse con
sus colonias o reinos de América. Un millón de muertos inútiles
suscriben esta equivocación ibérica.

¿De que valió la resistencia de Liniers - se pregunta Guedalla - si
al año siguiente de la derrota de Whitelocke, la Argentina debía ser
forzosamente aliada de Inglaterra? En caso de haber triunfado los
ingleses en el asalto a Buenos Aires, la plaza tenía que ser
restituida a Carlos IV en el mismo año, 1808. Esto ya no es un toque
de "humor". Es una nota de candidez o cinismo. Las Malvinas fueron
ocupadas en plena paz en 1833 y todavía no han sido restituidas. Si
las tropas del aliado Wellington saqueaban Galicia, Castilla y el
País Vasco, es de suponer lo que no harían las del aliado Whitelocke
en las Indias meridionales. Se habrían cargado hasta con los ombúes.

El criterio revisionista en el tema histórico argentino no debe
aplicarse tan solo a la Leyenda negra, es decir, a las calumnias
contra España, o a la leyenda roja, la denigración de Rosas y los
caudillos, sino a todo nuestro pasado íntegro desde la llegada de
Solís al Plata. La historia de que el almirante Home Pophan procedió
espontáneamente a invadir a Buenos Aires sin conocimiento ni
autorización del Almirantazgo no puede hoy día sostenerse. Fue esa
una beatería inventada por el Foreing Office para consumo personal de
las escuelas elementales del Reino Unido y la República Argentina.

El ataque se aguardaba en Buenos Aires desde 1797, según anuncian
oficios reservados al Rey conservados en nuestro Archivo General de
la Nación
. El general venezolano Francisco de Miranda trabajaba en
Europa desde 1790 para emancipar a América de España bajo patronato
inglés. Entre 1796 y 1802 las gestiones se intensificaron. En 1803
fueron intermediarios de la negociación de Miranda el vizconde
Melville, primer lord del Almirantazgo y nuestro amigo Popham, quién
conferenció con el primer ministro William Pitt y preparó una memoria
oficial al respecto. La invasión de América por parte de Popham y
Miranda estaba decidida en 1804 pero el proyecto respecto del Plata
debió ser postergado hasta 1806. Miranda invadió Venezuela tiempo más
tarde con uniforme de general francés; fracasó en su intento y fue
entregado a los españoles por Simón Bolívar en un episodio cuya
legitimidad todavía se discute. Las notas de los amoríos y las
sociedades secretas se repiten en la estrofa de esta vida
revolucionaria. Han aparecido oficios del conspirador en la
correspondencia del Cabildo de Buenos Aires publicada por nuestra
facultad de Filosofía y Letras.

Las ideas felices tienen muchos padres; las desdichadas, ninguno. La
observación extrema sus matices crueles en la historia inglesa.
Escribe un testigo de estos hechos que, más de una vez, en el curso
del siglo diecinueve, los gobiernos ingleses han lanzado a peligrosas
aventuras a individuos sacrificados de antemano. Si el asunto salía
bien se le recompensaba y se anexionaban los territorios conquistados
por su locura. Si salía mal y hacía gritar demasiado alto a Europa,
los desautorizaban y abandonaban a su surte. "Esto puede parecer duro
- repite el relator - pero el bien del Reino constituía entonces la
ley suprema. Las demás naciones estaban contra Inglaterra...Y es un
honor que Inglaterra encontrara siempre hombres prontos a jugar ese
juego terrible". El increíble Popham no fue más que un peón avanzado,
sin gran esperanza, en el tablero sudamericano. Los jefes lo
conformaron con parte del saqueo de los caudales del Fuerte y el
suculento "situado" que acababa de llegar a Buenos Aires desde el
Perú, una suma personal y global de seis mil libras mientras que Sir
David Bair que no había hecho nada, fuera de prestar el "71" para el
lance, se quedó con sesenta mil. La polémica entre los jefes apareció
registrada en el diario "The Times" del 11 de junio de 1807. Ni una
sola libra del saqueo pudo recuperar Buenos Aires.

Entendemos que tales liviandades formaban parte del código militar
de la época. No podemos, por lo tanto, de calificarlas de piráticas.
Tampoco podemos llamar aventura "corsaria", como se la ha juzgado
comúnmente, a los asaltos rioplatenses de Popham, Blaird, Beresford,
Crawford y Whitelocke. Fueron operaciones militares legítimas; en
dicho tiempo los reyes de Inglaterra y España estaban como decimos en
guerra. No sucedió así durante la toma de Panamá por Henry Morgan,
aventura de la cual se avergüenza hasta la Enciclopedia Británica, ni
en el abordaje a las Malvinas, en plena paz con la Argentina y España
y a los ocho años de haber reconocido Jorge III la independencia
Argentina. Aclaremos que la palabra "pirate" no es ofensiva en
inglés; en cambio, lo es mucho, el término "beggar", es decir,
mendigo. Cada cual esgrime la moral de su oficio. España fue una
nación opulenta hasta el siglo XIX; era por lo tanto razonable y
lícito saquearla. Después prohijó pordioseros en demasía; para los
grandes escritores de España es lo mismo ser rey o mendigo; todo
depende del caudal de dignidad con que se asumen tales funciones.
Robar no es delito en la época moderna, por lo menos en la esfera del
derecho internacional; parecería serlo en cambio, la evangélica
actividad de pedir limosna. El juego es simple: quien muere pierde. Y
quien perdió fue España.

El día 12 de agosto, todos los años, la Argentina recuerda los
acontecimientos relacionados con el rechazo de las dos invasiones
inglesas de 1806 y 1807 por parte de las fuerzas criollas e
hispánicas del virreinato del Río de la Plata Una población
heterogénea adquiere entonces el concepto cabal de
"pueblo".
El
cantor del Himno, Vicente López, lo proclama en "El triunfo
argentino
", obra compuesta en 1808. Allí se habla de españoles,
nativos, pardos, morenos, mestizos, etc
. Se habla también del "gran
pueblo
", del "heroico jefe de la patria amada" (Liniers), de la
"capital bella" (Buenos Aires), de los "héroes de la inmortal Albión
envilecidos con el estupro, asesinato y robo", de la "matanza de
ancianos infinitos" y de la conveniencia que en lo sucesivo: "el
anglo en cuanta lid intente humille su cerviz al argentino
" En el
parte que el Cabildo de Buenos Aires envió al rey Carlos IV sobre la
defensa de la ciudad contra la segunda invasión inglesa, del 29 de
julio de 1807, se dice que toda la población estuvo dispuesta a morir
"por la religión, por el rey y por la patria (sic), y que "al pueblo
sin discusión de clases es a quien debe (el Rey) la victoria, y es el
que sin auxilio de tropas ha hecho este servicio a V.M.". En el mismo
documento se lee que fue "increíble el gozo que se difundió entre los
habitantes de este país" al presentarse "la numerosa escuadra de más
de ochenta velas". El contento era "universal. Y el "anciano, el
joven, el rico, el pobre y aún el infeliz esclavo ansiaban por tener
parte en la defensa
": Buenos Aires recibía con golgorio al extranjero
invasor, como ha sucedido en posteriores ocasiones, pero en este caso
particular y melancólico es porque iba a tener ocasión de matarlo.

La Representación Política

Representación Política
Por Alberto Buela (*)

Representar proviene del latín re-praesentare, que significa hacer presente algo que existe en la realidad o en la imaginación. El hombre se maneja con las más diversas modalidades de representación: artística (una estatua); diplomática (un embajador); simbólica (una bandera); psicológica (percepciones, imágenes o ideas que sirven como punto de partida a la actividad voluntaria); histórica ( la narración de hechos pasados); jurídica (a través de un apoderado) y finalmente, tenemos la representación política, sobre la que vamos a intentar rescatar algunas notas.
La representación política, independiente de la forma de gobierno (monárquica o republicana), surge de la articulación política de la sociedad según la cual algunos hombres (los dirigentes) pueden actuar por la sociedad. Hombres cuyos actos públicos no son imputados a ellos, sino a la sociedad como un todo. La representación se configura como un proceso de conexión entre gobernados y gobernantes, entre sociedad y poder. Esta sería la definición descriptiva de representación política.
Ahora bien, cualquier manual de politología nos cuenta que existen dos tipos de representaciones políticas en las sociedades contemporáneas: la representación liberal- individualista y la representación social-orgánica.

La representación liberal-individualista

Es el médico John Locke (1632-1704), el padre del individualismo liberal,- y así lo pone de manifiesto en su mejor trabajo: Segundo tratado del gobierno civil (1690) en donde se transforma en ideólogo de la revolución inglesa de 1688-, quien expresa los ideales de la burguesía, según la cual la propiedad privada existe en estado de naturaleza y es anterior a la sociedad civil.
El otro teórico, setenta años después es Jean Rousseau (1712-1778), teórico de la bondad natural del hombre y de su corrupción por la sociedad. En su principal obra El contrato social (1762) va a sostener que el hombre pasa del estado natural (bueno) al civil (que lo corrompe) para ganar el derecho a la propiedad y la seguridad.
El presupuesto filosófico que está en la base de la representación individualista es que considera que el origen de la sociedad política se produce por agregación de individuos dispersos en busca de seguridad y propiedad privada. Al ser considerados estos individuos iguales, con los mismos poderes y que libremente deciden firmar un contrato social, su participación política se va a resolver en la ecuación: un hombre un voto en el régimen del sufragio universal.
La exclusividad de la representación política la va a tener el partido político. Este monopolio de la representación, que tiene mil variantes, es lo único que no se permite cuestionar. Así, podemos hablar de decadencia de los partidos políticos, de crisis partidocrática, de oligarquías partidarias que permanecen en el tiempo utilizando los partidos para su provecho, de nepotismo partidista, de que los diputados no escuchan ni obedecen a los electores sino al partido.
Todo está permitido. Pero cuestionar el monopolio de la representación política por parte de los partidos, romper esa prepotencia, eso no. Eso es tildado, calificado, catalogado; de totalitarismo, de antidemocrático, de reaccionario, de fascista.

La representación orgánica

Las sociedades civiles, las comunidades nunca se han formado por individuos, sino que siempre se constituyeron a través de un conjunto orgánico de familias o de otros grupos naturales (organizaciones libres del pueblo). Ello fue el resultado de un proceso histórico y no de un contrato social. Es que el hombre es un zoon politikon, un animal político, según la expresión tantas veces repetidas del viejo Aristóteles. El hombre por naturaleza se constituye en comunidad. Y es en esas instituciones de la comunidad, denominadas cuerpos intermedios que están ubicados entre la familia y el Estado, en donde el hombre tiene sus intereses y estos son los que deben de ser representados delante del poder político. Estas organizaciones que el pueblo se da libremente para defensa de sus intereses más concretos y específicos son de dos tipos: territoriales (el municipio, las asociaciones vecinales, etc.) o funcionales: (profesionales, empresarias, sindicales, culturales, deportivas, etc.). La representación política orgánica está entroncada con los intereses particulares de las organizaciones intermedias y de los individuos que pertenecen a dichas instituciones. El diputado ya no se atribuye ser el representante de "la voluntad general", ni de los individuos, ni peor aún de "los partidos" en la degeneración de la democracia, "sino de los intereses de cada una de las esferas esenciales de la sociedad... con lo cual se evita que uno(el representante) esté simplemente en el lugar del otro (el representado), sino que el interés mismo está efectivamente presente en los diputados representantes" (1). Esto lo dijo Hegel en 1831, razonando con total libertad, claridad y sabiduría. Más allá de toda ideología totalitaria, confesional o fascista, impensable en su época. Lo afirmó como conclusión de una larga vida dedicada al tema y casi al final de su último trabajo.

La paradoja de la representación

Se puede enunciar así: por un lado, el poder representa a la sociedad y por otro, la sociedad, en este caso la comunidad, se representa junto o ante al poder. En el primer caso la sociedad es representada por la autoridad, en el segundo caso, ella se representa delante del Estado como una realidad existencial.
Así el poder representa a una sociedad política en cuanto que constituye una unidad en el Estado, pero la sociedad se representa delante del poder en cuanto multiplicidad de organizaciones.
En la representación partidocrática o partidaria se procura dar representación a varias corrientes de opinión y a las minorías en la representación proporcional. En la representación orgánica se tienen en vista los intereses de las organizaciones que componen la comunidad.
Pero como el centro de decisión política es siempre el poder, la simple existencia de cuerpos intermedios no basta para lograr las reivindicaciones sociales, el pueblo aspira también a influir en las decisiones políticas, en una palabra, a participar del gobierno y para ello es necesario que las organizaciones libres del pueblo tengan, como los partidos políticos, representación política en la Asamblea o Congreso nacional.

Algunas experiencias históricas

La primera experiencia histórica contemporánea se produjo en la república socialdemócrata de Weimar (1919) con la incorporación del Consejo Económico Nacional (Rechtswirtschaftsrat) compuesto por los cuerpos intermedios y cuya función era emitir dictamen preceptivo sobre los anteproyectos de leyes del Estado.
Contrariamente a lo que comúnmente se afirma la Italia fascista no fue ninguna experiencia de representación orgánica porque anuló, lisa y llanamente, la representación política y adulteró o, mejor aún, desnaturalizó la doctrina corporativista que durante el siglo XIX y principios del XX, los pensadores sociales católicos como La Tour du Pin, Albert de Mun y Vogelsang habían elaborado y opuesto al liberalismo de la Revolución Francesa.
Así las desfiguración que produjo el fascismo es que transformó el siempre sano corporativismo de asociación en corporativismo de Estado, en donde las organizaciones libres del pueblo dejaban de ser libres para ser creadas y manejadas por el Estado.
Una segunda experiencia es la plasmada en la constitución yugoslava de 1948, en la época de Tito donde la Asamblea Popular Federal estaba compuesta por dos cámaras: el consejo federal y el consejo de productores, unos llevaban la representación política y los otros la representación económica. Los primeros eran elegidos por todo el pueblo y los segundos por los miembros de las diferentes y múltiples cooperativas.
Una tercera experiencia se produjo aquí en Argentina cuando se crea la provincia del Chaco en 1951 donde se establece el voto profesional o sindical. Tenía por objeto, como relata en su informe el primer gobernador, don Felipe Gallardo, la formación de una comunidad organizada. Era un incentivo para que el pueblo del Chaco se organizara por sectores y con el voto de los afiliados contaran con una representación directa en la Cámara de diputados. El artículo 118 de la Constitución provincial así lo preveía y así se hizo hasta el golpe de Estado de 1955 que lo derogó. En la redacción de esta constitución intervino directamente el eminente constitucionalista serbio Jovan Djordjevich quien viajó en 1950 a Argentina junto con Takel Rusel dirigente de la CGT yugoslava.
Otra experiencia es la creación del Consejo Económico Social en Francia en 1958 por el gobierno de De Gaulle, donde funcionó como cuerpo preceptivo sobre los anteproyectos de ley y facultativo, sobre los asuntos que el Gobierno somete a su consulta, y elabora, por propia iniciativa, estudios y proyectos de ley. Sus miembros llegaron a tener representación directa en la Asamblea nacional.
Una última experiencia es la de España que crea en 1991 el Consejo Económico Social previsto en la Constitución de 1978 (art. 131.2), pero que no tiene representación directa en el Parlamento.
Nota:
1.- Hegel, Jorge: Principios de la filosofía del derecho, parágrafo 311.-
(*) Filósofo - Escuela de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires y CEES (Centro de Estudios Estratégicos Suramericanos)

4 de julio de 2006

Invitación a Jornadas sobre la Identidad Nacional

Invitación
FUNDACION CIVIS Y CONGRESO NACIONAL DE EDUCACION INTERNACIONAL "CARBO" Invitan a:
I Jornadas “Identidad Nacional, los Desafíos de la Historia y Calidad Humana” se enmarcan en los preparativos del Bicentenario, con el propósito de remarcar todo el proceso que desemboca en 1816.
Siendo que se cumplen los 200 años de la Reconquista de Buenos Aires (12 de agosto de 1806), luego de la Primera Invasión Inglesa, es interesante revalorizar esa acción colectiva, de unión y de fuerte sentido popular como factor de cohesión de los criollos, que posibilita la formación de milicias ciudadanas y provoca la destitución de un Virrey, abriendo pasos a la Revolución de mayo.
A realizarse los días 4 y 5 de agosto del 2006, organizadas por el Congreso Carbó y la Fundación Civis.
Lugar Salon de Actos de la Escuela Normal Superior "Dr. Alejandro Carbo", Av. Colon 951; Córdoba, Capital:
Auspician: UNESCO, OEI y Universidad Nacional de Córdoba
Inscripciones: Av. Colon 951
Correo electronico: LicPereyraMele@Argentina.com