Nos mudamos a Dossier Geopolítico

23 de junio de 2009

Los 100 dias de OBAMA II por Quagliotti De Bellis


¿Choque de civilizaciones?

Barack Obama entre la Biblia,el Corán y el Talmud


por el profesor Bernardo Quagliotti De Bellis


La Biblia es el libro de los cristianos (los cinco libro originales más los Evangelios y otros); el Corán es un libro poético y profético de los musulmanes; el Talmud es un libro de enseñanzas y sabiduría del judaísmo. A pesar que sus costumbres y religiones son muy diferentes, persiguen la paz y el amor entre los hombres. .

Tales principios llevó a que el presidente Barack Obama utilizara recientemente en sus discursos en Oriente Medio, algunas frases de los citados libros sagrados de los musulmanes, judíos y cristianos, llamando a la paz universal, con el fin de construir “el mundo que buscamos, algo que no se puede conseguir sin un nuevo comienzo”.

Una voz de acercamiento al Islam


En su visita a RIAD (Arabia Saudita) (quien en un lapsus linguae expresó su fe musulmana) confesó su fe cristiana, comenzando su código geopolítico de “universalización de las relaciones internacionales”, elogiando el lugar donde nació el Islam, para luego conversar larga y profundamente respecto a la necesaria paz entre israelíes y palestinos, como los necesarios esfuerzos diplomáticos que deben concretarse para evitar que Irán siga con su campaña nuclear.

Arabia Saudita fue tan solo una escala en la ruta de Obama hacia el Cairo, donde el mandatario estadounidense pronunciaría el prometido discurso que anunciara en su campaña electoral, y que tenía como principal y único motivo el ofrecer un nuevo tono -muy distinto al de su antecesor George W. Bush- respecto a las relaciones -hasta entonces controversiales- entre Estados Unidos y los 1.500 millones de musulmanes de todo el mundo.

Tanto en Nueva Delhi -ante una atenta juventud árabe- como ante el Parlamento de Turquía, el presidente estadounidense fue claro y enfático en su menaje de reconciliación con el pueblo musulmán. Fue sincero -así espera el mundo internacional- al manifestar: “La relación Estados Unidos con el mundo islámico no puede ni se basará jamás en la oposición a Al Qaeda”; como en otro aspecto, al presidente Abdul Gül al ofrecerle su apoyo al ingreso de Turquía a la Unión Europea , considerando oportuno que tan estratégico país sirviese de puente entre el mundo islámico y el occidental

El discurso de Obama en el Cairo

La Universidad de El Cairo se convirtió en un escenario más importante que el plenario de Naciones Unidas al analizar el complejo tema Oriente-Occidente, oportunidad que el presidente de Estados Unidos, planteó con realismo, principio de tolerancia, democracia y paz, en procura de alcanzar -más allá de discutidos y no compartidos inconvenientes, la sociedad occidental.

Mucha gente se cuestiona cómo forjar ese nuevo comienzo pues hay mucho miedo y desconfianza; pero hay que dejar todo9 en el pasado porque de otro modo no avanzaremos”.

Recalcó lo relacionado a la defensa de los derechos humanos ; a la libertad de expresión; a tener confianza en el Estado de Derecho; en la administración equitativa de la justicia; destacando los derechos de la mujer considerando que éstas deben tener las mismas oportunidades que los hombres para ser iguales.

Al despedirse de la reunión de la Universidad de El Cairo expresó con profundo y sentido de convivencia: “Como nos dice el sagrado Corán, sé consciente de la existencia de Dios y di siempre la verdad. Eso es lo que yo intentaré, decir siempre la verdad, humilde ante la tarea que tenemos por delante”.

La respuesta del público asistente fue clara y espontánea. Los jóvenes árabes asistentes al vitorear insistentemente a Barak Obama, recuperaron su perdida fe en la justicia, educación y progreso. El reciente discurso del presidente de Estados Unidos tienden a minimizar las ideas de Samuel P. Huntington respecto a “La lucha de las civilizaciones”, pues si bien dicha tesis se basó en el devenir de la historia a partir particularmente de la creación de las Naciones-Estado como consecuencia política de la paz de Westfalia (1618-1648) , continuando con los hechos que motivaron la Revolución Francesa (1789) y, en un aspecto más holístico , al finalizar las guerras entre príncipes con el comienzo de los enfrentamientos entre pueblos, a partir de la finalización de la Segunda Guerra Mundial, los procesos de modernización económico y cambio social en el mundo están separando a las personas de las identidades locales perennes.

Esta reflexión me lleva a considerar que la división del mundo en primero segundo, tercero y hasta cuarto lugar yo no es tan importante. Que existen variantes entre las mismas civilizaciones sí: la europea y la estadounidense por ejemplo; ésta y la iberomericana, sí: la islámica con su perfil árabe, turco y malaya, sí ; la china con la japonesa, sí.

Es destacar que en nuestros días los procesos de modernización tanto económica como tecnológica y cultural y por tanto social que se expande por el mundo, están separando a las personas de las identidades locales perennes.

Una teoría que perdió fuerza fue la expuesta hace un tiempo por Francis Fukuyama referida al “Fin de la historia”• alentada por del desmoronamiento de los regímenes de Europa Oriental y la perestroika de Gorvachov. Tales hechos significaban para Fukuyama “poner el clavo final en el atúd de la alternativa marxista-lenista a la democracia liberal”. Políticamente, concebían la existencia del neo-liberalismo como estado homogéneo universal, al igual como lo concebía el filósofo ruso Kojéve., discípulo de Hegel. Todo ha quedado en el ayer.

El gran pacto mundial

La agenda del presidente Barack Obama está compuesta por temas muy diversos. Desde los diálogos estratégicos con dirigentes clave de China-India-Brasil-Sudáfrica (el nuevo acuerdo cuatripartito); desde París hasta Tokio; desde Pekin hasta Corea del Sur pasando por la del Norte; desde Nueva Delihi hasta el Cairo sin descuidar el tema Palestina-Israel-Pakistán; todos puntos prioritarios en la agenda internacional que, como consideraba el ex-presidente Gral. Eisenhower “si un problema no tiene solución hay que agrandarlo”.

El tema es que Estados Unidos ante todos los desafíos citados, debe abordar una única estrategia coherente de conjunto, muy distinta a la que el anterior gobierno de George W. Bush adoptó y que se caracterizó por un fuerte desequilibro. El nuevo presidente tiene conciencia que debe hace ciertas concesiones entre algunos países fundamentales a los cuales deberá ir incorporando otros con el fin que dice se ha propuesto: UN GRAN PACTO MUNDIAL, acuerdo que deberá comprender una serie de tratados donde se determinen reformas positivas de instituciones mundiales como Naciones Unidas, las instituciones de Bretton Woods, las relaciones de Washington con la región iberoamericana; la creación de un fondo global para el desarrollo de nuevas energías no atentatorias al ambiente y al clima y tantas otros temas como los referidos a la seguridad mundial, el comercio equilibrado, la explotación racional de recursos, etc. etc.

La gira que realizara el presidente Barack Obama fue muy bien recibida por la audiencia musulmana en la conferencia que brindara en la Universidad de El Cairo, como en el diálogo mantenido con las más altas autoridades de Arabia Saudí y Turquía. En síntesis: El presidente estadounidense , aparentemente, procuró poner fin al antagonismo entre el Islam y Occidente. Como señalara la Secretaria de Estado Hillary Clinton: “Ahora hay que hacer todo esto realidad”.

La mejor estrategia indica que Washigton debe ir resolviendo loa problemas más acuciantes sin marginar otros, aunque sean menores. Están los temas obvios como analizar y resolver la inestabilidad de Irak y Afganistán, el grave problema entre su “socio Israel” y el pueblo palestino. Pero en la agenda figura, y desde hace buen tiempo, el tema de las dos Coreas el retiro de tropas en Irak, la estabilidad de Kosovo, y más cerca de su zona de influencia. Iberoamérica que acaba de dar un paso trascendental -al fin- el establecimiento de una verdadera Organización de Estados Americanos sin exclusiones

La sociedad mundial espera que se cumpla la sentencia del presidente Barck Obama, quien ha defendido: “La convivencia entre progreso humano y tradición”.


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Los 100 días de OBAMA por Moniz Bandeira


Obama no tiene condiciones para revertir la pesada herencia de Bush


Entrevista al profesor Luis Alberto Moniz Bandeira


Lo que se puede leer a continuación es la entrevista de Tatiana Merlino para la Revista “Caros Amigos” al profesor cientista político y columnista de La ONDA digital, Luis Alberto Moniz Bandeira ante los primeros cien días de la presidencia de Barack Obama

- ¿Cuál es el significado de que exista una persona como Obama en la presidencia de los Estados Unidos?


- La elección para la presidencia de los Estados Unidos de un hombre de color representa un síntoma más de la decadencia política del Imperio Americano, hasta entonces gobernado por una elite llamada WASP (White, Anglo-saxon, Protestant), esto es, blanca, anglosajona y protestante, la elite “rubia, de ojos azules” que controla el sistema financiero y a la cual el presidente Lula se refirió como responsable por la debacle de la economía mundial. Esta elite fracasó. Pero no significa que perdió el poder.

-¿Obama realmente representa lo “nuevo”? Ya sea la respuesta afirmativa o negativa, ¿por qué?


- Lo nuevo que Barack Obama representa, como dije, es la elección de un afro-americano para la presidencia. Pero, en términos de directrices políticas, las diferencias no son fundamentales, debido a las relaciones reales de poder en los Estados Unidos. Obama, por ejemplo, no puede cortar sustancialmente los programas del Pentágono, a fin de reducir el déficit fiscal de los Estados Unidos, que crece año a año. Si intentase hacerlo, diversas industrias de material bélico quebrarían inmediatamente, aumentando el desempleo y arruinando a los Estados donde están instaladas. Pero el complejo industrial-militar es una burbuja, inflada por los recursos públicos, y días más días menos va a estallar, como sucedió con la burbuja del sistema financiero y la industria automovilística.

- En un artículo reciente, el periodista portugués Miguel Urbano Rodrigues afirma, sobre el nuevo presidente de los Estados Unidos: “Su sonrisa permanente y el discurso lleno de promesas no disimulan sus posiciones conservadoras: cambiar algo en apariencia para que todo quede finalmente, como está”. ¿Cuál es su opinión sobre esta afirmación?


- La observación del periodista Miguel Urbano Rodríguez es procedente. Barack Obama, por más bien intencionado que sea, es el presidente de los Estados Unidos, la potencia regente del sistema capitalista mundial, y su objetivo obviamente no podía ni puede ser otro sino preservarlo, mediante ciertas reformas necesarias, pero dentro de las condiciones que la política interna y externa le permiten. No se podía ni se puede tener la ilusión de lo que Barack Obama podría o podrá realizar a lo largo de su administración.

- En el período en que el gobierno de Barack Obama completa 100 días, ¿cuál es su evaluación respecto de las medidas tomadas por él hasta el momento? ¿Qué nos dicen ellas sobre lo que es y sobre lo que será su gobierno?
- Cualquiera que sea su tendencia política, un presidente no puede hacer lo que quiere, lo que desea. Hace apenas lo que puede, dentro de la correlación de fuerzas existente en la sociedad. Y los lobbies, que representan intereses económicos, sociales y políticos en los Estados Unidos son muy poderosos. Tienden siempre a pautar y delimitar la actuación del gobierno. De ahí que el presidente Barack Obama, a pesar de las promesas de alterar las directrices políticas establecidas por el presidente George W. Bush, sólo promovió cambios cosméticos. Hasta ahora, mediados de mayo de 2009, con un poco más de 100 días en el gobierno, no cerró el campo de concentración de Guantánamo y dio marcha atrás en otras diversas medidas. Además, ni George W. Bush pudo ejecutar todo el programa neoconservador (The New American Century), atacando preventivamente (preemptive attacks) a otros países del “Axis of evil” (Eje del Mal), como Irán y Corea del Norte, con el propósito de exportar militarmente el modelo americano de democracia, asumiendo los Estados Unidos la “responsabilidad única” de preservar y extender un orden internacional amigable para su seguridad.

-¿Cuáles son las principales diferencias entre los gobiernos de Obama y Bush que se hicieron evidentes en estos cien días? ¿A qué se deben?


- Barack Obama procura recuperar la imagen de los Estados Unidos, tan desgastada y desmoralizada internacionalmente por las políticas de George W. Bush, que representaba en el gobierno, lo más reaccionario y conservador que hay en aquel país. Y no hay duda de que él es mucho más inteligente e instruido que su antecesor. En términos políticos, trató de aflojar las tensiones políticas internacionales, el antagonismo con otros países, que la administración del ex-presidente George W. Bush fomentaba. Pero Barack Obama asumió el gobierno en medio de una profunda crisis económica y financiera mundial, cuyo epicentro está en los Estados Unidos. Y hasta mediados de mayo de 2009, en términos políticos, no efectivizó todas sus promesas de campaña. Por el contrario, dio marcha atrás en varias iniciativas que había anunciado anteriormente.

- ¿Qué cambió o que va a cambiar en la política externa de los Estados Unidos?
- Sólo puedo decir que continuará pautada por sus intereses nacionales. Sin embargo, es difícil hacer alguna previsión específica, frente a la grave crisis económica y financiera, que tendrá, inevitablemente, reflejos políticos, afectando a los Estados Unidos y alterando, de alguna manera, a medio plazo, el sistema internacional de poder. La situación internacional es muy volátil.

- ¿Usted cree que Obama viene poniendo en práctica una nueva estrategia imperialista, más sutil, inteligente? De ser así, ¿cuáles serían las bases de esta estrategia?


- No se trata de una vieja o nueva estrategia imperialista. No se pueden tomar los parámetros de la primera mitad del siglo XX. La política imperialista de conquista y competencia armada entre las potencias industriales evolucionó luego de la 2ª Guerra Mundial, hacia el ultra-imperialismo, una especie de cartel de naciones capitalistas, cuya expresión militar es la OTAN, que ofrece garantías mutuas de no-agresión y preveía la cooperación en el área de seguridad, así como la ayuda mutua en el caso de una agresión por parte de terceros países, colectivizando la defensa, a fin de que esta no se torne un asunto nacional, sino de interés del sistema global capitalista. Este cartel es conducido por los Estados Unidos como potencia hegemónica, capaz de modelar la voluntad de las otras potencias industriales y conducir la política internacional, de acuerdo con sus intereses que son, en realidad, los intereses globales del sistema capitalista. El propósito del presidente Barack Obama es restaurar la posición de los Estados Unidos, fuertemente perjudicada por el belicismo y unilateralismo de la política del presidente George W. Bush. Pero es muy difícil en virtud del colapso financiero, que desde fines de 2007 está sacudiendo su economía con incalculables reflejos sobre todo el sistema capitalista mundial.

- En el caso de Guantánamo, por ejemplo, hay una iniciativa positiva, que es ordenar el cierre, pero, al mismo tiempo, él afirma que no va a castigar a los torturadores.
- Esta ambivalencia evidencia que él no está en condiciones de revertir fundamentalmente la política del presidente George W. Bush. Además, todavía no cerró el campo de concentración de Guantánamo ni divulgó todas las informaciones sobre las torturas allí practicadas, así como en la prisión de Abu Ghraib y, lo que es más significativo, restauró los tribunales militares para juzgar a los sospechosos de terrorismo y buscó evitar la divulgación de centenas de otras fotos que muestran presos terriblemente torturados y otras imágenes aberrantes.

- El nuevo presidente de los Estados Unidos señala más simpatía, apertura y diálogo con presidentes que tienen por costumbre proferir discursos antiimperialistas. En la Cúpula de las Américas, Obama conversó con Chávez y Evo, con relación a Cuba, liberó viajes y envió dinero a parientes… ¿Cuál es el significado y cuáles son los límites de esta postura?
- El cambio no fue de postura. Fueron las circunstancias históricas que cambiaron. A lo largo de las últimas tres décadas, los Estados Unidos sufrieron una acentuación del debilitamiento económico, moral y político. Su hegemonía en América Latina se desvaneció como consecuencia, entre otros factores, del fracaso de las dictaduras militares y de las políticas neoliberales implementadas por gobiernos democráticos de conformidad con el Consenso de Washington. Fue este proceso – y no el crecimiento de las fuerzas de izquierda – lo que posibilitó el surgimiento de gobiernos como el de Hugo Chávez, en Venezuela, Evo Morales, en Bolivia, del ex-guerrillero Daniel Ortega, en Nicaragua, y de Mauricio Funes, del Frente de Liberación Nacional Farabundo Martí, en El Salvador. El presidente Obama busca ajustar la política exterior de los Estados Unidos a la nueva realidad. Brasil y todos los demás países de la región, inclusive los que están bajo gobiernos conservadores, demostraron, de manera inequívoca, que no aceptan la continuidad del estado de beligerancia que los Estados Unidos mantienen contra Cuba, sometiéndola a un embargo cruel, injusto e inútil, desde 1962, hace casi medio siglo. Pero es difícil prever los límites del cambio en la política de Obama vis-à-vis de Cuba y de América Latina, en general. Como observó cierta vez el cientista americano Brady Tyson, la “inestabilidad e inmadurez”, en determinadas situaciones, y la “paranoia del Pentágono” pueden determinar un retroceso.

- ¿Cuál está siendo y cuál debe ser la política de los Estados Unidos hacia América Latina? ¿Cuáles son los intereses de Obama en el continente?
- En cuanto a los intereses del presidente Obama, creo que pueden ser condensados en el deseo de evitar que el anti-americanismo continúe recrudeciendo, como ocurrió, sobre todo, en el gobierno de George W. Bush, y perjudique cada vez más los intereses económicos y políticos de los Estados Unidos en la región.

- Recientemente el presidente Obama señaló una aproximación con Brasil y el presidente Lula. A partir de eso, ¿qué se puede concluir?

- Los gestos de Barack Obama vis-à-vis de Brasil y del presidente Lula no implicaron un cambio en la actitud de los Estados Unidos. El presidente George W. Bush mantuvo un buen relacionamiento con Lula no obstante haber éste hecho frecuentes críticas a la política exterior de los Estados Unidos, como en el caso de la guerra contra Irak, y manifestado fuertes divergencias, en varios aspectos, inclusive frustrando la formación del ALCA. Brasil tiene sus propios intereses nacionales, muchas veces contradictorios o incluso antagónicos a los intereses de los Estados Unidos y su mayor importancia internacional está en la razón directa de la independencia y autonomía de su política exterior. Y, según escribió la revista Newsweek, Luiz Inácio Lula da Silva es presidente de “una superpotencia astuta como ningún otro gigante emergente”, que, de forma no declarada, se contrapone a la influencia de los Estados Unidos pero sin el radicalismo de Venezuela y que expresa sus “ambiciones internacionales sin agitar un sable”, pero enviando “diplomáticos y abogados hacia las zonas calientes en vez de flotas de navíos o tanques”, cuando hay algún conflicto en la región.

Traducido para LA ONDA digital por Cristina Iriarte

Versión Portuguesa:


Obama não tem condições de reverter fundamentalmente a política de Bush"

Para o cientista político e historiador Luiz Alberto Moniz Bandeira, apesar de Obama ter prometido alterar as diretrizes políticas estabelecidas pelo presidente George W. Bush, “ele só promoveu mudanças cosméticas”. Na avaliação do professor de história da política exterior do Brasil na Universidade de Brasília (UnB), “Até agora não fechou o campo de concentração de Guantánamo e recuou em diversas outras medidas”.

Por Tatiana Merlino


Qual o significado de se ter uma pessoa como Obama na presidência dos EUA? A eleição para a presidência dos Estados Unidos de um homem de cor representa mais um sintoma do declínio político do Império Americano, até então governado por uma elite chamada de WASP (White, Anglo-saxon, Protestant), isto é, branca, anglo-saxônica e protestante, a elite “loira, de olhos azuis” que controla o sistema financeiro e à qual o presidente Lula se referiu como responsável pela débâcle da economia mundial. Essa elite fracassou. Mas não significa que perdeu o poder. Obama realmente representa o “novo”? Seja a resposta afirmativa ou negativa, por quê? O novo que Barack Obama representa, como disse, é a eleição de um afro-americano para a presidência. Mas, em termos de diretrizes políticas, as diferenças não são fundamentais, devido às relações reais de poder nos Estados Unidos. Obama, por exemplo não pode cortar substancialmente as encomendas do Pentágono a fim de reduzir o déficit fiscal dos Estados Unidos, que cresce de ano a ano. Se tentasse fazê-lo, diversas indústrias de material bélico logo quebrariam, aumentando o desemprego e arruinando os Estados onde estão instaladas. Mas o complexo industrial-militar é uma bolha, inflada pelos recursos públicos, e mais dias menos dia vai estourar, como aconteceu com a bolha do sistema financeiro e a indústria automobilística, Em artigo recente, o jornalista português Miguel Urbano Rodrigues afirma, sobre o novo presidente dos EUA: “O seu sorriso permanente e o discurso recheado de promessas ocultam mal as suas posições conservadoras: mudar alguma coisa na aparência para que tudo fique, afinal, na mesma”. Qual sua opinião sobre essa afirmação? A observação do jornalista Miguel Urbano Rodrigues é procedente. Barack Obama, por mais bem intencionado que seja, é presidente dos Estados Unidos, a potência regente do sistema capitalista mundial, e seu objetivo obviamente não podia nem pode ser outro senão preservá-lo, mediante certas reformas necessárias, mas dentro das condições que a política interna e externa lhe permitem. Não se podia nem se pode ter ilusão a respeito do que Barack Obama poderia ou poderá realizar ao longo de sua administração. No período em que o governo de Barack Obama completa 100 dias, qual sua avaliação a respeito das medidas tomadas por ele até o momento? O que elas dizem sobre o que é e sobre o que será seu governo? Qualquer que seja sua tendência política, um presidente não pode fazer o que quer, o que deseja. Faz apenas o que pode, dentro da correlação de forças existente na sociedade. E os lobbies, que representam interesses econômicos, sociais e políticos nos Estados Unidos são muito poderosos. Tendem sempre a pautar e delimitar a atuação do governo. Daí que o presidente Barack Obama, apesar das promessas de alterar as diretrizes políticas estabelecidas pelo presidente George W. Bush, só promoveu mudanças cosméticas. Até agora, meados de maio de 2009, com um pouco mais de 100 dias no governo, não fechou o campo de concentração de Guantánamo e recuou em diversas outras medidas. Aliás, nem George W. Bush pode executar todo o programa neo-conservador (The New American Century), atacando preventivamente (preemptive attacks) outros países do “Axis of evil” (Eixo do Mal), como Irã e a Coréia do Norte, com o propósito de exportar militarmente o modelo americano de democracia, assumindo os Estados Unidos a “responsabilidade única” de preservar e estender uma ordem internacional amigável para a sua segurança. Quais são as principais diferenças entre os governos de Obama e Bush que ficaram evidentes nesses cem dias? A que elas se devem? Barack Obama procura recuperar a imagem dos Estados Unidos, tão desgastada e desmoralizada internacionalmente pelas políticas de George W. Bush, que representava no governo, o que há de mais reacionário e conservador naquele país. E não há dúvida de que ele é muito mais inteligente e instruído que seu antecessor. Em termos políticos, tratou de relaxar as tensões políticas internacionais, o antagonismo com outros países, que a administração do ex-presidente George W. Bush fomentava. Mas Barack Obama assumiu o governo em meio a uma profunda crise econômica e financeira mundial, cujo epicentro está nos Estados Unidos. E até meados de maio de 2009, em termos políticos, não efetivou todas as suas promessas de campanha. Pelo contrário, recuou em várias iniciativas que antes anunciara. O que mudou e o que irá mudar na política externa dos EUA? Só posso dizer que ela continuará pautada pelos seus interesses nacionais. Porém é difícil fazer qualquer previsão específica, em face da grave crise econômica e financeira, que terá inevitavelmente reflexos políticos, afetando os Estados Unidos e alterando de alguma forma, a médio prazo, o sistema internacional de poder. A situação internacional é muito volátil. O senhor acredita que Obama vem colocando em prática uma nova estratégia imperialista, mais sutil, inteligente? Se sim, quais seriam as bases dessa estratégia? Não se trata velha bem de nova estratégia imperialista. Não se pode tomar os parâmetros da primeira metade do século 20. A política imperialista de conquista e competição armada entre as potências industriais evoluiu após a 2ª Guerra Mundial, para o ultra-imperialismo, uma espécie de cartel de nações capitalistas, cuja expressão militar é a OTAN, que oferece garantias mútuas de não-agressão e previa a cooperação na área de segurança, bem como ajuda mútua no caso de uma agressão por terceiros países, coletivizando a defesa, a fim de que ela não se torne assunto nacional e sim de interesse do sistema global capitalista. Esse cartel é conduzido pelos Estados Unidos como potência hegemônica, capaz de modelar a vontade das outras potências industriais e conduzir a política internacional, de acordo com seus interesses que são, na realidade, os interesses globais do sistema capitalista. O propósito do presidente Barack Obama é restaurar a posição dos Estados Unidos, fortemente prejudicada pelo belicismo e unilateralismo da política do presidente George W. Bush. Mas é muito difícil em virtude do colapso financeiro, que desde os fins de 2007 está a abalar a sua economia, com incalculáveis reflexos sobre todo o sistema capitalista mundial. No caso de Guantánamo, por exemplo, há uma iniciativa positiva, que é ordenar fechamento, mas, ao mesmo tempo ele afirma que não vai punir os torturadores. Essa ambivalência evidencia que ele não tem condições de reverter fundamentalmente a política do presidente George W. Bush. Aliás, ainda não fechou o campo de concentração de Guantánamo nem divulgou todas as informações sobre as torturas ali praticadas, bem como na prisão de Abu Ghraib e, mais ainda, restaurou os tribunais militares para julgar os suspeitos de terrorismo e buscou evitar a divulgação de centenas de outras fotos que mostram os presos terrivelmente torturados e outras aberrantes imagens. O novo presidente dos EUA sinaliza mais simpatia abertura e diálogo com presidentes que costumam proferir discursos antiimperialistas. Na Cúpula das Américas, Obama conversou com Chávez e Evo, em relação a Cuba, liberou viagens e envio de dinheiro a parentes... Qual o significado e quais os limites dessa postura? A mudança não é da postura. Foram as circunstâncias históricas que mudaram. Ao longo das últimas três décadas, os Estados Unidos sofreram acentuado enfraquecimento econômico, moral e político. Sua hegemonia na América Latina desvaneceu-se em conseqüência, entre outros fatores, do fracasso das ditaduras militares e do insucesso das políticas neoliberais, implementadas por governos democráticos, de conformidade com o Consenso de Washington. Foi este processo - e não o crescimento das forças de esquerda - que possibilitou o surgimento de governos como o de Hugo Chávez, na Venezuela, Evo Morales, na Bolívia, do ex-guerrilheiro Daniel Ortega, na Nicarágua, e de Mauricio Funes, da Frente de Libertação Nacional Faribundo Martí, em El Salvador. O presidente Obama busca ajustar a política exterior dos Estados Unidos à nova realidade. O Brasil e todos os demais países da região, inclusive os que estão sob governos conservadores, demonstraram, de maneira inequívoca, que não aceitam a continuidade do estado de beligerância que os Estados Unidos mantém contra Cuba, submetendo-a a um embargo cruel, injusto e inútil, desde 1962, há quase meio século. Mas é difícil prever os limites da mudança na política de Obama vis-à-vis de Cuba e da América Latina, em geral. Como o cientista americano Brady Tyson certa vez observou, a “instabilidade e imaturidade” da opinião pública nos EstadosUnidos, ou seja, “seu potencial de histeria”, em determinadas situações, e a “paranóia do Pentágono” podem determinar um retrocesso. Qual está sendo e qual deve ser a política dos EUA para a América Latina? Quais os interesses de Obama no continente?Quanto aos interesses do presidente Obama, creio que podem ser condensados no desejo de evitar que o anti-americanismo continue a recrudescer, como ocorreu, sobretudo, no governo de George W. Bush, e prejudique cada vez mais os interesses econômicos e políticos dos Estados Unidos na região. Recentemente o presidente Obama sinalizou uma aproximação com o Brasil e o presidente Lula. A partir disso, o que se pode concluir? Os gestos de Barack Obama vis-à-vis do Brasil e do presidente Lula não implicaram mudança na atitude dos Estados Unidos. O presidente George W. Bush manteve bom entendimento com Lula não obstante haver este feito freqüentes críticas à política exterior dos Estados Unidos, como no caso da guerra contra o Iraque, e manifestado fortes divergências, em vários aspectos, inclusive frustrando a formação da ALCA. O Brasil tem seus próprios interesses nacionais, muitas vezes contraditórios ou mesmo antagônicos aos interesses dos Estados Unidos e sua maior importância internacional está na razão direta da independência e autonomia de sua política exterior. E, conforme escreveu a revista Newsweek, Luiz Inácio Lula da Silva é presidente de “uma superpotência astuta como nenhum outro gigante emergente", que, de forma não-declarada, se contrapõe à influência dos Estados Unidos, mas sem o radicalismo da Venezuela e que expressa suas “ambições internacionais sem agitar um sabre", mas enviando "diplomatas e advogados para as zonas quentes ao invés de frotas de navios ou tanques",quando há algum conflito na região. Essa é uma entrevista exclusiva do site Caros Amigos, na próxima edição da revista, Tatiana Merlino escreve mais sobre o governo Obama. Em breve nas bancas e também disponível na versão digital através da assinatura digital Caros Amigos.


22 de junio de 2009

Irán y la Geopolítica Internacional



Advertencia de Beijing a EE.UU. respecto a Irán
M K Bhadrakumar Asia Times Online 22-06-2009
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens

China ha roto el silencio sobre la situación que se desarrolla en Irán. Sucede ante el trasfondo de un cambio discernible en la postura de Washington hacia los acontecimientos políticos en ese país.


China Daily, de propiedad gubernamental, publicó el jueves su principal comentario editorial con el título “Por la paz en Irán.” Viene entre informes en los medios occidentales de que el ex presidente Akbar Hashemi Rafsanyani está movilizando el clero de Qom para presionar al Consejo de Guardianes – y, luego, al Supremo Líder Ali Jamenei – para anular la elección presidencial del viernes que otorgó a Mahmud Ahmadineyad otro período de cuatro años.
Beijing teme una inminente confrontación y aconseja a Obama que se adhiera a la promesa hecha en su discurso del Cairo de no repetir errores de la política de EE.UU. en Oriente Próximo como el derrocamiento del gobierno elegido de Mohammed Mosaddeq en Irán en 1953. Beijing también advierte que no se deje que el genio de la impaciencia popular salga de la botella en una región extremadamente volátil a punto de estallar. Teherán vivió el viernes su sexto día de masivas protestas de partidarios de Mir Hossein Mousavi, a quien dicen le fue arrebatada la victoria.

Paralelo con Tailandia
Mientras tanto, el enviado especial de China para Oriente Próximo, Wu Sike, partió el sábado a un amplio viaje de quince días de duración por la región (que, significativamente, será completado con consultas en Moscú) para sondear la temperatura política en capitales tan variadas como el Cairo y Tel Aviv. Amman y Damasco, y Beirut y Ramala.
Beijing también hizo una declaración cuando se programó para el martes una sustantiva reunión bilateral entre el presidente Hu Jintao y Ahmadineyad al margen de la reunión en la cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghái (SCO) en Ekaterimburgo, Rusia.
Es concebible que Hu haya discutido la situación en Irán con su homólogo ruso, Dmitry Medvedev, durante su visita oficial a Moscú que tuvo lugar después de la cumbre de la SCO. Anteriormente, Moscú saludó la reelección de Ahmadineyad. Tanto China como Rusia detestan las revoluciones “de color”, especialmente cuando involucran algo tan desconcertante como Twitter, que Moscú presenció hace algunos meses en Moldavia y que cae muy mal respecto a la estrategia intervencionista global de EE.UU.


China anticipó la reacción contra la victoria de Ahmadineyad. El lunes, el periódico Global Times citó al ex embajador chino en Irán, Hua Liming, diciendo que la situación iraní volverá a la normalidad sólo si se llega a un acuerdo negociado entre los “principales centros del poder político… Pero, si no, es posible que se repita la reciente agitación en Tailandia.” Es bastante revelador que el veterano diplomático chino haya hecho un paralelo con Tailandia.
Sin embargo, Hua subrayó que Ahmadineyad goza de popularidad y que tiene “mucho apoyo en ese país nacionalista porque tiene el valor de expresar su propia opinión y se atreve a realizar sus políticas.” El consenso de la opinión de la comunidad académica china es también que la reelección de Ahmadineyad será una “prueba” para Obama.


Por lo tanto, el editorial de China Daily del jueves tiene la naturaleza de un llamado al gobierno de Obama para que no arruine su nueva política en Oriente Próximo, que se desarrolla bien, a través de acciones impetuosas. Significativamente, el editorial mantuvo la autenticidad de la victoria electoral de Ahmadineyad: “Ganar o perder son dos caras de una moneda electoral. Algunos candidatos son menos inclinados a aceptar la derrota.”
El periódico señaló que un sondeo de la opinión pública previo a la elección, realizado por el Washington Post, mostró que Ahmadineyad tenía una ventaja de 2 a 1 contra su rival más cercano, y algunos sondeos de opinión en Irán también indicaron más o menos lo mismo, mientras que, en realidad “ganó la elección por un margen inferior. Por lo tanto, las afirmaciones de la oposición contra Ahmadineyad son un poco sorprendentes.”


El editorial advierte: “Los intentos por impulsar la así llamada revolución de color hacia el caos serán muy peligrosos. Un Irán desestabilizado no es de interés para nadie si queremos mantener la paz y la estabilidad en Oriente Próximo, y en el mundo en general.” Recordó explícitamente que la “intervención de la Guerra Fría en Irán” de EE.UU. llevó a que la relación entre EE.UU. e Irán fuera difícil, “en la cual presidentes de EE.UU. trataron de meter su nariz en los asuntos internos de Irán.”

Teocracia contra republicanismo


Beijing comprende muy bien la política revolucionaria de Irán. China fue uno de los pocos países que acogieron calurosamente a Ruhollah Jomeini como presidente (en 1981 y 1989). Al contrario, India, que profesa vínculos “civilizacionales” con Irán, se mostró mucho más confusa sobre el legado revolucionario de Irán como para ser capaz de estimar correctamente los instintos políticos de Jamenei a favor del republicanismo. La mayor parte de las elites indias ni siquiera saben que Jamenei estudió como joven en la Universidad Patricio Lumumba de Moscú.
Sea como sea, la reunión de Hu y Ahmadineyad en Ekaterimburgo del martes mostró una vez más que Beijing tiene una idea muy clara sobre el va y viene de la política iraní. Sin duda, Hu acordó a Ahmadineyad su pleno honor como interlocutor estimado por Beijing.

Los medios chinos han seguido de cerca la trayectoria de la reacción de EE.UU. ante la situación en Irán, especialmente la “revolución Twitter”, que pone Beijing en guardia sobre las intenciones de EE.UU. Existen indicaciones de que el establishment de EE.UU. ha comenzado a interferir en la política iraní. El campo de Rafsanyani siempre mantiene líneas abiertas hacia Occidente. Teniéndolo todo en cuenta, se ve un grado de sincronización que tiene que ver con la ruta de la “revolución Twitter” de EE.UU, las negociaciones de Rafsanyani con el clero conservador en Qom y la actitud de desafío poco característica de Mousavi.


Obama enfrenta múltiples desafíos. Por una parte, como informó el jueves Helene Cooper de The New York Times, las continuas protestas callejeras en Teherán están envalentonando a un cuerpo de conservadores (favorables a Israel) en Washington para que exijan que Obama tome una “posición más visible de apoyo a los manifestantes.” Pero por otro lado, un cambio de régimen retrasaría inevitablemente el esperado acercamiento directo entre EE.UU. e Irán y afectaría el estrecho calendario de Obama para asegurar que las negociaciones cobren ímpetu para fines de año, mientras las centrífugas de Irán en sus instalaciones nucleares siguen girando.

También, una estructura fragmentada del poder en Teherán resultará ser poco efectiva en la ayuda a que EE.UU. estabilice Afganistán. No obstante, altos funcionarios del gobierno como el vicepresidente Joseph Biden y la secretaria de estado Hillary Clinton quisieran que EE.UU. “usara un tono más fuerte” en la turbulencia iraní. Cooper informó que hacen presión sobre Obama en el sentido de que podría correr riesgo de “salir al lado equivocado de la historia en un momento potencialmente transformador en Irán.”

Una reacción termidoriana


Sin duda, la turbulencia tiene un lado intelectual. Ya que Obama es uno de los pocos políticos dotados de intelectualidad y un agudo sentido de la historia sabe lo que está en juego es un intento bien orquestado del establishment clerical de la línea dura para echar marcha atrás los dolorosos cuatro años de proceso zigzagueante hacia el republicanismo en Irán.
Mousavi es el afable testaferro de los mulás, que temen que otros cuatro años de Ahmadineyad afectarían sus intereses creados. Ahmadineyad ya ha comenzado a marginar al clero de las prebendas del poder y de los sitios más atractivos de la economía iraní, especialmente la industria petrolera.

La lucha entre los mulás mundanos (en alianza con el bazar) y los republicanos es tan antigua como la revolución iraní de 1979, donde los fedayín del proscrito partido Tudeh (cuadros comunistas) fueron los partidarios originales de la revolución, pero los clérigos usurparon el liderazgo. Las pasiones políticas altamente artificiosas provocadas por la crisis de los rehenes con EE.UU. de 444 días de duración ayudaron a los astutos clérigos chiíes a escenificar la reacción termidoriana y a aislar a la dirigencia revolucionaria progresista. Irónicamente, EE.UU. figura de nuevo como un protagonista clave en la dialéctica de Irán – aunque no como rehén.
El imam Jomeini tenía cuidado con los mulás iraníes y creó el Cuerpo de los Guardias Revolucionarias Iraníes como fuerza independiente para asegurarse de que los mulás no secuestraran la revolución. Del mismo modo, su preferencia era que el gobierno fuera dirigido por no-clérigos. En los primeros años de la revolución, las conspiraciones tramadas por el triunvirato Beheshti-Rafsanjani-Rajai que organizó la salida del presidente secularista de izquierda, Bani Sadr (protegido de Jomeini), tuvieron la agenda de establecer un Estado teocrático de un solo partido. Son viñetas de la historia revolucionaria de Irán que podrían haber eludido a la comprensión intelectual de un George W Bush, pero Obama debe estar al tanto respecto a la tortuosidad de la política de Rafsanyani.


Si el putsch de Rafsanyani tuviera éxito, Irán se parecería en el mejor de los casos a un puesto avanzado decadente del Golfo Pérsico “pro-occidental.” ¿Sería durable un régimen dudoso? Más importante, ¿es lo que Obama desea ver como destino para al pueblo iraní? La calle árabe también está mirando. Irán es una excepción en el mundo musulmán donde el pueblo ha sido empoderado. Las multitudes de pobres de Irán, que forman la base de apoyo de Ahmadineyad detestan el establishment corrupto y venal de los clérigos. Ni siquiera ocultan su odio visceral a la familia Rafsanyani.


Por desgracia, la clase política en Washington no tiene la menor idea del mundo bizantino del clero iraní. Azuzada por el lobby israelí, está obsesionada por el “cambio de régimen”. La tentación será organizar una “revolución de color”. Pero la consecuencia será mucho peor de lo que ha conseguido en Ucrania. Irán es un poder regional y los escombros caerán por doquier. EE.UU. no tiene actualmente ni la influencia ni la fuerza vital para detener el flujo de lava de una erupción volcánica provocada por una revolución de color que podría llegar más allá de las fronteras de Irán.


El Embajador M K Bhadrakumar fue diplomático de carrera del Servicio Exterior de la India. Entre los puestos desempeñados figuran los ejercidos en la Unión Soviética, Corea del Sur, Sri Lanka, Alemania, Afganistán, Pakistán, Uzbekistán, Kuwait y Turquía.

21 de junio de 2009

El Espacio Suramericano


Construcción de un gran espacio suramericano


Alberto Buela (*)

En estos días que venimos recibiendo varias solicitudes del extranjero sobre la integración suramericana (investigadores brasileños como Julia Nassif Souza de la revista de Sociología la Univ. de San Pablo, de nuestro traductor al ruso Vladislav Gulevich entre otros) nos parece adecuado realizar algunas precisiones fundamentales sobre el tema. Sobre todo en el desenmascaramiento de los intereses reales que mueven la geopolítica brasilera, desde siempre ambivalente.

En primer lugar nosotros proponemos dejar de hablar de integración, concepto que forma parte de lo políticamente correcto, para hablar de construcción de un gran espacio geopolítico autocentrado económicamente y políticamente soberano. La categoría de integración es un engaña pichanga ad usum becarios. Luego de 18 años desde el Tratado de Asunción de 1991 al presente, el Mercosur resultó ser sólo el instrumento de integración de las burguesías comerciales de Sao Paulo y Buenos Aires, y nada más. La construcción de un gran espacio supone una voluntad de poder que se enfrente y recorte los poderes mundiales actuales en tanto que la idea de integración implica sumarse a las ventajas relativas de la globalización. O hablamos en términos geopolíticos de construcción de un gran espacio o callamos.


En segundo lugar hay que dejar de hablar de América Latina que es un concepto que indica una rémora colonial franco-inglesa – ni los aborígenes son latinos ni los criollos lo somos- para hablar de Iberoamérica o de la América Indoibérica y así incorporar sin tapujos al Brasil. El latino americanismo es un concepto vago y estéril, ha sostenido con razón don Helio Jaguaribe. Geopolíticamente hablando, esto es, desde un realismo político, se debe hablar de Suramérica (Sud- América es un galicismo inadmisible a esta altura de la historia americana), pues México y Centroamérica son dominios consolidados de la potencia imperial talasocrática.

En tercer lugar la construcción es solo posible si podemos asegurar un heartland suramericano protegido por las líneas de tensión geopolíticas cuyos vértices tendrían que ser Buenos Aires, Brasilia, Caracas y Lima o Quito o Bogotá. Este último vértice es indistinto aunque hoy es preferible Bogotá. Esto es lo que hemos denominado “teoría del rombo” que venimos defendiendo desde hace una década.

En cuarto lugar aquellos que tienen y pueden aportar más, aporten más, pues si no se da una relación de reciprocidad no hay construcción de un gran espacio en Suramérica. Este es el principio fundante de todo gran espacio geopolítico, pues si uno de los miembros aporta todo se transforma en un imperio subregional y si todos aportan por igual es una ficción política. No tiene miras de realización.

Si, hipotéticamente, se tuvieran en cuenta estas cuatro instancias que proponemos habría que eliminar, finalmente, los presupuestos histórico-políticos de los miembros que la integran comenzando por el mayor aportante, que en este caso es Brasil con casi 200 millones de habitantes y el 38% del PBI de la región.

Y acá salta la liebre. Y aquí aparece la cuestión fundamental. ¿Quiere Brasil la construcción de un gran espacio autocentrado económicamente y políticamente soberano en Suramérica?
Todo indica que no, pero todo aparece como que sí. En apariencias Itamaraty a todos los proyectos dice que sí, pero en realidad obra en concreto rechazándolos. Su alianza principal es con los Estados Unidos como socio privilegiado, relación que lo ha transformado hoy día en gendarme de la región. Su asociación secundaria es con cualquiera de los países suramericanos. Esta distinción entre aliado y socio es fundamental para poder llegar a comprender en parte, a barruntar, cuales son los intereses profundos que mueven a Itamaraty. Brasil es aliado de USA y socio de Argentina o Venezuela o Uruguay.

Nos explicamos con un ejemplo: El Banco del Sur (también podríamos hablar de la integración militar, del la Comunidad suramericana de naciones, del Unasur, de los corredores bioceánicos, del gasoducto transamazónico, de la navegación de los ríos interiores de la América del Sur, etc.).

El Banco del Sur arrancaría con un capital inicial de 7.000 millones de dólares, la controversia respecto del aporte de los países accionistas impulsores de la idea radica que unos, como Brasil o Paraguay, proponen hacer aportes menores del orden de los 300 millones y otros como Ecuador, Venezuela y Argentina proponen aportes significativos. En una palabra, unos quieren que el Banco del Sur nazca chico y otro piensan en términos de grandeza.
La contradicciones surgen con las declaraciones de Guido Mantega, ministro de hacienda del Brasil, quien sostuvo que:“ la prioridad del Banco del sur será financiar proyectos de infraestructura, logística y energía” y recordó que “sólo el Banco de Desarrollo de Brasil tiene 120.000 millones de dólares para financiar al sector productivo de su país, en tanto que el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) tiene sólo 100 millones de dólares para toda la región”.
¿Qué pretende entonces la intelligensia brasileña, crear un banco pobre esterilizando otra idea que puede servir para liberarnos, como lo hizo con la Comunidad Suramericana de naciones invitando a Surinam y Guyana, o sea, Holanda e Inglaterra a participar?
Esta idea del Banco del Sur, hay que decirlo con todas las letras la lanzó Chávez y le mostró sus beneficios a Kirchner, quien honesta y cabalmente la aceptó.
Brasil se sumó como se suma a todos los intentos de integración suramericana, no por su vocación integradora, sino porque Itamaraty (la cancillería brasileña: Su verdadero poder nacional) no descansa en su ambición de dominio. Y así, si los proyectos o ideas que se lanzan benefician su política permanente de “extensión al oeste” los apoya, de lo contrario los esteriliza, pero nunca los rechaza, pues su rechazo generaría una resistencia que no tiene por qué crear.
Esto hay que saberlo y nuestros gobiernos hispanoamericanos deberían alguna vez hacerlo notar. Brasil, a través de su cancillería Itamaraty, interpuso, interpone e interpondrá todos los recursos a su alcance para impedir la integración norte-sur o sur-norte de Suramérica, de modo tal que si hay algo que no desea ni quiere es la relación Caracas-Buenos Aires, y el Banco del Sur abona y refuerza esta integración.
Hace ya más de un siglo y a partir de los trabajos de don Tulio Jaguaribe, el padre de Helio Jaguaribe, el sociólogo que más influencia en el poder del Brasil ha tenido en estos últimos veinte años, los gobiernos de Argentina y Venezuela están solicitando al de Brasil avanzar en los trabajos para la integración fluvial del Suramérica sobre todo en la vinculación entre los ríos Paraguay –Guaporé a través del dragado de los ríos Alegre y Aguapey, atravesando la laguna Rebeca y el riacho Barbados y su respuesta siempre ha sido una dilación continuada.

Vemos como el Banco del Sur nos llevó a consideraciones que hacen al riñón de la geopolítica suramericana, a tratar de llamar a las cosas por su nombre y a correr el velo de las intenciones ocultas. El Banco del Sur es estrictamente hablando una idea metapolítica, pues va más allá de la limitación política partidaria y local para instalarse como categoría de condicionamiento de la acción política concreta futura del gran espacio suramericano.
Mientras tanto los seis países que inicialmente constituirían el Banco del Sur tienen presos 164.000 millones de dólares, en Bancos de USA y Europa, esto es, diez veces más de los créditos que recibimos con condicionamientos de todo tipo, durante el 2006.

El Banco del Sur si naciera grande se transformaría automáticamente en la expresión financiera de la Unión Suramericana lo que le permitiría negociar como bloque y no aisladamente con los poderes internacionales. La consecuencia natural del un Banco del Sur pensado en términos de grandeza sería la implantación de una moneda única tal como se propuso en la reunión del Mercosur, aquella a la que asistió Nelson Mandela, realizada en Ushuaia en 1999 y dilatada por Brasil sine die.
Es que Itamaraty no quiere una negociación en bloque, con una moneda única, con los poderes mundiales sino que desea negociar con Brasil como bloque con los poderes internacionales, esta es la madre del borrego. Quien no vea esto, mira sin ver.
Este ejemplo que hemos puesto es emblemático pues muestra como Itamaraty apoya y socaba al mismo tiempo un mismo proyecto. Nuestras cancillerías no se dan cuenta o no lo hacen notar, nuestros políticos menos pues pasan su vida en problemas internos y vuelos de cabotaje, ni qué decir de nuestros dirigentes sociales y culturales embelezados en un “latinoamericanismo” vacuo y falto de contenido.

En la construcción del gran espacio suramericano Brasil es Alemania y Argentina es Austria, pero la sumatoria de Venezuela, Perú y sobre todo Colombia equilibra la balanza. Hoy, a mediados del 2009, esta última opción, la opción Colombia es de singular importancia. Y si algún tonto de estos que nunca faltan pues stultorum infinitus est numerus nos dijera que es imposible, solo nos cabe responderle es conditio sine qua non en la construcción de un gran espacio suramericano reemplazar las criterios ideológicos por las relaciones geopolíticas o mejor aún: Metapolíticas.

La relación geopolítica de Argentina tiene que ser forzosamente con Brasil, pero para ello debe privilegiar las relaciones geopolíticas con Venezuela y Colombia más allá de los criterios ideológicos. Brasil tiene una gran ventaja sobre Argentina, su mayor potencial económico y militar pero al mismo tiempo tiene una desventaja geopolítica en la región, no puede tener ningún otro aliado de peso, sólo puede tener socios circunstanciales, pero Argentina si tuviera política exterior propia, sí que puede tener aliados. Y esta es la gran diferencia que juega a nuestro favor.

Socios históricos del Brasil lo han sido el Paraguay, Chile y Ecuador pero nunca llegaron a la categoría de aliados. Esta categoría es la que se quiso plasmar en el Tratado de Asunción con Argentina, pero no pasó de una asociación comercial. Así están las tensiones geopolíticas hoy en la América del Sur.




CEES (Centro de estudios estratégicos suramericanos) CGT
Dirección postal: Casilla 3198 (1000) Buenos Aires

18 de junio de 2009

Nuevo Orden Económico Mundial

¿Defunción del G-7 y nacimiento del BRIC?

Alfredo Jalife-Rahme La Jornada 18-06-2009

Esperábamos una "divisa BRIC" (Ver Bajo la Lupa 7, 10 y 14/6/09) y los magos del nuevo orden multipolar, el presidente ruso Dimitri Medvediev y su homólogo chino Hu Jintao, se sacaron de la manga "la divisa del Grupo Shanghai" (Shanghai Cooperation Organization: SCO, por sus siglas en inglés) que "apoyó la propuesta rusa de usar las divisas nacionales en sus intercambios, así como introducir una moneda común del grupo" (RIA Novosti, 16/6/09).

¿Se creó la "divisa del Grupo Shanghai"? Esta nueva divisa, que proponemos sea llamada "divisa Shanghai", será, según RIA Novosti, "similar a la unidad monetaria europea, que fue usada hasta la introducción del euro en 1999".
El hexapartita Grupo Shanghai (con "observadores" de enorme peso como India, Irán y Pakistán, además de Mongolia) fustigó "la presente estructura del sistema mundial de divisas, dominado por el dólar como la principal divisa de reserva global, lo cual se encuentra lejos de lo ideal", y consideró que "la aparición de nuevas divisas de reservas era inevitable (sic)".

Dmitri Medvediev, el anfitrión estrella, arremetió contra la unipolaridad del dólar antes, durante y después de las Cumbres Shanghai y BRIC: "el presente conjunto de divisas de reserva y la principal divisa de reserva, el dólar, han fracasado en funcionar como debieran", y propulsó el "rublo como divisa de reserva en el futuro cercano".

La cumbre Shanghai se acopló a la cumbre del BRIC: las dos grandes potencias euroasiáticas globales, Rusia y China, optaron por levantar la puja de la reforma del caduco orden financiero mundial mediante el Grupo Shanghai, en lugar de la cumbre del BRIC. Esta sutileza no es menor, ya que Brasil e India (miembros del BRIC) no pertenecen al Grupo Shanghai (aunque Nueva Delhi figure como "observador").

La transmutación operada en la misma ciudad de Yekaterinburg pareciera haber optado por la "divisa Shanghai", bajo la protección nuclear de una agrupación más cohesiva que lleva ocho años de edificación, en lugar de la "divisa BRIC" que hubiera tomado mucho mayor tiempo implementar.

Tampoco se debe soslayar el traslape funcional que existe entre el Grupo Shanghai, añejo de ocho años, con el recién entronizado BRIC, precisamente a través de sus dos miembros comunes: Rusia y China.

La cumbre cuatripartita del BRIC, donde sorpresivamente brilló el tema energético, que supuestamente correspondía al Grupo Shanghai en exclusiva, "apoyó el diálogo energético y su estímulo", así como "el empuje de las inversiones en dicho sector" y "la coordinación y cooperación entre productores y consumidores, incluidos los países de tránsito, con el fin de reducir la incertidumbre y asegurar la estabilidad y continuidad".

El BRIC se pronunció por la "diversificación de los recursos energéticos y el abastecimiento de productos energéticos, que incluya la energía renovable". También apoyó sutilmente la incorporación de India y Brasil como miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU y anunció que su segunda cumbre se llevará a cabo el año entrante en Brasil, lanzado así a la estratósfera geoeconómica.

El periódico oficioso chino People’s Daily (16/6/09) no oculta el cambio de paradigma global que se escenificó en Yekaterinburg: "una crisis económica grave implica la reconfiguración del mapa económico global y un nuevo orden en la moderna historia mundial; sin embargo, esto es absolutamente (¡súper sic!) inevitable e independiente de la voluntad humana. Frente al deterioro de la presente crisis financiera, la situación parece mejor para los países del BRIC y el papel que jugarán en la economía global. Así, existen bases para que los analistas predigan que las economías emergentes del BRIC probablemente asuman el liderazgo para salir de la recesión económica global".

+ Una cosa quedó clara en Yekaterinburg: el BRIC, una agrupación geoeconómica de reciente nacimiento oficial, es probable que de ahora en adelante funcione bajo la sombra militar del Grupo Shanghai. En términos pulcramente geoeconómicos el BRIC se volvió el primer competidor global, si no el sustituto, del agónico G-7.

Horas antes de la cumbre del BRIC, Arkady Dvorkovich, principal asesor económico de Dimitri Medvediev, anticipó la voluntad de Rusia de "invertir parte de sus reservas monetarias en bonos emitidos por Brasil, China e India" (Ap, 16/6/09).
Rusia y China, atoradas en la trampa global del dólar (y su irresponsable impresión de billetes que subsidia su belicismo planetario), buscan desesperadamente diversificar sus cuantiosas reservas en otro tipo de instrumentos financieros, por lo que Arkady Dvorkovich propuso "revisar la manera en que se valoran las obligaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI)" y exhortó a que "el rublo, el yuan y el oro (¡extra-súper-sic!) formen parte de una categoría revisada de monedas", con el fin de "formar la valoración de los Derechos Especiales de Giro (SDR, por sus siglas en inglés)", que representan la unidad monetaria contable del FMI.

Actualmente los SDR reflejan el viejo orden monetario mundial mediante una canasta de divisas en la que predomina el dólar, al unísono del euro, el yen nipón y la libra esterlina, lo cual es una enorme aberración.

La cúpula rusa ha emitido señales encontradas para iniciar las exequias formales del dólar, mientras Dvorkovich se encarga de diluir el ímpetu de su jefe Dimitri Medvediev, quien ha encabezado con China y Brasil el fin de la hegemonía del dólar: "existe un entendimiento (sic) de que la última cosa que necesitamos ahora son turbulencias en los mercados financieros", por lo que "nadie desea la ruina (¡súper sic!) del dólar, incluyéndonos a nosotros" (The Economic Times, 16/6/09).

A nuestro juicio, las cuantiosas reservas del BRIC –paradójicamente en dólares y prácticamente 40 por ciento de las reservas totales de las divisas mundiales– poseen la capacidad letal para sepultar al dólar, pero al precio quizá de su propio suicidio, ya que no existe todavía una divisa alterna. Y ésta representa precisamente la gran tarea conjunta tanto del Grupo hexapartita de Shanghai como del cuatripartita del BRIC.

Con antelación a la cumbre del BRIC, el canciller brasileño Celso Amorim sentenció que "el G-8 está muerto" y comentó "que el BRIC tendrá mayor influencia global que algunos países del mismo G-8 en la presente situación económica" (Xinhua, 15/6/09). Habría que corregir respetuosamente al visionario canciller brasileño, ya que la verdadera defunción sucede ya en el seno del G-7 (sin Rusia) que en el G-8 (con Rusia).

Quiérase o no, Rusia se convirtió en la bisagra de transición del viejo orden financiero internacional, mediante su incrustación en el moribundo G-8, al incipiente nuevo orden financiero global como uno de los líderes del cuatripartita BRIC y del hexapartita Grupo Shanghai.
Infografia realizada por la Agencia Rusa de Noticias Ria Novosti (http://sp.rian.ru/infografia/20090617/122013950.html)

11 de junio de 2009

El Nuevo Orden Geopolítico Mundial por Tiberio GRAZIANI


LA REGIONALIZACIÓN DE LOS MERCADOS COMO FACTOR DE INTEGRACIÓN GEOPOLÍTICA


Tiberio Graziani*

En los últimos años los procesos de fragmentación (balcanización) del espacio global y de mundialización de los mercados nacionales o regionales han contribuido, sinérgicamente, a sustentar la hegemonía del mayor actor global, los Estados Unidos de América, y, consecuentemente, de los grupos de presión que se expresan a través de su dirigencia. Sin embargo, la actual crisis económico-financiera del sistema “occidental” y la regionalización estructural de algunos mercados ( América meridional, Eurasia), que parecen sustanciar la reordenación del planeta en grandes espacios geopolíticos (multipolarismo), aceleran el declive de la “nación necesaria” y se oponen a los procesos de mundialización. El proceso de mundialización, que gira en torno al principio de la interdependencia económica, podría ser sustituido, a medio plazo, por un proceso de regionalización de base continental, centrado en el principio de complementariedad.


Mundialización, fragmentación territorial e interdependencia económica

En la introducción a la ponderosa compilación “L’espace mondial: fractures ou interdépendances?”, los editores P. Dallenne y A. Nonjon (1) proponen, como clave de lectura principal para la comprensión del complejo fenómeno conocido como mundialización (2) (o globalización, según la terminología en uso en el área cultural anglosajona), el análisis geoeconómico, con la declarada finalidad de “éviter l’arbitraire de toute prospective géopolitique”.

Pasando por alto aquí toda polémica referente a la geopolítica, tal y como se deduce de la cita que acabamos de reproducir, consideramos que el análisis geoeconómico – cuyo campo de investigación está constituido por el estudio de las estrategias económico-comerciales y financieras de los Estados, de las grandes empresas industriales, de las organizaciones internacionales (como por ejemplo la ONU, el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional) – tiene el indudable mérito de ayudarnos en la valoración de las tendencias macroeconómicas, y a veces microeconómicas, que influyen, corroboran o subyacen a algunas conductas típicamente geopolíticas (3).

Las variables económicas, de hecho, si son estudiadas cuidadosamente a nivel planetario y fuera de todo esquema ideológico o historicista, permiten comprender de manera más acabada algunas praxis geopolíticas y trazar mejor los probables órdenes mundiales futuros; además, su estudio tiene el valor de desvelar el peso ( y las estrategias) de algunos importantes grupos de presión económico-financieros en la influencia sobre las decisiones de gobiernos nacionales y en la desestabilización del eqilibrio político y social de zonas completas del Planeta, evidentemente, en beneficio de sus propios intereses y de los gobiernos que apoyan. Sólo por poner un ejemplo, todo el mundo conoce la influencia que el complejo militar-industrial estadounidense, en estrecha conexión con el lobby del petróleo (4), ha ejercido en las decisiones estratégicas de la “guerra al terrorismo” –que aún perdura – emprendida a escala global, después del 11 de septiembre de 2001, por la Administración Bush (5). Como, por otro lado, todo el mundo sabe, aunque sólo sea por dar otro ejemplo, la función desempeñada por las potentes ONG’s, dirigidas por el financiero “filántropo” George Soros, en la desestabilización de la ex Yugoslavia (6), en la perturbación del “exterior próximo” de Rusia (Bielorrusia y Ucrania), en algunas áreas críticas del continente eurasiático (Chechenia, Georgia, Osetia, Kirguistán, Myanmar, Tíbet, etc.).


Más precisamente, con respecto a las estrechas relaciones entre las políticas económicas de los EEUU y el proceso de mundialización, Jacques Sapir escribe que « lo que se llama “mundialización” en el lenguaje corriente es, en realidad, la combinación de dos procesos. El primero es el de la extensión mundial del capitalismo en su forma industrial en las regiones que no había tocado todavía. El segundo, que en gran medida es la aplicación de la política americana, corresponde a una política voluntarista de apertura financiera y comercial. » (7).

Considerando los Estados como entidades asimilables a las grandes empresas, es posible describir el espacio global como un vasto campo de fuerzas que estructuran el mundo en espacios dominantes y en periferias más o menos integradas económicamente. Tal descripción de las entidades estatales y de su función con respecto a las relaciones con el espacio y el poder, a las estrategias para la adquisición de la supremacía comercial y tecnológica (dos elementos característicos de la mundialización contemporánea) nos lleva a considerar que el actual proceso de mundialización está atravesando una profunda crisis, ya que las actividades económicas, comerciales y financieras parecen organizarse cada vez más según bases regionales y dimensiones continentales.

Desde un punto de vista político, es decir, de la soberanía, observamos que el regionalismo comercial, esto es, la integración regional sobre bases económico-comerciales y financieras –llevada a cabo mediante instrumentos como la cooperación interestatal, la zona de libre intercambio, la unión de aduanas, el mercado común, la unión monetaria –expresa un importante valor geopolítico, pudiendo constituir un volante para la unificación política del área específica.

Esta evolución de los procesos económicos en sentido regional y continental puede ser interpretada como una respuesta, en el plano económico y social, a los desequilibrios que el proceso de mundialización ha supuesto en los últimos años en vastas áreas del Planeta. Tal proceso , vale la pena recordarlo, ha provocado ( y sigue provocando) la ulterior fragmentación de la soberanía territorial de algunos espacios concretos del globo convertidos en entidades estatales extremadamente frágiles, haciendo muy dificultosa su gobernabilidad, en beneficio del sistema occidental; en beneficio, por tanto, de una escasísima parte de la población mundial, cuando no de pocas y particulares élites. La formación de grandes espacios económicamente autosuficientes y políticamente soberanos –a partir de la consolidación/integración de los ya existentes, entre los cuales se encuentran Rusia, China, India en el hemisferio septentrional y Brasil y Argentina en el meridional –constituiría, en cambio, un elemento de mayor estabilidad social y política para todo el Planeta. Otro elemento que es preciso subrayar con fuerza acerca de la globalización es que esta, procediendo hacia la uniformización mundial de las costumbres y de las producciones, tiende a nivelar las especificidades culturales de los pueblos, asimilándolas, además, en una lógica neocolonial, a los “valores” occidentales.

En referencia al proceso de mundialización, constatamos con P. Dallenne y A. Nonjon, que se remiten a la lección de Jacques Ténier (8), que “la integración regional se combina con [aquel] en una dialéctica de refuerzo/oposición” (9)
La integración regional refuerza los mecanismos mundializadores cuando inserta a regiones enteras en el mercado global, apelando al principio de interdependencia económica, y se opone a esos mismos mecanismos, cuando, en cambio, por oportunidades políticas y/o necesidades geopolíticas, integra a áreas enteras en una lógica que aquí definimos de autosuficiencia o complementariedad, sustrayéndolas, por tanto, al proceso de mundialización.
La integración regional, entonces, presenta, a ojos del analista, un carácter híbrido. En el ámbito de esta relación trataremos de analizar cómo tal peculiaridad se manifiesta en dos áreas del Planeta: Sudamérica y Eurasia y cómo se relaciona con los procesos de mundialización, fragmentación e integración de los espacios geopolíticos.


Hemisferio occidental: el caso de la América meridional

Consideremos en primer lugar el caso de la América meridional y cómo las dos lógicas opuestas, de refuerzo y oposición al proceso de mundialización, podrán contribuir a influir en los futuros escenarios geopolíticos de todo el área.
Por un lado, constatamos que los EEUU tratan de agregar desde hace mucho tiempo a los Países de América central y meridional en el ámbito de redes económico-comerciales (ALENA/NAFTA, ALCA/FTTA) y de cooperación militar (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca), con el evidente fin de mantener su propia hegemonía sobre todo el hemisferio occidental, siguiendo la estela de la tradición inaugurada por el presidente Monroe en 1823. La realización de tales redes implica la fragmentación territorial y la despotenciación de las soberanías nacionales de toda la América meridional. Generalmente la fragmentación y la despontenciación de las soberanías nacionales son ejecutadas mediante la despolitización de las clases dirigentes de los Países objeto de la integración económico-comercial, o, siguiendo las reglas del soft power (10), a través de la cooptación directa, y a menudo temporal, de algunas oligarquías locales seleccionadas (políticas, culturales, económicas) en los mecanismos de la economía y de la finanza mundiales, o, más burda y drásticamente, con la desestabilización política y económica de las zonas de interés, valiéndose de preexistentes tensiones endógenas, o creando artificialmente otras nuevas.

“Atomizar” la soberanía territorial en entidades estatales débiles e interdependientes es la condición esencial para que los EEUU y las grandes compañías puedan llevar a cabo una integración coherente con el proceso de mundialización –precisamente según los principios de la interdependencia económica –de todo el subcontinente, o bien un control total de este.
Por tanto, obstaculizar todo posible ensamblaje entre los actores regionales que pueda ser susceptible de tener consecuencias políticas propedéuticas para la constitución de un probable espacio geopolíticamte cohesionado, o de algún modo económicamente autosuficiente, en tal marco, resulta para los defensores (y controladores) del “libre mercado” un imperativo esencial; este imperativo determinará, muy probablemente, la estrategia que Washington tendrá que adoptar en los próximos años, con el fin de mantener sus propias prerrogativas sobre lo que era su antiguo “patio trasero”.

Por otro lado, tenemos, en cambio, el constante tejido de acuerdos y relaciones entre los diversos Países sudamericanos, principalmente entre Argentina y Brasil, entre Venezuela y Bolivia, entre Venezuela y Brasil, para la constitución de oportunas redes regionales dirigidas a liberar todo el subcontinente de la tutela (económica y militar) estadounidense. Para algunos analistas y hombres políticos de la América meridional, entre quienes se encuentran los brasileños Samuel Pinheiro Guimarães (11) y Luiz Moniz Bandeira (12), y los argentinos Alberto Buela y Félix Peña, este tipo de integración regional (Mercosur, ALBA, Comunidad andina, etc.) — que los partidarios del neoliberalismo llaman “bloques regionales” para evidenciar su función negativa con respecto a los procesos de mundialización (13) –podría constituir uno de los puntos de partida para la unificación monetaria y geopolítica de todo el subcontinente americano. En este sentido, recordemos que, a partir de octubre de 2008, Brasil y Argentina adoptarán, para sus intercambios, el Sistema de Pago en Moneda Local (SML) en lugar del dólar estadounidense. La adopción del SML es un primer paso hacia la integración monetaria de toda la región sudamericana.
Por tanto, parece que el principio de interdependencia económica –elemento esencial del proceso de mundialización –está siendo sustituido por el de complementariedad.
La tensión que genera la contraposición entre la constitución de un espacio meridional económica (y coherentemente) unificado y la comprensible resistencia de los EEUU determinará, con toda verosimilitud, el futuro geopolítico de todo el hemisferio occidental.
Observemos que algunos analistas estadounidenses, muy conscientes del declive de su País, como por ejemplo Robert A. Pastor, consideran que para superar el actual momento crítico, Washington debe asumir “un enfoque continental (a continental approach)” con una North American Community, que debería incluir a Canadá, los Estados Unidos y Méjico (14).


Hemisferio oriental: el caso de Eurasia


En el caso de Eurasia la cuestión es un poco más compleja. Aquí intervienen, de hecho, algunos factores geoestratégicos importantes que condicionan, a partir del hundimiento de la Unión Soviética, las praxis geopolíticas y geoeconómicas de los EEUU y de algunos lobbies interesados en los inmensos recursos de la masa eurasiática. Desde un punto de vista geoestratégico, observemos, sintéticamente, que Washington está obligado a:

- mantener la parte occidental de Eurasia (la Europa propiamente dicha) como cabeza de puente para controlar a Rusia y Oriente Próximo;
- perturbar algunas áreas asiáticas, principalmente la zona caucásica y el arco del Himalaya con la finalidad de condicionar a Moscú y Nueva Delhi y llevar a término el proyecto del “Gran Oriente Medio”;
- tratar de fragmentat el territorio de la República Popular China en al menos cuatro áreas: Tíbet, Xinjiang, Mongolia interior y China centro-oriental;
- mantener, finalmente, a Japón (la parte oriental de la masa eurasiática), como cabeza de puente especular a Europa, para controlar a Rusia y China, los dos pulmones de Eurasia.

Tal situación parece, a medio y largo plazo, insostenible para Washington. El amplio espectro de actividades destinadas a sostener su expansionismo debe, de hecho, saldar cuentas con la evidente crisis económica-financiera que aflige, actualmente, su estado de salud interna. Además, la ex hiperpotencia debe tomar nota de la gestación de un sistema multipolar articulado sobre grandes espacios continentales, que afectan tanto al Norte como al Sur del planeta: un espacio muy diferenciado, pero, por oportunidades políticas, económicas y de seguridad colectiva, bastante cohesionado, representado, en el hemisferio septentrional, por los acuerdos ruso-chino-indios y otro, en ciertos aspectos más homogéneo, en el hemisferio meridional, constituido por las nuevas relaciones entre Argentina y Brasil.

En el pasado reciente, según Jacques Sapir, « un punto central de la estrategia hegemónica de los Estados unidos después de 1991 era la conjugación de una política de debilitamiento de Rusia para que esta no pudiera jamás volver a ser el competidor global que fue la URSS, con una integración de este país en los marcos de la política americana. La apuesta política del debilitamiento era evidente. En cuanto a la integración, debía prevenir toda posible alianza de Rusia y China, con el riesgo para los Estados Unidos de ver las capacidades técnicas en el dominio militar de la primera asociarse al dinamismo económico previsible de la segunda» (15).

Atrapado entre las necesidades de orden geoestratégico, como pesada herencia de su “momento unipolar” (16), y los imperativos impuestos por los procesos de mundialización de los mercados, Washington debe revisar profundamente su propia función de potencia global. Recientemente, Condoleeza Rice, en su ensayo publicado en Foreign Affairs, la revista de estudios internacionales del Council on Foreign Relations, parece haber registrado implícitamente la actual debilidad de Washington, sosteniendo, con sentido realista (pese a la retórica “misionera” y “civilizadora” que recorre su escrito), que los EEUU deben tener “aliados permanentes” (permanent allies) (17).

Por cuanto respecta a Europa, la potencia norteamericana, en acuerdo con su socio especial (special partner), Gran Bretaña, en un breve arco temporal, ha logrado llevar hacia sus posiciones no sólo a los gobiernos de la parte oriental (Países Bálticos, Ucrania, Polonia, Eslovaquia, República Checa, Hungría y Rumania), es decir, la Nueva Europa, según la acepción del ex ministro de Defensa estadounidense, Rumsfeld, sino sobre todo a Francia y Alemania. La Unión Europea, controlada por los tandem de los atlanticist modernizers Merkel-Steinmeier, Sarkozy-Kouchner y Brown-Milliband, en realidad, no es “europea”, sino “atlántica”. Esta Europa, confeccionada por las cancillerías de Londres, París, Berlín y Washington, lejos de reforzar el carácter unitario político del propio espacio, parece cada vez más inclinada a deshacerse a lo largo de tres líneas de fractura principales: Europa continental (Alemania y Francia), la Nueva Europa (Europa oriental), y la Unión euromediterránea. En relación a los procesos de mundialización, la integración euromediterránea de los atlanticist Sarkozy y Merkel, en lugar de constituir un “bloque regional” mediterráneo (18), tiene la finalidad de despolitizar a las clases dirigentes de los Países árabes, cooptándolas en los mecanismos del mercado y de la finanza mundiales, aumentando así el grado de interdependencia económica de estos países con la economía mundial y, sobre todo, de impedir a la Turquía de Erdogan –interesada en intensificar las relaciones con Moscú y Teherán (19) – que evolucione como un autónomo e importante agente de decisiones en el Mediterráneo y en Oriente Próximo y Medio (20). Esta nueva Europa “tripartita” (y, por tanto, todavía más débil) entra en la actual estrategia transatlántica estadounidense que, destinada a limitar los daños de la Administración Bush en el área medioriental, necesita refortalecer sus relaciones con Europa como “socio político”, pero, al mismo tiempo, no puede correr el riesgo de que este socio sea, incluso sólo en potencia, mínimamente independiente. Una Europa débilmente transatlántica podría, de hecho, repensar su propia función fuera del contexto “occidental” americanocéntrico, acercándose a Rusia e intensificando sus relaciones con China e India – sobre bases de complementariedad y no de interdependencia económica –y, por cuanto se refiere al hemisferio occidental, con los Países del Mercosur.

En referencia a las “zonas de crisis” (área transcaucásica, Oriente próximo y Oriente medio y el arco del Himalaya), los procesos de mundialización proceden a través de una bien ideada estrategia de perturbación, destinada a debiltarlas ulteriormente en el plano político y social (Afganistán, Irak, Pakistán, Myanmar), y de préstamos “excepcionales” a las organizaciones y/o entidades estatales que parece que se ponen en marcha hacia la construcción de sociedades democráticas (21) y aceptan, por tanto, las reglas del libre mercado (véase el caso de Georgia, Azerbayán y Uzbekistán).

Con respecto al espacio chino-indio, el proceso de mundialización no parece que se desarrolle según lo que habían previsto los análisis macroeconómicos y financieros. Las decisiones en materia económica de los gobiernos de Pekín y Nueva Delhi, aunque diferentes, de hecho, parece que prefiguran, en los próximos años, la creación de un sistema integrado de las economías de los dos colosos asiáticos, a partir de las inversiones chinas para el desarrollo de las infraestructuras indias, y por el apoyo indio al sector chino de los servicios y de la información, necesitado de las tecnologías informáticas para desarrollar ulteriormente el orden económico nacional. En sustancia, parece prefigurarse un auténtico “bloque regional”. Se preve que, al cabo de dos o tres años, los intercambios comerciales entre los dos países alcancen el umbral de los cincuenta mil millones de dólares. Además, es preciso considerar que las necesidades energéticas de los dos Países asiáticos –China e India importan del exterior, respectivamente, el 70% y el 40% del petróleo que consumen –imponen a sus gobiernos políticas eurasiáticas, es decir, el establecimiento de fuertes acuerdos económicos con Rusia e Irán (socios complementarios), y “sudamericanos” (acuerdos con Brasil y Venezuela): todos ellos socios a los que Washington no parece querer en exceso. El reciente choque (julio de 2008) entre EEUU, China e India, acaecido en el ámbito de las negociaciones sobre el comercio global referente a los productos agrícolas, parece que responde a ese contexto más general. En tal contexto podría caber también la reunión del Big Five (Brasil, India, China, Méjico y Sudáfrica), que tuvo lugar en Sapporo, en paralelo a la cumbre del G8 ( Hokkaido, 7-9 julio de 2008).

Además, los acuerdos chino-indios podrían favorecer una nueva relación entre Pekín y Tokio. Los dos antagonistas históricos, de hecho, en el contexto de una integración económica comercial de toda la región oriental de Asia, podrían encontrar puntos de conveniencia política para la estructuración de un sistema multipolar. También en este caso el principio de la interdependencia económica sería sustituido por el de la complementariedad. Si eso llegase a suceder, el declive de los EEUU como potencia global sería imparable y veloz.

Para tal potencial amenaza, los EEUU, en este momento particular de crisis económico-financiera y de crecimiento de China e India, necesitan revisar profundamente su posición también con Japón, de modo especular a su política transatlántica con Europa, ya sea por obvios motivos estratégicos, o por motivaciones vinculadas a su expansionismo económico. Brzezinski, considerando que las nuevas realidades políticas globales parecen indicar el declive de “Occidente”, considera que la “Comunidad atlántica tiene que mostrarse abierta a una mayor participación por parte de los países no europeos” (22). El ex consejero de Carter preve una función de Japón ( y también de Corea del Sur) en el ámbito de la OTAN, con el fin de que Tokio esté aún más ligado a los intereses nacionales de los EEUU.

Conclusiones
De todo lo que hemos considerado brevemente más arriba se deduce que el fenómeno de la regionalización de los mercados en los dos hemisferios del Planeta, hasta hace no mucho tiempo estrictamente coherente con el proceso de mundialización y, sobre todo, orgánico a las doctrinas geopolíticas de dominio mundial que perseguían los EEUU en las últimas décadas, parece que se desarrolla cada vez más en un sentido grancontinental y, por tanto, contribuye, a medio plazo, a la integración geopolítica de grandes espacios autosuficientes. El principio mundializador y mundialista de la interdependencia económica a escala planetaria parece, además, que es sustituido por el de complementariedad, como nueva base para integrar, a escala continental, las diversas economías en el respeto de las especificidades y de las tradiciones culturales de las poblaciones del Planeta.
Por tanto, el siglo XXI estará marcado, en el plano geoeconómico, por la tensión que se instaurará entre los procesos de mundialización y los procesos orientados a la construcción de grandes espacios continentales, económicamente complementarios.

* Cofundador del IEMASVO [Istituto Enrico Mattei di Alti Studi per il Vicino e Medio Oriente, ha sido su vicepresidente (2007-2008)].
Docente de geopolítica en el IEMASVO, da seminarios y cursos de geopolítica en algunas universidades y centros de investigación y análisis.
Docente del Istituto per il Commercio Estero (ICE – Ministerio de Asuntos Exteriores italiano), hasta ahora ha dado cursos en varias partes del mundo como Uzbekistán, Argentina, India, China, Libia.
Dirige “Eurasia. Rivista di studi geopolitici” y la colección “Quaderni di geopolitica” (Edizioni all’insegna del Veltro), Parma, Italia.

direzione@eurasia-rivista.org
http://www.eurasia-rivista.org/


1. Pierre Dallenne, Alain Nonjon (editores), L’espace mondial: fractures ou interdépendence? Un panorama géoéconomique, in L’espace mondial: fractures ou interdépendances?, Ellipses, Paris 2005, pp. 11-23.
2. Aymeric Chaupadre, François Thual, Dictionnaire de géopolitique, Ellipses, Paris 1999, pp.551-555.
3. Sobre las relaciones entre geopolítica y geoeconomía, nos remitimos a Pascal Lorot (editor), Introduction à la géoéconomie, Economica, Paris 1999.
4. Franco Cardini, Astrea e i Titani. Le lobbies americane alla conquista del mondo, Editori Laterza, Roma-Bari 2003. Sobre el papel de los lobbies, véase también John J. Mearsheimer, Stephen M. Walt, La Israel lobby e la politica estera americana, Mondadori, Milano 2007. (Hay versión española, El lobby israelí, Taurus, 2007)
5. A tal respecto recordamos que el proceso de remilitarización de la política estadounidense comienza durante la crisis financiera del bienio 1997-1998. A principios de 1997 se funda el think-tank necon PNAC (The Project for the New American Century). Los miembros de esta organización, que incluye a personajes influyentes como Donald Rumsfeld, envían, el 26 de enero de 1998, una carta al entonces presidente Clinton sobre la oportunidad de emprender acciones militares contra Irak; el infome Rumsfeld, referente a la amenaza de un ataque con misiles balísitcos contra los Estados Unidos, es de julio de 1998 (http://www.fas.org/irp/threat/missile/rumsfeld/toc.htm ).
6. Yves Bataille, Il futuro geopolitico della Serbia, en Y. Bataille, A. De Rienzo, S. Vernole, La lotta per il Kosovo, Edizioni all’insegna del Veltro, Parma 2007. Y. Bataille, "Rivoluzione arancione" in Ucraina, tentativi USA in Eurasia e Banana Chiquita, www.eurasia-rivista.org, 25 de enero de 2005.
7. Jacques Sapir, Le nouveau XXI siécle, Paris, 2008, p. 63-64.
8. Jacques Ténier, Intégrations régionales et mondialisation. Complémentarité ou contradiction, La Documentation française, Paris 2003.
9. Pierre Dallenne, Alain Nonjon, op. cit., p. 12.
10. Joseph Nye, Soft Power, Einaudi, Torino 2005.
11. Samuel Pinheiro Guimarães, Le sfide dell’integrazione sudamericana, www.eurasia-rivista.org, 8 julio de 2008.
12. Luiz Moniz Bandeira (entrevista a), Unasur: un sistema efficace per evitare la subordinazione dell’America del Sud, www.eurasia-rivista.org, 28 de mayo de 2008.
13. El proceso de integración de la América indiolatina es sostenido por China y Rusia, que, representando al “amigo lejano”, son percibidas por los gobiernos de Caracas, Buenos Aires y Brasilia como mucho más fiables que los “vecinos” norteamericanos.
14. Robert A. Pastor, The Future of North America, Replacing a Bad Neighbor Policy, Foreign Affairs, July-August 2008, vol. 87, n. 4, p. 84-98.
15. Jacques Sapir, Le nouveau XXI siécle, Paris, 2008, p. 113.
16. Richard Hass, The Age on Nonpolarity. What Will Follow U.S. Dominance, Foreign Affairs, vol. 87, n. 3, May-June 2008, pp. 44-56
17. Condoleezza Rice, Rethinking the National Interest. American Realism for a New World, Foreign Affairs, July-August 2008, vol. 87, n. 4, p. 7.
18. En este sentido, es interesante leer lo que escribe el contraalmirante Jean Dufourcq, hoy jefe de la Oficina de Investigaciosn del Colegio de defensa de la OTAN en Roma, en Pour une solidarité stratégique euro-maghrébine, Géoéconomique, n. 42, été 2007, Choiseul, Paris 2007. El autor, pese a sostener que “le fait régional est un trésor de la planète à proteger au nom de la diversité génétique de celle-ci” (p.74), considera, sin embargo, que el porvenir común (la communauté de destin et d’interest euro-maghrébine) debe ser favorecido por “l’apparition d’une formule de laicité tolérant”: en otras palabras, se evidencia la función hegemónica de la cultura occidental con respcto a la arabo-islámica y a la islámica.
19. Aldo Braccio, Russia e Turchia: aumenta la collaborazione, y, del mismo autor, Turchia e Iran: un laboratorio per l’intesa contro gli scenari di guerra, respectivamente en www.eurasia-rivista.org, 5 de junio de 2008 y 24 de julio de 2008.
20. La reciente crisis georgiana nuevamente ha llamado la atención de los observadores sobre la importancia de los Dardanelos. Véase Fabio Mini, Prove di battaglia oltre lo stretto dei Dardanelli, La Repubblica, 27 agosto 2008, p. 2.
21. Francis Fukuyama, State Building. Governance and World Order in the Twenty-First Century, Profile Books Ltd, Great Britain 2005.
22. Zbigniew Brzezinski, L’ultima chance, Salerno editrice, Roma 2008, p. 150.


(trad. Javier Estrada)

6 de junio de 2009

Cuba y el Papel de la OEA




Breve análisis, sobre el tema Cuba y OEA que periódico Jornal do Brasil, me publica en el día de la fecha en su sección Internacional C.P.M.

Cuba e o papel da OEA hoje
Carlos Pereyra Mele

ANALISTA POLÍTICO

Comentamos oportunamente os resultados da V Cúpula das Américas, onde a Obamania, que vive o mundo, apresentou suas propostas para o continente americano, com o qual busca melhorar as relações e trata de esquecer a anterior administração de neoconservadores. Agora, a reunião de chanceleres da OEA.

Resolveu-se por "unanimidade" a reincorporação de Cuba ao sistema pan-americano, do qual havia sido expulsa por decisão dos EUA em 1962. Assim como se expulsou Cuba sem mediar diálogo algum, reincorpora-se a ilha também sem diálogo bilateral.

Cuba deixou de mostrar seu escasso interesse em participar de um organismo que a condenou e agora a convida a se reintegrar "sem condições". A verdade é que Cuba vê um presente grego nesse convite para fazer parte de um organismo criado pela diplomacia pan-americana dos EUA para os tempos da Guerra Fria – e baseada na Doutrina Monroe da "América para os americanos".

Agora, quilômetros de tinta se escreveram sobre a decisão, que a esta altura tem sua discussão reduzida a pequenos grupos anticastristas refugiados em Miami e financiados pela CIA.

Devemos elevar-nos sobre os sofismas e mitos. Cuba nunca foi um perigo para os EUA, mas sim um "argumento" para que Washington estabelecesse todo um sistema político econômico em nosso continente, com a desculpa de combater o comunismo dos Castro.

A pergunta que nos devemos fazer hoje em dia, nós latino-americanos, é qual o papel de organismos criados para os tempos da Guerra Fria, que não refletem mais o peso de países como Brasil, Peru, Chile e Argentina. Não serve a nossos interesses regionais e de integração continental. E aí está o presente grego do qual falava Cuba.

Devemos discutir a utilidade da OEA que, recordemos, não serviu para solucionar conflito entre Equador e Colômbia, por exemplo.

E os EUA, por outro lado, insiste em refortalecer esse organismo para não perder influência sobre novos jogadores como China e Rússia, e defender seus interesses.

Sábado, 06 de Junho de 2009 - 00:00

http://jbonline.terra.com.br/leiajb/noticias/2009/06/06/internacional/cuba_e_o_papel_da_oea_hoje.asp
Articulo en Español:
Cuba y la OEA Hoy

Lo comentamos oportunamente sobre los resultados de la V Cumbre de las Américas realizada en Puerto España, donde la Obama manía, que vive el mundo de este tiempo, presento sus nuevas políticas para el continente americano la cual se basa en mejorar las relaciones con la región y tratar de hacer olvidar la anterior administración de los neoconservadores con sus ejes de mal y del bien, sus guerras preventivas, etc., en ella el presidente Obama para granjearse y demostrar los nuevos vientos de cambios que vienen con su administración acicateado por una gigantesca crisis económica financiera sin precedente de la republica imperial que conduce. Ofreció una rama de olivo a un icono de la “resistencia” contra el imperialismo yanqui como fue la de flexibilizar el bloqueo con la isla de Cuba, conducida por los hermanos Castro Ruz.

Ahora en la reunión de cancilleres de la OEA que se esta realizando en San Pedro Sula (Honduras). Resolvió por “unanimidad”, la reincorporación de Cuba al sistema panamericano, del cual había sido expulsado por decisión de EE.UU. en 1962, y para ratificar estos nuevos vientos que corren en la diplomacia Norteamericana para nuestro continente con el aval de su Secretaria de Estado Hilary Clinton todos los presentes invitan a Cuba a reincorporarse nuevamente a la OEA. "Esto es un cambio de fondo, un acto propio de un estadista", dijo el responsable para América latina del Departamento de Estado, Thomas Shannon. Así como se la expulso a Cuba, sin mediar dialogo, se la reincorpora también sin dialogo bilateral.
Cuba ha dejado trascender su escaso interés de participar de un organismo que la condeno y ahora la invita a reintegrarse “sin condiciones”. La verdad es que Cuba ve un presente griego en esta invitación a participar de un organismo creado por la diplomacia panamericanista de USA para los tiempos de la guerra fría ( y basada en la Doctrina Monroe de América para los Americanos), y declaro: "Cuba no ha pedido ni quiere regresar a la OEA, llena de una historia tenebrosa y entreguista, pero reconoce el valor político, el simbolismo y la rebeldía que entraña esta decisión impulsada por los Gobiernos populares de América Latina", dijeron el miércoles las autoridades en un comunicado leído en televisión. Según el Gobierno de Raúl Castro, en la cumbre de la OEA, celebrada en San Pedro Sula (Honduras), hubo "presiones, condicionamientos y maniobras de Estados Unidos", pero al final se impuso "la fuerza formidable de la América Latina que está naciendo" e "hizo posible el desagravio, la rectificación histórica, la condena implícita al oprobioso pasado".

Ahora kilómetros de tinta se escribirán tantos de detractores de esta decisión que a esta altura de los tiempos se reduce a unos pequeños grupos de anticastrista refugiados en Miami y financiados por la CIA y de apologistas del régimen cubano que lo consideraran un triunfo moral sobre el “imperio”, que fue derrotado por la resistencia popular cubana. Pero debemos elevarnos sobre los sofismas y los mitos, Cuba nunca fue un peligro para EE.UU., pero si fue el “argumento” para que Estados Unidos estableciera todo un sistema político económico en nuestro continente con la excusa de combatir el castro comunismo, es mas los americanos al sur de México, sufrimos la aplicación de la llamada Doctrina de Seguridad Nacional, basada en la lucha contra ese “enemigo” que amenazaba las democracias occidentales y cristianas en las Américas (con la herramienta de las dictaduras militares). Seguramente estas definiciones causaran malestar en distintos sectores políticos afines al régimen cubano (especialmente en los llamados progresistas hoy en día). Pero ello es la realidad que es la única verdad.

La pregunta que nos debemos hacer hoy en día los latinos Americanos es si organismos creados para los tiempos de la Guerra Fría, que además no reflejan el peso de Países como Brasil, Perú, Chile, Argentina, etc. Pues en su estructura valen lo mismos, los votos de islotes escasamente poblados y con ninguna importancia económica como Trinidad y Tobago y muchas otras ex colonias inglesas y Holandesas del caribe. Nos sirve a nuestros intereses regionales y de integración continental. Allí esta el presente griego del que hablaba y en ese marco es que debemos discutir la utilidad de la OEA, que recordemos no sirvió para solucionar el conflicto entre Ecuador y Colombia y que si fue solucionado por el Grupo Río o mas recientemente cuando la UNASUR defendió al presidente Morales de los embates de los separatistas que estaban llevando el caos a Bolivia, Y que decir cuando la OEA debió haber aplicado el tratado del TIAR para defender a Argentina de la agresión del imperio Ingles.

Por ello no debemos equivocarnos los latinoamericanos en estos tiempos nuevos, de cambios doctrinarios y de nuevas realidades geopolíticas mundiales, que se están conformando hacia un nuevo mundo multipolar. EE.UU. insiste en refortalecer a este organismo: la OEA para no perder influencia en el Continente sabedores de la presencia de nuevos jugadores que la están desplazando como son China y Rusia y la aparición de países emergentes que le disputara su hegemonía y serán competidores tanto de sus interese económicos como políticos, por ello insiste en relanzar a la OEA como su espada diplomática para defender sus intereses.