Nos mudamos a Dossier Geopolítico

31 de mayo de 2011

Reciclando a los hombres de Ben Laden


Enemigos de la OTAN en Irak y en Afganistán, aliados en Libia


por Webster G. Tarpley*



Basándose en el análisis que hizo la academia militar de West Point de los archivos confiscados al Emirato Islámico de Irak, el historiador y periodista estadounidense Webster G. Tarpley demuestra que los miembros del Consejo Nacional de Transición libio provienen en su mayoría de Al-Qaeda. En un amplio movimiento de reorganización de sus acciones secretas, Estados Unidos está dirigiendo en Libia –y en Siria– a los yihadistas contra los cuales luchó en Irak y en Afganistán. El grito cínico de Washington es probablemente en este momento: «¡Ha muerto Ben Laden! ¡Vivan los benladistas!».



La actual operación militar contra Libia se basa en la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU [1] y su objetivo es proteger a los civiles. Las declaraciones del presidente Obama, del primer ministro David Cameron, del presidente Sarkozy [2] y de otros dirigentes han subrayado el carácter humanitario de esta intervención, cuyo objetivo oficial es impedir que las fuerzas favorables a la democracia y los partidarios de los derechos humanos sean masacrados por el régimen de Kadhafi.



Al mismo tiempo, numerosos comentaristas han expresado sin embargo cierta ansiedad ante el misterio que rodea el gobierno antikadhafista de transición surgido a principios de marzo en la ciudad de Benghazi, situada en el distrito cirenaico, en el noreste de Libia. Francia y Portugal ya reconocieron ese gobierno como único representante legítimo del pueblo libio. El Consejo de los sublevados cuenta al parecer un poco más de 30 delegados cuya identidad se mantiene, en la mayoría de los casos, bajo un manto de misterio.



Los nombres de más de una docena de miembros de ese Consejo se mantienen incluso en secreto, supuestamente para proteger a esas personas de la [posible] venganza de Kadhafi. Pero el secreto que rodea la identidad de esas personas pudiera deberse a otras razones. A pesar de numerosas incógnitas, la ONU y buena parte de las principales naciones miembros de la OTAN, como Estados Unidos, se apresuraron a ayudar a las fuerzas rebeldes a través de incursiones aéreas, lo que ha resultado en la pérdida de uno o dos aviones de la coalición, con la perspectiva de pérdidas aún más importantes en caso de invasión [terrestre].



Es hora ya de que estadounidenses y europeos sepan un poco más sobre los rebeldes que supuestamente representan una alternativa democrática y humanitaria al régimen de Kadhafi.



Resulta evidente que los rebeldes no son civiles, sino que constituyen una fuerza armada. Pero ¿qué tipo de fuerza armada?



Dado lo difícil que resulta estudiar a los jefes rebeldes desde el exterior, y ya que resulta imposible determinar el perfil sociológico de los rebeldes en pleno transcurso de esta guerra, es posible que el método típicamente utilizado para la historia de las sociedades pueda ser de alguna utilidad. ¿Existe alguna manera de conocer exactamente el clima de opinión que prevalece en las ciudades del noreste de Libia, como Benghazi, Tobruk o Derna, que constituyen los núcleos de la revuelta?



Un estudio «West Point» de diciembre de 2007 analizó el perfil de los combatientes extranjeros de la guerrilla y comprobó que yihadistas o muyahidines, de los que algunos eran posibles kamikazes, cruzaron la frontera siria hacia Irak durante el periodo 2006-2007, movimiento que se desarrolló bajo la supervisión de la organización terrorista internacional conocida como Al-Qaeda.



Dicho estudio se basa en cerca de 600 fichas de ese «personal» confiscadas en el otoño de 2007 por las fuerzas estadounidenses y posteriormente analizadas en West Point siguiendo una metodología que tendremos la posibilidad de examinar después de haber presentado sus principales conclusiones. Los resultados de ese estudio [Documento disponible para su descarga al final de esta misma página] permitieron descubrir ciertos rasgos predominantes en la mentalidad y estructura de las creencias de las poblaciones del noreste de Libia, y permitieron determinar algunos aspectos importantes sobre la naturaleza política de la revuelta contra Kadhafi en esa región.



Derna, noreste de Libia: Capital mundial de los yihadistas


El mayor descubrimiento del estudio de West Point es que el corredor que va de Benghazi a Tobruk, pasando por la ciudad de Derna, constituye una de las mayores concentraciones de terroristas yihadistas del mundo y puede ser considerado como la primera fuente de candidatos a kamikazes de todos los países. Con una proporción de 1 combatiente terrorista enviado a Irak a «matar estadounidenses» por 1,000 o 1,500 habitantes, Derna parece ser el paraíso de los kamikazes, muy por delante de Riad, en Arabia Saudita.



Según los autores del informe de West Point, Joseph Felter y Brian Fishman, Arabia Saudita ocupa el primer lugar en cantidad absoluta de yihadistas enviados a Irak a luchar contra Estados Unidos y contra los miembros de la coalición durante el periodo en cuestión. Libia, cuya población es menos de la cuarta parte de la de Arabia Saudita, ocupa el segundo lugar. Arabia Saudita envió el 41% de los combatientes. Según Felter y Fishman, «Libia era el siguiente [país] en la lista de países de origen, con un 18,8% (112) de combatientes provenientes de ese país, de los que precisaron su nacionalidad.» Otros países muchos más poblados quedaban muy por debajo: «Siria, Yemen y Argelia eran los siguientes con 8,2% (49), 8,2% (48) y 7,2% (43) respectivamente. Los marroquíes representaban el 6,1% (36) de los efectivos y los jordanos el 1,9% (11).»



Eso significa que al menos 1/5 de los combatientes extranjeros que ingresaban a Irak a través de la frontera siria venían de Libia, un país de apenas 6 millones de habitantes. La proporción de individuos deseosos de combatir en Irak era mucho más importante entre los libios que en cualquier otro de los países que apoyaban a los muyahidines. Felter y Fishman han subrayado que «casi el 19% de los combatientes de los expedientes de Sinjar venían sólo de Libia. Además, proporcionalmente Libia contribuyó mucho más que cualquier otra nación, según los expedientes de Sinjar, incluso en relación con Arabia Saudita.»




Como los expedientes sobre el personal de Al-Qaeda especifican el lugar de residencia de los combatientes extranjeros, tenemos la prueba de que el deseo de ir a Irak a «matar estadounidenses» no era el mismo en toda Libia sino que se concentra precisamente en las zonas que rodean Benghazi y que conforman hoy en día el epicentro de la sublevación contra el coronel Kadhafi, revuelta que Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia respaldan con tanto entusiasmo.



Como señala [el periodista] Daya Gamage en un reciente artículo de Asia Tribune sobre el estudio de West Point, «…elemento inquietante para los estrategas políticos occidentales, la mayoría de los combatientes venían del este de Libia, precisamente del núcleo de la actual insurrección contra el coronel Kadafhi. Según el informe de West Point, la ciudad de Derna situada en el este de Libia envió a Irak más combatientes que cualquier otra ciudad [de Libia]. [El informe] sitúa en 52 el número de combatientes que llegaron a Irak provenientes de Derna, una ciudad de sólo 80 000 habitantes (la segunda fue la ciudad de Riad, en Arabia Saudita, ciudad que cuenta más de 4 millones de habitantes). Benghazi, la capital del gobierno provisional libio seleccionada por los rebeldes antikadhafistas, envió 21 [combatientes], cifra igualmente desproporcionada en relación con su población» [3].


La misteriosa Derna sobrepasó la metrópolis de Riad con 52 hombres contra 51. En cambio, Trípoli, el bastión de Kadhafi, ni siquiera aparece en las estadísticas.




¿Cómo se explica la extraordinaria concentración de combatientes antiestadounidenses en Benghazi y en Derna?


La respuesta parece vinculada a las escuelas «extremistas» en materia de teología y de política que florecen en esa región. Como señala el informe de West Point: «Derna y Benghazi están asociadas desde hace mucho al militantismo islámico en Libia.»


Esas zonas están en conflicto ideológico y tribal con el poder central del coronel Kadhafi, además de que oponen a él en el plano político. Saber si ese conflicto ideológico amerita que mueran soldados estadounidenses o europeos es una pregunta que exige urgente respuesta.



Felter y Fishman subrayan que «una amplia mayoría de los combatientes libios entre los que precisaron su ciudad de origen en las fichas de Sinjar vive en el noreste del país, específicamente en la ciudad costera de Derna con un 62,5% (52) y la de Benghazi con un 23,9% (21). Ambas [ciudades] están vinculadas desde hace mucho al militantismo islámico en Libia, especialmente a través de un levantamiento [orquestado] por organizaciones islamistas a mediados de los años 1990. El gobierno libio acusó a “infiltrados” provenientes de Sudán y Egipto de fomentar aquella revuelta, al igual que un grupo –el Libyan Islamic Fighting Group (jama-ah al-libiyah al-muqatilah)– conocido por contar en sus filas a veteranos afganos. Las insurrecciones libias fueron extremadamente violentas» [4].



El este de Libia: La mayor concentración de candidatos a kamikazes


Otro aspecto muy notable de la contribución libia a la guerra contra las fuerzas estadounidenses en Irak es la marcada propensión de los libios del noreste a escoger el atentado suicida con bombas como principal método de combate. Como reporta el estudio de West Point, «entre los 112 combatientes libios fichados, el 54,4% precisó la naturaleza de su misión. De ellos, el 85,2% (51) inscribieron “atentado suicida con bomba” para describir el objetivo de su llegada a Irak» [5]. Lo cual significa que los libios del noreste son mucho más propensos a los atentados suicidas que todos los combatientes provenientes de otros países. «Los combatientes libios eran mucho más frecuentes en la lista de candidatos a kamikazes que los de cualquier otra nacionalidad (85% en el caso de los libios, 56% en el caso de los demás).» [6]



En 2007, la organización antiKadhafi conocida como Grupo Islámico Combatiente en Libia (GICL) fusiona con Al-Qaeda


La base institucional dedicada al reclutamiento de los combatientes de la guerrilla en el noreste de Libia está ligada a una organización que se llamaba anteriormente Grupo Islámico Combatiente en Libia (GICL) [الجماعة الليبية المقاتلة]. En 2007, el GICL se declaró oficialmente a sí mismo como una extensión de Al-Qaeda y modificó su nombre para convertirse «Al-Qaeda en el Maghreb Islámico» (AQMI) [تنظيم القاعدة في بلاد المغرب الإسلامي]. La consecuencia de esa fusión en 2007 fue un crecimiento de la cantidad de combatientes provenientes de Libia que llegaban a Irak. Según Felter y Fishman, «el aparente flujo de reclutas hacia Irak pudiera estar vinculado a una colaboración cada vez más estrecha entre el GICL y Al-Qaeda, que desembocó el 3 de noviembre de 2007 en la fusión oficial entre el GICL y Al-Qaeda» [7]. Otras fuentes confirmaron esa fusión. En 2008, una declaración atribuida a Ayman al-Zawahiri confirmaba que el Grupo Islámico Combatiente en Libia se había unido a Al-Qaeda [8].



El informe de West Point muestra claramente que los principales bastiones del GICL –que se convirtió posteriormente en AQMI– eran las ciudades de Benghazi y Derna. Lo anterior queda demostrado en una declaración de Abu Layt al-Libi, el sui generis «emir» del GICL, quien se convertirá posteriormente en uno de los líderes de Al-Qaeda. En el momento de la fusión de 2007, Abu Layt al-Libi, el emir del GICL, subrayó la importancia de la contribución de Benghazi y de Derna en el yihadismo islámico al declarar: «Es por la gracia de Alá que levantamos la bandera de la yihad contra ese régimen herético, bajo la dirección del Grupo Islámico Combatiente en Libia, que ha sacrificado la élite de sus hijos y de sus oficiales para combatir a ese régimen, y cuya sangre se ha derramado en las montañas de Derna, en las calles de Benghazi, en los barrios periféricos de Trípoli, en el desierto de Saba y en las arenas de las playas.» [9]




Ammar Ashur al-Rufayi, conocido como «Abu Lait el Libio (al-Libi)» (1967-2008), participó en su adolescencia en la lucha contra los soviéticos en Afganistán, bajo las órdenes de Osama Ben Laden y de la CIA. En los años 1990, se convirtió en comandante del Grupo Islámico Combatiente en Libia (GICL) y en asistente de Ayman al-Zahwari. Participó en el complot de Al-Qaeda que trató infructuosamente de asesinar al coronel Kadhafi en 1994. David Shayler, agente del contraespionaje británico, reveló posteriormente que aquella operación fue orquestada por orden de los servicios secretos de Su Majestad. Se le atribuye a Abu Lait el Libio la organización del comando suicida que atacó la base aérea estadounidense de Bagram, en Afganistán, el 27 de febrero de 2007, en plena visita del vicepresidente Cheney. Se ofreció una recompensa de 5 millones de dólares por su cabeza. Fue muerto posteriormente por un avión sin piloto de la CIA. El resultado de la fusión de 2007 fue que los reclutas libios de Al-Qaeda adquirieron una importancia creciente en la actividad del conjunto de la organización, desplazando así su centro de gravedad y alejándola de los sauditas y los egipcios, anteriormente mucho más preponderantes. Como señalan Felter y Fishman, «las facciones libias (principalmente el Grupo Islámico Combatiente en Libia) tomaron una importancia creciente en el seno de Al-Qaeda. Los ficheros de Sinjar muestran que cada vez más libios se fueron a combatir a Irak a partir de mayo de 2007. La mayoría de los reclutas libios provenían de ciudades del noreste de Libia, una zona conocida desde hacía mucho por sus vínculos con el movimiento yihadista» [10].



El estudio de West Point entregado en 2007 concluyó con la formulación de varias opciones políticas para el gobierno de Estados Unidos. Una posible enfoque, sugerida por los autores, sería que Estados Unidos cooperara con los actuales gobiernos árabes para contrarrestar a los terroristas. Como indican Felter y Fishman, «los gobiernos libios y sirios comparten esta misma preocupación americana sobre una ideología yihadista salafista violenta, y sobre actos violentos perpetrados por sus miembros. Esos gobiernos, al igual que otros en el Medio Oriente, temen a la violencia en su propio suelo y preferirían que los elementos radicales se vayan a Irak en vez de causar problemas “en casa”. Los esfuerzos de Estados Unidos y de la coalición por contener el flujo de combatientes hacia Irak serían mucho más eficaces si tomaran en cuenta el conjunto de la cadena logística que permite el desplazamiento de esos individuos –comenzando por su país de origen– en vez de ocuparse simplemente de los puntos de entrada sirios. Estados Unidos debería ser capaz de aumentar la cooperación de los gobiernos para frenar el flujo de combatientes hacia Irak ayudándolos a resolver sus propios problemas locales de violencia yihadista» [11].


Teniendo en cuenta lo sucedido posteriormente, podemos afirmar que no fue esa la opción escogida, ni al final de la era Bush ni durante la primera mitad del mandato de Obama.



El estudio de West Point ofrece también otra opción, más siniestra. Felter y Fishman dan a entender que es posible utilizar las antiguas facciones del GICL de Al-Qaeda contra el gobierno del coronel Kadhafi, esencialmente mediante la creación de una alianza de facto entre Estados Unidos con un segmento de la organización terrorista. El informe de West Point señala que: «La fusión entre el Grupo Islámico Combatiente en Libia (GICL) y Al-Qaeda, y su aparente decisión de proporcionar prioritariamente un apoyo logístico al Estado islámico de Irak es probablemente motivo de controversia en el seno de la organización. No sería sorprendente que ciertas facciones del GICL sigan priorizando la lucha contra el régimen libio por encima del combate en Irak. Es sin dudas posible exacerbar las divisiones en el seno mismo del GICL, y entre los líderes del GICL y los de Al-Qaeda provenientes de la base tradicional saudita y egipcia.» [12] Lo anterior corresponde a la política estadounidense que estamos viendo hoy en día, que consiste en una alianza con los fanáticos oscurantistas y reaccionarios de Al-Qaeda en Libia contra el coronel Kadhafi, que es un reformador nasserista.



Armar a los rebeldes: la experiencia de Afganistán


Cuando se ve la dramática experiencia de los esfuerzos de Estados Unidos por movilizar a las poblaciones de Afganistán contra la ocupación soviética de los años 1980, debería resultar evidente que la política de la Casa Blanca de Ronald Reagan consistente en armar a los muyahidines afganos con cohetes Stinger y otras armas modernas resultó trágica para los propios Estados Unidos. Como Robert Gates parece admitir prácticamente en sus Memorias, Al-Qaeda fue creada en aquellos años por Estados Unidos como una especie de legión árabe destinada a combatir la presencia soviética, con los desastrosos resultados a largo plazo que ya conocemos.



Hoy en día está claro que Estados Unidos está entregando armas modernas a los rebeldes libios a través de Arabia Saudita y de la frontera egipcia, con el activo respaldo del ejército egipcio y de la nueva junta militar proestadounidense instaurada en el propio Egipto [13]. Todo lo anterior constituye una violación directa de la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU, que exhorta a un embargo total de las entregas de armas a Libia. Se supone que las armas entregadas van a utilizarse contra el coronel Kadhafi en las próximas semanas. Sin embargo, dada la naturaleza violentamente antiestadounidense de la población del noreste de Libia que está recibiendo ese armamento, no es posible garantizar con absoluta certeza que todas esas armas no acaben por volverse un día contra quienes las proporcionaron.



Pero lo que plantea un problema más importante aún es la conducta de un futuro gobierno libio controlado por el actual consejo rebelde, con su amplia mayoría de islamistas del noreste, o de un gobierno parecido de un posible futuro Estado independiente cirenaico. Suponiendo que un régimen de ese tipo tenga acceso a los ingresos del petróleo, es evidente que ello plantearía cierto número de problemas de seguridad internacional. [El periodista] Daya Gamage escribe al respecto: «Si la rebelión logra derribar el régimen de Kadhafi, tendrá entonces acceso directo a las decenas de miles de millones de dólares que Kadhafi supuestamente escondió en diferentes países durante sus 40 años de reinado.» [14] Después de haber visto la mentalidad prevaleciente en el noreste de Libia, no es difícil imaginar en qué serían utilizados dichos ingresos.



¿Qué es Al-Qaeda y por qué lo utilizó la CIA?


Al-Qaeda no es una organización centralizada sino más bien una especie de agrupación de fanáticos, de sicóticos, agentes dobles, provocadores, mercenarios, etc. Como ya explicamos anteriormente, Al-Qaeda fue creada por Estados Unidos y los británicos durante la guerra contra los soviéticos en Afganistán. Es evidente que la mayoría de sus líderes, como el famoso vicecomandante Ayman Zawahiri, o la actual estrella en ascenso Anwar Awlaki, son agentes dobles del MI6 y/o de la CIA. La creencia fundamental alrededor de la cual se estructura Al-Qaeda es que todos los gobiernos árabes o musulmanes actuales son ilegítimos y que deben ser derrocados ya que no representan al califato que Al-Qaeda dice ver en el Corán. Eso significa que la ideología de Al-Qaeda constituye para las agencias de inteligencia una herramienta sencilla y lista para uso cuando se trata de atacar y desestabilizar a los gobiernos árabes y musulmanes establecidos, en el marco de la constante necesidad imperialista y colonial de saquear y de atacar a las naciones en vías de desarrollo. Esto es precisamente lo que está sucediendo actualmente en Libia.



Al-Qaeda surgió del medio político-cultural de los Hermanos Musulmanes, o Ikhwan, creado también por los servicios de inteligencia británicos en el Egipto de los años 1920. Estados Unidos y Gran Bretaña utilizaron entonces a los Hermanos Musulmanes egipcios como movimiento de oposición contra las brillantes políticas antiimperialistas del presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, quien estaba logrando enormes victorias para su país con la nacionalización del canal de Suez y la construcción de la represa de Asuán, sin las cuales era inconcebible el Egipto moderno. Los Hermanos Musulmanes actuaron contra Nasser como una especie de «quinta columna», compuesta de agentes extranjeros, exactamente de la misma manera en que Al-Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) proclama a toda voz su respaldo a la rebelión contra el coronel Kadhafi.



En mi reciente libro El terror fabricado: Made in USA [15] refiero detalladamente la naturaleza de Al-Qaeda, por lo que no repetiré aquí ese análisis. Me limitaré a recordar que no tenemos por qué creer en el fantasioso mito que el gobierno de Estados Unidos ha construido alrededor de la apelación «Al-Qaeda», para reconocer el ya demostrado hecho de que los militantes o los desequilibrados que se unen a las filas de Al-Qaeda son a menudo sinceros en lo que se refiere a su odio y su ardiente deseo de «matar estadounidenses y europeos». La política de la administración Bush utilizó la supuesta presencia de Al-Qaeda como pretexto para desencadenar un ataque militar directo contra Afganistán e Irak. La administración Obama está modificando esa política al intervenir junto a una rebelión en la que Al-Qaeda y sus aliados están fuertemente representados porque atacan al régimen autoritario del coronel Kadhafi, que se mantenía en el poder desde hace décadas. Ambas políticas conducen al fracaso y es necesario abandonarlas.



Los jefes de los rebeldes Jalil y Yunis, al igual que la mayor parte de los miembros del Consejo de los rebeldes libios, son miembros de la tribu Harabi, vinculada a Al-Qaeda


El resultado de la presente investigación es que la rama libia de Al-Qaeda es una prolongación del Grupo Islámico Combatiente en Libia en Derna y Benghazi. La base étnica del GICL es, aparentemente, la tribu Harabi [profundamente] antikadhafista, de la que procede la gran mayoría de los miembros del Consejo de los rebeldes, incluyendo a sus dos principales líderes Abdul Fatah Yunis y Mustafa Abdul Jalil. Estos elementos demuestran que, en la práctica, el Grupo Islámico Combatiente en Libia, la élite de la tribu Harabi y el Consejo de los rebeldes respaldado por Obama están muy estrechamente vinculados. Como me decía hace algunos años el ex ministro de Relaciones Exteriores de la República de Guyana y presidente de la Asamblea General de la ONU, Fred Willis –quien fue un verdadero combatiente contra el imperialismo y el neocolonialismo–, tras las formaciones políticas en los países en vías de desarrollo (y no sólo en esos países) se esconden a menudo rivalidades étnicas o religiosas. Eso es lo que sucede en Libia. La rebelión contra Kadhafi es una mezcla envenenada de odio fanático contra Kadhafi, de islamismo, de tribalismo y de rivalidades locales. Desde este punto de vista, la decisión de Obama de tomar partido en una guerra tribal es una idiotez.



Cuando Hillary Clinton viajó a París para que el presidente francés Nicolas Sarkozy le presentara a los rebeldes libios, la secretaria del Departamento de Estado se reunió con el líder de la oposición libia Mahmud Jibril, un personaje que recibió una educación estadounidense y cuyo nombre ya era conocido para los lectores de Wikileaks como uno de los [interlocutores] preferidos de Estados Unidos [16].



Jibril puede ser considerado un personaje presentable en París, pero los verdaderos cabecillas de la insurrección libia son en realidad Jalil y Yunis, dos ex ministros de Kadhafi. De estos dos personajes, el verdadero jefe parece ser Jalil, al menos por el momento: «Mustafa Abdul Jalil o Abdul-Jalil (en árabe: مصطفى عبد الجليل, que también puede escribirse Abdul-Jelil, Abd-al-Jalil, Abdel-Jalil o Abdeljalil, y también a veces, erróneamente, Abud Al Jeleil) es un político libio nacido en 1952. Fue ministro de Justicia (y, de forma no oficial, secretario del Comité General del Pueblo) del coronel Muammar el-Kadhafi (…) Abdul Jalil ha sido identificado como el presidente del Consejo Nacional de Transición basado en Benghazi, aunque otros elementos entre los rebeldes cuestionan su nominación a ese puesto debido a sus relaciones pasadas con el régimen de Kadhafi.» [17]



En cuanto Yunis, estuvo estrechamente vinculado a Kadafhi desde que este último tomó el poder, en 1968-1969. «Abdul Fatah Yunis (en árabe: عبد الفتاح يونس) es un alto oficial del ejército libio. Tenía rango de general y ocupó el puesto de ministro del Interior antes de dimitir el 22 de febrero de 2011…» [Ibid.]



Lo que más debería inquietarnos es que tanto Jalil como Yunis son miembros de la tribu Haribi, mayoritaria en el noreste de Libia, que es precisamente la tribu que se relaciona con Al-Qaeda. Según la agencia Stratfor, «…la tribu Harabi es históricamente un poderoso conjunto de clanes del este libio que ha visto declinar su influencia bajo Kadhafi. El líder libio confiscó, en efecto, tierras cultivables a los miembros de esa tribu para entregarlas a otros clanes más débiles, pero más leales… La mayoría de los líderes del este libio hoy emergentes provienen de la tribu Harabi, incluyendo a los jefes del gobierno provisional instalado en Benghazi, Abdel Mustafa Jalil y Abdel Fatah Yunis, que tuvieron un papel fundamental en la deserción de ciertos militares al principio de la insurrección» [18]. Es un poco como una carrera por la presidencia [estadounidense] en la que ambos candidatos provienen del mismo Estado, con la diferencia de que las feroces rivalidades tribales agravan considerablemente el problema.



Consejo de los rebeldes: La mitad de los nombres se mantienen en secreto. ¿Por qué?


Un análisis de la composición global del Consejo de los rebeldes no logra mejorar la imagen de su base regional, sectaria y estrecha, sino que la empeora. Según una descripción reciente, el Consejo de los rebeldes está «presidido por un ex ministro libio de Justicia, con buena reputación, Mustafa Abdul Jalil, y se compone de 31 miembros, que supuestamente deben representar a todo el país, pero cuyos nombres no pueden divulgarse por “razones de seguridad”» … «Los principales miembros del Consejo, al menos los que conocemos, pertenecen todos a la confederación de tribus Harabi del noreste de Libia. Esas tribus tienen fuertes conexiones con Benghazi que se remontan incluso a la época anterior a la revolución de 1969 que llevó a Kadhafi al poder.» [19] Otros artículos confirman la cantidad de representantes: «El Consejo se compone de 31 miembros; la identidad de varios de esos miembros no se ha hecho pública para preservar así su seguridad.» [20] Con todo lo que ya sabemos sobre la extraordinaria densidad de combatientes del GICL y de fanáticos de Al-Qaeda en el noreste de Libia, nos parece justificado preguntarnos si la identidad de todos esos miembros del Consejo de verdad se mantiene en secreto para protegerlos de Kadhafi o si no es más bien para evitar que sus nombres se reconozcan en Occidente como nombres de terroristas o de simpatizantes de Al-Qaeda. Esta última hipótesis parece estar más cerca de la situación actual.



Los nombres divulgados hasta ahora son: Mustafa Abduljaleel; Ashur Hamed Burashed, representante de la ciudad de Derna; Othman Suleiman El-Megyrahi, por la región de Batnan; Al Butnan, por la zona fronteriza con Egipto y Tobruk; Ahmed Abduraba Al-Abaar, por la ciudad de Benghazi; Fathi Mohamed Baja, por Benghazi; Abdelhafed Abdelkader Ghoga, por Benghazi; Omar El-Hariri en Asuntos Militares, y el Dr. Mahmud Jibril, Ibrahim El-Werfali y el Dr. Ali Aziz Al-Eisawi en Relaciones Exteriores [21].



El Departamento de Estado debería interrogar a esas personas, empezando quizás por Ashur Hamed Burashed, el delegado de la ciudad de Derna, bastión de los terroristas y de los candidatos a la realización de atentados kamikazes.



¿Cuántos miembros, veteranos o simpatizantes de Al-Qaeda componen el Consejo de los sublevados?


Todo lo que se sabe a través de la bruma de la guerra es que se han divulgado oficialmente los nombres de menos de una docena de miembros del Consejo, o sea no más de la mitad de sus 31 miembros. Los medios de prensa estadounidense y europea no han tratado de identificar para nosotros los nombres que ahora conocemos y, sobre todo, han hecho todo lo posible por no llamar la atención sobre esa [oscura] mayoría de miembros del Consejo de sublevados que sigue actuando en el mayor secreto. Tenemos que exigir, por consiguiente, que se den a conocer los nombres de los miembros, veteranos o simpatizantes del GICL que forman parte de dicho Consejo.



Estamos siendo testigos de un intento de la tribu Harabi por tomar el poder sobre las otras 140 tribus libias. Los Harabi ya tienen prácticamente el poder hegemónico en la región cirenaica. En el núcleo de la confederación Harabi se encuentra el clan El-Obeidat, dividido a su vez en 15 subclanes [22]. Todas esas consideraciones pudieran no presentar más interés que el puramente académico, si no existiese esta evidente conexión entre las tribus Harabi, por un lado, y, por el otro, el GICL y Al-Qaeda.



El movimiento Sanusi en Libia, ¿monárquico o democrático?


La tradición político-religiosa del noreste de Libia hace de esta región un terreno propicio para las sectas musulmanas más extremistas, y también la predispone a favor de la monarquía más que de las formas de gobierno más modernas que de las que es partidario Kadhafi. La tradición musulmana predominante es la de la orden Sanusi (o Senussi), una secta musulmana que se opone a Occidente. En Libia, la orden Sanusi está estrechamente vinculada a la monarquía, desde la época del rey Idris –puesto en el poder por los británicos en 1951 y derrocado por Kadhafi en 1969– quien era el jefe de la orden Sanusi. En los años 1930, los Sanusi organizaron la rebelión contra los colonos italianos respaldados por el general Graziano y su ejército. Hoy en día, los rebeldes usan la bandera de la monarquía y pudieran promocionar el regreso al trono de uno de los dos pretendientes provenientes del linaje de Idris. [En otras palabras], los sublevados libios están más cerca de la monarquía que de la democracia.



El rey Idris, reverenciado por los rebeldes libios de hoy


Veamos cómo describe la agencia Stratfor al rey Idris y a los Sanusi: «El rey Idris pertenece a un linaje de dirigentes provenientes de la orden Sanusi, orden religiosa sufí fundada en 1842 en Al Bayda que practica una forma austera y conservadora de Islam. La Sanusia representaba, antes de la creación del moderno Estado de Libia, una fuerza política en la región cirenaica y conserva aún cierta influencia hoy en día. No por casualidad esa región es el centro del yihadismo libio, con grupos como el Grupo Islámico Combatiente en Libia (GICL). De hecho, el clan Kadhafi ha calificado la actual revuelta de complot islámico elaborado…» [23] Bajo la monarquía, Libia era, según varios estimados, el país más pobre del mundo. Hoy en día, Libia ocupa la posición número 53 en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU. Por delante de Rusia, Brasil, Ucrania y Venezuela, Libia es además el país más desarrollado de África. El reinado de Kadhafi tiene unos cuantos méritos objetivos realmente difíciles de ignorar.



El Black Agenda Report de Glen Ford ilustró con toda razón el carácter racista y reaccionario de la insurrección libia. Las tribus del sur de Libia, conocidas con el nombre de Fezzan, son de piel oscura. La base tribal que sirve de apoyo al régimen de Kadhafi consiste en una alianza de las tribus del oeste, del centro y del sur (los Fezzan), que se oponen a los Harabi y a los El-Obeidat. Estos últimos se identifican a su vez con la antigua clase dirigente de la época de la monarquía. Es notorio que los Harabi y los El-Obeidat abrigan fuertes sentimientos racistas en contra de los Fezzan. Eso se puede comprobar a través de la lectura de varios artículos divulgados en medios de la prensa imperialista desde el comienzo de la insurrección, inspirados –claro está– por responsables de los Harabi, que afirman que las personas de raza negra presentes en Libia deben ser tratadas como mercenarios pagados por Kadhafi y que, por supuesto, hay que exterminarlas. Ciertos charlatanes, como Anne-Marie Slaughte, de la escuela Woodrow Wilson en la universidad de Princeton [ex directora de Planificación en el Departamento de Estado], siguen repitiendo ese discurso racista. Y, en efecto, una impresionante cantidad de negros africanos provenientes de Chad y de otros países que trabajaban en Libia han sido sistemáticamente linchados y masacrados por las fuerzas antiKadhafi. La Casa Blanca de Obama, que proclama su voluntad de no permitir que se repitan [en Libia] las masacres de Ruanda, ha ignorado cuidadosamente esta espantosa historia de genocidio perpetrado por sus nuevos amigos de la región cirenaica.



Ante el oscurantismo de los Sanusi, Kadhafi ha apostado por el equivalente musulmán del sacerdocio de todos los creyentes explicando que no era necesario el califato para descubrir el verdadero sentido del Corán. Y completó lo anterior con una perspectiva panafricana. Gerald A. Perreira, del Black Agenda Report escribe lo siguiente sobre la divergencia teológica entre Kadhafi y los neosanusi del norte de Libia o de otros clanes oscurantistas: «Al-Qaeda está presente en el Sahara y en sus fronteras, y la Unión Internacional de Eruditos Musulmanes exige que Kadhafi sea llevado a los tribunales… [Por su parte] Kadhafi ha cuestionado el Islam de los Hermanos Musulmanes y de Al-Qaeda desde un punto de vista coránico y teológico; es uno de los pocos líderes políticos capaces de hacerlo. Benghazi ha sido siempre el centro de la contrarrevolución en Libia, acogiendo a los movimientos islámicos reaccionarios, como los wahhabitas y los salafistas. Son esos individuos quienes formaron el Grupo Islámico Combatiente en Libia basado en Benghazi, que se unió a Al-Qaeda y se convirtió al cabo de los años en responsable del asesinato de varios miembros del Comité de la Revolución libia.» [24] Sería interesante saber, por ejemplo, ¿cómo quedaría la condición de la mujer bajo el régimen neosanusi del Consejo de sublevados de Benghazi?



Al-Qaeda, de la categoría de demonio a la condición de aliado de Estados Unidos en Libia


Para quienes tratan de seguir los cambios en la manera como maneja la CIA las diferentes organizaciones títeres en el seno del supuesto terrorismo islámico no será inútil pasar revista a la transformación del GICL-AQMI, que se convirtió de enemigo mortal en cercano aliado.


Ese fenómeno está estrechamente vinculado a la inversión general de los frentes ideológicos del imperialismo estadounidense que caracteriza el paso de la administración Bush-Cheney-neoconservadores al actual régimen Obama-Brzezinski-International Crisis Group. El enfoque de Bush consistía en utilizar la supuesta presencia de Al-Qaeda para justificar un ataque militar directo.


El método Obama consiste [por el contrario] en utilizar a Al-Qaeda como instrumento para derrocar los gobiernos independientes y después separar las poblaciones y fragmentar esos mismos países o utilizarlos como peones kamikazes contra enemigos mucho más poderosos, como Rusia, China o Irán.


Este enfoque necesita una fraternización más o menos abierta con los grupos terroristas, que ya comenzó a aparecer en el famoso discurso que Obama pronunció en El Cairo, en 2005 [25]. Los vínculos entre la campaña de Obama y las organizaciones terroristas que la CIA desplegó contra Rusia eran ya de público conocimiento hace 3 años [26].




The New Republic dedicó su edición del 11 de junio de 2008 a preparar la opinión pública para el posible reciclaje de los hombres de Ben Laden. Pero esa inversión de los términos no se improvisa en una noche sino que necesita varios años de preparación. El 10 de julio de 2009, el Daily Telegraph de Londres reportaba que el Grupo Islámico Combatiente en Libia se separaba de Al-Qaeda. Aquello ocurrió en momentos en que Estados Unidos había decidido implicarse menos en la guerra de Irak, y prepararse para utilizar a los Hermanos Musulmanes y a otros sunnitas de Al-Qaeda para desestabilizar a los principales países árabes con vistas a lanzarlos contra el régimen chiíta iraní. Paul Cruikshank escribió en aquel momento en el New York Daily News un artículo sobre uno de los líderes del GICL que quería que su movimiento pusiera fin a sus relaciones con Al-Qaeda y con su infame [jefe] Osama Ben Laden. Se trataba de «Norman Benotman, un ex jefe del Grupo Islámico Combatiente en Libia. Aunque hace ya mucho tiempo que los principales líderes musulmanes critican a Al-Qaeda, esas críticas cuentan ahora con el apoyo de las que provienen de los propios yihadistas» [27].


Sin embargo, en aquel mismo momento, ciertos jefes del GICL se unieron a Al-Qaeda. El Daily Telegraph mencionaba entonces que algunos jefes de Al-Qaeda, como Abu Yahya al-Libi y Abu Lait al-Libi eran miembros del GICL.


En aquella misma época, en un gesto humanitario [por demás] poco juicioso, Kadhafi decidió liberar a varios miembros del GICL.



Yihadistas del noreste libio están matando soldados estadounidenses y de la OTAN en Afganistán


Una de las contradicciones letales de la actual política del Departamento de Estado y de la CIA es que está dirigida a instaurar una alianza cordial con los asesinos de Al-Qaeda provenientes del noreste de Libia [supuestamente en aras de proteger a la población civil] mientras que Estados Unidos y la OTAN bombardean sin piedad a los civiles del noroeste de Pakistán en nombre de la guerra total contra Al-Qaeda y mientras que soldados estadounidenses y de la OTAN mueren a manos de los hombres de Al-Qaeda en ese mismo teatro de operaciones afgano-pakistaní. La fuerza de esta flagrante contradicción amenaza toda la estructura de la propaganda estadounidense de guerra. Hace mucho tiempo que Estados Unidos renunció a la moral para concentrarse en el uso de la fuerza militar.



Es en realidad muy probable que los terroristas provenientes del noreste de Libia estén matando soldados de Estados Unidos y de la OTAN en Afganistán mientras que Estados Unidos y la OTAN protegen sus casas [de los asaltos] del gobierno del coronel Kadhafi. Según el siguiente relato, un alto dirigente de Al-Qaeda en el noroeste de Pakistán resultó muerto en una operación militar estadounidense en fecha tan reciente como octubre de 2010: «Un importante dirigente que fungió como embajador de Al-Qaeda en Irán, buscado por Estados Unidos, parece haber resultado muerto hace 2 días en un ataque aéreo realizado desde un avión sin piloto Predator en la zona pakistaní controlada por tribus cercanas a los talibanes en el norte de Waziristán (…) Se trataba de Atiyah Abd al Rahman, ciudadano libio radicado en Irán que había sido embajador de Osama Ben Laden ante los mollahs. Informes de prensa no confirmados indican que Rahman murió en un ataque aéreo…» [28] La página [del sitio web] en la que el Departamento de Estado anuncia la recompensa por la captura de Atiyah Abd al Rahman precisa que Rahman había sido «nombrado por Osama Ben Laden como emisario de Al-Qaeda en Irán», que Atiyah «reclutaba y ayudaba en las negociaciones con los demás grupos islamistas para que operaran para Al-Qaeda» y que también era «miembro del Grupo Islámico Combatiente en Libia y de [Jamaat] Ansar al Sunna» [29]. Dentro de la jerarquía de Al-Qaeda, Rahman se hallaba a un nivel tan elevado que podía permitirse, en 2005, darle órdenes a Abu Mussab Al-Zarkaoui, el jefe de Al-Qaeda en Irak [30].



Entre los muertos en Pakistán se encuentra también un individuo, aparentemente originario del noreste de Libia, conocido con el nombre de guerra de Khalid al Harabi, nombre pudiera indicar un origen vinculado al medio yihadista de las tribus Harabi en Cirenaica. Según una fuente, «Khalid al Harabi es conocido también con el nombre de Khalid Habi, el ex jefe militar de Al-Qaeda muerto en un ataque de un Predator estadounidense en octubre de 2008» [Thomas Joscelyn y Bill Roggio, op. cit.].



El escenario revelado en el caso de David Shayler, en 1995, se repite hoy David Shayler, oficial del MI5, el servicio británico de contraespionaje, se enteró de que su colega del MI6, el espionaje británico, había pagado 100 000 libras esterlinas a un miembro de Al-Qaeda que debía organizar un intento de asesinato contra Kadhafi. El atentado tuvo lugar, y provocó la muerte de numerosas personas inocentes, pero no logró eliminar al dirigente libio. Lo que Shayler pudo comprender sobre el escenario previsto es que incluía la eliminación de Kadhafi y la posterior caída de Libia en el caos y las guerras tribales, con la posibilidad de una toma del poder directa por parte de Al-Qaeda. La situación podía entonces servir de pretexto a los británicos, probablemente actuando –aunque no necesariamente– en coordinación con Estados Unidos o con otros países, para invadir Libia y apoderarse del control de los campos petrolíferos, y establecer seguramente un protectorado permanente sobre las regiones ricas en petróleo o que sirven de punto de paso a los oleoductos y sobre la región costera [31]. El objetivo sigue siendo el mismo en este momento.



Paralelamente al intento de asesinato contra Kadhafi, el MI6 y otros servicios secretos occidentales fomentaron una importante insurrección en el noreste de Libia, prácticamente en la misma zona donde surgió la actual sublevación. Pero las fuerzas de Kadhafi aplastaron aquella revuelta antes de terminar el año 1996. Los acontecimientos de 2011 son simplemente la repetición, 15 años más tarde, de aquel ataque contra Libia, con la intervención extranjera como complemento.



Testimonio de David Shayler durante la conferencia Axis for Peace organizada por la Red Voltaire en 2005.



La guerra contra el Estado-nación


El actual ataque contra Libia se produce en el contexto más global de un ataque contra la institución de un Estado-nación soberano cuya existencia se remonta al tratado de Westfalia de 1648. Estados Unidos y Gran Bretaña están extremadamente inquietos ante la cantidad de naciones que tratan de escapar a la hegemonía anglo-estadounidense a través de una cooperación a gran escala con Rusia en materia de seguridad, con China en el plano económico y con Irán en materia de consideraciones de orden geopolítico.



La respuesta del tándem CIA-MI6 ha consistido en una orgía de acciones desestabilizadoras, de golpes de Estado, revoluciones de colores y revoluciones palaciegas, revelada por la operación de difusión limitada de documentos organizada por la CIA y conocida bajo el nombre de Wikileaks, que apunta a algunos nombres de la «lista de blancos» de la CIA, de Ben Ali a Kadhafi.



A la estrategia de Obama le convendría más una iniciativa espontánea y autónoma y la ilusión de que la primavera árabe fue realmente un asunto de jóvenes idealistas visionarios que se reunieron en una plaza para pedir democracia y que se respeten las leyes y los derechos humanos. Pero eso nunca sucedió. Las decisiones actuales fueron tomadas por una camarilla brutal de generales y de altos responsables comprados o chantajeados por la CIA que actúan entre bambalinas para derrocar a personajes como Ben Ali o Mubarak.



Independientemente de lo que haya hecho Kadhafi, es indudable que obligó a la CIA y a la OTAN a despojarse de las bonitas máscaras del idealismo juvenil y de los derechos humanos y a revelar el espantoso rostro que se esconde tras ellas, el de los aviones teledirigidos Predator, los bombardeos aterradores, la carnicería generalizada y la arrogancia colonialista. Kadhafi logró también hacer caer la máscara del «Yes we can» de Obama, revelando así un rostro de cínico guerrerista que sigue aplicando las políticas de «Vivo o muerto» que empleaba Bush, sólo que a través de medios diferentes.



Un lejano espejo del imperialismo en Libia: la epopeya Farsalia del poeta Lucano


Los imperialistas modernos presurosos por invadir Libia deberían remitirse a La Farsalia, la epopeya del poeta Lucano sobre la guerra en el desierto libio durante la lucha entre Julio Cesar y Pompeyo Magno, hacia el final de la República romana. Un pasaje fundamental de ese clásico es el discurso de Catón de Útica, partidario de Pompeyo, que exhortó a sus hombres a emprender una misión suicida en Libia con las siguientes palabras: «Serpientes, sed, calor y arena. Únicamente Libia puede ofrecer esa multitud de desgracias, capaz de poner en fuga a cualquier hombre.» Catón persiste y encuentra «una pequeña tumba donde encerrar su bendito nombre. Libia había puesto fin a los días de Catón…». [32]



No cometamos la misma locura.



Las pistas que ofrece el estudio de West Point, un llamado a los investigadores


Como ya señalamos anteriormente, el informe de West Point se basa en cerca de 700 fichas de miembros de Al-Qaeda encontradas en Irak por las fuerzas de la coalición. Los autores de dicho estudio se comprometieron a poner a disposición del público la base documental que utilizaron en su investigación, tanto en lengua árabe –utilizada en los expedientes de Al-Qaeda– como su traducción al inglés.



Partiendo del principio de que esos documentos se mantengan accesibles, pudieran permitir a investigadores y periodistas, sobre todo a los que conocen la lengua árabe (lo que no es el caso del autor de este trabajo), investigar sobre los combatientes libios que viajaron a Irak y determinar si algunos de ellos son parientes, vecinos o incluso socios políticos de los miembros conocidos del Consejo de sublevados de Benghazi o de las fuerzas contrarias a Kadhafi.



Ese trabajo permitiría ayudar a los públicos de Europa y de Estados Unidos, y a los de otros países del mundo, a entender mejor la naturaleza de la aventura militar que se está desarrollando en Libia, a través de un mejor conocimiento de quiénes son realmente los rebeldes libios y en vez de remitirnos a la imagen idealista y elogiosa que nos ofrecen los medios de prensa bajo el control de Occidente.




Documentos adjuntos


Qa’ida’s Foreign Fighter in Iraq: A First Look at the Sinjar Records», por Joseph Felter y Brian Fishman.


West Point, NY: Projet Harmony, Centro de Lucha Contra el terrorismo, Departamento de Ciencias Sociales, diciembre de 2007.


(PDF - 824.6 KB)


Webster G. Tarpley Historiador y periodista estadounidende. Último libro publicado: Barack H. Obama: The Unauthorized Biography (Progressive Press, 2008).


Traducción de la Red Voltaire.


HG & SC Asociados.



[1] «Resolución 1973 aprobada por el Consejo de Seguridad», Red Voltaire, 17 de marzo de 2011.



[2] Ver, por ejemplo, «Comentario conjunto de Barack Obama, David Cameron y Nicolas Sarkozy en relación con la situación en Libia» (texto publicado después de la publicación del presente artículo en inglés), 15 de abril de 2011.



[3] “Libyan rebellion has radical Islamist fervor: Benghazi link to Islamic militancy, U.S. Military Document Reveals,” por Daya Gamage, Asian Tribune, 17 de marzo de marzo de 2011.



[4] Informe de West Point, p. 12.



[5] Informe de West Point, p. 19.



[6] Informe de West Point, p. 27.



[7] Informe de West Point, p. 9.



[8] «Libya releases scores of prisoners», Al Jazeera English, 9 de abril de 2008. «Libya : Scores of prisoners released from jail». AKI, 9 de abril de 2008.«Libya releases scores of prisoners», Al Jazeera English, 9 de abril de 2008. «Libya : Scores of prisoners released from jail». AKI, 9 de abril de 2008.



[9] Informe de West Point, p. 12.



[10] Informe de West Point, p. 27.



[11] Rapport de West Point, pág. 29.



[12] Informe de West Point, p. 28.



[13] «Egypt Said to Arm Libya Rebels», por Charles Levinson y Matthew Rosenberg, Wall Street Journal, 17 de marzo de 2011. Y «America’s secret plan to arm Libya’s rebels», por Robert Fisk, The Independent, 7 de marzo de 2011.



[14] Daya Gamage, op. cit.



[15] «La Terreur Fabriquée, Made in USA», por Webster Tarpley, éd. Demi-lune, libro recomendado por la Red Voltaire, en venta por correspondencia desde la Librería de la Red Voltaire.



[16] «En Londres comenzó la repartición de Libia», Red Voltaire, 30 de marzo de 2011.



[17] Según la versión en inglés del artículo que sobre este personaje que aparecía en la enciclopedia Wikipedia el 24 de marzo de 2011.



[18] «Libya’s Tribal Dyanmics», Stratfor, 25 de febrero de 2011.



[19] “Who are the rebels we are fighting to protect”, por Venetia Rainey, The First Post, 21 de marzo de 2011.



[20] Artículo de la enciclopedia Wikipedia (en inglés) consultado el 24 de marzo de 2011.



[21] «Statement by the Libyan Transitional National Council», Voltaire Network, 5 de marzo de 2011.



[22] «L’occidente alla guerra delle tribù», por Massimo Introvigne, La Bussola quotidiana, 22 de marzo de 2011.



[23] Stratfor, op. cit.



[24] «Libya, Getting it Right: A Revolutionary Pan-African Perspective», por Gerald A. Perreira, Black Agenda Report, 2 de marzo de 2011.



[25] «Declaraciones de Barack Obama en la Universidad de El Cairo», por Barack Obama, Réseau Voltaire, 4 de junio de 2009.



[26] «Obama Campaign Linked To Chechen Terrorism: Grant Of Taxpayer-Funded U.S. Asylum For Chechen Terror Envoy Gave Obama Foreign Policy Guru Zbigniew Brzezinski ‘One Of The Happiest Days Of My Life», por Webster G. Tarpley, 2 de febrero de 2008; y el libro Obama the Postmodern Coup: The Making of a Manchurian Candidate, por Webster G. Tarpley (Joshua Treet CA: Progressive Press, abril de 2008), pp. 97-115.



[27] «How Muslim extremists are turning on Osama Bin Laden». por Paul Cruikshank, New York Daily News, 8 de junio de 2008. Cruickshank es miembro del Centro de Estudio sobre la Ley y la Seguridad en la New York University. Es coautor, con Peter Bergen, del artículo publicado en la primera página de la publicación bimestral The New Republic, «The Jihadist Revolt against Bin Laden».



[28] «Al Qaeda leader linked to Iran may have been killed in recent Predator strike», por Thomas Joscelyn y Bill Roggio, The Long War Journal, 9 de octubre de 2010.



[29] Ibid.



[30] Ver nuestro dossier: «Abou Moussab Al-Zarkaoui».



[31] Ver Annie Machon (2005): Spies, Lies & Whistleblowers. MI5, MI6 and the Shayler Affair Lewes, East Sussex: The Book Guild Ltd. 185776952X; Hollingsworth, Mark; Nick Fielding (1999). Defending the Realm: MI5 and the Shayler Affair, Andre Deutsch Ltd. ISBN 0233996672.



[32] Pharsalia, Book IX, por Lucano, traducción de Riley (London: Bell, 1903), p. 355.



Fuente original: http://www.voltairenet.org/article170115.html








30 de mayo de 2011

EUROPA – MERCOSUR por Miguel Barrios









a) Geopolítica y Relaciones Internacionales


El año 2011 al iniciarse con la llamada “primavera árabe” nos exige enfocarnos en los profundos cambios geopolíticos del sistema mundo del siglo XXI.


El siglo XX corto de alguna manera ya nos situaba en un “orden mundial” bipolar, que más que ideológico, era de carácter geopolítico. el fondo las Relaciones Internacionales nunca dejaron de ser un sistema geopolítico, esto más allá de teorías que exceden nuestro trabajo y que no vienen al caso. Asociar la geopolítica a doctrinas totalitarias o a la doctrina de seguridad nacional o achicarlas a un reduccionismo militarista, en muchos casos con legitimidad, corren el riesgo de eclipsar el enfoque analítico principal, que consiste en que no se puede caracterizar y analizar el sistema mundo fuera de la historia y del espacio.


Más aún, desde la geocultura de nuestro ser y estar en nuestro espacio sudamericano y latinoamericano, y desde la construcción en proceso de nuestro itinerario reintegracionista, es decir el MERCOSUR y la UNASUR, fundamento último de nuestro trabajo.




Esta afirmación que apuntamos se apoya en el análisis de Zbigniew Brzezinski, quién dice de la bipolaridad del siglo XX: “Los cincuenta años siguientes estuvieron dominados por la lucha entre Estados Unidos y la Unión Soviética. En algunos aspectos esa lucha representó el cumplimiento de las teorías más caras a la geopolítica: enfrentaba a la principal potencia marítima mundial, dominante tanto sobre el océano Atlántico como sobre el Pacífico a la principal potencia terrestre, la fuerza suprema en el territorio asiático (con el bloque sino soviético abarcando un espacio muy similar a aquel sobre el que se extendía el imperio mongol). La dimensión geopolítica no podía haber quedado más clara. América del Norte versus Eurasia disputándose el mundo. El ganador dominaría verdaderamente el globo. No había nadie más que pudiera obstaculizar el camino, una vez que se alcanzara la victoria.” (Brzezinski, 1998: 15).



En esta introducción sobre la intima vinculación entre Relaciones Internacionales y geopolítica, nos parece atinado la claridad en este punto de Michael Klare: “El término geopolítica pareciera venir de otra era, de fines del siglo XIX. Por geopolítica o competencia geopolítica quiero significar la competencia entre grandes poderes y aspirantes a ser grandes poderes para controlar territorios, recursos y posiciones geográficas importantes tales como puertos, canales, sistemas de ríos, oasis y otras fuentes de riquezas o influencia. Si se mira para atrás uno se encuentra con que tal tipo de enfrentamientos ha sido la fuente dirigente en la política mundial y especialmente del conflicto mundial en gran parte de los siglos recientes.”


La geopolítica como un modo de análisis fue muy popular desde fines XIX y hasta la primera parte del siglo XX. Si usted estudiaba entonces lo que académicamente llamamos hoy “relaciones internacionales”, estaría estudiando geopolítica.” (Klare, 6)


Henry Kissinger, por su parte sostiene que “los países como Rusia, China, Japón e India siguen teniendo de la Nación la misma visión que tiene Estados Unidos y que tenían los Estados europeos antes de la segunda guerra mundial. Para ellos, la geopolítica no es algo execrable, es la base de su análisis interno y de sus acciones externas. El concepto de interés nacional todavía mantiene unida la opinión pública y dirigencial. El equilibrio de poder afecta sus cálculos, en particular de sus relaciones externas”. Concluye: “La mayor comprobación de que la geopolítica existe son los cambios de mapa”. (Kissinger, 2004: 19)


Al analizar el escenario mundial, Paul Kennedy reflexiona que no se puede “obviar la geopolítica, la cual puede definirse como la influencia de la geografía en la política, la forma en que la distancia, el terreno y el clima afectan los asuntos de Estados y hombres”. (Kennedy, 2004: 47)


Geopolítica es perspectiva global de la historia en la dinámica de los espacios. No hay historia sin espacios. La historia no es solo tiempo, es tiempo y espacio. Si la política és relación del hombre con el hombre tomado en sus conjuntos, es siempre relación localizada en espacios concretos. Toda política en suma es geopolítica.


Podemos distinguir que la soberanía es el grado de autonomía posible y de capacidades dentro del sistema- mundo. La soberanía, no nos remite únicamente a un concepto juridicista, nada más alejado de la realidad del sistema mundo, analizar desde la omnipresencia del derecho internacional público, de larga tradición en occidente.


Es la suma de poder tangible e intangible de un Estado el que le otorga soberanía empírica a los mismos. Podemos distinguir tres tipos de soberanía: 1) la soberanía negativa entendida como formal y legal únicamente, 2) la soberanía positiva, en la que el Estado posee capacidad para garantizar bienestar y seguridad a los ciudadanos y 3) la soberanía operativa que le permite al Estado un mayor margen de negociación para coactuar en mejores condiciones ante otros actores estatales (grandes corporaciones) con el fin de alcanzar determinados objetivos.




Alberto Methol Ferré planteó el horizonte del siglo XXI: “Un concierto de Estados continentales industriales. Los grandes Estados continentales también industriales como los Estados- Naciones, pero de dimensiones gigantescas, con mercados internos enormes, producen un salto cualitativo que producen un salto cuantitativo en la historia son Estados Unidos, China, Japón, Rusia, la India y la Unión Europea si logra consolidarse. En este contexto tiene que comprenderse el destino del MERCOSUR, la Unión Sudamericana y América Latina. La globalización no avanza sola. Avanza la vecindad y con ella la política sudamericana. (Methol Ferré, 2006: 40)




Helio Jaguaribe, divide a la globalización como proceso en tres períodos. La primera fue en el siglo XV como resultado de los descubrimientos y la revolución mercantil que modificó las formas de producción de la Edad Media. La segunda ocurrió con la Revolución industrial y la transformación que produjeron, en los modos de producción, la electrificación y otros tipos de energía alternativa. Ahora estamos viviendo la tercera ola, producto de los descubrimientos científicos de la primera mitad del siglo XX y de las innovaciones de la última década.



“Hoy en la globalización severamente agravada por el unilateralismo de Estados Unidos, el mundo se está dividiendo en cuatro niveles diferentes.


a) Nivel supremo: supremacía absoluta (o casi) de Estados Unidos


b) Nivel de elevada autodeterminación: allí se encuentran solo la Unión Europea y Japón.


c) Nivel que yo llamaría de resistencia: ahí están China, India, Rusia que tienen capacidad de limitar la interferencia de la globalización en su propio territorio. O sea, tienen autodeterminación interna y muy limitada autodeterminación externa.


d) Nivel de dependencia: el resto de los países.” (Jaguaribe, 2003: 42)


Sin embargo, en este año 2011 vemos que en el nivel supremo se ha alineado China y en el nivel de autodeterminación India, Rusia y Brasil (y posiblemente la UNASUR Y MERCOSUR)


Para culminar este punto introductorio de la relación geopolítica y relaciones internacionales, nos remitimos a Henry Kissinger. Esta sostiene que el mundo actual es “apolar, porque Estados Unidos va retirándose de su rol hegemónico pero es reemplazado por nadie”. Mucho dependerá de la posición que tomen los Estados Unidos y China. “Ambos países son menos naciones en el sentido europeo que expresiones continentales de una identidad cultural”. (Kissinger, 2010: 36)


Aquí podemos vislumbrar con nitidez, la coincidencia de Kissinger con Methol Ferré, en el hecho geopolítico clave para conformar un “orden mundial”, en el que solo serán actores los Estados continentales industriales, los sujetos con capacidad de autonomía en la mundialización. Y más allá que no desconozcamos la pluralidad de actores en el sistema mundo, el Estado continental industrial es el actor que ha desplazado al Estado Nación clásico de la modernidad europea y ratificamos, constituye el sujeto principal de las RR.II.


Siguiendo el esquema de Roberto Russell, el debate de la construcción de un orden político internacional es una de las cuestiones más complejas y espinosas desde el punto de vista práctico y teórico de la vida política de los Estados. La propia construcción del concepto de orden internacional no es unidimensional y se halla inmersa en una diversificación de interpretaciones y subinterpretaciones.


Desde un sentido funcional, podemos encontrar dos grandes definiciones: “El orden político internacional concebido como un patrón de actividad estatal orientada a la gestión del sistema internacional en función de determinadas metas o como un conjunto de suposiciones y acuerdos, formales e informales, mediante los cuales se conduce la política internacional.” (Russell, 2004: 15)


En los dos casos entran a jugar la distribución simétrica del poder, el papel de la diplomacia, el derecho, el rol de la fuerza, las organizaciones internacionales, la cooperación y el conflicto.


Para el neorrealismo el “orden” político internacional consiste en la construcción autointeresada de los grandes poderes, por lo que no es la resultante de la acción sumatoria de todos los Estados en búsqueda de la paz. Otros asocian la idea de “orden” con cooperación y, por lo tanto, ausencia de guerras.Se puede afirmar, en base a lo planteado por Russell, que se podrían identificar tres tipos ideales de orden político internacional: el equilibrio de poder, la solidaridad de las naciones y el hegemónico.El “orden” de equilibrio de poder se armoniza a partir del concepto de anarquía y se caracteriza por la existencia de dos o más poderes que se contaequilibran con el objetivo de evitar que uno de ellos domine a los demás. La guerra fría fue un equilibrio de poderes de variante bipolar- pero sostenido por dos Estados continentales industriales-.


El otro tipo ideal de solidaridad de las naciones posee como principio ordenador el “imperio de la ley”. A lo largo de la historia esta concepción ha sido más una aspiración que una realidad.


Por último, el tipo hegemónico remite a un sistema jerárquico y traduce subtipos. Se puede ir del hegemónico extremo- imperio formal - a una hegemonía benevolente, mecanismos más flexibles e informales de dominación. En la práctica, el tipo hegemónico fue el más prevaleció en la historia, si bien nunca alcanzó un dominio absoluto global, en el sentido de la globalización territorial del mundo a partir de un centro unilateral sin igual.


La segunda posibilidad pasa por construir un “orden” sostenido en el “equilibrio de poderes” y es la única alternativa conducente a recrear un sistema mundial autorregulado que empiece a bucear caminos concretos de paz y de brindarle un humanismo real a la globalización, como proceso histórico de alcance planetario.


Kissinger nos habla de una transición de un mundo apolar, por la emergencia de otros actores, pero cuyo sello, ya no es el Estado nación sino entidades culturales continentales y direcciona hacia un grupo G2 compuesto por China y Estados Unidos.


En nuestra opinión, sin embargo, esta apolaridad se orienta hacia una multipolaridad, en la medida que sea efectiva las respuestas de los procesos de integración regional a la globalización, por lo que esta no es incompatible con la regionalización sino que la regionalización es un fenómeno concomitante a la globalización.


En esta variante nos encontramos con que, a pesar de la multipolaridad de actores públicos y privados en la globalización, el Estado sigue siendo el principal actor y en última instancia el depositario de la política y los sujetos con capacidades de regulación ante los mercados financieros.


Esto quiere decir que no estamos ante el fin del Estado, afirmación convertida en slogam del neoliberalismo, sino en presencia del nacimiento de un nuevo tipo de Estado resultante de los procesos de integración regional y que será el único protagonista real del siglo XXI en la construcción de un “orden” multipolar: el Estado continental industrial. Nos parece importante subrayarlo porque a veces los conceptos ejes se pierden en la dinámica de la política real y se generan confusiones.


Ahora nos formularemos la pregunta ¿Cómo se enmarca esta introducción de geopolítica y Relaciones Internacionales dentro de la negociación Mercosur- Unión Europea? Consideramos, que cuando más alejado parece el tema planteado, en verdad más se ubica en el meollo de la cuestión.


Los diálogos Unión Europea- Mercosur como bloque no avanzan, están estancados, desde sus inicios en el 2005.hasta la reunión última de mayo de este año en Asunción, en el sentido que se reduce pura y exclusivamente a la liberación comercial y a una especie de “toma y daca” en lo que respecta a los subsidios para lograr un acuerdo comercial, y en el fondo, esta actuación entorpece y obstaculiza la conformación de un espacio con una agenda que trascienda el reduccionismo comercial.


Por supuesto, que sería pecar de una gran ingenuidad pretender ser indiferente a este tema crucial de la agenda, pero nos parece que desde los ámbitos académico-políticos y políticos-académicos, nuestra función consiste en buscar alternativas de una agenda amplia, que más allá de las tensiones lógicas que implica concretar la zona de libre comercio, ayuden a que el dialogo sea ininterrumpido y sin asperezas.


Y aquí toma fuerza, nuestra introducción, la Unión Europea y el Mercosur se hallan en esta desafío de autorepensarse que los procesos de regionalización solo tienen éxito, en una lógica supranacional o sea de Estado continental industrial, de lo contrario serán bloques comerciales subordinados a una lógica intergubernamental y perderán en los próximos 10 años, la posibilidad de participar como Estados continentales industriales en el sistema multipolar que reemplazará a esta fase coyuntural apolar. Y en este caso, la aseveración de un G 2, compuesto por China y Estados Unidos como sostiene Kissinger será una realidad.


Los procesos de integración son políticos, no tecnocráticos comerciales, y la academia debe unir el saber científico con el saber político, como es lo lógico, para hacer nítido lo que a veces no aparece claro. En este aspecto, nuestro trabajo, no es neutral, sino que busca generar espacios de reflexión teòrico practico superador del comercialismo puro y cortoplacista, importantisimo, pero peligroso si no lo ubicamos como un aspecto de un todo integral.



Los procesos de regionalización no son técnicos, o materializan el Estado continental industrial o fracasan en el estatalismo westfaliano anacrónico.


Es el camino más difícil, tanto para la Unión Europea como para el Mercosur, pero como dice Helio Jaguaribe, es nuestro único destino histórico.


En este escenario, cobra fundamento geoestratégico, una agenda Mercosur- Unión Europea. Si se refugia en el exclusivismo de la discusión de las rondas comerciales, se torna un proceso ahistórico, y condenado al fracaso perpetuo. Es la academia la que tiene la responsabilidad de poner el grano de arena, para darle sustentabilidad a estas negociaciones, porque se trata nada más ni nada menos, de poder jugar un papel en el sistema multipolar del siglo XXI-


b) La Unión Europea vista desde el MERCOSUR


La actualidad no existe por si misma. La actualidad es hija de un proceso histórico, de un itinerario, de un génesis. Es decir, toda actualidad es actualidad histórica, al decir de Alberto Methol Ferré.


Generalmente se observa a la Unión Europea como un proceso modelo de integración, como un paradigma de arquitectura y diseño institucional para aplicarlo en América del Sur. Sin embargo, de un día para otro como consecuencia de la crisis financiera mundial, de las migraciones, en suma del modelo de Estado de bienestar europeo, el proceso europeo pasa a ser mirado con pesimismo.


Es decir, la impresión rápida que se percibe, es que pasamos de un polo positivo a un polo negativo, de un extremo al otro. Y esto es, porque en nuestra opinión, se analizan los procesos de integración sin perspectiva histórica o mejor decir, desde la pura actualidad y no desde la actualidad histórica que significa en el fondo una retroalimentación incesante de pasado-presente - futuro y futuro- presente- pasado.


En este punto, trataremos de mirar desde una óptica de la actualidad histórica y desde un prisma sudamericano mercosuriano a la Unión Europea, como totalidad geopolítica y no como una sumatoria neoinstitucionista.


La integración europea ha sido una novedad en las relaciones internacionales en el siglo XX.


El siglo XX produjo dos novedades al culminar la segunda guerra mundial en la historia de la globalización, entendiendo a esta como un proceso de mundialización multidimensional que abarca todas las esferas paulatinamente y que se inicia con las grandes expansiones mercantiles del siglo XV en Europa, y no como sinónimo de neoliberalismo, que constituye un subperíodo de la globalización en la última década del siglo XX, bajo el paradigma dominante del Consenso de Washington.



Esas dos novedades son: en 1945 con la aparición del “orden” mundial de equilibrio de poderes de variante bipolar surgen como reguladores del sistema mundo dos actores o Estados continentales extraeuropeos que relegan a Europa por primera vez desde el siglo XV a Estados subordinados de occidente de los Estados Unidos y por otro lado, la parición y nacimiento del proceso de integración europea como respuesta a esta situación. Esto es el sello de nacimiento de la Unión Europea en el Tratado de Paris de 1951 entre Francia y Alemania.


Esta originalidad histórica hace decir al ex canciller de Brasil, Celso Lafer: “La novedad de la Unión Europea es lo que la convierte en un bien público internacional. Esto se debe a que el proceso de integración europea es una respuesta tacita a conocidos problemas en el sistema internacional, en el que se alternan tradicionalmente la guerra y la paz. En efecto la Europa concebida por el Tratado de roma de 1.957 ha obtenido tres resultados: atraer y generar interés común, administrar y mitigar las desigualdades de poder y de recursos y resolver pacíficamente disputas y conflicto de valores”. El tratamiento de estos dos problemas surgió de las decisiones tomadas voluntariamente por sus pares vecinos, cuyo pasado consiste en un borrascoso periodo de tensiones y de guerras. Se trataba por lo tanto de una integración que ya no era el resultado de una imposición hegemónica, como las generadas por las diversas aspiraciones de figuras históricas como Carlomagno, Felipe II, Napoleón y Hitler”. Y continúa: “Los “próceres” del proceso europeo de integración combinaron el idealismo con el realismo. Construyeron la nación de un “interés europeo” vinculado con un “interés nacional” de los países” (Lafer, 2007: 45).


La Unión Europea desde el Tratado de Paris entre Francia y Alemania de 1.951 que da nacimiento a la Comunidad Económica Europea en 1957 en Roma tiene su interés geoestratégico en el Acuerdo del Carbòn y del Acero en materia energética y se caracterizó por dos procesos simultáneos: ampliación y profundización.


Sus líderes políticos Shuman, Adenauer, Monnet, De Gaspari entre otros, como muy bien lo señala José Luis De Imaz eran políticos de la frontera de raíz socialista o demócratas cristianos, y en esa lógica inspiraron a los partidos políticos que condujeron el proceso naciente.


“Uno de los significados de la palabra Europa viene de “que extrae de su mirada alo lejos” y los hombres cuyas vidas se reseñan a lo largo de las páginas de este libro fueron justamente visionarios, hombres de bien que supieron ver que la clave para garantizar una paz duradera en Europa se encontraba en el Derecho. Efectivamente, en contraposición a varios intentos anteriores de búsqueda de unificación en Europa, en su mayoría signados por el uso de la fuerza y por el sufrimiento de mucha gente, estos hombres visionarios, inspirados por Jean Monnet, propusieron y construyeron un nuevo orden jurídico común con la finalidad de garantizar a futuro una mejor calidad de vida par todos los europeos, una unión en la diversidad basada en la solidaridad y una paz duradera” (De Imaz, 2007: 15).


Es importante destacar que no todos los intentos de unión en Europa plantearon el uso de la fuerza, basta mencionar a modo de ejemplo las propuestas de Kant, Victos Hugo, Saint Simón, Charles Lemmonier, Comte, Ratzel, Arítides Brian, entre otros (Mangas Martín, Ciñan Nogueras, 1992: 2-7).


Comenzó así la integración europea con la creación de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero CECA (creada mediante el Tratado del 18 de abril de 1.951, en vigor desde el 25 de julio de 1.951).


La construcción era funcionalista en el sentido que Jean Monnet le propuso a Robert Shuman una opción para Francia y Alemania, es decir una construcción paulatina de la unión en Europa, que tomara como punto de partida la puesta en común por parte de esos países, del carbón y del acero que eran en ese momento, los insumos de la guerra.


Comenzó así la integración en Europa con la creación del CECA, la primera organización de integración y germen del Derecho Comunitario Europeo. Se creó una comunidad cuyo objetivo era la supranacionalidad paulatinamente y cuya originalidad se encuentra en dos cuestiones.


En primer lugar en la existencia de un órgano supranacional llamado Alta Autoridad al cual los Estados cedieron competencias soberanas específicas, en este caso, la producción y distribución de los insumos estratégicos del Carbón y el Acero.


La Alta Autoridad representaba los intereses de la Comunidad y estaba por encima de los intereses de los Estados.


En segundo lugar, la existencia de dos o tres instituciones comunitarias que garanticen un adecuado equilibrio institucional con centros judiciales, concretamente un Tribunal de Justicia Permanente, encargado de controlar el efectivo cumplimiento del Derecho Comunitario.


La CECA condujo a los Tratados constitutivos de la Comunidad Económica Europea en el Tratado de Roma de 1957 y de la Comunidad de la Energía Atómica CEEA.


Estas nuevas comunidades se diferenciaban de las organizaciones internacionales tradicionales fundamentalmente porque crearon un nuevo ordenamiento jurídico con características muy particulares, pero cuya matriz es la búsqueda de un Estado continental industrial. Por eso Celso Lafer la define como un Bien Público Internacional-


Sin embargo la historia no es lineal y direccionada. La ampliación ha extendido el proyecto de la Unión Europea geográficamente a través de la adhesión a un sistema de negociación de sus normas, y el núcleo fundante franco-alemán del origen de la CECA y la Comunidad Europea, empezó a convivir y coexistir con tensiones geopolíticas inherentes a la complejidad de las culturas prexistentes a los Estados nacionales, y que son diversas, a diferencia de América Latina.


La actual Unión Europea con sus 27 miembros representan una lógica mucho más compleja y diferente a la de su origen.


Estamos en un mundo muy distinto de aquel de 1957. El dilema central es un mundo donde los Estados continentales industriales toman fuerza, pero la Unión Europea se halla en el dilema de la tensión entre una lógica comunitaria e intergubernamental, distinta a la visión de sus fundadores.


Por una parte, un sistema mundo en bifurcación de la apolaridad a la multipolaridad, que se expresa tanto en la rivalidad como en la negociación, de modo que los grandes actores interdependientes (EE.UU., China, Rusia, India) son al mismo tiempo socios y adversarios, por otra parte, una organización regional sui generis fundada en el derecho y la práctica del compromiso entre los Estados nación miembros, que no logran explicitar y promover intereses comunes


Nos parece de una gran importancia geopolítica la afirmación de Alan Touraine: “El triunfo de la Europa creada por Shuman, De Gaulle, Adenauer, Monnet, De Gaspari, Spaak y otros, se explican en primer lugar por la ausencia de debates teóricos e ideológicos a lo largo de su historia. Europa ha progresado paso a paso, acompañando el movimiento mundial de liberalización y manteniéndose unida por la existencia del peligro soviético” (Touraine, 2006: 51).


El gran éxito que acompañó la ampliación de la Unión Europea fue la creación de lo que se llamó “el modelo social europeo”. Lo que impide para Touraine en la actualidad que Europa sea un actor principal es “que no tiene política internacional. Y continua: “Europa ya no es un continente de combatientes sino de jubilados”. Lo que unía con fuerza a la Europa occidental y América del Norte en tiempo del peligro soviético ha desaparecido y Estados Unidos solo se ha comprometido en la defensa mundial contra el Mal”


“Es preciso concluir no solo que Europa es un Estado sin Nación, sino que ese Estado es débil y que lleva una acción más gestionaria que política” (61).


Las conclusiones de Touraine son provocativas pero sirven al propósito de nuestro análisis. Sin embargo, el prestigioso profesor de Relaciones Internacionales y Director del Departamento de Ciencias Sociales de ESADE, Escuela Superior de Administración y Dirección de Empresas de la Universidad Ramón Llul de Barcelona, Ángel Castiñeira Fernández, sigue desde otro matiz la lógica de Touraine.


Nos dice: “La crisis económica está poniendo contra las cuerdas la fortaleza del euro y la continuidad incluso de la Unión Europea, que se fortalece o se muere. Mi mensaje sería: o caemos todos o nos mantendremos todos. Y la vertiente más positiva : lo que estamos viendo es que una política monetaria común sin una política económica común no va a funcionar y por lo tanto, el pase adelante debería ser, como consecuencia de no hacer bien los deberes algunos países, trasladar a las atribuciones de la UE la de un auténtico gobierno económico” (Castiñeira Fernández, 2010: 46).


Castiñeira Fernández solo ve destino en la UE, si toma el rumbo hacia un Estado continental. Advierte que el mundo se va hacia la desoccidentalización en un sistema multipolar en la que Europa tiene que replantear su papel global porque “corre dos grandes peligros: el peligro de convertirse en un geriátrico o en un balneario. Es una sociedad envejecida que admite mal a la inmigración. Si no hay crecimiento de la natalidad y no admite la inmigración, tienes un problema. Es una sociedad que puede ir perdiendo poco a poco un grado de ambición en nuevas metas precisamente porque los niveles de vida son muy elevados. Eso contrasta con la actitud más vital de otras civilizaciones ocultas como la de China, la norteamericana o la latinoamericana en general, donde hay un impulso a algo más joven y adolescente” (Castiñeira Fernández, 2010: 47).


El 29 de abril de 2011 se reunieron en la Isla del Pensamiento (Ría de Vigo, Galicia) un grupo de expertos prestigiosos de Europa conformando una Red Europea de Reflexión Geopolítica y al culminar el Congreso emitieron la Declaración de la Isla de San Simón, con la finalidad de rediscutir el rol de Europa en la actual reconfiguración geopolítica mundial.


Del modelo tendencial de indicadores geoeconómicos, en el 2000 EE.UU. y Europa eran las potencias dominantes, pero en el 2050 China superará con creces a ambas, seguida de la India. Estados Unidos y la UE pasan, según este esquema, a tercera posición, seguida de Rusia.


Eduardo Olier, Presidente del Instituto Choiseul de España, identificó tres factores de la debilidad de peso: el peso de las soberanías nacionales (sobre todo Alemania, Francia y Reino Unido), la tradición de no alineamiento de algunos países como Austria, Finlandia y Suecia y el vínculo trasatlántico con Estados Unidos.


Otros problemas políticos que inciden en una mayor debilidad europea, son la dificultad para asumir valores y culturas comunes (soft power), las dudas sobre la idea de Europa (¿unión económica o también política?), la indefinición sobre los límites de Europa (¿debe integrarse Turquía?), ausencia de una Constitución europea, la crisis del euro, la ausencia de una política común y la existencia de estrategias contrapuestas entre los diversos Estados de la UE, sin una política económica.


La Declaración de San Simón señala que Europa debe reinventar el concepto de soberanía europea (Declaración de la Isla de San simón-Redontela-Ponteveda. Galicia-España. 29 de abril de 2011. www.tendencias21. net/el mundo multipolar de nuevas oportunidades a Europa).


De lo analizado hasta el momento, vemos la consolidación de un paradigma neoinstitucionalista de una organización basada en la integración, pero yendo más a lo hondo, encontramos un concepto de soberanía clara en el origen de la CECA de 1.951 y una lógica híbrida que se traduce en crisis de identidad.


Solo tiene sentido el dialogo Unión Europea-MERCOSUR si esta sustentada en el objetivo político de trazar un paradigma que en el horizonte este el Estado continental industrial. Europa al finalizar el siglo XX, con la unificación de Alemania (1989) y el euro como moneda común 1999, aparece como el espacio regional.


La crisis financiera y económica de Irlanda, Grecia y Portugal afectó a la Unión Europea. La moneda común sin unión política y económica, es solo un modelo fiscal débil ante los ciclos de la globalización. Es la que plantea Ángel Castiñeira de Fernández.


El envejecimiento de la población y la baja natalidad producirán crisis en los servicios sociales. No hay crecimiento económico sustentable sin aumento demográfico.


“La incorporación, masiva de mano de obra extranjera (mayoritariamente musulmana) provoca tensiones sociales y reacciones políticas. La inestabilidad política reciente en África del Norte y Oriente Medio agrava el panorama” (De la Balze, 2011: 30).


También provoca tensiones geopolíticas la dependencia respecto del gas natural ruso, lo que provoca incapacidad para la planificación de una política energética común. Alemanas e Italia están negociando bilateralmente con Rusia.


La falta de consenso del rol de la OTAN en Libia, la reticencia alemana ante Francia, Gran Bretaña en este punto, las reacciones ente la inmigración, provoca disensos que pueden transformarse en quiebres.


Llegamos a la conclusión a partir de lo visto que no existe un consenso unánime de una Europa como Estado continental industrial, que fue su causa fundante. Es un proceso abierto y perfectible.


Pero, desde Sudamérica y el MERCOSUR, observamos sin hacer juicios, pero a partir de las evidencias de lo expuesto, de algunas insuficiencias que hacen todavía de Europa un proyecto en marcha.


El empuje inicial estuvo acompañado del lenguaje del activismo político (federalismo) y las prácticas del intervencionismo estatal (funcionalismo). La federalista pasaba por construir la Europa política, apoyándose en los valores y la funcionalista, construir solidaridades -la CECA fue justamente esto- en el ámbito económico para traspasarla posteriormente al político.


Ambos modelos partían de la premisa de la crisis del Estado nación tras el fin de la guerra. Los Estados nación deben ser reemplazados (federalista) o complementados (funcionalista) por unidades más amplias de carácter supranacional y desde luego, convergían en su objetivo final en lo geopolítico: la creación de una Unión Europea de carácter federal y la constitución de los Estados Unidos de Europa, respectivamente.


Este punto es clave, estrictamente y únicamente retomando a esta idea de soberanía, la Unión Europea jugará su rol en el sistema multipolar y cobra fuerza el diálogo con el MERCOSUR, en tanto y en cuanto este también autointerprete que la regionalización es el camino del Estado continental industrial sudamericano, como lo planteó incluso antes que la CECA, en 1946, el primer teórico político de la autonomía latinoamericana , Juan Domingo Perón en su concepción de que había llegado la hora del continentalismo.


Todo dialogo, sin esta base, quedará estancado en el juego de suma cero de la regulación y subsidio, como está ocurriendo.


Lo obvio, en la historia nunca es obvio, por eso, hay que plantear los conceptos por su nombre, tajante y contundentemente, porque el papel del saber científico en el acervo de solidificar la praxis política, para no dejar encapsulados en la tecnocracia los procesos integracionista.


Hoy sin embargo, se nos abren interrogantes y nos parece de un compromiso ético subrayarlo, porque la Unión Europea como Estado continental se torna importantísimo para ampliar la multipolaridad en el sistema mundial junto al MERCOSUR.


Se perciben actualmente cuatro modelos europeos que se debaten.


a) Europa como un gran mercado intergubernamental: representa de alguna manera la visión anglosajona de Europa basada en el libre cambio, pero donde la unidad política es secundaria.


b) La construcción de Europa como un camino: es la construcción de Monnet. Es la visión más continuista con la tradición comunitaria.


c) Avanzar en la construcción europea a través de un núcleo duro: su origen se remonta sobre consecuencias del Maastrich. Concretamente, sería la división entre un núcleo duro de la Europa política y un área gris de euroescépticos. Esto se nota, en divisiones en la política exterior, como ocurrió en la guerra de Irak o actualmente en Libia.


d) La Europa del federalismo renovado: representa una desviación de la concepción clásica del federalismo, porque pretende minimizar el rol de los organismos supranacionales en pos de una Federación formal de Estados sin compromisos supranacionales (Moreno Juste, 2003: 505).


El desafío pasa “por reinventarse como ya lo hizo con éxito durante el Congreso de Viena a inicios del siglo XIX o después de la Segunda Guerra Mundial. Para ello debe priorizar la producción, la inversión y la innovación. Simultáneamente debe avanzar en la conformación de un gobierno europeo con autoridad fiscal y presupuestaria, capacidad para regular el funcionamiento de los mercados financiaros, los medios para proveer la defensa de su territorio y población. Los próximos diez años serán decisivos para determinar el futuro de Europa y definir su posición en el escenario mundial del siglo XXI” (De La Balze, 2011: 30).


Para nosotros ello tiene un nombre, porque de lo contrario quedan difusas las capacidades que establece con claridad Felipe De La Balze que debe tener Europa: Estado continental industrial. Reiteramos nuevamente nuestra hipótesis, únicamente de esta manera toma encarnadura el diálogo Unión Europea- MERCOSUR, como espacios geopolíticos.


c) El MERCOSUR desde nosotros


El MERCOSUR, más allá de innegables tensiones entre ser una zona de libre comercio y unión aduanera, es hijo del unionismo latinoamericano del siglo XX, de la generación del 900 de Martí, Rodó, Ugarte, Blanco Fombona y Olivera Lima entre otros, y que toma cuerpo en el nuevo ABC del continentalismo de Juan Perón, cuyo antecedente fue el ABC del Barón de Río Branco y su origen más remoto fue el unionismo hispanoamericano de los Libertadores San Martín, Bolívar y Artigas (Barrios, 2007).


Estamos en la transición de los Estados agroexportadores producto de la fragmentación al Estado continental del siglo XXI.


Perón ve el núcleo de la integración de América Latina en la unidad de América del Sur, el núcleo de la América del Sur es la alianza argentino- brasilera. Y desde ese núcleo duro, generar la equipolaridad luso-hispana mestiza latinoamericana.


Somos una Nación, solo fragmentada, pero en trance de una nueva conjugación con el MERCOSUR, hacia el salto de Estados- islas a Estado continental. Es lo que llamó Perón “continentalismo” en 1951.


Es bueno aclarar la complementación y no el antagonismo entre Unasur y MERCOSUR. Lo afirma el alto Representante del MERCOSUR Samuel Pinheiro Guimaraes: “Unasur es un modo de mantener cerca de nuestros pares que comercialmente optaron por otras políticas. Es bueno que todos integremos el Consejo Sudamericano de Defensa” (Pinheiro Guimaraes, 2011: 15)


El MERCOSUR, en verdad posee un deficit institucional con respecto a la Unión Europea, pero su fortaleza reside en su historia cultural común del espacio latinoamericano donde subyace por debajo de los Estados, la Nación Latinoamericana.


El MERCOSUR tiene un único destino para no ser un segmento financiero del mercado mundial, saltar de los Estados-islas al Estado continental industrial sudamericano. Si ello, no se produce, desde nuestro enfoque en los próximos veinte años habrá fracasado el proceso de integración regional para detenerse en un proceso oscilante entre la Unión Aduanera y una Zona de libre comercio.


Concluimos este punto, afirmando que desde historias diferentes, la Unión Europea y el MERCOSUR, tienen la impostergable tarea política de trasformase en Estados continentales industriales para poder participar del sistema mundial multipolar, solo en ese marco cobra anchura estratégica el diálogo Unión Europea- MERCOSUR en una agenda que vaya más allá de la foto encapsulada y eterna del juego de suma cero de la liberalización comercial.


d) Una agenda de cooperación en el horizonte de dos potenciales Estados Continentales


En este último punto de nuestro trabajo no ahondaremos en realizar un análisis de las posibilidades de asociatividad económica existente y potenciales entre la Unión Europea y el MERCOSUR. Sin embargo se nota la perdida de peso relativo en el comercio de América Latina , la debilidad de la UE como mercado de destino y la cada vez más fuerte presencia de China y otros países de Asia según el Documento en Busca de una Asociación Renovada entre América Latina y el Caribe y las Unión Europea (CEPAL, 2011).


Remitimos a este pormenorizado documento la exploración de las potecialidades económicas y de un diagnóstico de la actualidad entre la Unión Europa y América Latina y el Caribe.


Sin embargo, el objetivo de nuestro trabajo, y nos parece que lo dejamos evidenciado, pasa por enmarcar desde un sentido estratégico el diálogo unión Europea y MERCOSUR.


Consideramos que si el mismo, es desde la dimensión exclusivista de los bloques comerciales únicamente, nos cansaremos de observar una fotografía que se viene repitiendo año a año, la falta de acuerdo en materia de regulaciones y subsidios para la liberalización comercial.


Si esto, se repite nuevamente, la dinámica geoeconómica que se mueve, mientras la visión comercialista detiene, irá disociando y alejando a Europa del MERCOSUR y viceversa, en pos de Estados continentales que se han acercado a América del Sur como China e India. Y esta tendencia, empieza a notarse nítidamente según el Documento citado.


Un diálogo tiene rumbo, aún con disenso, porque diálogo significa diversificar el temario, si la Unión Europea y el MERCOSUR, profundizan un rumbo direccionador hacia un Estado continental industrial.


Y la proyección de la UE y del MERCOSUR como virtuales Estados continentales industriales se indispensable para evitar un G 2 entre China- EE.UU. o un G 3 -China, EE.UU. y Rusia -.


Este planteo es político, las ciencias sociales deben cumplir con su triple visión descriptiva, explicativa y prescriptiva, desde un compromiso ético desde un espacio situado.


Esto lo hemos hecho como sudamericano pero preocupado por el destino del sistema mundo y del rol que jugarán en él, Europa y el MERCOSUR.


Desde este orden estratégico cobra y recobra sentido, desde una refutación de la soberanía en el marco de Estados continentales que participan del sistema mundo bipolar planteamos algunos ejes como propuestas de diálogos.



- Las dos regiones suman más de dos mil millones de habitantes, lo que implica asumir desafíos comunes globales desde nosotros, no desde una agenda impuesta, como por ejemplo, el terrorismo, el cambio climático, crimen organizado y narcotráfico, entre otras.


- El MERCOSUR puede ayudar a mitigar el impacto del envejecimiento de la población europea. Esto significa rediscutir la anacrónica Ley del Retorno y realizar un plan de reinmigración del MERCOSUR.


- El MERCOSUR como potencia en recursos naturales puede explorar inversiones europeas que no tengan la mera finalidad de la rentabilidad cortoplacista.


- España y Portugal pueden jugar como vehículo de puerta de entrada a las discusiones estratégicas con la UE. Solo la inversión española directa en los últimos años alcanzó los 136.233 millones de euros.


- Intercambio de programas partidarios y de experiencia política de Integración Regional y reformas del Estado.


- Crear Programas de formación de ciudadanìa regional en todos los niveles.


- Programas de intercambio académicos que tengan como objetivo la búsqueda de instalar una agenda común más allá de lo comercialista.


- Crear cátedras comunes de integración regional en las Universidades y Academias Diplomáticas.


- Intercambio de programas y experiencias educativas de nivel terciarios técnicos para brindarle a los jóvenes inclusión social.


- Promover Universidades virtuales de la integración


- Redefinir en un diálogo abierto y diplomático el rol de Malvinas. Si el Tratado de Lisboa considera a Malvinas, Georgias y Sandwich del sur como territorios de ultramar de la Unión Europea ello obliga a un necesario diálogo en un ámbito de redefinición de la soberanía europea en un Estado continental industrial.


Lo expuesto en forma clara y simple de una posible agenda de diálogo en construcción solo será posible si Unión Europea y MERCOSUR reorientan y profundizan un horizonte continentalista.



Es función de la Ciencias Sociales no empantanarse en lo microscópico del día a día, sin que esto sea importante, sino en ayudar en trazar el horizonte del mundo en que vivimos.



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