Nos mudamos a Dossier Geopolítico

29 de marzo de 2011

LA GEOPOLITICA IMPERIAL TOMA FUERZA EN LIBIA:



Se iniciaba el dos mil once con cambios estructurales geopolíticos en el mundo árabe, focalizados geográficamente en Oriente Medio y en el norte de África.


Túnez y específicamente la caída de Mubarak en Egipto, enclave geopolítico norteamericano, parecían deslizar en la superficie el agotamiento interno de dictaduras cleptocráticas y repúblicas dinásticas, que en nombre de la “estabilidad de la Seguridad regional” explotan a su pueblo pero que cumplía con el objetivo estratégico de “contener el terrorismo” islámico, no dejar aislado a Israel, brindarle previsibilidad al flujo del petróleo, y afianzaban a Estados Unidos en al corazón geopolítico del sistema mundo. En el fondo, se trata de la actualidad histórica de la concepción geopolítica del ingles Halford Mackinder y ratificada por Z. Brezinski de controlar el corazón mundial de la tierra.



Estos movimientos sin embargo, tuvieron sus causas aun no del todo dilucidadas, con el tiempo lo iremos percibiendo con mayor claridad, como el alza de los precios de los alimentos, la revolución demográfica de las juventudes y el uso de las nuevas tecnologías de las comunicaciones.


Ahora bien, el caso Libia, es una demostración que todo proceso no es lineal, ni homogéneo y que los conceptos de uso estratégico pueden ser palabras –trampas. Es el caso si tomamos de “rebeldes”, “revolucionarios”, “insurgentes”, “tiranos”, o “revolución democrática”. Todas estas palabras parecen que dicen mucho, pero si la escarbamos no dicen nada en si mismo, aplicados a la problemática que estamos analizando.



Los conceptos se mueven y su función consiste en aprehender los fenómenos geopolíticos de un sistema mundo en bifurcación, que está lejos de constituir un “orden mundial”. Si los conceptos se vuelven estáticos no sirven para un universo que justamente es la antípoda de lo estático.


Este fue el objetivo cuando publicábamos en el dos mil nueve el Diccionario Latinoamericano de Seguridad y Geopolítica, porque pretende ser instrumento dinámico de análisis de un mundo unimultipolar en traspaso a la multipoliaridad, pero en una actual fase, posiblemente apolar, es decir que todavía no se ha formado y delineado totalmente los actores que instrumentaran la multipoliaridad del siglo XXI. Una sola cuestión es clara, los configuradotes de la multipoliaridad serán Estados continentales industriales. Decíamos en el diccionario que nos resultaba más que importante clasificar los conceptos porque lo obvio, nunca puede ser considerado mecánicamente como tal. Y resaltábamos la necesidad de clasificar los tipos de Estados, las clases de guerras, las doctrinas geopolíticas, los terrorismos, etc.



Y ello se ve demostrado, en las convulsiones geopolíticas del Mundo Árabe, y para tratar de entender lo de Libia y la nueva guerra en curso, porque estamos observando una sobreinformación pero con escasa conceptualización.


Podemos afirmar que la denominación Mundo Árabe identifica desde el punto de vista geográfico al norte de África y a Oriente Medio y al mismo tiempo identificamos tres tipos de Estados, que en nada se parecen al modelo clásico de Estado Moderno emergente de la modernidad europea. Estos modelos son:



1- Republicas Autoritarias: aquí ubicamos a Egipto, Siria, Túnez, entre otros. El Gobierno es vitalicio y la competencia política es minima.


2- Monarquías Árabes: aquí se hallan Marruecos, Bahrein, Jordania y Arabia Saudita. En este último caso, la dinastía monárquica tiene una alianza estratégica directa con los Estados Unidos.


3- El Modelo de Tribucracia de Libia: el modelo implantado por Khadafy, es único, ya que al destronar a la monarquía en la Revolución de 1969 e instaurar la República de Libia, implementa una alianza de tribus, con un fuerte componente estatalista financiado por los recursos estratégicos y él se erige como “hermano y guía”, suprimiendo toda institucionalidad política. Aquí no hay la minima sociedad política, como en el caso de las dos anteriores.





Los analistas coinciden que mientras en el caso Túnez y Egipto, nos encontramos ante cambios y transiciones vinculados al tipo de régimen, y en el caso de Libia, en verdad hubo un quiebre de los acuerdo preexistentes tribales.


Y aquí, la originalidad del caso Libia, para muchos analistas reiteramos, es que para que caiga Khadafy se debe dar las siguientes condiciones: que el acuerdo tribal implosione, que las fuerzas armadas se dividan o que la “insurgencia” sea un instrumento de una guerra imperial bajo el “ropaje” de los derechos humanitarios y en verdad, es guerra por los recursos. Aquí la guerra cambia su naturaleza y pasa de ser guerra civil a guerra imperial.



Y en esta situación, que es la que nos encontramos hoy, recobra actualidad histórica la Doctrina de Mackinder, reactualizada por Brzezinski en su obra “El gran tablero mundial: la supremacía estadounidense y sus imperativos estratégicos. 1988”, donde plantea que la sustentabilidad estratégica de los Estados Unidos pasaba por controlar la isla mundial con la limitación de no formar parte geográfica de la misma. Y para ello, la Otán resulta imprescindible para llegar a Europa, Asia y África.


Estados Unidos ha entrado a su tercera guerra desde el 2001: guerra en Afganistán, en Irak y en Libia.


A dos años que el mundo ponía expectativas en el presidente Obama para la paz mundial, incluso siendo distinguido con el Premio Nobel de la Paz, la Doctrina de Mackinder y su discípulo Brzezinski, esta más viva que nunca con Obama.



Miguel Ángel Barrios


Dr. en Ciencia Política


Universidad del Salvador. Buenos Aires. Argentina

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