Defensa Nacional e Integración Regional
Por Lic. Carlos A. Pereyra Mele (*)
Creemos que las brevas ya están maduras y que la situación Geopolítica mundial exige a la clase dirigente Argentina, en su más amplio espectro, a repensar el tema Defensa Nacional y fuerzas Armadas, desde el CeeS, los integrantes Dr. Alberto Buela y el Lic. Carlos Fernández desarrollaron desde las siguientes ópticas: “Ejército y Pueblo” y “Conocimiento y Poder” esta temática, justamente iniciamos una tarea de plantear el tema que tras la terrible experiencia de la última dictadura militar dejó este tema inconcluso, pero ya es hora de replantearlo en el marco del Siglo XXI y en el mundo Uní o Multipolar que se esta gestando. Es ante esta situación que los argentinos debemos resolver y para ello debemos “Volver a Pensar en Grande.”
Por ello mi aporte a esta discusión es tratar la temática desde la Defensa Nacional y la Integración Regional.
Uno de los debates que se vienen dilatando es el de un sistema de Defensa de los intereses nacionales, luego del retorno de la Democracia en el ‘83, que básicamente esta dictadura fue funcional al sistema de Seguridad Nacional de EEUU durante la Guerra Fría y fundamentalmente a los intereses de las grandes corporaciones económicas financieras mundiales que nos terminó de desmantelar todo un País integrado y desguazar a los sectores intelectuales y de trabajadores capacitados para impedir la creación de las condiciones básicas para la construcción de una Nación con fuerte presencia en su región e internacionalmente y fundamentalmente integrada para defender su heartland de las ambiciones de los grupos depredadores multinacionales.
Fue tan grande la derrota de la Nación, que el proceso de destrucción que tiene fecha 2 de abril de 1976 por los ideólogos del monetarismo y sus Chicago’s Boys, (hoy seriamente cuestionados por la mayoría de los pensadores económicos clásicos) los cuales pusieron en marcha la estructura económica que en general hasta el día de la fecha nos sigue condicionando y que transformó a la población en un rehén de deudas y desmantelamiento industriales.
Pero para poder aplicar estos planes les hizo falta un Pretor que impusiera a sangre y fuego esta teoría y esa fue la función de las Fuerzas Armadas Argentinas y en general de los regimenes militares en Suramérica surgidos en la denominada década del ‘70 que con el eufemismo de los excesos procedieron a arrasar con los derechos humanos de sus pueblos. Y esta trágica experiencia nos congelo la idea de reconstruir un proceso de reorganización de las Fuerzas Armadas necesario dentro de un Proyecto nuevo de Nación.
No debemos olvidar que el proceso militar aquí y en los Países del Cono Sur se basó en aplicar las teorías de la Escuela Francesa de la lucha antiguerrillera, y que esta fue la base de la teoría de Seguridad Nacional que EE.UU. implemento a los militares de Suramérica a través de la denominada Escuela de las Américas, institución educativa que homogenizó a los militares del subcontinente y que los minimizó a ser prácticamente Ejércitos de Ocupación dentro de su propio territorio, además es claro que al fenómeno terrorista o guerrillero siguiendo estas escuela Francés-Norteamericana se las combatió militarmente y no políticamente, pero que políticamente la perdieron. Esto no ocurrió sólo en Argentina. (La Guerra es la continuidad de la Política por otros medios), por ello en la región vemos el desfile de militares por los tribunales de sus respectivos Países, para declarar por crímenes de lesa humanidad, pero también destaquemos que esta teoría de la lucha antiterrorista, llevó a la derrota a sus generadores, la Escuela Francesa fue derrotada en Argelia, mientras que la Escuela Norteamericana fue derrotada en los arrozales de Vietnam.
Y lo que no comprendieron los militares egresados en estas promociones de la Escuela de las Américas es que nos les estaba permitido tener ideas propias o enfrentar a los intereses del imperio que habían decidió apoyar en su lucha contra el marxismo internacional y lo aprendieron los militares argentinos cuando fuera de libreto se embarcaron en una guerra con el principal aliado de EE.UU. o sea El Reino Unido de la Gran Bretaña, por nuestras Islas de Malvinas e Islas del Atlántico Sur. En este conflicto armado no sólo se falló en el plano Estratégico sino también en el de la Inteligencia pero todo ello es el producto fundamentalmente de la no preparación de unas fuerzas armadas para un conflicto militar clásico entre un Ejercito de Primer Mundo y otro de un País Dependiente, por esa formación de sólo ser pretores internos, más allá de toda la valentía y arrojo que demostraran los hombres intervinientes en la lucha armada, porque la Guerra estaba perdida desde el primer día.
En este conflicto debemos destacar que la Argentina tenía un arma que podría haber causado mayores daños que sus todos sus armamentos y con ello cambiar el curso de la historia y ese arma era el default o sea el no pago de la deuda al sistema financiero Británico, el periodista Enrique Oliva tiene un trabajo donde aclara que el terror que conmovía a la City Londinense esos días, no era si argentina poseía armas sofisticadas o una gran capacidad militar, sino el no pago de los bonos que tenían en garantía de la deuda externa los bancos Ingleses, pero aquí surgen de nuevo los quinta columnas (que son la continuidad del Plan del 2 de abril de Martínez de Hoz), y es el caso de Roberto Alemann el Ministro de Economía de la dictadura de Galtieri que sale presuroso a Suiza y EE.UU. y en pleno conflicto, garantiza a la banca mundial que Argentina cumpliría con sus acuerdos económicos, es más, pagaría los intereses a los Ingleses aun cuando estos invadieran a Malvinas. La Guerra estaba perdida de ante mano como exprese anteriormente por las causas anteriores planteadas.
Creo que es conveniente reflexionar en estas causas de la introducción para platear al tema Defensa Nacional y Fuerzas Armadas, para entender estos nuevos tiempos y darnos el espacio para redefinir y madurar una nueva política, que bien lo planteo recientemente el Presidente de la Nación en la Nueva Escuela Naval donde, dirigiéndose a sus subordinados, les expreso claramente que son las nuevas promociones que no tiene que cargar con la mochila de los errores de conducciones militares pasadas, y que deben prepararse para defender a la Nación, en este marco es necesario replantear el tema de capital importancia para el destino de Argentina y la región suramericana que es el de la Defensa y la Integración regional.
Ahora bien esto de poner este tema a la discusión viene a cuento por dos iniciativas que están por ponerse en marcha y por la cual los argentinos y América del Sur tendremos que optar:
A) la de Estados Unidos para la Región, USA volverá a entrenar militares en Latinoamérica, Aparentemente para prevenir el avance de las izquierdas en la región, USA habría adoptado la medida de entrenar militares en Latinoamérica, según informó el USA Today. La medida fue adoptada por Condoleeza Rice antes de las elecciones legislativas en USA, que ganaron los demócratas. Una interpretación es que la decisión fue tomada bajo la presión del Comando Sur, cuyos jerarcas dijeron que EE.UU. había abandonado a los militares aliados de la región y que el vacío fue llenado por países como China. Durante una audiencia, en marzo del año pasado, el entonces jefe del Comando Sur del Ejército norteamericano, Bantz Craddock, dijo que "Otras naciones como China están tomando ventaja y vamos a perder contacto con una generación de líderes (latinoamericanos), algo que nos perjudicará en el futuro" (se vuelve al viejo esquema de la Escuela de las Américas, en que la Defensa sólo es para asegurar los temas que les preocupa fundamentalmente a EEUU en estos momentos, Terrorismo internacional, Narcoterrorismo, Control de Procesos Sociales que pongan en peligro los intereses de los grupos financieros establecidos en Suramérica y controlar la provisión de los Recursos Estratégicos a la Economía Norteamericana desde el Continente).
B) La Opción Suramericana que básicamente encabeza Brasil que tras la reelección de Lula da Silva, el tanque de Ideas que lo asesora, conocido como el Núcleo de Asuntos Estratégicos NAE, estaría elaborando una propuesta para la creación de una fuerza militar unificada para el continente copiando el modelo de la OTAN que tiene la Unión Europea, esta idea es más abarcativa que la que lanzo el presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías quien planteó en sus últimos encuentros del MERCOSUR de organizar unas Fuerzas Armadas de los Países integrantes del Mercado Común Suramericano. El Coronel Oswaldo Oliva Neto coordinador del NEA expreso en el Seminario Brasil Unión Europea que esta OTAN, básicamente se conformaría para “Impedir una aventura Militar o la presión de algún País sobre la Región o sobre una Nación Suramericana. Esta tesis es mas abarcativa y permite incluir países extra MERCOSUR con lo cual se desarma cualquier alternativa de la potencia hegemónica hoy en día de tentar algún país excluido de dicha Organización
De cualquier manera, a la vastedad del MERCOSUR, debemos considera a Suramérica como la “isla continente” con 330 millones de habitantes, 50.000 km. de vías navegables, el 30% de las reservas de agua dulce del planeta, que posee todos los minerales estratégicos del siglo XXI con un área de 18 millones de km. cuadrados que es el doble de Europa y el doble de los Estados Unidos. Es por ello que la América de Sur tiene que repensarse como una unidad geopolítica con sentido propio y así dar un paso importante para eliminar la actual fragmentación del Continente. De manera que hacer extensiva la propuesta a la totalidad del Sudamérica es un acto de prudencia, a la vez que de percepción estratégica.
Ya en un reciente trabajo expuse que el siglo XXI se caracterizaría por “Lucha por los Recursos Naturales”, y la defensa de los mismos exige una política de defensa común, con estudios y planes de equipamiento coordinados entre los Estados integrantes y básicamente la búsqueda de metas Estratégicas , que serán el factor disuasor ante el apetito desmedido y controlador de los recursos naturales no renovables por parte de la Potencia Hegemónica, Los Planes Estratégicos deben asegurar el control del Petróleo, Gas, Cuencas Acuíferas y la Biodiversidad especialmente del Sistema Amazónico como elementos de reserva del subcontinente. Para garantizarnos de esta forma que pasemos del Estadio de la Dependencia al de Resistencia con control dentro de nuestro territorio con capacidad de limitar la interferencia de la globalización en nuestros propios territorios y además tener una limitada pero importante acción internacional ante la actual dinámica de la globalización económico-financiera, que no quiere saber de ningún control o regulación social y política, que exige campo abierto para hacer la guerra de los mercados.
Estamos ante un momento mundial de fuertes cambios, la dinámica de lucha internacional geopolítica esta dando muestras de debilitar los planes globales de USA, el pantano de Irak y Afganistán así lo demuestra, esto también es observado por sus Estrategas y analistas políticos más importantes como Henry Kissinger y Zbigniew Brezinski, que ya dan por perdida la Guerra en Irak y dicen que deben preparar la salida ordenada de ese País y Afganistán. Esto nos pone en más peligro para la región, ya que es muy posible un replanteo de la estrategia globalizadora de USA y que reduzca los alcance de su política global a mantener objetivos más cercanos a su territorio y más fáciles de controlar e influenciar a lo que ello despectivamente consideran su patio trasero.
Por ello hablar de Defensa Nacional, Ejército y Pueblo, hoy en dia, deben ser un tema en la agenda de las políticas a tratar por los sectores no solo involucrados directamente sino también a los cuadros dirigentes sociales para integrarlos en un Proyecto de Nación integral, ya que como lo expresara perfectamente en su conferencia sobre defensa nacional que dictara Juan Perón : Las dos palabras, “Defensa Nacional", pueden hacer pensar a algunos espíritus que se trata de un problema cuyo planteo y solución incumbe únicamente a las FFAA de una nación. La realidad es bien distinta: en su solución entran en juego todos sus habitantes, todas sus energías, todas sus riquezas, todas sus industrias y producciones más diversas, todos sus medios de transporte y vías de comunicación, etc., siendo sus FFAA únicamente como luego veremos en el curso de la exposición, el instrumento de lucha de ese gran conjunto que constituye "la nación en armas".
“Un país en lucha puede representarse como un arco con su correspondiente flecha, tendido al máximo que permite la resistencia de su cuerda y la elasticidad de su madero y apuntando a un solo objetivo, ganar la guerra. Sus FFAA están representadas por la piedra o el metal que constituye la punta de la flecha, pero el resto de esta, la cuerda y el arco, son la nación toda hasta la ultima expresión de su energía y poderío”.
Esta teoría de la Nación en Armas fue suplantada en las grandes potencia por un sueño de que la tecnología y las armas de destrucción masivas con militares profesionales al mando serian invencibles en los conflictos a enfrentar, la realidad fue que pequeños grupos armados han derrotado a estos ejércitos sofisticados, el caso de Vietnam, Irak, Afganistán y el reciente conflicto Israelí versus Hezbola, demostró que el factor humano y la voluntad de lucha con apoyo popular se trasforman en un enemigo difícil de aniquilar y Pueblos y Naciones difícil de conquistar.
Todo esto nos debe llevar a pensar que la idea del proyecto de Brasil nos pone en el camino de una discusión a cara de nuestro futuro cercano o como miembro de una unidad integral mayor bioceánica con grandes recursos y la posibilidad de entrar en el estadio de Resistencia que nos permita tener márgenes de maniobra importante ante este nuevo mundo que hoy se esta dibujando, con todo lo que ello representa. O repetir la historia que nos llevo a casi la disolución como País por el aplicar tesis y proyectos diseñados en la Potencia Hegemónica. Ya es tiempo de “Volver a pensar en Grande”.
Noviembre 2006
(*) Politólogo Especialista en Geopolítica Suramericana
CEES
LicPereyraMele@Argentina.com
Fuentes:
Alberto Buela: Ejercito y Pueblo
http://licpereyramele.blogspot.com/2006/11/argentina-pueblo-y-ejercito.html
Carlos A. Pereyra Mele: Nuevos escenarios mundiales en el siglo XXI
http://www.rodolfowalsh.org/spip.php?article2352
Carlos A. Pereyra Mele: La Lucha por los Recursos Naturales
http://www.rodolfowalsh.org/spip.php?article2342
Cnel. Juan Domingo Perón: Conferencia Dictada en la Universidad de la Plata sobre Defensa Nacional 10/6/1944 http://www.peronvencealtiempo.com.ar/
Carlos Chino Fernández: Conocimiento y Poder
http://licpereyramele.blogspot.com/2006/11/argentina-pueblo-y-ejercito-ii.html
Beba C. Balvé: Imperialismo- Dinero-Guerra
http://www.cicso-arg.org/publicaciones.aspx
Enrique Oliva: Malvinas y la Deuda Externa Argentina
http://www.peronvencealtiempo.com.ar/
Este Blog fue creado con el objetivo de enriquecer un nuevo espacio político en la compleja realidad Suramericana. Realidad que se conforma no sólo por lo que es, sino también por lo que puede ser. Es la intención, entonces, trabajar tanto sobre lo que está en acto como lo que está en potencia. Desde este Blog estudiaremos, analizaremos y daremos nuestra opinión, sobre el fenómeno geoestratégico y geopolítico suramericano.
30 de noviembre de 2006
29 de noviembre de 2006
ARGENTINA: Pueblo y Ejercito II
Conocimiento y Poder:
Carlos Chino Fernández
CEES
En otras oportunidades desde el CEES hemos abordado el tema de la relación entre el conocimiento crítico, científico y el movimiento obrero, y hemos también analizado la importancia del conocimiento como insumo indirecto en el proceso de constitución de una alianza social en donde confluyen varias fracciones de clase y sectores de la comunidad, afín a un proyecto nacional y autónomo.
Para estas reflexiones partimos de un problema, que al ser planteado como tal y por la envergadura que ha adquirido tiene un mandato ético y exige su resolución, de lo contrario nunca podremos retomar el camino de la soberanía nacional y del desarrollo integral de nuestra sociedad. Nos referimos a la ausencia manifiesta del desarrollo de la “Inteligencia” (conocimiento estratégico) que existe desde el campo del pueblo en general y desde el movimiento obrero organizado en particular, de manera sistemática y centralizada.
Queremos remarcar la debilidad en la producción de conocimiento necesario que trascienda el ámbito de las discusiones salariales y de las condiciones de trabajo, así como aquel conocimiento que supere la mirada ocasional y coyuntural, para que nuestra sociedad pueda reconstruir su identidad en aras de su proyección hacia el futuro.
La revuelta social de finales del 2001, abre una oportunidad en el país que es acompañada por una serie de acontecimientos similares en países vecinos para retomar el camino de un proyecto productivo y nacional, que si tomamos conciencia no es más que el retorno al camino de nuestra liberación definitiva como apéndices del imperialismo anglo-norteamericano.
Esta nueva situación histórica no resuelve automáticamente en nuestros países de América del Sur la situación de opresión y dependencia estructural. Si verdaderamente queremos desarrollar un proyecto nacional y soberano la deberemos resolver definitivamente.
Desde la perspectiva del conocimiento, la dependencia no es solamente económica o financiera, sino que la Argentina padece de un déficit enorme en el desarrollo de pensamiento estratégico, de “Inteligencia”.
Este déficit se ve esencialmente en la facilidad con que nos conducen desde los medios de comunicación, alimentando falsas antinomias, tomando los hechos de manera parcializada, mostrando los acontecimientos de forma sesgada y subrayando solamente los aspectos que son significativos para transmitir un mensaje con una intencionalidad previamente pensada, que generalmente no coincide con la realización de los intereses populares.
Desde la Educación
Por los circuitos y recorridos de la educación formal, pasa gran parte del secreto para traducir la reserva moral de nuestro pueblo en conocimiento esencial para la reproducción independiente de la sociedad.
En este ámbito nos pasamos discutiendo reforma tras reforma educativa, en donde discutimos leyes sin el tiempo necesario para trabajar los contenidos, lo sustancial.
Mientras sostenemos desde el discurso la necesidad de una educación pública gratuita y libre, en donde el Estado recupere su función normalizadota y garantizadora de la igualdad para toda la población, dejamos en libertad de acción al sector privado para que amplíe deliberadamente su espacio, sus ofertas y los tiempos educativos.
La única manera de atacar la mercantilización de la educación es acotando, reglando y reduciendo sensiblemente el espacio del sector privado. Y aquello que se le permite tendría que subordinarse a un planteo nacional público cuya planificación sería un atributo indelegable del Estado Nacional.
Vaciamiento de la Ciencia y de la Tecnología y separación del sistema educativo público
Es conocida la situación de una profunda segmentación del sistema educativo nacional, con alrededor de 50 subsistemas educativos. En cuanto a la ciencia y el desarrollo tecnológico nacional a excepción e algunas áreas que han sobrevivido, gran parte del sistema ha sufrido un pronunciado deterioro, separándose aún más de las necesidades productivas nacionales y del sistema educativo formal.
Pero lo que queremos recalcar aquí es el riesgo que se corre en seguir alimentando un sistema paralelo de producción científica con financiamiento de los centros multilaterales de crédito u organismos internacionales que no son controlados o lo son formalmente por el Estado. (Agencias)(Observatorios)
El problema aquí no es solamente financiero, sino de contenido y de sentido, ya que el que financia lo hace no por una razón filantrópica, sino que juega con intereses concretos, a demás de darse una política de cooptación de científicos y técnicos que son desvalorizados en su propio país.
Descomposición de la dirigencia política
Cuadros políticos sin formación ni actitud para establecer las mediaciones necesaria que se requieren en esta época. Deben ser removidos y dar paso a las nuevas generaciones con ideas nuevas y con compromiso nacional y popular. El aparato del Estado está taponado por varias capas de funcionarios y burócratas sin formación ni sentido de sus tareas. Han quedado enquistados en la estructura institucional y deberán ser suplantados. No producen conocimiento estratégico y a demás obstruyen la circulación de nuevos sentidos que las nuevas generaciones de argentinos tienen en potencia.
La falta de conocimiento verdaderamente estratégico dificulta la capacidad de anticipación para abordar o prevenir los acontecimientos futuros que necesariamente se sucederán. Para caracterizar la situación nacional e internacional, para diagnosticar se requiere de un conocimiento científico, de una metodología y de una base de información lo más completa posible.
Es imperioso liberarnos de la dependencia pedagógica en que estamos metidos, elaborar nuestra propia agenda de problemas y el abordaje de los temas que son vitales para el Movimiento Obrero y para el país.
Los medios de comunicación y las usinas de pensamiento del establishment nos presentan una realidad tergiversada, y en función de esa falsa realidad nos alineamos equivocadamente. El conocimiento debe servir para tomar conciencia de tal situación para ubicarnos en el lugar correcto en el momento preciso.
En el año electoral que se avecina se potenciarán las iniciativas del enemigo por confundirnos y distraernos de los temas que son verdaderamente esenciales para la supervivencia de nuestro sistema de vida. Las agresiones del entorno irán en aumento a medida que crezca la resistencia a ser devorados por el enemigo externo y los cómplices internos.
Saber y poder:
Para construir un poder diferente necesitamos un saber diferente
¿Qué debemos saber?, ¿Quiénes deben saber?
Las Universidades y los centros de investigación y Fundaciones que se acercan al Movimiento Obrero o a las organizaciones populares, que lo hacen honestamente, lo hacen muchas veces como un servicio social. Desde nuestra perspectiva los trabajadores son la única clase social que junto a otras en estrecha alianza, puede llevar a cabo una transformación de la sociedad desde sus cimientos. El resto de los intentos son superficiales y lo único que cambia es el status de las facciones que se turnan en el ejercicio del poder, que saber gestionar los subsidios del estado o del exterior en beneficio propio
Es el momento de tomar la iniciativa, de ver y tratar a la clase trabajadora como activa, protagonista de la historia y no como sector que merece ser ayudado ante la pobreza que padece.
El tratamiento de temas que refieren directamente a las cuestiones del poder es deliberadamente soslayado en la gran mayoría de los medios de comunicación y en los programas académicos de la Universidades Públicas. Se habilita discutir acerca de la gobernabilidad pero se intenta boicotear encuentros en donde la discusión refiere directamente a cuestiones del poder, como lo fuera días atrás en el ámbito de la CGT bajo la convocatoria de “Pueblo y Ejército”.[1]
A propósito de este último aspecto:
En la realidad objetiva en la historia reciente argentina.
Los hechos de la última dictadura militar; su tratamiento, han tapado el tratamiento del largo proceso histórico de relación entre el pueblo argentino y su ejército.
Existe una política deliberada especialmente a través de la teoría de los Derechos Humanos (DDHH) (que sigue a la doctrina de seguridad nacional pero de signo contrario) en disociar el nacimiento de las Fuerzas Armadas (FFAA) del seno del pueblo, que son los elementos constitutivos de la Nación Argentina.
La política de los DDHH que surge en tanto política de Estado del departamento de Estado de los EEUU, logra mantener permanentemente en acto a través de la justicia (crímenes de lesa humanidad, entre otras normativas), la herida abierta en la sociedad argentina para impedir una nueva articulación entre FFAA y Pueblo.
La memoria histórica debe contemplar todo el proceso y todo el complejo entramado de variables intervinientes en cada situación histórica.
Se analizan las invasiones inglesas/la etapa de la independencia/el centenario/el período 1943-55, el llamado Proceso de reorganización nacional, como compartimentos estancos
El enemigo imperialista a mediados de los ´70 aceleró la tarea de disociación entre el Pueblo y FFAA y entre Pueblo y Ejército en especial (tarea que había comenzado más claramente mucho antes, que es la base estratégica del Estado-Nacional). Primero fue la desarticulación del movimiento social usando a las FFAA como instrumento.
Después de la derrota en la guerra de Malvinas con el campo nacional desarticulado, la doctrina de los DDHH terminó de desprestigiar a los uniformados frente al pueblo argentino, llegando a los años ´90 en condiciones objetivas para la entrega casi total de las empresas estatales, el vaciamiento de las funciones económicas de las FFAA, la destrucción de la industria y el ataque a las organizaciones de los trabajadores.”Hoy es el tiempo de la reforma de los Institutos de formación de los cuadros, la educación, de la vinculación con la civilidad, etc”
El objetivo estratégico de los mentores de la doctrina de los DDHH no es la cárcel para los genocidas, sino que es mantener permanentemente el vilo a la población a través del miedo a revivir aquella situación traumática. Para ello, el uso del poder judicial y los medios de comunicación a discreción que vuelven todo el tiempo sobre el pasado reciente sin intención de resolverlo, sino de mantenerlo vivo en la opinión pública.
A su vez incorporan al sistema educativo materias sin criterio científico ni disciplinares que refieren a los DDHH, someten a los cuadros de los Servicios Penitenciarios, fuerzas policiales y de las FFAA, y a empleados públicos a cursos sobre los DDHH descontextualizados sin lectura crítica, mediocres y limitados a la lecturas de leyes o proyección de películas que golpean los sentidos y obstruyen el pensamiento.
Perón decía en uno de sus trabajos en relación al copamiento que habían sufrido las FFAA después del ´55:…”Normalmente esta operación se realiza con el pretexto de la Defensa Continental. Se procede primero al conveniente “ablandamiento”, luego a la captación de sus comandos, para terminar luego con un “lavado de cerebros”, mediante varios procedimientos”.[2]
El problema más importante es que nuestra sociedad se ha quedado sin capacidad de respuesta, sin energía para darse una respuesta independiente ante semejante avanzada de idiotización colectiva.
Se requiere de una gran transformación en esta etapa de integración suramericana, hoy como ayer………..“………….Transformación que por otra parte no es más que la materialización del deseo manifestado por el pueblo argentino, de eliminar definitivamente las formas de opresión de distinta naturaleza que durante decenios ejerció el imperialismo para detener en beneficio propio, el propio desarrollo nacional…….”[3]
El corazón de un verdadero proyecto nacional, no pasa por realizar buenos negocios con otros países, pasa por recrear la antigua alianza estratégica entre Pueblo y FFAA, con una nueva doctrina, pero con el mismo afán del 43/45 en donde desarrollo productivo, defensa nacional confluían en un Estado autónomo.
“La doctrina nacional de Perón, en su aspecto más positivo, consistía en emplear al Ejército como cerebro de la industria pesada, a los bancos estatales como financieros de esa rama económica, y a la clase obrera como sostenedora popular de esa política.”[4]
Y como esto último expresa la materialización del momento más alto en nuestra historia del poder de un Estado nacional independiente, el interrogante es si es posible recrear en este presente aquellos elementos que lo hicieron posible. Si esto es posible el conocimiento estratégico debe servir para la realización del proyecto nacional. Podemos empezar desde el movimiento obrero con el desarrollo de una nueva idea, de una cosmovisión de la realidad interna y externa elaborada desde nosotros mismos.
Noviembre de 2006
[1] Nota: 21/11/06 Jornadas organizadas por el CEES con el auspicio de la Embajada de Venezuela, en la CGT
[2] Juan Perón: La Hora de los Pueblos, ED Norte, Madrid, 1968
[3] Juan Perón: El Proyecto Nacional. EL CID, 1982
[4] Ver: Historia del Ejército de Jorge Abelardo Ramos
Carlos Chino Fernández
CEES
En otras oportunidades desde el CEES hemos abordado el tema de la relación entre el conocimiento crítico, científico y el movimiento obrero, y hemos también analizado la importancia del conocimiento como insumo indirecto en el proceso de constitución de una alianza social en donde confluyen varias fracciones de clase y sectores de la comunidad, afín a un proyecto nacional y autónomo.
Para estas reflexiones partimos de un problema, que al ser planteado como tal y por la envergadura que ha adquirido tiene un mandato ético y exige su resolución, de lo contrario nunca podremos retomar el camino de la soberanía nacional y del desarrollo integral de nuestra sociedad. Nos referimos a la ausencia manifiesta del desarrollo de la “Inteligencia” (conocimiento estratégico) que existe desde el campo del pueblo en general y desde el movimiento obrero organizado en particular, de manera sistemática y centralizada.
Queremos remarcar la debilidad en la producción de conocimiento necesario que trascienda el ámbito de las discusiones salariales y de las condiciones de trabajo, así como aquel conocimiento que supere la mirada ocasional y coyuntural, para que nuestra sociedad pueda reconstruir su identidad en aras de su proyección hacia el futuro.
La revuelta social de finales del 2001, abre una oportunidad en el país que es acompañada por una serie de acontecimientos similares en países vecinos para retomar el camino de un proyecto productivo y nacional, que si tomamos conciencia no es más que el retorno al camino de nuestra liberación definitiva como apéndices del imperialismo anglo-norteamericano.
Esta nueva situación histórica no resuelve automáticamente en nuestros países de América del Sur la situación de opresión y dependencia estructural. Si verdaderamente queremos desarrollar un proyecto nacional y soberano la deberemos resolver definitivamente.
Desde la perspectiva del conocimiento, la dependencia no es solamente económica o financiera, sino que la Argentina padece de un déficit enorme en el desarrollo de pensamiento estratégico, de “Inteligencia”.
Este déficit se ve esencialmente en la facilidad con que nos conducen desde los medios de comunicación, alimentando falsas antinomias, tomando los hechos de manera parcializada, mostrando los acontecimientos de forma sesgada y subrayando solamente los aspectos que son significativos para transmitir un mensaje con una intencionalidad previamente pensada, que generalmente no coincide con la realización de los intereses populares.
Desde la Educación
Por los circuitos y recorridos de la educación formal, pasa gran parte del secreto para traducir la reserva moral de nuestro pueblo en conocimiento esencial para la reproducción independiente de la sociedad.
En este ámbito nos pasamos discutiendo reforma tras reforma educativa, en donde discutimos leyes sin el tiempo necesario para trabajar los contenidos, lo sustancial.
Mientras sostenemos desde el discurso la necesidad de una educación pública gratuita y libre, en donde el Estado recupere su función normalizadota y garantizadora de la igualdad para toda la población, dejamos en libertad de acción al sector privado para que amplíe deliberadamente su espacio, sus ofertas y los tiempos educativos.
La única manera de atacar la mercantilización de la educación es acotando, reglando y reduciendo sensiblemente el espacio del sector privado. Y aquello que se le permite tendría que subordinarse a un planteo nacional público cuya planificación sería un atributo indelegable del Estado Nacional.
Vaciamiento de la Ciencia y de la Tecnología y separación del sistema educativo público
Es conocida la situación de una profunda segmentación del sistema educativo nacional, con alrededor de 50 subsistemas educativos. En cuanto a la ciencia y el desarrollo tecnológico nacional a excepción e algunas áreas que han sobrevivido, gran parte del sistema ha sufrido un pronunciado deterioro, separándose aún más de las necesidades productivas nacionales y del sistema educativo formal.
Pero lo que queremos recalcar aquí es el riesgo que se corre en seguir alimentando un sistema paralelo de producción científica con financiamiento de los centros multilaterales de crédito u organismos internacionales que no son controlados o lo son formalmente por el Estado. (Agencias)(Observatorios)
El problema aquí no es solamente financiero, sino de contenido y de sentido, ya que el que financia lo hace no por una razón filantrópica, sino que juega con intereses concretos, a demás de darse una política de cooptación de científicos y técnicos que son desvalorizados en su propio país.
Descomposición de la dirigencia política
Cuadros políticos sin formación ni actitud para establecer las mediaciones necesaria que se requieren en esta época. Deben ser removidos y dar paso a las nuevas generaciones con ideas nuevas y con compromiso nacional y popular. El aparato del Estado está taponado por varias capas de funcionarios y burócratas sin formación ni sentido de sus tareas. Han quedado enquistados en la estructura institucional y deberán ser suplantados. No producen conocimiento estratégico y a demás obstruyen la circulación de nuevos sentidos que las nuevas generaciones de argentinos tienen en potencia.
La falta de conocimiento verdaderamente estratégico dificulta la capacidad de anticipación para abordar o prevenir los acontecimientos futuros que necesariamente se sucederán. Para caracterizar la situación nacional e internacional, para diagnosticar se requiere de un conocimiento científico, de una metodología y de una base de información lo más completa posible.
Es imperioso liberarnos de la dependencia pedagógica en que estamos metidos, elaborar nuestra propia agenda de problemas y el abordaje de los temas que son vitales para el Movimiento Obrero y para el país.
Los medios de comunicación y las usinas de pensamiento del establishment nos presentan una realidad tergiversada, y en función de esa falsa realidad nos alineamos equivocadamente. El conocimiento debe servir para tomar conciencia de tal situación para ubicarnos en el lugar correcto en el momento preciso.
En el año electoral que se avecina se potenciarán las iniciativas del enemigo por confundirnos y distraernos de los temas que son verdaderamente esenciales para la supervivencia de nuestro sistema de vida. Las agresiones del entorno irán en aumento a medida que crezca la resistencia a ser devorados por el enemigo externo y los cómplices internos.
Saber y poder:
Para construir un poder diferente necesitamos un saber diferente
¿Qué debemos saber?, ¿Quiénes deben saber?
Las Universidades y los centros de investigación y Fundaciones que se acercan al Movimiento Obrero o a las organizaciones populares, que lo hacen honestamente, lo hacen muchas veces como un servicio social. Desde nuestra perspectiva los trabajadores son la única clase social que junto a otras en estrecha alianza, puede llevar a cabo una transformación de la sociedad desde sus cimientos. El resto de los intentos son superficiales y lo único que cambia es el status de las facciones que se turnan en el ejercicio del poder, que saber gestionar los subsidios del estado o del exterior en beneficio propio
Es el momento de tomar la iniciativa, de ver y tratar a la clase trabajadora como activa, protagonista de la historia y no como sector que merece ser ayudado ante la pobreza que padece.
El tratamiento de temas que refieren directamente a las cuestiones del poder es deliberadamente soslayado en la gran mayoría de los medios de comunicación y en los programas académicos de la Universidades Públicas. Se habilita discutir acerca de la gobernabilidad pero se intenta boicotear encuentros en donde la discusión refiere directamente a cuestiones del poder, como lo fuera días atrás en el ámbito de la CGT bajo la convocatoria de “Pueblo y Ejército”.[1]
A propósito de este último aspecto:
En la realidad objetiva en la historia reciente argentina.
Los hechos de la última dictadura militar; su tratamiento, han tapado el tratamiento del largo proceso histórico de relación entre el pueblo argentino y su ejército.
Existe una política deliberada especialmente a través de la teoría de los Derechos Humanos (DDHH) (que sigue a la doctrina de seguridad nacional pero de signo contrario) en disociar el nacimiento de las Fuerzas Armadas (FFAA) del seno del pueblo, que son los elementos constitutivos de la Nación Argentina.
La política de los DDHH que surge en tanto política de Estado del departamento de Estado de los EEUU, logra mantener permanentemente en acto a través de la justicia (crímenes de lesa humanidad, entre otras normativas), la herida abierta en la sociedad argentina para impedir una nueva articulación entre FFAA y Pueblo.
La memoria histórica debe contemplar todo el proceso y todo el complejo entramado de variables intervinientes en cada situación histórica.
Se analizan las invasiones inglesas/la etapa de la independencia/el centenario/el período 1943-55, el llamado Proceso de reorganización nacional, como compartimentos estancos
El enemigo imperialista a mediados de los ´70 aceleró la tarea de disociación entre el Pueblo y FFAA y entre Pueblo y Ejército en especial (tarea que había comenzado más claramente mucho antes, que es la base estratégica del Estado-Nacional). Primero fue la desarticulación del movimiento social usando a las FFAA como instrumento.
Después de la derrota en la guerra de Malvinas con el campo nacional desarticulado, la doctrina de los DDHH terminó de desprestigiar a los uniformados frente al pueblo argentino, llegando a los años ´90 en condiciones objetivas para la entrega casi total de las empresas estatales, el vaciamiento de las funciones económicas de las FFAA, la destrucción de la industria y el ataque a las organizaciones de los trabajadores.”Hoy es el tiempo de la reforma de los Institutos de formación de los cuadros, la educación, de la vinculación con la civilidad, etc”
El objetivo estratégico de los mentores de la doctrina de los DDHH no es la cárcel para los genocidas, sino que es mantener permanentemente el vilo a la población a través del miedo a revivir aquella situación traumática. Para ello, el uso del poder judicial y los medios de comunicación a discreción que vuelven todo el tiempo sobre el pasado reciente sin intención de resolverlo, sino de mantenerlo vivo en la opinión pública.
A su vez incorporan al sistema educativo materias sin criterio científico ni disciplinares que refieren a los DDHH, someten a los cuadros de los Servicios Penitenciarios, fuerzas policiales y de las FFAA, y a empleados públicos a cursos sobre los DDHH descontextualizados sin lectura crítica, mediocres y limitados a la lecturas de leyes o proyección de películas que golpean los sentidos y obstruyen el pensamiento.
Perón decía en uno de sus trabajos en relación al copamiento que habían sufrido las FFAA después del ´55:…”Normalmente esta operación se realiza con el pretexto de la Defensa Continental. Se procede primero al conveniente “ablandamiento”, luego a la captación de sus comandos, para terminar luego con un “lavado de cerebros”, mediante varios procedimientos”.[2]
El problema más importante es que nuestra sociedad se ha quedado sin capacidad de respuesta, sin energía para darse una respuesta independiente ante semejante avanzada de idiotización colectiva.
Se requiere de una gran transformación en esta etapa de integración suramericana, hoy como ayer………..“………….Transformación que por otra parte no es más que la materialización del deseo manifestado por el pueblo argentino, de eliminar definitivamente las formas de opresión de distinta naturaleza que durante decenios ejerció el imperialismo para detener en beneficio propio, el propio desarrollo nacional…….”[3]
El corazón de un verdadero proyecto nacional, no pasa por realizar buenos negocios con otros países, pasa por recrear la antigua alianza estratégica entre Pueblo y FFAA, con una nueva doctrina, pero con el mismo afán del 43/45 en donde desarrollo productivo, defensa nacional confluían en un Estado autónomo.
“La doctrina nacional de Perón, en su aspecto más positivo, consistía en emplear al Ejército como cerebro de la industria pesada, a los bancos estatales como financieros de esa rama económica, y a la clase obrera como sostenedora popular de esa política.”[4]
Y como esto último expresa la materialización del momento más alto en nuestra historia del poder de un Estado nacional independiente, el interrogante es si es posible recrear en este presente aquellos elementos que lo hicieron posible. Si esto es posible el conocimiento estratégico debe servir para la realización del proyecto nacional. Podemos empezar desde el movimiento obrero con el desarrollo de una nueva idea, de una cosmovisión de la realidad interna y externa elaborada desde nosotros mismos.
Noviembre de 2006
[1] Nota: 21/11/06 Jornadas organizadas por el CEES con el auspicio de la Embajada de Venezuela, en la CGT
[2] Juan Perón: La Hora de los Pueblos, ED Norte, Madrid, 1968
[3] Juan Perón: El Proyecto Nacional. EL CID, 1982
[4] Ver: Historia del Ejército de Jorge Abelardo Ramos
23 de noviembre de 2006
ARGENTINA: Pueblo y Ejercito
Adjunto la Conferencia que dictara el Dr. Alberto Buela Lamas, Vice Presidente del Centro de Estudios Estratégicos Suramericanos CeeS, en la sede de la CGT Nacional en el día 21/11/2006, sobre la problemática Pueblo y Ejercito. Tema este que trasciende los maniqueísmos que nos hemos planteados después de la ultima dictadura militar en la Sociedad Argentina, y que ya es tiempo que la misma asuma este tema dado el estado actual de un mundo en permanente estado de conflicto y que esta sociedad y la Nación, debe tener también una política desde el encuadre de la Defensa nacional y que consideramos que el mismo se debe desarrollar dentro de un espacio mayor como es dentro del MERCOSUR que estamos logrando consolidar, a pesar de las tesis agoreras.
En principio estaba organizado dicho evento con otro participante el Gral. Alberto Müller Rojas, a cargo de la reserva de las fuerzas armadas bolivarianas, integrada por las milicias populares que creó Chávez en Venezuela, pero no pudo ser así lamentablemente, ante la ausencia con aviso del orador invitado.
Igualmente el acto se desarrollo con gran presencia de dirigentes sindicales y sociales, y publico en gral., destacamos que esta temática de la Defensa Nacional y de la integración: Pueblo y Ejercito es en estos momentos de importancia capital para defender elementos estratégicos, como son los Recursos Nacionales e integrar esta Defensa con nuestros vecinos como recientemente lo planteara el equipo asesor del Presidente Lula da Silva, el Núcleo de Asuntos Estratégicos (NAE), con la idea de organizar una OTAN Suramericana. Ya es hora que los Argentinos nos sentemos a hablar de estos temas estratégicos decisorios para nuestro futuro. El aporte del trabajo del Dr. Buela Lamas es de gran trascendencia para iniciar esta discusión que nos debemos los Argentinos.-
Lic. Carlos A. Pereyra Mele
Así tanto los soldados, suboficiales y oficiales de los ejércitos libertadores, como los de las milicias montoneras provincianas y hasta el ejército ya rentado de Roca eran hombres del pueblo. Con la caída de Rosas en 1852 pero sobre todo después de Pavón donde se extinguió el viejo ejército de la Confederación con Mitre y su sucesor Sarmiento, cuando las leyes del libre cambio permitieron la penetración de la industria europea y la destrucción de la nacional, una multitud de trabajadores criollos quedaron sin ocupación y al no poder realizar sus oficios ingresaron en el ejército a sueldo del Estado.
Esa imbricación entre pueblo y ejército la podemos pintar en una anécdota relatada por Juan Agustín García (1862-1923): En uno de los primeros actos de egresados del Colegio Militar, fundado por Sarmiento, un joven oficial observa a un colega mayor a quienes todos llaman “coronel” pero que no tiene ese empaque castrense de los nuevos egresados, por lo que lo interroga: ¿de qué arma es Ud. coronel? . A lo que el viejo soldado responde: ¿Arma yo?. De la que raye. Hasta las boleadoras no pare de contar.
Esta es la relación intrínseca originaria entre pueblo y ejército, y cuando se rompió esta relación se produjeron los grandes descalabros sociales y políticos que vivió la Argentina durante el siglo XX. Es que el gravísimo error del nacionalismo golpista en el siglo recién terminado fue que olvidó la lección de la historia según la cual el orden militar no ha sido, no es, ni será nunca, sino una parte del orden civil o político. Y este orden político está signado en Nuestra América por la voluntad de los pueblos, a pesar de la utilización o instrumentación que de ese mismo pueblo hacen muchas veces los poderes indirectos, masmediáticos y financieros. Así, los vicios de la política no radican en el pueblo, sino en los dirigentes políticos por defecto de su formación cultural e ideológica. Se aplica aquí el dicho: La culpa no la tiene el chancho sino quien le da de comer.
Vemos como los conceptos de pueblo y ejército son relativos uno al otro.
Es que la relación entre pueblo y ejercito en nuestros países dependientes no es una relación cultural, sobre la que se puede hablar y discutir al modo de las sociedades satisfechas al estilo de la izquierda caviar o los campus universitarios norteamericanos. No. Es una relación de poder, que funda poder y que trata sobre el poder. Por eso este tipo de temáticas son inmediatamente demonizadas por izquierda y por derecha.
¿Y cómo se alcanza hoy día esa liberación? ¿cuál debería ser la función prioritaria del ejercito?.
Hace ya muchos años ese gran pensador nacional que fue Arturo Jauretche sostenía en su libro Ejército y Política, que la misión del ejército es pensar en términos de grandeza y no ser arrastrado por la política de las instituciones de los doctores de unitarismo, que pone el acento en la institucionalidad, en las formas. (Cfr. pág. 30 y 53).
Cuento un ejemplo que viví en estos últimos días. Viajé a Jujuy a dictar unas conferencias a la juventud peronista y me llevé las pilchas de paisano para desfilar en Bolivia el 7 de noviembre por la batalla de Suipacha. En ese mismo acto el Comandante argentino hizo entrega de material rodante por parte de nuestro ejército a su par boliviano. Y habló del compromiso visceral de nuestro ejercito en la construcción de la Patria Grande suramericana. Esto es pensar en términos de grandeza como proponía Jaruretche. El grave inconveniente de este tipo de acciones es que no deben quedar limitadas al hecho filantrprópico de ayuda al necesitado sino responder a una estrategia militar surcontinental.
La política de patria chica, la política institucional del ejército argentino permitió las disgregaciones oriental, altoperuana y paraguaya. Por el contrario, la política de patria grande, de grandeza, debe buscar la reintegración de las mismas. Teniendo en claro que no es cuestión de anexar sino de intentar la reintegración natural dentro de la común Confederación de las provincias unidas de América del sur.
En un segundo momento podemos pensar al ejército en términos de grandeza como gestor de desarrollo y progreso ante la inexistencia de una industria nacional como sucedió con los generales Manuel Savio, Enrique Mosconi y Alonso Baldrich, tal como lo relata José Yelpo en su libro Ejército, política, quien citando al capitán Diego E. Perkins(1941) afirma: “El progreso y el porvenir de la patria se asientan en la perfecta armonía de las dos grandes entidades que lo constituyen: Ejército y Pueblo....El ejército no es otra cosa, ni representa otra cosa, que la potencia visible de su propio pueblo” (pág. 89 y 90). Y en esta imbricación se funda la tarea nacionalizadora que el ejército cumplió con creces en el Chaco, Formosa, La Pampa, los Andes y que hoy debe continuar en los grandes espacios despoblados como nuestra Patagonia y la Antártida.
Finalmente, en tercer lugar, en términos de grandeza el ejército se piensa como instrumento para la liberación nacional como ocurrió durante las presidencias de Juan Domingo Perón, y como ocurre hoy en la república hermana de Venezuela.
Esta liberación nacional hoy no se puede pensar limitada a la Argentina, Bolivia o Venezuela, a “paisitos aislados”, hoy no queda otra posibilidad ante el debilitamiento paulatino pero creciente de los Estado-nación de pensar la liberación en términos regionales, continentales decía Perón, y así nuestros ejércitos respectivos tienen que pensar ya en unas fuerzas armadas de carácter suramericano.
En principio estaba organizado dicho evento con otro participante el Gral. Alberto Müller Rojas, a cargo de la reserva de las fuerzas armadas bolivarianas, integrada por las milicias populares que creó Chávez en Venezuela, pero no pudo ser así lamentablemente, ante la ausencia con aviso del orador invitado.
Igualmente el acto se desarrollo con gran presencia de dirigentes sindicales y sociales, y publico en gral., destacamos que esta temática de la Defensa Nacional y de la integración: Pueblo y Ejercito es en estos momentos de importancia capital para defender elementos estratégicos, como son los Recursos Nacionales e integrar esta Defensa con nuestros vecinos como recientemente lo planteara el equipo asesor del Presidente Lula da Silva, el Núcleo de Asuntos Estratégicos (NAE), con la idea de organizar una OTAN Suramericana. Ya es hora que los Argentinos nos sentemos a hablar de estos temas estratégicos decisorios para nuestro futuro. El aporte del trabajo del Dr. Buela Lamas es de gran trascendencia para iniciar esta discusión que nos debemos los Argentinos.-
Lic. Carlos A. Pereyra Mele
Pueblo y Ejército
Alberto Buela
Al hablar de la relación entre pueblo y ejército tenemos que comenzar a hacerlo a partir del origen popular de nuestro ejército, de esa vinculación íntima entre estas dos realidades, que desde el punto de vista del pensamiento nacional, son indivisibles.
No olvidemos que la partida de nacimiento del ejercito argentino es cuando el pueblo criollo se alza en armas y se constituye en milicias contra las invasiones inglesas de 1806 y 1807. Posteriormente en 1812 el general San Martín es quien crea el programa político del primer ejercito patrio. De modo tal que el ejército surgió por imperativo de la guerra antes que como institución militar.
Alberto Buela
Al hablar de la relación entre pueblo y ejército tenemos que comenzar a hacerlo a partir del origen popular de nuestro ejército, de esa vinculación íntima entre estas dos realidades, que desde el punto de vista del pensamiento nacional, son indivisibles.
No olvidemos que la partida de nacimiento del ejercito argentino es cuando el pueblo criollo se alza en armas y se constituye en milicias contra las invasiones inglesas de 1806 y 1807. Posteriormente en 1812 el general San Martín es quien crea el programa político del primer ejercito patrio. De modo tal que el ejército surgió por imperativo de la guerra antes que como institución militar.
Así tanto los soldados, suboficiales y oficiales de los ejércitos libertadores, como los de las milicias montoneras provincianas y hasta el ejército ya rentado de Roca eran hombres del pueblo. Con la caída de Rosas en 1852 pero sobre todo después de Pavón donde se extinguió el viejo ejército de la Confederación con Mitre y su sucesor Sarmiento, cuando las leyes del libre cambio permitieron la penetración de la industria europea y la destrucción de la nacional, una multitud de trabajadores criollos quedaron sin ocupación y al no poder realizar sus oficios ingresaron en el ejército a sueldo del Estado.
Esa imbricación entre pueblo y ejército la podemos pintar en una anécdota relatada por Juan Agustín García (1862-1923): En uno de los primeros actos de egresados del Colegio Militar, fundado por Sarmiento, un joven oficial observa a un colega mayor a quienes todos llaman “coronel” pero que no tiene ese empaque castrense de los nuevos egresados, por lo que lo interroga: ¿de qué arma es Ud. coronel? . A lo que el viejo soldado responde: ¿Arma yo?. De la que raye. Hasta las boleadoras no pare de contar.
Esta es la relación intrínseca originaria entre pueblo y ejército, y cuando se rompió esta relación se produjeron los grandes descalabros sociales y políticos que vivió la Argentina durante el siglo XX. Es que el gravísimo error del nacionalismo golpista en el siglo recién terminado fue que olvidó la lección de la historia según la cual el orden militar no ha sido, no es, ni será nunca, sino una parte del orden civil o político. Y este orden político está signado en Nuestra América por la voluntad de los pueblos, a pesar de la utilización o instrumentación que de ese mismo pueblo hacen muchas veces los poderes indirectos, masmediáticos y financieros. Así, los vicios de la política no radican en el pueblo, sino en los dirigentes políticos por defecto de su formación cultural e ideológica. Se aplica aquí el dicho: La culpa no la tiene el chancho sino quien le da de comer.
Vemos como los conceptos de pueblo y ejército son relativos uno al otro.
En filosofía cuando se habla de términos relativos se quiere significar que uno depende del otro para existir, para tener sentido. Así padre e hijo o derecha e izquierda o alto y bajo son términos relativos, pues el padre siempre lo es de un hijo y un hijo de un padre. De igual manera pasa con los conceptos de pueblo y ejército. De ahí que Perón con ese saber militar y popular que lo caracterizaba sostuviera al final de su último gran trabajo El Modelo Argentino: “Las fuerzas armadas deben integrarse estrecha y realmente con el pueblo del cual se nutren y a quien se deben”.[1]
Es indudable y no podemos obviar la historia política reciente de Argentina y la función espuria que le cupo al ejercito como opresor en la última dictadura militar del 76 al 83, pero ello no invalida la tesis de esta ponencia: No puede haber auténtica y duradera liberación de los pueblos hispanoamericanos sin un ejército comprometido en la misma. La liberación civil no alcanza sino se cuenta con el apoyo y la participación del ejército que, a esta altura de la historia de Iberoamérica, ha pasado a ser un órgano del Estado. En otros palabras, la liberación política es condición necesaria pero no suficiente para la consolidación de la verdadera liberación nacional de nuestros pueblos de Suramérica, se necesita el ejercito participando.
Es indudable y no podemos obviar la historia política reciente de Argentina y la función espuria que le cupo al ejercito como opresor en la última dictadura militar del 76 al 83, pero ello no invalida la tesis de esta ponencia: No puede haber auténtica y duradera liberación de los pueblos hispanoamericanos sin un ejército comprometido en la misma. La liberación civil no alcanza sino se cuenta con el apoyo y la participación del ejército que, a esta altura de la historia de Iberoamérica, ha pasado a ser un órgano del Estado. En otros palabras, la liberación política es condición necesaria pero no suficiente para la consolidación de la verdadera liberación nacional de nuestros pueblos de Suramérica, se necesita el ejercito participando.
Es que la relación entre pueblo y ejercito en nuestros países dependientes no es una relación cultural, sobre la que se puede hablar y discutir al modo de las sociedades satisfechas al estilo de la izquierda caviar o los campus universitarios norteamericanos. No. Es una relación de poder, que funda poder y que trata sobre el poder. Por eso este tipo de temáticas son inmediatamente demonizadas por izquierda y por derecha.
¿Y cómo se alcanza hoy día esa liberación? ¿cuál debería ser la función prioritaria del ejercito?.
Hace ya muchos años ese gran pensador nacional que fue Arturo Jauretche sostenía en su libro Ejército y Política, que la misión del ejército es pensar en términos de grandeza y no ser arrastrado por la política de las instituciones de los doctores de unitarismo, que pone el acento en la institucionalidad, en las formas. (Cfr. pág. 30 y 53).
Cuento un ejemplo que viví en estos últimos días. Viajé a Jujuy a dictar unas conferencias a la juventud peronista y me llevé las pilchas de paisano para desfilar en Bolivia el 7 de noviembre por la batalla de Suipacha. En ese mismo acto el Comandante argentino hizo entrega de material rodante por parte de nuestro ejército a su par boliviano. Y habló del compromiso visceral de nuestro ejercito en la construcción de la Patria Grande suramericana. Esto es pensar en términos de grandeza como proponía Jaruretche. El grave inconveniente de este tipo de acciones es que no deben quedar limitadas al hecho filantrprópico de ayuda al necesitado sino responder a una estrategia militar surcontinental.
La política de patria chica, la política institucional del ejército argentino permitió las disgregaciones oriental, altoperuana y paraguaya. Por el contrario, la política de patria grande, de grandeza, debe buscar la reintegración de las mismas. Teniendo en claro que no es cuestión de anexar sino de intentar la reintegración natural dentro de la común Confederación de las provincias unidas de América del sur.
En un segundo momento podemos pensar al ejército en términos de grandeza como gestor de desarrollo y progreso ante la inexistencia de una industria nacional como sucedió con los generales Manuel Savio, Enrique Mosconi y Alonso Baldrich, tal como lo relata José Yelpo en su libro Ejército, política, quien citando al capitán Diego E. Perkins(1941) afirma: “El progreso y el porvenir de la patria se asientan en la perfecta armonía de las dos grandes entidades que lo constituyen: Ejército y Pueblo....El ejército no es otra cosa, ni representa otra cosa, que la potencia visible de su propio pueblo” (pág. 89 y 90). Y en esta imbricación se funda la tarea nacionalizadora que el ejército cumplió con creces en el Chaco, Formosa, La Pampa, los Andes y que hoy debe continuar en los grandes espacios despoblados como nuestra Patagonia y la Antártida.
Finalmente, en tercer lugar, en términos de grandeza el ejército se piensa como instrumento para la liberación nacional como ocurrió durante las presidencias de Juan Domingo Perón, y como ocurre hoy en la república hermana de Venezuela.
Esta liberación nacional hoy no se puede pensar limitada a la Argentina, Bolivia o Venezuela, a “paisitos aislados”, hoy no queda otra posibilidad ante el debilitamiento paulatino pero creciente de los Estado-nación de pensar la liberación en términos regionales, continentales decía Perón, y así nuestros ejércitos respectivos tienen que pensar ya en unas fuerzas armadas de carácter suramericano.
Esta “isla continente” con 330 millones de habitantes, 50.000 km. de vías navegables, el 30% de las reservas de agua dulce del planeta, que posee todos los minerales estratégicos del siglo XIX, con un área de 18 millones de km. cuadrados que es el doble de Europa y el doble de los Estados Unidos. Es que la América de Sur tiene que pensarse como una unidad geopolítica con sentido propio. Y esto que afirmamos hoy nosotros y que venimos sosteniendo desde el movimiento obrero de la época de “la CGT que lucha”(2000) a través de la “Teoría del Rombo”, ya lo vislumbró hace un siglo en la Real Sociedad Geográfica de Londres, Halford Mackinder, el más influyente impulsor de la geopolítica en Gran Bretaña y EE.UU, cuando dijo: “El desarrollo de las vastas posibilidades de Suramérica podría tener una influencia decisiva en el sistema de la geopolítica mundial”.
Está en los ejércitos y en las fuerzas armadas suramericanas avanzar en la consolidación de este gran espacio.
En estos días[2] Brasil, a través del El Núcleo de Asuntos Estratégicos (NAE), que asesora al presidente brasileño Lula da Silva, elabora una propuesta de creación de una fuerza militar única para Suramérica, al estilo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), según anunció el coordinador del organismo, coronel Oswaldo Oliva Neto.
“ Los objetivos de esta OTAN sudamericana serían tres. En primertérmino, defender los vastos recursos naturales que dispone la zona. En segundo término, disuadir cualquier intento foráneo por intervenir en forma directa en el Cono Sur. Y en tercer término, distender las relaciones entre las propias naciones de nuestra región”.
Por su parte el presidente Chávez en julio(2006) pasado propuso crear unas fuerzas amadas comunes pero limitadas a los cinco miembros del Mercosur. La diferencia con el proyecto brasileño es que habló de “fuerzas armadas comunes y fusionadas” y no de fuerzas armadas al estilo de la OTAN, tal como propone el Brasil.
Esta distinción es sumamente importante pues las fuerzas armadas fusionadas y comunes a todos los miembros( algo imposible de lograr sino es sobre la base de una Comunidad o Confederación de naciones) evitarían el manejo político ideológico, desde los centros mundiales de poder, tal como ocurrió con las fuerzas de la OTAN en los casos recientes de la ex Yugoslavia y de la primera guerra de Irak.
En cuanto a la estrategia suramericana se tornaría forzosamente común y cada uno de nuestros diez países jugaría la función para la que geopolíticamente está más dispuesto y donde tiene ventajas comparativas sobre el resto. Así Venezuela jugaría su función de “engranaje” como sostiene el presidente Chávez, Brasil con su proyección africana, Colombia su “bioceaneidad”, Perú. Ecuador, Bolivia y Paraguay su protección del “heartland” o corazón continental; Argentina, Chile y Uruguay su tendencia natural tanto al Atlántico y el Pacífico sur, como así también, a la Antártida que no puede ser otra cosa mas que una Antártida Suramericana que es la que corresponde casi exactamente al cuadrante homónimo.
Esto es brevemente lo que quisimos decir desde acá, desde la casa de los trabajadores. Más no queremos ni podemos decir, porque estos son temas muy delicados y reservados. No olvidemos que detrás de toda gran política siempre hay un arcano y no es nuestra función revelarlo a nuestros enemigos históricos. Aquellos que aún ocupan nuestro territorio americano como en Belice, Malvinas, Aruba, Martinica y tantos otros enclaves estratégicos; que manejan nuestras instituciones políticas y financieras a través de los poderes indirectos, aquellos, en definitiva, para quienes todo lo que proviene de la ecúmene indoibérica es algo menor, mostrenco e incompleto. Nada más y muchas gracias.
Bibliografía
JAURETCHE, Arturo: Ejercito y política, Peña Lillo, Buenos Aires, 1958
YELPO, José: Ejercito, política, proyecto alternativo: 1920-1943, Guardia Nacional, Buenos Aires, 1987
RAMOS, Jorge Aberardo: Historia política del ejercito argentino, La Siringa, Buenos, La Siringa, 1959
SANCHEZ SORONDO, Marcelo: La argentina por dentro (cap. 29 al 33), Sudamericana, Buenos Aires, 1987
[1] Perón, Juan: Modelo Argentino para el proyecto nacional, B.C.N., Buenos Aires, 2005, p. 371.-
[2]Es el especialista en geopolítica suramericana y miembro del CEES, el investigador Carlos Pereyra Mele, quien nos provee de tan valiosa y actual información.
Está en los ejércitos y en las fuerzas armadas suramericanas avanzar en la consolidación de este gran espacio.
En estos días[2] Brasil, a través del El Núcleo de Asuntos Estratégicos (NAE), que asesora al presidente brasileño Lula da Silva, elabora una propuesta de creación de una fuerza militar única para Suramérica, al estilo de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), según anunció el coordinador del organismo, coronel Oswaldo Oliva Neto.
“ Los objetivos de esta OTAN sudamericana serían tres. En primertérmino, defender los vastos recursos naturales que dispone la zona. En segundo término, disuadir cualquier intento foráneo por intervenir en forma directa en el Cono Sur. Y en tercer término, distender las relaciones entre las propias naciones de nuestra región”.
Por su parte el presidente Chávez en julio(2006) pasado propuso crear unas fuerzas amadas comunes pero limitadas a los cinco miembros del Mercosur. La diferencia con el proyecto brasileño es que habló de “fuerzas armadas comunes y fusionadas” y no de fuerzas armadas al estilo de la OTAN, tal como propone el Brasil.
Esta distinción es sumamente importante pues las fuerzas armadas fusionadas y comunes a todos los miembros( algo imposible de lograr sino es sobre la base de una Comunidad o Confederación de naciones) evitarían el manejo político ideológico, desde los centros mundiales de poder, tal como ocurrió con las fuerzas de la OTAN en los casos recientes de la ex Yugoslavia y de la primera guerra de Irak.
En cuanto a la estrategia suramericana se tornaría forzosamente común y cada uno de nuestros diez países jugaría la función para la que geopolíticamente está más dispuesto y donde tiene ventajas comparativas sobre el resto. Así Venezuela jugaría su función de “engranaje” como sostiene el presidente Chávez, Brasil con su proyección africana, Colombia su “bioceaneidad”, Perú. Ecuador, Bolivia y Paraguay su protección del “heartland” o corazón continental; Argentina, Chile y Uruguay su tendencia natural tanto al Atlántico y el Pacífico sur, como así también, a la Antártida que no puede ser otra cosa mas que una Antártida Suramericana que es la que corresponde casi exactamente al cuadrante homónimo.
Esto es brevemente lo que quisimos decir desde acá, desde la casa de los trabajadores. Más no queremos ni podemos decir, porque estos son temas muy delicados y reservados. No olvidemos que detrás de toda gran política siempre hay un arcano y no es nuestra función revelarlo a nuestros enemigos históricos. Aquellos que aún ocupan nuestro territorio americano como en Belice, Malvinas, Aruba, Martinica y tantos otros enclaves estratégicos; que manejan nuestras instituciones políticas y financieras a través de los poderes indirectos, aquellos, en definitiva, para quienes todo lo que proviene de la ecúmene indoibérica es algo menor, mostrenco e incompleto. Nada más y muchas gracias.
Bibliografía
JAURETCHE, Arturo: Ejercito y política, Peña Lillo, Buenos Aires, 1958
YELPO, José: Ejercito, política, proyecto alternativo: 1920-1943, Guardia Nacional, Buenos Aires, 1987
RAMOS, Jorge Aberardo: Historia política del ejercito argentino, La Siringa, Buenos, La Siringa, 1959
SANCHEZ SORONDO, Marcelo: La argentina por dentro (cap. 29 al 33), Sudamericana, Buenos Aires, 1987
[1] Perón, Juan: Modelo Argentino para el proyecto nacional, B.C.N., Buenos Aires, 2005, p. 371.-
[2]Es el especialista en geopolítica suramericana y miembro del CEES, el investigador Carlos Pereyra Mele, quien nos provee de tan valiosa y actual información.
16 de noviembre de 2006
El Orden Criollo
Hace pocos dias con motivo de un nuevo aniversario de la batalla de Suipacha (en lo que es hoy el territorio de la Republica de Bolivia antes de la disgregacion del Virreinato del Rio de la Plata), e invitado por nuestro común amigo de Salta, Miguel Martin Guemes, se realizo una marcha hasta los terrenos donde se desarrollo la Victoria de las Armas de la Patria ingresando por la Quiaca, y pasando por Tupiza para llegar a Suipacha, en una marcha en la que descollaron los Gauchos a caballo, por ello el Dr. Alberto Buela uno de los miembros de este Foro creado para discutir una Nueva Estratégia Suramericana, realizo el presente escrito sobre el Orden Criollo para vuestro analisis y discusion.
Lic. carlos A. Pereyra Mele
El orden criollo
A los amigos de la Quiaca y sur de Bolivia
Alberto Buela (*)
Lo primero que plantea tan arduo tema es responder a la pregunta ¿desde dónde vamos a hablar del orden criollo? Y respondemos, desde la tradición nacional argentina e hispanoamericana.
a) Y esta tradición tiene un origen fáctico, de hecho, en los setenta y dos yegüerizos que trae Pedro de Mendoza a Buenos Aires en 1536, donde los pocos que quedaron, algunos murieron y otros se los comieron durante esa terrible hambruna porteña de cinco años que duró la aventura mendozina. Ordenada la despoblación de la primer Buenos Aires por Irala y desobedeciendo sus órdenes de degüello fueron largados a campo y se reprodujeron libremente durante cuarenta años, llegando a la cifra estimada de setecientos mil.
De modo tal que la base fáctica, el hecho bruto y concreto del orden criollo es la cultura del caballo y todo aquello que la rodea.
b) La tradición política del orden criollo la hallamos primero en Juan de Garay, hombre ejemplar si los hubo, más americano que español pues llegó a América a los trece años, fundó Buenos Aires y cofundó Santa Cruz de la Sierra junto a Ñuflo de Chávez y gobernó Asunción del Paraguay, luego en Hernandarias, después en el letrado del siglo XVII Juan Solórzano Pereira, gobernador de Huancavelica, nuestros próceres y gobernadores criollos del período de la Independencia como San Martín y Güemes, Rosas luego, y ya en el siglo XX Roque Sáenz Peña, algo en Irigoyen y finalmente Perón, con sus luces y sombras. (Estos gobiernos de corte criollo y nacional se reproducen en mayor o menor medida en toda Nuestra América. No es acá el lugar para enumerarlos).
c) La tradición cultural del orden criollo se funda en el poema épico por excelencia de la ecúmene hispanoamericana: el Martín Fierro, que tiene un antecedente ilustre en la primera parte del Facundo, como primer estudio sociológico descriptivo de la realidad argentina a mediados del siglo XIX, y tiene sus consecuentes en trabajos como La Tradición Nacional de Joaquín V. González, quien incorpora la cultura montañesa. En torno al criollismo de Ernesto Quesada, que se completa con El Payador de Lugones, serie de conferencias en el teatro Odeón a las que asiste el entonces presidente Roque Sáenz Peña y su ministro del interior Indalecio Gómez.
Vista a vuelo de pájaro la tradición nacional en sus tres dimensiones: fáctica, política y cultural, cabe ahora preguntarse ¿qué es una tradición y una tradición nacional?
La tradición debe entenderse no como el traspaso de cosas de una generación a otra, de padres a hijos o de abuelos a nietos. No. La tradición es sólo y exclusivamente, la transmisión de las cosas valiosas de una generación a otra. Es decir, aquellas cosas que tienen insertas un valor que por ello se pasan de denominarse bienes. Así, un bien es una cosa que lleva inserta un valor. Esto es lo que constituye el meollo de una tradición: la transmisión de valores encarnados en las cosas y no simplemente “la declamación de los valores” al modo libresco o pedagógico.
En cuanto a lo nacional, concepto que viene de nación y cuya raíz es el verbo latino nasco que significa nacer, es un proyecto político-cultural que un pueblo determinado busca darse en la historia del mundo. Lo nacional significa primero el lugar donde se nace, es algo vinculado a la tierra, de allí proviene el término nación, que en esta primera aproximación se limita al país, que viene del paisaje, lugar donde habitan los paisanos, quiere indicar el genius loci que nos rodea al caer a la existencia en este mundo cada uno de nosotros. Pero no acaba allí la idea de nación y nacional sino que se extiende a aquello que pretendemos ser y hacer los paisanos como pueblo en la historia de mundo.
De modo tal que la tradición nacional reclama para existir, alternativamente, estos dos elementos: país y proyecto, historia y futuro.
Plateadas así las cosas podemos entrar ahora en el tema de esta meditación, el del orden criollo.
Este fue el orden que se dio fácticamente con la cultura del caballo, que se dio políticamente con los gobiernos que privilegiaron y defendieron lo nuestro y que se dio culturalmente cuando pensamos con cabeza propia.
Antes que nada debemos prevenirnos y afirmar que, el Don Segundo y toda su comercialización arequera, (el gaucho visto con los ojos del hijo del patrón, Doll dixit), el Santos Vega, leyenda mitómana para profesores de literatura, el Fausto formado por palabras gauchas y conceptos vacíos (criollada de gringo fanfarrón, que anda jineteando la yegua de su jardinera, Lugones dixit) y el floklorismo de gauchos de tienda nada tiene que ver con lo criollo. Todo ello es un remedo, una mala copia.
El orden criollo implica la existencia de una cosmovisión, es decir, una visión totalizadora, hoy se dice holística, del hombre el mundo y sus problemas expresada en el estilo de nuestros hombres de campo o del hombre de ciudad que siente el campo.
Y acá viene y hay que hacer una distinción fundamental entre lo gaucho y lo criollo. Distinción que hiciera Juan Carlos Neyra en un impecable, breve y profundo ensayo. El gaucho y lo gaucho término peyorativo hasta que lo recuperan San Martín y Güemes y es bueno que se recuerde y se lo recuerde desde acá, desde la Quiaca, implica una forma de vivir que necesariamente se da en el campo, en donde el gaucho muestra todas sus habilidades camperas, todas sus pilchas como en esta fiesta, todas sus destrezas en juegos como el pato, la taba, la sortija y en danzas como el triunfo, el gato, la zamba, la cueca, la chacarera o el chamamé. En donde los silencios tienen sus sonidos y los trabajos sus tiempos en un madurar con las cosas, tan propio del tiempo americano.
¿Y lo criollo entonces? Criollo es aquel que interpreta al gaucho y lo criollo es un modo de sentir, una aproximación afectiva a lo gaucho. Es por eso que lo gaucho es necesariamente criollo pero un criollo puede no ser gaucho. De allí que esos viejos camperos de antes decían: Nunca digas que sos gaucho, que los otros lo digan de vos.
Así, se pudo acertadamente escribir: Si gaucho es una forma de vivir, criollo es una forma de sentir”
Y esta distinción se ve claramente en la estrofa del poema nacional que dice:
Tiene el gaucho que aguantar
Hasta que lo trague el hoyo,
O hasta que venga un criollo
En esta tierra a mandar.
Estrofa que muestra en forma evidente como el gaucho es quien sufre, quien padece un modo de vida, en este caso en la época posterior a Rosas, de explotación e injusticias, y las esperanzas están puestas en un criollo, el aquel que siente lo gaucho, que interpreta cabalmente lo gaucho y que pueda llegar a mandar, a gobernar.
De modo tal que el orden criollo nace de la interpretación más acabada de aquello que la Argentina dio al mundo de más genuino: el gaucho. Y que en Nuestra América se llamó hueso en Chile, montubio en Ecuador, cholo en Perú, camba en Santa Cruz, coya en La Paz, gaúcho en el sur de Brasil, borinqueño en Puerto Rico, ladino en Guatemala, llanero en Colombia y Venezuela, charro en México.
Pero avancemos un poco más y pasemos con nuestro aporte del plano descriptivo al plano metafísico. Y así afirmamos que si bien es indudable que se ha producido paulatinamente con el surgimiento de la sociedad industrial y de consumo la desaparición de lo criollo bajo la forma del gaucho, el llanero, el montubio, el charro, o el huaso, ello no nos permite, de ninguna manera, afirmar la desaparición de los valores que alentaron a este tipo de hombre. Lo gaucho es la forma en donde se plasmó de mejor manera lo criollo, pero lo criollo es el fondo, es el núcleo aglutinado de valores que le da sentido a lo gaucho. En una palabra, que desaparezca la forma, en tanto que apariencia,(hoy los centros tradicionalistas son solo apariencia de lo gaucho) no nos autoriza a colegir que murió su contenido; esto es, el alma gaucha, o sea, la expresión más propia de lo criollo. Muy por el contrario, lo que se tiene que intentar es plasmar bajo nuevas apariencias o empaques los valores que sustentaron a este arquetipo de hombre, como lo son:
a) el sentido de la libertad, b) el valor de la palabra empeñada, c) el sentido de jerarquía y d) la preferencia de sí mismo. No existe ningún pensador nacional iberoamericano, más allá de las disímiles posiciones políticas, que no sostenga estos cuatro principios fundamentales del alma hispanoamericana.
Así el orden criollo nace a partir de allí y es expresión política y cultural de esa esencia propia y específicamente nuestra, esto es, de la ecúmene, de esta gran casa que es América, que como lo hóspito nos recibe, nos hospeda a todos nosotros (aborígenes, gauchos y gringos) que desde lo inhóspito hemos llegado a América buscando la posibilidad de ser plenamente hombres.
Acá la primacía no se obtiene por la antigüedad, como nos quieren hacer creer hoy en día las voces publicitadas del indigenismo, acá la primacía la tiene aquel que llevó a su mayor perfección la forma de ser americano y este fue el criollo como producto de ese abrazo fenomenal, tanto en la lucha como en el lecho, que se produjo a partir de 1492. En donde Europa y América dejaron de ser lo que eran y habían sido hasta entonces para ser otra cosa distinta, diferente, nueva y no vista nunca antes: Y aquí en América surgimos nosotros, “ni tan español ni tan indio”, el mundo criollo y su orden, que llegó a su plenitud cuando cuajó un arquetipo humano que en Argentina fue el gaucho.
Y que fue descrito acabadamente por texto por el Facundo, el Martín Fierro, La Tradición Nacional, el Payador o Romances de Río Seco. Y que llegó a su plenitud política cuando fue bien interpretado por hombres como San Martín, Güemes, Rosas, Sáenz Peña, Yrigoyen y Perón.
(*)
Filosofo
Lic. carlos A. Pereyra Mele
El orden criollo
A los amigos de la Quiaca y sur de Bolivia
Alberto Buela (*)
Lo primero que plantea tan arduo tema es responder a la pregunta ¿desde dónde vamos a hablar del orden criollo? Y respondemos, desde la tradición nacional argentina e hispanoamericana.
a) Y esta tradición tiene un origen fáctico, de hecho, en los setenta y dos yegüerizos que trae Pedro de Mendoza a Buenos Aires en 1536, donde los pocos que quedaron, algunos murieron y otros se los comieron durante esa terrible hambruna porteña de cinco años que duró la aventura mendozina. Ordenada la despoblación de la primer Buenos Aires por Irala y desobedeciendo sus órdenes de degüello fueron largados a campo y se reprodujeron libremente durante cuarenta años, llegando a la cifra estimada de setecientos mil.
De modo tal que la base fáctica, el hecho bruto y concreto del orden criollo es la cultura del caballo y todo aquello que la rodea.
b) La tradición política del orden criollo la hallamos primero en Juan de Garay, hombre ejemplar si los hubo, más americano que español pues llegó a América a los trece años, fundó Buenos Aires y cofundó Santa Cruz de la Sierra junto a Ñuflo de Chávez y gobernó Asunción del Paraguay, luego en Hernandarias, después en el letrado del siglo XVII Juan Solórzano Pereira, gobernador de Huancavelica, nuestros próceres y gobernadores criollos del período de la Independencia como San Martín y Güemes, Rosas luego, y ya en el siglo XX Roque Sáenz Peña, algo en Irigoyen y finalmente Perón, con sus luces y sombras. (Estos gobiernos de corte criollo y nacional se reproducen en mayor o menor medida en toda Nuestra América. No es acá el lugar para enumerarlos).
c) La tradición cultural del orden criollo se funda en el poema épico por excelencia de la ecúmene hispanoamericana: el Martín Fierro, que tiene un antecedente ilustre en la primera parte del Facundo, como primer estudio sociológico descriptivo de la realidad argentina a mediados del siglo XIX, y tiene sus consecuentes en trabajos como La Tradición Nacional de Joaquín V. González, quien incorpora la cultura montañesa. En torno al criollismo de Ernesto Quesada, que se completa con El Payador de Lugones, serie de conferencias en el teatro Odeón a las que asiste el entonces presidente Roque Sáenz Peña y su ministro del interior Indalecio Gómez.
Vista a vuelo de pájaro la tradición nacional en sus tres dimensiones: fáctica, política y cultural, cabe ahora preguntarse ¿qué es una tradición y una tradición nacional?
La tradición debe entenderse no como el traspaso de cosas de una generación a otra, de padres a hijos o de abuelos a nietos. No. La tradición es sólo y exclusivamente, la transmisión de las cosas valiosas de una generación a otra. Es decir, aquellas cosas que tienen insertas un valor que por ello se pasan de denominarse bienes. Así, un bien es una cosa que lleva inserta un valor. Esto es lo que constituye el meollo de una tradición: la transmisión de valores encarnados en las cosas y no simplemente “la declamación de los valores” al modo libresco o pedagógico.
En cuanto a lo nacional, concepto que viene de nación y cuya raíz es el verbo latino nasco que significa nacer, es un proyecto político-cultural que un pueblo determinado busca darse en la historia del mundo. Lo nacional significa primero el lugar donde se nace, es algo vinculado a la tierra, de allí proviene el término nación, que en esta primera aproximación se limita al país, que viene del paisaje, lugar donde habitan los paisanos, quiere indicar el genius loci que nos rodea al caer a la existencia en este mundo cada uno de nosotros. Pero no acaba allí la idea de nación y nacional sino que se extiende a aquello que pretendemos ser y hacer los paisanos como pueblo en la historia de mundo.
De modo tal que la tradición nacional reclama para existir, alternativamente, estos dos elementos: país y proyecto, historia y futuro.
Plateadas así las cosas podemos entrar ahora en el tema de esta meditación, el del orden criollo.
Este fue el orden que se dio fácticamente con la cultura del caballo, que se dio políticamente con los gobiernos que privilegiaron y defendieron lo nuestro y que se dio culturalmente cuando pensamos con cabeza propia.
Antes que nada debemos prevenirnos y afirmar que, el Don Segundo y toda su comercialización arequera, (el gaucho visto con los ojos del hijo del patrón, Doll dixit), el Santos Vega, leyenda mitómana para profesores de literatura, el Fausto formado por palabras gauchas y conceptos vacíos (criollada de gringo fanfarrón, que anda jineteando la yegua de su jardinera, Lugones dixit) y el floklorismo de gauchos de tienda nada tiene que ver con lo criollo. Todo ello es un remedo, una mala copia.
El orden criollo implica la existencia de una cosmovisión, es decir, una visión totalizadora, hoy se dice holística, del hombre el mundo y sus problemas expresada en el estilo de nuestros hombres de campo o del hombre de ciudad que siente el campo.
Y acá viene y hay que hacer una distinción fundamental entre lo gaucho y lo criollo. Distinción que hiciera Juan Carlos Neyra en un impecable, breve y profundo ensayo. El gaucho y lo gaucho término peyorativo hasta que lo recuperan San Martín y Güemes y es bueno que se recuerde y se lo recuerde desde acá, desde la Quiaca, implica una forma de vivir que necesariamente se da en el campo, en donde el gaucho muestra todas sus habilidades camperas, todas sus pilchas como en esta fiesta, todas sus destrezas en juegos como el pato, la taba, la sortija y en danzas como el triunfo, el gato, la zamba, la cueca, la chacarera o el chamamé. En donde los silencios tienen sus sonidos y los trabajos sus tiempos en un madurar con las cosas, tan propio del tiempo americano.
¿Y lo criollo entonces? Criollo es aquel que interpreta al gaucho y lo criollo es un modo de sentir, una aproximación afectiva a lo gaucho. Es por eso que lo gaucho es necesariamente criollo pero un criollo puede no ser gaucho. De allí que esos viejos camperos de antes decían: Nunca digas que sos gaucho, que los otros lo digan de vos.
Así, se pudo acertadamente escribir: Si gaucho es una forma de vivir, criollo es una forma de sentir”
Y esta distinción se ve claramente en la estrofa del poema nacional que dice:
Tiene el gaucho que aguantar
Hasta que lo trague el hoyo,
O hasta que venga un criollo
En esta tierra a mandar.
Estrofa que muestra en forma evidente como el gaucho es quien sufre, quien padece un modo de vida, en este caso en la época posterior a Rosas, de explotación e injusticias, y las esperanzas están puestas en un criollo, el aquel que siente lo gaucho, que interpreta cabalmente lo gaucho y que pueda llegar a mandar, a gobernar.
De modo tal que el orden criollo nace de la interpretación más acabada de aquello que la Argentina dio al mundo de más genuino: el gaucho. Y que en Nuestra América se llamó hueso en Chile, montubio en Ecuador, cholo en Perú, camba en Santa Cruz, coya en La Paz, gaúcho en el sur de Brasil, borinqueño en Puerto Rico, ladino en Guatemala, llanero en Colombia y Venezuela, charro en México.
Pero avancemos un poco más y pasemos con nuestro aporte del plano descriptivo al plano metafísico. Y así afirmamos que si bien es indudable que se ha producido paulatinamente con el surgimiento de la sociedad industrial y de consumo la desaparición de lo criollo bajo la forma del gaucho, el llanero, el montubio, el charro, o el huaso, ello no nos permite, de ninguna manera, afirmar la desaparición de los valores que alentaron a este tipo de hombre. Lo gaucho es la forma en donde se plasmó de mejor manera lo criollo, pero lo criollo es el fondo, es el núcleo aglutinado de valores que le da sentido a lo gaucho. En una palabra, que desaparezca la forma, en tanto que apariencia,(hoy los centros tradicionalistas son solo apariencia de lo gaucho) no nos autoriza a colegir que murió su contenido; esto es, el alma gaucha, o sea, la expresión más propia de lo criollo. Muy por el contrario, lo que se tiene que intentar es plasmar bajo nuevas apariencias o empaques los valores que sustentaron a este arquetipo de hombre, como lo son:
a) el sentido de la libertad, b) el valor de la palabra empeñada, c) el sentido de jerarquía y d) la preferencia de sí mismo. No existe ningún pensador nacional iberoamericano, más allá de las disímiles posiciones políticas, que no sostenga estos cuatro principios fundamentales del alma hispanoamericana.
Así el orden criollo nace a partir de allí y es expresión política y cultural de esa esencia propia y específicamente nuestra, esto es, de la ecúmene, de esta gran casa que es América, que como lo hóspito nos recibe, nos hospeda a todos nosotros (aborígenes, gauchos y gringos) que desde lo inhóspito hemos llegado a América buscando la posibilidad de ser plenamente hombres.
Acá la primacía no se obtiene por la antigüedad, como nos quieren hacer creer hoy en día las voces publicitadas del indigenismo, acá la primacía la tiene aquel que llevó a su mayor perfección la forma de ser americano y este fue el criollo como producto de ese abrazo fenomenal, tanto en la lucha como en el lecho, que se produjo a partir de 1492. En donde Europa y América dejaron de ser lo que eran y habían sido hasta entonces para ser otra cosa distinta, diferente, nueva y no vista nunca antes: Y aquí en América surgimos nosotros, “ni tan español ni tan indio”, el mundo criollo y su orden, que llegó a su plenitud cuando cuajó un arquetipo humano que en Argentina fue el gaucho.
Y que fue descrito acabadamente por texto por el Facundo, el Martín Fierro, La Tradición Nacional, el Payador o Romances de Río Seco. Y que llegó a su plenitud política cuando fue bien interpretado por hombres como San Martín, Güemes, Rosas, Sáenz Peña, Yrigoyen y Perón.
(*)
Filosofo
6 de noviembre de 2006
La Enseñanza de la Historia
Dentro de pocos dias se recordara el "20 de Noviembre" Día de la Soberania Nacional, por ello es importante hacer este aporte historico a unos de los forjardores de la Identidad Nacional y defensor de la Soberania El Brigradier Gral. Juan Manuel de Rosas.
La Enseñanza de la Historia
El gran instrumento para desargentinizar la Argentinay hacer de la Patria de la Independencia y laRestauración la colonia felíz del 80 había sido lafalsificación de la Historia. No bastaba con la caída de Rosas ni con las masacresque siguieron a Pavón. Era necesario dotar a la nuevaArgentina de una conciencia compatible con el dominiode una clase y el tutelaje foráneo. La patria ya no sería la tierra, o los hombres, o la tradición sinolas instituciones copiadas, la libertad restringida,la civilización ajena. Pero nuestra historia era el relato del nacimiento,formación y defensa de una nacionalidad. Había en ella-como en toda historia nacional- emoción de pueblo,gestos de conductores, coraje de auténticos patricios. Por eso la preocupación primera de los hombres de Caseros, aun antes de la Constitución a copiar y los extranjeros para poblar, fue la falsificación del pasado: dotar a los argentinos de una historia"arreglada" (la palabra es de Alberdi), de "mentiras a designio" (la frase es de Sarmiento) que enaltecierala civilización ajena en perjuicio de la barbarie nativa.
Se amañó el pasado. Se adaptó (como en toda América)la leyenda negra de la conquista española: Juan María Gutiérrez, el rector de la universidad de BuenosAires, hablaría de los crueles conquistadores y lujuriosos frailes que España nos mandó para nuestro mal. Se mostró a la Revolución de Mayo como un complot de doctores ansiosos de libertad de comercio yconstituciones escritas; para llevar sus beneficiosfueron Belgrano al Paraguay y San Martín a Chile y el Perú. No había tierra ni tradiciones; nada de eclosión turbulenta y magnífica de un pueblo que brega por su independencia; todo pasaba en una sola clase social; todo ocurría por móviles extranacionales.
Don Bernardino Rivadavia, de vinculaciones con empresas británicas, que gobernó de espaldas a la realidad, dislocó el antiguo virreinato en cuatro porciones insoldables, e hizo dictar en horas de guerra internacional una constitución que levantó contra su gobierno a todo el país, fue presentado como el GrandePrócer de la Argentina. El arreglo resultó fácil hasta los tiempos de Rivadavia, porque la "leyenda negra" había sido preparada por los enemigos de España retaceando y tergiversando auténticos materiales españoles, y la concepción minoritaria y extranjerizante de la Revolución existió realmente, sino en los patricios de1810, en los mayos de 1838. Era cuestión entonces de ocultar la presencia del pueblo en las jornadas de1810, en el grito de Asencia, en la noche del 5 al 6de abril, y negarlo como montonera cuando irrumpió enel litoral llegando a la plaza de la Victoria enfebrero de 1820. Se llamó anarquistas a los conductores de ese pueblo con Artigas a la cabeza, y se calificó de próceres a quienes buscaban por Europa el dominio extranjero que asegurase el dominio de suclase. San Martín y Belgrano no fueron como hombres depensamiento político definido, ni expuestas sus opiniones sobre las cosas y la gente de la tierra,sino como héroes de alto, pero único, valor militar.
Con esos materiales se podía fabricar la historia dela primera década independiente, y avanzar en la segunda hasta el fracaso de Rivadavia en 1827 "por las ambiciones y barbarie de los caudillos". Fue lo que hicieron Bartolomé Mitre y Vicente Fidel López. Aquél en la Historia de Belgrano y la independencia argentina con alcance a la muerte del héroe epónimo en 1820; y éste en la Historia de la revolución argentina que llegaba hasta los tiempos de Dorrego en 1828.No se podía avanzar más allá. Porque más allá estaba Rosas.
Y la época de Rosas era un problema. Había una nacionalidad enfrentando las fuerzas poderosas de ultramar, un pueblo patriota imponiendose a una minoría extranjerizada, un jefe de extraordinarias condiciones políticas venciendo a los interventores extranjeros y sus auxiliares nativos. Debía pasarse por alto la creación de la Confederación Argentina, el entusiasmo y participación populares y sobre todo la defensa de la soberanía contra las apetencias foráneas. No se podían separar los"ejércitos libertadores" ni las "asociaciones de Mayo"de las intervenciones foráneas y su fondo de reptiles, ni disimular el cañón de Obligado, ni la victoria de los tratados de Southern y Lepredour, ni la derrotapor Brasil cuando el Imperio adquirió al general (y con el general, el ejército) encargado de llevarle la guerra. No. A la época de Rosas debía borrarsela de la historia argentina, negarla en bloque, condenarla sinjuicio: tiranía y nada más.
Lo dijeron en claras palabras los legisladores que condenaron a Rosas como reo de lesa Patria. No lohicieron porque así lo sintieran. Lo hicieron con la esperanza de que un fallo solemne impidiera una posterior investigación de carácter histórico por el argumento curial de la cosa juzgada. Lo dijo el diputado Emilio Agrelo. ("No podemos dejar el juiciode Rosas a la historia ¿qué dirán las generacionesvenideras cuando sepan que el almirante Brown losirvió? ¿que el general San Martín le hizo donación desu espada? ¿que grandes y poderosas naciones seinclinaron ante su voluntad? No, señores diputados.Debemos condenar a Rosas, y condenarlo con términostales que nadie quiera intentar mañana su defensa"). Absurdo, pero así fue.
Para la enseñanza primaria y secundaria bastaba rellenar los años posteriores a 1829 con los cargos contra Rosas de los escritores unitarios al serviciode los interventores europeos.Pues como Aberdeen, Guizot y Thiers necesitaran presentar su empresa colonial como una cruzada de la Civilización contra la Barbarie (como se presentan entodos los tiempos, todas las empresas coloniales detodos los imperialismos), existía una abundante literatura de horrores cometidos por Rosas, que iban desde el incesto con su hija a la venta de cabezas de unitarios como duraznos por las calles de Buenos Aires, pasando por rostros adobados con vinagre yorejas ensartadas en alambres que adornaban su salón de Palermo.La presentación del monstruo, que tanto había impresionado a la clientela burguesa de Leconstitutionelle de Thiers, hasta arrancarle un apoyo a las intervenciones que llevarían la civilización a los sauvages sudamericains (no ocurrió lo mismo en Inglaterra, pese al Manchester Guardían y a los discursos de Peel, tal vez por el mayor sentido común de los británicos) serviría ahora para adoctrinar a los niños argentinos en el horror al "tirano" y el repudio a sus "secuaces". Todo lo que pudo servir contra Rosas (Tablas de sangre, novelas como Amalia,poesías condenatorias, alegatos de resentidos, chismesde comadres) fue vertido en dosis educativas en los libros de texto como definición de la "tiranía". Contra ella los auxiliares del imperialismo lucharonveinte años con patriótico desinterés, pues el Catecismo de la Nueva Argentina presentaba un gran demonio rojo -Rosas- perseguido sin tregua por unos ángeles celestes.
Finalmente el Bien se imponía sobre el Mal como debe ocurrir en todos los relatos morales. En la Universidad el cuadro variaba. Rosas seguía siendo el monstruo y sus enemigos los hombres de bien; pero su mayor crimen había sido postergar con argumentos fútiles por veinte años la ansiada constitución -objeto exclusivo de la revolución de Mayo- hasta caer por uno de sus tenientes (Urquiza) convertido oportunamente al constitucionalismo y lalibertad. Llegó entonces la Constitución de 1853; pero como Urquiza tenía resabios federales debió esperarse hasta su derrota en Pavón para que los goces de la libertad se extendieran por toda la Argentina. El 12 de octubre de 1862, con la asunción de la presidenciapor Mitre, se detenía "la historia".
Más allá no había nada importante (fuera del corto epílogo del Paraguay para abatir a otro "tirano" monstruoso en beneficio de su pueblo oprimido) y solamente se registraba una galería de presidentes con fechas de su ingreso y egreso y alguna frase final sobre "los grandes destinos". Era cierto, certísimo que más allá de Caseros no había historia: las colonias felices, como las mujeres honestas, carecen de historia.
José María Rosa (José María Rosa, Historia Argentina, t. VIII, BuenosAires, Editorial Oriente, 1977)
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