Antropología y metafísica en de Anquín
Alberto Buela (*)
Ya lo hemos sostenido en varios trabajos anteriores[1] que el acceso al pensamiento filosófico de Nimio de Anquín se puede realizar desde dos perspectivas: O bien como lo hace Alberto Caturelli, un primerizo alumno suyo, y seguramente el máximo historiador de la filosofía argentina, que es estableciendo claramente una distinción entre dos períodos: el primero bajo la topología histórico metafísica de la Edad Media y uno segundo de marcado corte parmenídeo-hegeliano a partir de los años 60 donde establece una clara distinción entre razón y fe.
Otra aproximación al pensamiento anquiniano es la que proponemos nosotros y que consiste en acercarnos a través de los grandes temas que signaron su meditación: La relación entre analogía y participación, ser eterno y Dios creador, razón y fe, capax entis y capax Dei, etc.
De Anquín como buen filósofo y pensador hispanoamericano se destaca en el ensayo, un género menor para la conciencia europea que valora los tratados (sin aclarar que los tratados son, en general y mutatis mutandi, reproducciones continuadas unos de otros). Y De Anquín ha producido ensayos, muchos y variados. Algunos de singular valía. De esta colección de ensayos surgen sus dos libros en vida de él: Ente y Ser (1962) con prólogo del también cordobés Arturo García Astrada y Escritos Políticos(1972) prologado por el santafesino Máximo Chaparro, aquí presente.
Los tipos antropológicios
En esta meditación nos vamos a ocupar de la evolución del pensamiento anquiniano a través de sus grandes ensayos u opúsculos: Antropología de los tres hombres históricos (1951); Presencia de Santo Tomás en el pensamiento contemporáneo(1964) y De las dos inhabitaciones en el hombre (1972), último gran trabajo del maestro cordobés.
Grosso modo, ¿ qué primera conclusión podemos sacar de lectura de estos tres significativos trabajos?: Que de Anquín parte de la descripción de aquello que tiene a la vista: los tipos antropológicos del cristiano, del pagano, del judío, del burgués y del oriental. Y es a partir de esta tipología que va desbrozando todo su pensamiento. Es consecuente con su principio: “Quien filosofe genuinamente como americano, no tiene otra salida que el pensamiento elemental dirigido al ser objetivo existencial”. [2] Y el ser objetivo existencial que él ve(el hombre mira todas las cosas pero rara vez ve [3]) en forma inmediata son estos tipos antropológicos.
Y ¿por qué tomamos este parámetro para acercarnos al meollo de su pensamiento? En primer lugar porque en la secuencia de todos estos trabajos se plantea el problema metafísico de de Anquín, cual es la relación entre el ser de la metafísica y el Dios vivo de la gracia, y es el fondo natural de estos tipos humanos quien la pone de manifiesto. Y en segundo lugar porque fue aquí en la ciudad de Santa Fe, donde por primera vez desplegó, en el año de 1951, dicha teoría con su conferencia sobre Antropología de los tres hombres históricos. Y además, sesgadamente, quiere ser, en el fondo, un homenaje nuestro a esta ciudad que hoy nos recibe.
La descripción pormenorizada de los tipos antropológicos ha sido una constante en el pensamiento anquiniano, podríamos decir que el acceso al problema del ser lo realiza a través de relación entre estos distintos tipos humanos. Eso se encuentra ya in nuce en un breve artículo titulado Racismo nazi, racismo judío y linaje cristiano (1939) y recorre toda su producción intelectual hasta terminar en el último de sus trabajos Introducción antropológica (1979) meses antes de su fallecimiento. Vemos como este es el hilo conductor que recorre por cuarenta años su pensamiento filosófico.
Así, “el pensamiento elemental dirigido al ser objetivo existencial” está directamente orientado a estas tipologías antropológicas originarias.
Al nacer la tarea filosófica para de Anquín como para Aristóteles con un primer movimiento que es de ad-miración= darse cuenta=ad –mirare= Jaumaxw, este movimiento no es igual para todos, pues “unos miran en un estado de sorpresa alegre y optimista, otros no, sino con temor y aún con espanto; otros pueden quedar indiferentes: todo dependen del fondo natural de cada uno. Por eso se es como uno se despierta en la admiración”. [4]
La descripción al mejor estilo fenomenológico que realiza de Anquín de estos tipos antropológicos tiene su base y fundamento en el modo como en cada tipo humano se despierta la admiración, la que surge, a su vez, del fondo natural de cada tipología. Vemos como se cierra así el círculo hermenéutico del razonamiento anquiniano. De Anquín explicita así el condicionamiento existencial de cada filósofo. En esa misma línea lo van a seguir años después, seguramente sin haberlo leído ni conocido, filósofos como Josef Pieper y Alasdair MacIntyre cuando afirman: “Cuando filosofo, por ejemplo, sobre la muerte, no puedo hacer como si nunca nada de lo que, como creyente, naturalmente he oído y aprendido. Eso sería una soberana tontería”. [5] O “Pensamos a partir de una tradición determinada. Así pues, yo soy en gran parte lo que he heredado, un pasado específico que está presente en alguna medida en mi presente... me guste o no, lo reconozca o no, soy uno de los soportes de una tradición”.[6]
Todos ellos llevan en sus propuestas la desmitificación, la denuncia, la puesta en evidencia del condicionamiento natural que sufre todo filósofo a la hora de comenzar a filosofar.
El hombre griego
Es el tipo antropológico que se nos aparece pues en primer lugar porque sus orígenes no tienen datación “hay mucho de conjetura y en realidad poco se sabe de los orígenes de la Hélade....la lejanía infinita del tiempo facilita la concepción de la eternidad de los orígenes”.[7] El hombre griego mira el cosmos con alegría y optimismo. En su conciencia no hay “clamor tremendo” sino a lo más un cierto patetismo. Se mueve en un universo racional, sereno y sobre una naturaleza equilibrada y armónica. El esplendor y la luminosidad vinculados a la inteligibilidad. Por eso afirma de Anquín: “todo lo griego es inteligible y todo lo inteligible es griego”.[8] Nadie le ofrece “una tierra de promisión” sino que conquista la tierra por la espada de sus antepasados y el sudor de sus padres y abuelos. Cuando Anaxágoras estableció que el principio es el NouV = la inteligencia, Aristóteles afirmó que “apareció como un hombre cuerdo (racionalmente equilibrado) en medio de un coro de borrachos”. (Methaphisica, 984 b 15). La confianza segura en la potencia de la propia razón es un existencial del hombre griego el otro es la libertad, pero no entendida el modo del individualismo moderno sino “en situación”, en el marco de una comunidad que así lo sea. El griego necesita de la polis para existir plenamente. El hombre es un zoon politikon, que tuvo todo de sí, por sí y para sí. Es el hombre anquiniano denominado capax entis.
El hombre judío
Es el hombre cuyo fondo natural es de temor pues, contrariamente al griego, tuvo todo de Dios, por Dios y para Dios y lo rechazó. El carácter de pueblo elegido y predestinado ha hecho que su fe necesite siempre renovarse con la evidencia de signos exteriores. Las manifestaciones divinas a su favor( ej. las plagas contra Egipto, la división del Mar Rojo, etc.) crean en él una conciencia divina a partir de las evidencias exteriores. Carece de la profundidad de las riquezas espirituales adquiridas por el esfuerzo personal.
A la exterioridad como basamento de su fe se suma la infinita distancia entre Jehová y su pueblo, entre el Señor y su siervo, distancia que no permite ningún tipo de participación. El hombre es sólo un siervo que “con temor y temblor” en palabras de Abraham se vincula con el Dios implacable y terrible. Ese temor distante, ha afirmado Máximo Chaparro, hace que, en la vida cotidiana, viva “al otro”, como amenaza. Es el hombre anquiniano denominado Capax Dei. Cuando el hombre judío pierde el privilegio de entender la predestinación, en el momento axial del grito terrible de “Crucifícale, Crucifícale”(cap.81-27), pierde su capacidad de indagar por los misterios del ser, la filosofía no es su fuerte, y comienza a vivir una orgullosa carnalidad vacía. Su mesianismo sólo material, lo obliga a la posesión del oro y los bienes materiales.
El hombre cristiano
Es el hombre de Cristo que no es ya siervo sino creatura, esto es, hijo de Dios en tanto Verbo Encarnado. Que no se limita a ser una raza como el griego o el judío sino que es un linaje, que como es sabido es siempre espiritual. En este caso es del linaje de Cristo. Así lo confirma San Pablo en la epístola a los Gálatas: “Pues todos los que habéis sido bautizados en Cristo estáis revestidos de Cristo. Y ya no hay ni judío ni griego; ni siervo ni libre; ni hombre ni mujer, porque todos sois uno en Cristo Jesús” ( 3;27-29). Al lado de griegos y judíos el cristiano va a formar un tertium genus, esto es, un nuevo género humano creado a partir de Cristo.
Así como el principio de la persona libre es griego y el principio del Dios creador es judío, ellos se anudan en el concepto de creatura que es lo específico del hombre cristiano. Y así como el siervo se somete y se subordina, teme pero no ama. La creatura obedece participando, porque existe un nexo entre ella y el Señor: el amor. El temor cedió en el cristiano a la caridad. Y esta es el amor de amistad con Dios y a través de Dios, de amistad con el prójimo. Es el hombre anquiniano denominado simplemente capax...que busca a Dios en una participación real [9]
El hombre moderno
Los elementos no asimilados de los dos tipos antropológicos del griego y del judío en la síntesis que es el hombre cristiano están en la raíz del hombre moderno quien está constituido además por los elementos residuales que buscan la emancipación de la tradición cristiana.
El burgués es el tipo antropológico del hombre moderno, su base natural son sólo las cosas y sus posesión. Intenta liberarse de la tradición cristiana para crearse una cosmovisión, la del self made man, para bastarse a sí mismo. Es el hombre laico que reemplazó la caridad por la filantropía, el amor a la Patria por el amor a la humanidad, el gobierno nacional y soberano por el gobierno mundial. Ya no necesita la fe viva de la Gracia porque la religión es para él como un gran naranjal donde cada uno toma la que le place o la crea a piacere.
La cultura nacida del tipo humano del burgués es la que hoy soportamos a través del hombre light o léger, sin convicciones ni principios, cuyo producto intelectual es un pensiero débole, presentado como único viable y políticamente correcto. Como observara agudamente Teodoro Haecker: “Estos últimos siglos ha sido de una filosofía particularista y fragmentaria, de un esfuerzo burgués para evitar y tapar las cosas y nociones más incómodas, es decir, las supremas. La decadencia del orden eterno y jerárquico consiste en dejar que lo bajo se enseñoree de lo alto”.[10] Así, al querer explicar lo superior por lo inferior, el darwinismo al venir a explicar al hombre por el mono, se constituyó en uno de los rasgos de la modernidad burguesa.
Este razonamiento es la antítesis de aquel antiguo adagio cristiano: que buen siervo si tuviera buen señor, donde lo inferior es explicado por la superior. Y éste último por el sentido del servicio.
Es el hombre anquiniano que podríamos denominar tanto homo oeconomicus dolaris como homo consumans.
El hombre oriental
Así como el primer movimiento del hombre griego ha sido de admiración, el del judío de temor, el del cristiano de amor, el del hombre oriental es de indiferencia. “ Y quien despierta con indiferencia asume una actitud pasiva y mira al contorno como si nada” [11].
Corresponde, en general, al hombre asiático y en particular al hinduista y budista como el más significativo de Asia. Y así como el griego, sin tener texto sagrados, se inspira en los Perí Physeos, el judío en los Salmos, el cristiano en los Evangelios, el oriental lo hace en los Upanishads.
El hombre asiático tiene el íntimo convencimiento de la necesidad de la redención por el dolor como pena inevitable que nace de esa culpa que es “el querer vivir”. El sentido de la vida se halla en la extinción del yo y la supresión de la realidad tal como se nos da. Su idea del ser está vinculada a la idea de vacío. “ Vemos como para el mundo oriental la realidad, las cosas y el hombre, para existir verdaderamente se tienen que convertir en el símbolo de lo que son. La magistral técnica espiritual de Oriente para extinguir la realidad y el sufrimiento nos es (merced al connubio entre el yoga, droga y el dinero) prácticamente desconocida, y poco y nada a influido sobre Occidente cuyos pueblos son históricamente hablando partidarios de un heroísmo activo que busca transformar el mundo y dominar la naturaleza” [12]. Corresponde al hombre anquiniano denominado capax resignationis.
La cuestión metafísica
El problema metafísico para de Anquín ha sido el poder resolver la relación, en la conciencia del hombre, de ahí que se ocupe antes que nada de los tipos antropológicos, entre el ser eterno producto del hombre griego y el Dios creador producto del hombre judío. Si es posible o no su conciliación, he aquí el problema.
En principio él va a sostener a lo largo de una vasta producción de cuarenta años, como mencionamos al comienzo, que entre el homo capax entis y el homo capax Dei no existió ni puede existir ninguna relación que no sea la de exclusión. Ni histórica ni filosóficamente el hombre griego tuvo tratos con el hombre judío. Son dos mundos que se han desarrollado paralelamente. Así afirma: “De lo que dice Jeager( en Geeks and Jews) parece establecido firmemente que el pensamiento griego auténtico, cuyo ciclo se cierra con Aristóteles, ignoró a los judíos”. [13]
Pero henos aquí que además de estos dos tipos antropológicos existe un tertium genus del que nos habla San Pablo: el hombre cristiano como síntesis superadora de ambos. Y entonces ¿habitan o inhabitan en la conciencia de este hombre el ser eterno y el Dios creador?
Esta pregunta no se puede responder desde la teoría de la analogía que fue un esfuerzo de la teología medieval para explicar la relación entre Dios y la creatura, pues lo que debemos explicar ahora es la relación entre el ser de la metafísica y el Dios creador en la conciencia del hombre y para ello tenemos, en palabras de de Anquín: “la gran palabra, símbolo para una conciliación, es paticipación”.[14]
Es que el Dios creador para el cristiano es de carácter agapístico y por ese carácter de amoroso no excluye del todo al ser eterno de la metafísica, no así el Dios creador omnipotente de los judíos que sí lo excluye absolutamente. Y concluye afirmando que “ bien puede darse una cohabitación cordial en el centro del alma cristiana informada por el anhelo agapístico, que reduzca a un mínimo la relación analógica” [15]
Llegados hasta acá, bien podríamos dar por terminada esta meditación, pero si queremos avanzar un poco sobre de Anquín estamos obligados a explicitar las idea de participación agapística e intentar mostrar la tensión interna de la misma.
En algún otro lugar [16] hemos sostenido que la unidad participativa es concebida como unidad en la diversidad de modo tal que la unidad no excluye la diversidad sino que logra que ambas se sirvan una de otra y no una contra otra como la piensan muchos pseudo filósofos hoy.
La idea de participación gira en torno a la unidad y la diferencia entre el ser y el ente. Así el ente es en tanto participa del ser, pues el ser es la plenitud de todo lo real. Además el ser como meollo de la realidad real no se puede definir porque no se puede delimitar y por lo tanto no se puede cuestionar lo que sea ser. Del ser participa todo ente, pero, y esto es importante, el ente no tiene partes del ser, de modo que el ente participa del ser no al tenerlo sino al serlo parcialmente cada uno en la medida de su jerarquía ontológica.[17] De modo tal que el ente es el que representa parcialmente al ser porque éste es lo más profundo del ente. Lo que todo ente tiene en común para ser lo que es. De este modo la unidad participativa preserva el derecho de lo múltiple y le permite su libre manifestación.
Ahora bien el ser del que participa todo ente, si bien tiene una realidad subsistente en tanto ipsum esse subsistens,(Dios) en los entes subsiste en la pluralidad de los mismos que participan de él. Es por ello que se habla no de la subsistencia sino de la inherencia del ser al ente. Así pues como el ser inhiere al ente, y con ello a lo múltiple, este último no es una copia sino que todo ente agota su plenitud de ser. Lo plural no es carencia de ser sino plenitud. El ser se transforma así en una unidad que libera la multiplicidad, a manera como la luz se relaciona con los cuerpos iluminados por ella.
Y ¿cómo el ente no solo participa formando parte sino que, mejor aún, es parte del Ser? Por el amor. El Dios trinitario es amor y por ende es comunicativo y difusivo. La pericwresiV , la circumincesión de las personas divinas no se puede explicar sino a partir y por el amor. Mientras tanto en el hombre como creatura, como tertius genus, la caridad reemplazó el viejo eros y se convirtió en ágape. Hay que apuntar que existe una la diferencia abismal entre ambos pues mientras el Eros griego es tanto creador como destructor y puede también vencer a lo que está por encima de él, esto no lo puede hacer el ágape o amor cristiano pues es no hay nada por sobre él.
Se produjo entonces un doble movimiento: Desde Dios que deja de ser “el egoísta lógico que se piensa a sí mismo” en la acertada caracterización de Max Scheler cuando caracteriza al dios(pensamiento que se piensa a sí mismo = h nohsiV nohsewV nohsiV) del libro Lambda de la Metafísica de la Aristóteles, para transformase en el Dios agapístico que al crear participa su divinidad a las creaturas [18]y otro: Desde el hombre, que al transformase en creatura participa no ya desde el temor de siervo, como ocurría con el viejo homo capax Dei al estilo de Abraham, sino desde el amor del hijo. Amor participativo cuya expresión máxima se da en el circuito hermenéutico que encierra la caridad, la virtud cristiana por excelencia, que va de Dios al hombre como creatura y del amor de amistad del hombre a Dios y que a través de Dios llega como amor al prójimo, que siempre es un próximo. Por aquello de que la caridad bien entendida empieza por casa. Llegamos así a la antigua caridad católica que siempre es concreta hic et illum, y no anónima como lo es la de la filantropía moderna.
Concluyendo; Hegel afirma una y otra vez, que nadie puede saltar sobre su tiempo, y de Anquín fue hijo de su tiempo, y muchos de los pensadores de su tiempo Gustavo Jung, Tomás Carlyle, Max Weber, Guillermo Francovich (Bolivia), Eduardo Spranger y tantos otros, han tenido como punto de apoyo, en esa época, la teoría de los tipos humanos, y de Anquín tuvo la suya, a partir de la cual desarrolló toda su filosofía. Claro está que es distinta de la de resto, pero ella es el basamento a partir del cual podemos establecer todo un hilo conductor para entender aquello que nos quiso decir. Eso es lo que hemos intentado exponer en esta meditación.
(*) Filósofo
[1] Buela, Alberto:“ Nimio de Anquín: entre el Ser y la Patria” , en Dios en el pensamiento hispano del siglo XX, Madrid, Ed. Sígueme, 2002, pp. 450 a 485. También, “El eón en Schmitt y de Anquín”, en Altar Mayor, N°83, Madrid, nov-dic. 2002.
[2] El ser visto desde América (1957)
[3] Derelicti sumus in mundo(1949)
[4] Presencia de Santo Tomás en el pensamiento contemporáneo (1963)
[5] Pieper, J: Sobre la filosofía y el fin de la historia, en revista Estudios N° 44, México, ITAM, primavera 1996
[6] MacIntyre; A: Tras la virtud, Barcelona, Ed. Crítica, 2001, p.273
[7] Antropología de los tres hombres históricos (1951)
[8] Presencia de Santo Tomás en el pensamiento contemporáneo (1963)
[9] Que es la historia,(1977) en Anuario de filosofía argentina y americana, Vil.5 Mendoza, 1988
[10] Haecker, Teodoro: El espíritu del hombre y la verdad, Ed. CEPA, Bs. As., 1950, p. 76
[11] Presencia de Santo Tomás ...... op.cit. p.7
[12] Buela, Alberto: La relación Oriente-Occidente en filosofía, en Internet, 2005
[13] Werner Jaeger y el cristianismo primitivo (1966)
[14] De las dos inhabitaciones en el hombre, Córdoba, Ed. Univ. Nacional de Córdoba, 1971, p.56
[15] op.cit. p. 57
[16] Buela, Alberto: Algo sobre metafísica (2005); Pluralismo y participación (2007) en Internet
[17] Y así lo afirma San Tomás: ens non totaliter est aliquid... proprie participare dictum (in Metaphysicam I, n.154).
[18] No nos resistimos a copiar una larga cita de don Nimio, quien sobre el tema afirma: “Dios no es tanto causa, cuanto principio, porque la causa es imperio, orden, mandamiento. Dios en la creación se comunica con sus creaturas por amor y así participa a ellas su divina esencia. Dios como poder significa soledad divina. Dios como creador no es concebible sino participando su divina esencia, porque el amor es esencialmente transitivo, si no es egoísmo, lo cual en Dios sería monstruoso pues sería el Solitario sin vida”, en “Qué es la historia” (1977).
Este Blog fue creado con el objetivo de enriquecer un nuevo espacio político en la compleja realidad Suramericana. Realidad que se conforma no sólo por lo que es, sino también por lo que puede ser. Es la intención, entonces, trabajar tanto sobre lo que está en acto como lo que está en potencia. Desde este Blog estudiaremos, analizaremos y daremos nuestra opinión, sobre el fenómeno geoestratégico y geopolítico suramericano.
26 de junio de 2008
24 de junio de 2008
Güemes y la Libertad de America del Sur
Artículo enviado por el miembro del CEES de Salta, Martín Miguel Güemes Arrubarrena, Secretario de la" Comisión Bicentenario 2006 2016" de salta, Argentina
Causas y consecuencias de la muerte de Güemes
por Martín Güemes (h)
En l820 el país de los argentinos se encuentra envuelto en la anarquía. La sublevación del Ejército del Norte en Arequito (Santa Fé), es la reacción del interior ante el centralismo porteño. La caída del Directorio tiene consecuencias institucionales: la falta de autoridades legítimas en las Provincias Unidas del Río de la Plata (cuya legitimidad emanaba del Congreso de Tucumán y de la Constitución de l8l9). Ante esta situación nacional, es Güemes el único que sostiene el peso de la guerra defensiva contra los realistas en el norte.
San Martín ante el cuadro de situación mencionado y ante la orden emitida por el Directorio de retroceder al Río de la Plata a sofocar a los anarquistas, convoca en Rancagua a sus oficiales para designar a sus jefes naturales y proseguir la campaña libertadora. Son elegidos: San Martín, General en Jefe del Ejército de los Andes en operaciones sobre el Perú, y Güemes, General en jefe del ejército de Avanzada sobre el Bajo Perú (actual Bolivia). Se abre a partir de esta resolución de los oficiales patriotas, la ofensiva de ejércitos convergentes sobre el centro del poder español: Lima. San Martín desembarca en el puerto de Paracas e inicia la campaña de puertos intermedios. La vanguardia del ejército de milicias - gauchas al mando de Güemes pasa a la ofensiva (3.l2.l820), la comanda el Coronel José Miguel Lanza, quien lleva precisas instrucciones de Güemes de como proceder sobre el terreno y en el trato con los pueblos al liberarlos del yugo español. La Vanguardia Güemesiana (1.000 hombres aproximadamente) combatió en las últimas batallas del continente suramericano, a las órdenes de San Martín, Bolívar y Sucre.
La retaguardia, el grueso del ejército Güemesiano (5.200 hombres), no podrá acompañar este avance, un complot cívico - militar integrado por aquellos sectores perjudicados por la guerra: los pudientes, estalla en el actual norte argentino. Estamos en el año 1821. Se crea la república de Tucumán, cuyo presidente es Bernabé Araoz; en Salta se produce la revolución del comercio organizada por los comerciantes unidos en una agrupación liberal que recibe la denominación de la Patria Nueva, en oposición al partido Güemesiano de la Patria Vieja. En Jujuy se mueven los mismos intereses. En combinación con la vanguardia española al mando del Gral. Pedro Antonio de Olañeta (jujeño por adopción y por lazos familiares relacionado con los intereses mineros del Alto Perú) la conspiración se ensancha. Manuel Eduardo Arias encabeza la reacción contra Güemes.
Todos ellos, los integrantes de la Patria Nueva (godos, absolutistas, comerciantes, criollos, liberales) querían patria sin gastar, teniendo que gastar, renunciaban a la patria al decir de Joaquín Castellanos. Su accionar culminará con la muerte de Güemes en la noche lloviznosa y fría, en que un Judas lo vende por dinero, como expresa Juan Carlos Dávalos. Este partido opositor a Güemes es una reacción a su sistema de guerra a muerte al invasor realista, su política de empréstitos forzosos. La soledad de su misión sanmartiniana lo obliga a exigir más y más cada día, cada año, procurando el esfuerzo final…
El 7 de Junio de 1821 fuerzas realistas al mando del Barbarucho Valdez conocedor de los caminos de los contrabandistas, guiados por Mariano Benítez (integrante de la Patria Nueva), ingresan en la ciudad de Salta. Güemes se encuentra en casa de su hermana Macacha (llamado por una misiva desleal) acompañado de su escolta de Infernales. Es sorprendido y herido de muerte luego de un enfrentamiento desesperado con tropas superiores en número (400 hombres). Logra huir al monte, hasta la Quebrada de la Horqueta. Luego de una larga agonía de l0 días, rodeado por sus gauchos y oficiales, muere el Domingo l7de Junio de 1821. No sin antes hacerle prometer al Cnel. Widt, su segundo en el mando, que a su muerte expulsarán al invasor realista del territorio salto-jujeño. Cumplirán con lo prometido, a pesar de los conciliadores locales. Criollos y gauchos cumplen con el mandato del Caudillo. Sin embargo las fuerzas salto - jujeñas están divididas… muerto Güemes se firma un armisticio con los españoles, en el cual se pacta que las fuerzas patriotas no pasarán de Humahuaca y las realistas de Tupiza. Nace así la Frontera Norte y la Constitución salteña de 1821 (9 de Agosto), es la conciliación para la libertad provinciana no para la independencia nacional.
San Martín en carta a OHiggins, de fecha 6.l1.l821, se queja amargamente: (…) los enemigos tratan de reunir las fuerzas que tienen en el Alto Perú, en Huamango y Jauja, que añadidas a las de Olañeta que se ha venido sobre Puno y las de Ramírez en las costas, me pueden prolongar la guerra de un modo infinito .El indigno armisticio de Salta ha hecho que todas las fuerzas caigan sobre mí...".
Su consecuencia mediata es la entrevista de Guayaquil entre Bolívar y San Martín. El tan mentado secreto de Guayaquil, comentado por la historia oficial, tiene una causa esencial: la necesidad de San Martín de aumentar sus fuerzas para concluir la guerra. La muerte de Güemes es causa esencial de la necesidad Sanmartiniana. Las conclusiones prácticas son notorias: la unificación del mando militar en uno de los dos libertadores. Bolívar (quien detenta mayor número de tropas) asume la responsabilidad de conducir la guerra y San Martín se aleja del escenario Suramericano.
La consecuencia inmediata de la muerte de Güemes es la prolongación de la guerra por cuatro años más y el desmembramiento del Alto Perú (con la consecuente formación de Bolivia a partir de l825). Nos dividíamos como nación para constituir países, en una acción centrífuga que nos debilitaba interna y externamente.
Bolívar y Sucre no pudieron o no quisieron evitar la disgregación del Alto Perú. Rivadavia abandonaba a su suerte a las Provincias Altoperuanas. El empréstito Baring Brothers es la culminación de esta situación. Es el origen de nuestra deuda eterna. Es la ley implantada por el vencedor oculto: el imperio Británico. Las logias masónicas cumplieron el plan propuesto por la dirigencia inglesa: dividir para reinar.
Epílogo para Suramericanos: La prolongación del esfuerzo regional - tras la muerte del Caudillo - el consiguiente costo en vidas y bienes, la disgregación territorial, es el punto de partida de la pobreza actual de nuestro Noroeste y de Bolivia. Ingresamos demorados, divididos y endeudados a la arena de la política mundial. Gran parte del siglo XIX fue de encierro y pobreza para el norte argentino, el actual norte chileno y el sur Boliviano. La casualidad no existe en la historia de los pueblos y de las naciones, existe la causalidad. El debe y haber de las cuentas públicas de la historia es la razón fundamental que puede explicarnos desde el ayer, los males de hoy. Las masas ignaras no son culpables del subdesarrollo.
Con la muerte de Belgrano (20.06.1820), de Güemes (17 de Junio de 1821), la renuncia y exilio de San Martín (1822) y la acción de la pequeña Gran logia que libertó a Bolivia entre 1823 y 1825, se frustra la posibilidad de concluir el Plan Sanmartiniano y de lograr la constitución de los Estados Unidos de la América del Sur.
Una historia común, una lengua que unifica nuestra alma y una religión aglutinante de nuestra fe, problemas afines, nos informan de la posibilidad de unidad regional y continental, que sin perder identidad nacional, nos permita afrontar los desafíos del Siglo XXI. Recordar es etimológica y existencialmente despertar lo que está dormido, el pensamiento y la acción del Gral. Martín Miguel de Güemes se encuentra en el subsuelo cultural de nuestra Patria Grande, volverlo a la conciencia del pueblo y de sus conductores, es proyectarnos a un destino común de unidad y de grandeza.
Causas y consecuencias de la muerte de Güemes
por Martín Güemes (h)
En l820 el país de los argentinos se encuentra envuelto en la anarquía. La sublevación del Ejército del Norte en Arequito (Santa Fé), es la reacción del interior ante el centralismo porteño. La caída del Directorio tiene consecuencias institucionales: la falta de autoridades legítimas en las Provincias Unidas del Río de la Plata (cuya legitimidad emanaba del Congreso de Tucumán y de la Constitución de l8l9). Ante esta situación nacional, es Güemes el único que sostiene el peso de la guerra defensiva contra los realistas en el norte.
San Martín ante el cuadro de situación mencionado y ante la orden emitida por el Directorio de retroceder al Río de la Plata a sofocar a los anarquistas, convoca en Rancagua a sus oficiales para designar a sus jefes naturales y proseguir la campaña libertadora. Son elegidos: San Martín, General en Jefe del Ejército de los Andes en operaciones sobre el Perú, y Güemes, General en jefe del ejército de Avanzada sobre el Bajo Perú (actual Bolivia). Se abre a partir de esta resolución de los oficiales patriotas, la ofensiva de ejércitos convergentes sobre el centro del poder español: Lima. San Martín desembarca en el puerto de Paracas e inicia la campaña de puertos intermedios. La vanguardia del ejército de milicias - gauchas al mando de Güemes pasa a la ofensiva (3.l2.l820), la comanda el Coronel José Miguel Lanza, quien lleva precisas instrucciones de Güemes de como proceder sobre el terreno y en el trato con los pueblos al liberarlos del yugo español. La Vanguardia Güemesiana (1.000 hombres aproximadamente) combatió en las últimas batallas del continente suramericano, a las órdenes de San Martín, Bolívar y Sucre.
La retaguardia, el grueso del ejército Güemesiano (5.200 hombres), no podrá acompañar este avance, un complot cívico - militar integrado por aquellos sectores perjudicados por la guerra: los pudientes, estalla en el actual norte argentino. Estamos en el año 1821. Se crea la república de Tucumán, cuyo presidente es Bernabé Araoz; en Salta se produce la revolución del comercio organizada por los comerciantes unidos en una agrupación liberal que recibe la denominación de la Patria Nueva, en oposición al partido Güemesiano de la Patria Vieja. En Jujuy se mueven los mismos intereses. En combinación con la vanguardia española al mando del Gral. Pedro Antonio de Olañeta (jujeño por adopción y por lazos familiares relacionado con los intereses mineros del Alto Perú) la conspiración se ensancha. Manuel Eduardo Arias encabeza la reacción contra Güemes.
Todos ellos, los integrantes de la Patria Nueva (godos, absolutistas, comerciantes, criollos, liberales) querían patria sin gastar, teniendo que gastar, renunciaban a la patria al decir de Joaquín Castellanos. Su accionar culminará con la muerte de Güemes en la noche lloviznosa y fría, en que un Judas lo vende por dinero, como expresa Juan Carlos Dávalos. Este partido opositor a Güemes es una reacción a su sistema de guerra a muerte al invasor realista, su política de empréstitos forzosos. La soledad de su misión sanmartiniana lo obliga a exigir más y más cada día, cada año, procurando el esfuerzo final…
El 7 de Junio de 1821 fuerzas realistas al mando del Barbarucho Valdez conocedor de los caminos de los contrabandistas, guiados por Mariano Benítez (integrante de la Patria Nueva), ingresan en la ciudad de Salta. Güemes se encuentra en casa de su hermana Macacha (llamado por una misiva desleal) acompañado de su escolta de Infernales. Es sorprendido y herido de muerte luego de un enfrentamiento desesperado con tropas superiores en número (400 hombres). Logra huir al monte, hasta la Quebrada de la Horqueta. Luego de una larga agonía de l0 días, rodeado por sus gauchos y oficiales, muere el Domingo l7de Junio de 1821. No sin antes hacerle prometer al Cnel. Widt, su segundo en el mando, que a su muerte expulsarán al invasor realista del territorio salto-jujeño. Cumplirán con lo prometido, a pesar de los conciliadores locales. Criollos y gauchos cumplen con el mandato del Caudillo. Sin embargo las fuerzas salto - jujeñas están divididas… muerto Güemes se firma un armisticio con los españoles, en el cual se pacta que las fuerzas patriotas no pasarán de Humahuaca y las realistas de Tupiza. Nace así la Frontera Norte y la Constitución salteña de 1821 (9 de Agosto), es la conciliación para la libertad provinciana no para la independencia nacional.
San Martín en carta a OHiggins, de fecha 6.l1.l821, se queja amargamente: (…) los enemigos tratan de reunir las fuerzas que tienen en el Alto Perú, en Huamango y Jauja, que añadidas a las de Olañeta que se ha venido sobre Puno y las de Ramírez en las costas, me pueden prolongar la guerra de un modo infinito .El indigno armisticio de Salta ha hecho que todas las fuerzas caigan sobre mí...".
Su consecuencia mediata es la entrevista de Guayaquil entre Bolívar y San Martín. El tan mentado secreto de Guayaquil, comentado por la historia oficial, tiene una causa esencial: la necesidad de San Martín de aumentar sus fuerzas para concluir la guerra. La muerte de Güemes es causa esencial de la necesidad Sanmartiniana. Las conclusiones prácticas son notorias: la unificación del mando militar en uno de los dos libertadores. Bolívar (quien detenta mayor número de tropas) asume la responsabilidad de conducir la guerra y San Martín se aleja del escenario Suramericano.
La consecuencia inmediata de la muerte de Güemes es la prolongación de la guerra por cuatro años más y el desmembramiento del Alto Perú (con la consecuente formación de Bolivia a partir de l825). Nos dividíamos como nación para constituir países, en una acción centrífuga que nos debilitaba interna y externamente.
Bolívar y Sucre no pudieron o no quisieron evitar la disgregación del Alto Perú. Rivadavia abandonaba a su suerte a las Provincias Altoperuanas. El empréstito Baring Brothers es la culminación de esta situación. Es el origen de nuestra deuda eterna. Es la ley implantada por el vencedor oculto: el imperio Británico. Las logias masónicas cumplieron el plan propuesto por la dirigencia inglesa: dividir para reinar.
Epílogo para Suramericanos: La prolongación del esfuerzo regional - tras la muerte del Caudillo - el consiguiente costo en vidas y bienes, la disgregación territorial, es el punto de partida de la pobreza actual de nuestro Noroeste y de Bolivia. Ingresamos demorados, divididos y endeudados a la arena de la política mundial. Gran parte del siglo XIX fue de encierro y pobreza para el norte argentino, el actual norte chileno y el sur Boliviano. La casualidad no existe en la historia de los pueblos y de las naciones, existe la causalidad. El debe y haber de las cuentas públicas de la historia es la razón fundamental que puede explicarnos desde el ayer, los males de hoy. Las masas ignaras no son culpables del subdesarrollo.
Con la muerte de Belgrano (20.06.1820), de Güemes (17 de Junio de 1821), la renuncia y exilio de San Martín (1822) y la acción de la pequeña Gran logia que libertó a Bolivia entre 1823 y 1825, se frustra la posibilidad de concluir el Plan Sanmartiniano y de lograr la constitución de los Estados Unidos de la América del Sur.
Una historia común, una lengua que unifica nuestra alma y una religión aglutinante de nuestra fe, problemas afines, nos informan de la posibilidad de unidad regional y continental, que sin perder identidad nacional, nos permita afrontar los desafíos del Siglo XXI. Recordar es etimológica y existencialmente despertar lo que está dormido, el pensamiento y la acción del Gral. Martín Miguel de Güemes se encuentra en el subsuelo cultural de nuestra Patria Grande, volverlo a la conciencia del pueblo y de sus conductores, es proyectarnos a un destino común de unidad y de grandeza.
11 de junio de 2008
Aportes para la refexión Politica
KIRCHNER, EL PARTIDO JUSTICIALISTA Y EL PERONISMO
“Para un argentino no hay nada mejor que otro argentino”, fue el apotegma con el que peronismo convoco hace mas de treinta años la voluntad de millones de argentinos mas allá de banderías partidarias, a la unidad nacional para un proyecto de emancipación y reconstrucción de la Nación, para alcanzar nuestro destino de Argentina Potencia, de frente a las asechanzas y desafíos que nos planteaba el año 2000, de encontrarnos “unidos o dominados”.
Desde ese momento histórico las banderas de justicia social, independencia económica, y soberanía política del peronismo pasaron a ser propiedad de todos los argentinos.
Los millones de compañeros peronistas que participamos con aciertos y errores pero sin especulaciones, de las luchas de esa epopeya nacional emancipadora, que fuimos derrotados sangrientamente por fuerzas armadas coloniales y minorías nativas reaccionarias al servicio del imperio, que ha pesar de todas las adversidades vividas no se ha quebrado nuestra voluntad, que no hemos vendido nuestra conciencia y las convicciones en aquellos principios, tenemos el derecho de preguntarnos y de exigir que nos expliquen, que tiene que ver el partido justicialista, el “ PJ” de hoy ( y de los últimos 20 años), con el peronismo.
Sin temores, ni eufemismo digo lo que muchos piensan y no se animan a decir: el PJ que preside Néstor Carlos Kischner, no explica, ni representa en filosofía, ideología y doctrina al peronismo; y esto viene siendo así desde épocas del menenismo.
El PJ, hoy es un artefacto político decadente, en vía de extinción, que ha sido vaciado de su ideología y de su proyecto nacional liberador , por una “dirigencia claudicante y acomodaticia” que en nombre del “pragmatismo” ha reemplazado aquélla por la ideología del capitalismo global : el liberalismo, al tiempo que ha desdibujado la histórica determinación del peronismo de autonomía e identidad nacional, principios y constantes indispensables para conformar un Modelo de país en el que cada argentino que ama a su patria se reconozca.
Hoy han transformado a un partido de mayorías nacionales , herramienta electoral del movimiento nacional y popular mas grande de la historia, en un partido de minorías, faccioso, sectario, provocador que hace de la confrontación una herramienta para dividir y fragmentar aun más a la sociedad, cuando el peronismo siempre hizo de la convocatoria a la coincidencia política, al acuerdo social y la concertación sin especulaciones las herramientas esenciales para poder trazar una política nacional al servicio de los intereses de la Nación y su pueblo.
El relanzamiento de un PJ kichsnerista, sin un debate de ideas clausurado desde los noventa, sin un pensamiento estratégico, es un recurso tardío que pretende tener bajo control a los peronistas y colocarlos en un apoyo sin criticas a las políticas de un gobierno que pierde imagen y poder de manera vertiginosa. Es la pretensión de legitimarse en el peronismo. Suponen que por una disciplina partidaria fundada en una lealtad nostálgica a una historia, a una simbología o a la invocación de “eslóganes huecos” los peronistas vamos a convalidar las decisiones lesivas al los intereses populares, que esta “elite gobernante” toma de espaldas de las mayorías. No se equivoquen muchachos, la lealtad peronista no es “seguidismo” a individuos o intereses oscuros y mezquinos, es un compromiso profundo e insobornable con sistema de valores, principios e ideas que componen el cuerpo doctrinario de la Nación, que nos permite distinguir donde está el interés nacional y quien lo defiende. Por supuesto que no lo hicieron los “muchachos menenistas”, ni lo hacen los “muchachos kichsneristas”.
Constantemente esta dirigencia política apela a la legalidad que les otorga el triunfo electoral para justificar que pueden hacer lo que quieren (aun en contra de lo que prometieron) e imponer sus decisiones al pueblo aunque lesionen su interés. Confunden la “legalidad” circunstancial que les otorga una democracia procedimental, con la verdadera legitimidad política que viene de la totalidad del pueblo, que va madurando día a día una mayor capacidad de intervención política que va mas allá de la sola participación en las urnas. El pueblo ya no se conforma con ser un mero convalidante de las decisiones de los gobiernos de turno, sino que hoy aspira a participar en forma activa a través de sus organizaciones en la elaboración de las decisiones que toma el estado. Esta es la diferencia angular entre la concepción política del peronismo y el liberalismo de “nuestra dirigencia”, sobre el pueblo y la soberanía popular.
Desde el consejo directivo del PJ (no podemos llamarlo conducción), una “dirigencia” desgastada, con un doble discurso que exaspera genera una gran confusión histórica e ideológica que busca dividir a la sociedad en bandos y enfrentarlos entre si, mientras oculta la cadena de intereses de los grupos concentrados y las minorías del privilegio. A los peronistas nos convocan apoyar el proyecto kirchnerista (el que nunca fue explicitado) y a defender el modelo del gobierno, “un modelo de acumulación, inclusión y redistribución de la riqueza”.
En todo esto hay una enorme dosis, por partes iguales, de ignorancia e hipocresía. Uno se pregunta quien, y para que acumula. Sin necesidad de ser muy perspicaz , todos sabemos que los están haciendo la gran diferencia ( y la vienen haciendo desde la época menenista), son las grandes transnacionales de los agronegocios( exportación de granos, venta de semillas, agrofertilizantes, agroquímicos, aceites, biocombustibles): Cargill, Dreyfus, Bunge y Borns, Adm, Monsanto, Bayer, Basf , Down, Syngenta, financistas internacionales, como George Soros ( dueño del banco Hipotecario, de empresas lácteas, y del mayor “pool” de siembra),algunos “nacionales” como el senador “oficialista” de la nación Roberto Urquia ( dueño de AGD, además de una aduana seca, concesionario de un ferrocarril y de un puerto), Gustavo Grobocopatel ( dueño del segundo “pool” de siembra, dueño de esta “tecnología”, que la replica en países como Venezuela de mano del gobierno), Sancor, Serenisima, junto a las transnacionales beneficiarias de las escandalosas privatizaciones del “ menenato”, como Telecom, Telefónica, Repsol YPF, Aerolíneas, las empresas extranjeras concesionarias del petróleo, gas, minerales, aeropuertos (Eurnekian) ferrocarriles, de servicios( como los peajes), los grandes multimedios como Clarín. Estos son los aliados y amigos de este gobierno. ¿Será porque son la nueva “burguesía nacional”?. Como consecuencia directa de esto, el otro actor que viene “acumulando” sin prisa pero sin pausa, es la “clase dirigente justicialista”, que se ha enriquecido de manera obscena, que no tienen forma de justificar los patrimonios personales que exhiben. Esta “dirigencia” traicionando sus convicciones (si es que las tuvieron) y al pueblo, han actuado con la representación política que este les ha dado, facilitando los negocios de aquellos genuinos representantes del capitalismo global y sus socios locales y se ha constituido en la nueva “oligarquía” argentina.
Esta es la dirigencia que fue funcional a Menem, le aprobó (dirán que por “disciplina partidaria”) las leyes mas aberrantes, que entregaron el patrimonio de la Nación configurando un nuevo estatuto del coloniaje. Como se han transformado en un elenco estable de la política, hoy son el nuevo gobierno “progresista” de la Argentina e integran (con alguna excepción) el consejo directivo del nuevo PJ.
Con el “doble discurso” que los caracteriza, denostan constantemente al neoliberalismo de la década del noventa, se constituyen en el cuerpo acusador de ese modelo y sus males. Sin embargo, pregunto, ¿porque no derogan la estructura jurídica, el cuerpo de leyes que dejo Menem, Dromi, Cavallo y compañía; porque no revisan las escandalosas privatizaciones; porque no revisan la oprobiosa deuda externa?
Porque el menenismo tiene un correlato hoy, y es el “progresismo de pizzería” que nos gobierna. Porque la matriz del modelo colonial no ha cambiado; lo que ha cambiado es la “gerencia” del modelo, ayer el menenismo, hoy el progresismo.
Son los responsables que el extraordinario crecimiento económico producto de la devaluación del 2002 no haya seguido otra lógica que los intereses de las inversiones del capitalismo global, y no la lógica del interés nacional. Esto ha generado el crecimiento de una sociedad desigual, no inclusiva, generadora de ruptura, violencia, discriminación. El producto es una sociedad fragmentada, que no genera lazos solidarios
Este modelo, con una dinámica propia que se hace incontrolable, va produciendo una escandalosa concentración de la riqueza. Hoy el 30% de la población se apodera del 65% de la renta nacional y el 10% más rico se gana 30 veces más que el 10% más pobre. Pensar que la “acumulación” producida por este modelo, se va ha derramar de forma “virtuosa” en el pueblo, es una perversión. Pensar con este modelo en la inclusión social es otro disparate. La pobreza crece de manera inocultable; y no me refiero a la pobreza extrema que es obvia, que llama la atención, sino también a la de aquellos que tienen un trabajo y que con gran esfuerzo apenas pueden orillar la marginalidad sin caer en ella. Hoy tener trabajo no es un salvoconducto para no caer en la pobreza.
Estos son claros indicadores de una inequitativa distribución de la riqueza, que solo se puede corregir si la pobreza se piensa en términos de desarrollo humano, deja de medirse por una línea fijada por un nivel de ingreso arbitrario medido estadísticamente y empieza a verse y a medirse también en términos de calidad de vida, de acceso a la cultura, a la educación, a la salud, al trabajo digno, a la vivienda digna, al esparcimiento, porque todos estos son derechos. Nos vamos a dar cuenta entonces que los pobres somos muchos más. Eva Perón decía que donde hay una necesidad hay un derecho conculcado. ¡Vaya! Quiere decir que en la Argentina de hoy hay fácil varias decenas de millones de derechos conculcados. Yo pienso de este modo porque soy peronista, no solo pienso también siento como tal.
Todo esto debe enfocarse como un problema de justicia social, bandera política que justifica históricamente el nombre de justicialismo. Yo les preguntaría a los muchachos de la cúpula de PJ como piensan resolver esta situación de injusticia, de flagrante desigualdad producida por una inequitativa distribución de la riqueza? Como piensan mejorar esa distribución tan anunciada? Con una orgía de subsidios de todo tipo, que disparan el espiral de la corrupción hacia la estratosfera (subsidios a los alimentos, al transporte, a los combustibles, que finalmente engordan el bolsillo de empresas y empresarios amigos del poder mientras los precios suben)? ¿Con la paradoja de subsidiar el consumo de productos básicos de la canasta familiar y a su vez grabarlo con el impuesto mas regresivo, el IVA? Con cientos de programas sociales (muchos de los cuales se financian con prestamos internacionales), que nutren “cajas políticas”, incrementan el patrimonio de algunos funcionarios y mejoran el nivel de vida de punteros políticos y “piqueteros oficiales”?. ¿Transformando al Estado en un gigantesco estado “asistencialista” que trata de corregir los efectos perversos de un modelo injusto que profundiza día a día nuestra dependencia del globalismo, acrecentando la desigualdad y la injusticia? ¿Acaso pretenden con el asistencialismo consolidar la pobreza, transformando a los pobres (víctimas sociales del modelo) en rehenes de un sistema político clientelar?
Los peronistas, en cambio, pensamos en un Estado de justicia, un Estado que administre la justicia social, nivelando las oprobiosas asimetrías entre los sectores sociales brindando a todos los argentinos una base de igualdad de oportunidades promoviendo la creación de trabajo decente pero con salarios dignos y justo. Un Estado que proteja a los más débiles, a través de la ayuda social (herramienta de la solidaridad) que promueva la movilidad social ascendente. Queremos superar las desigualdades igualando hacia arriba, no hacia abajo, proletarizando la sociedad.
Redistribuir la riqueza, significa, elevar significativamente el ingreso de los trabajadores. Porque el salario para que sea digno, debe alcanzar para satisfacer las demandas esenciales del ser humano, que no solo es comer, es también acceder a bienes culturales, al conocimiento, a la vivienda propia, a la educación, a la salud, al esparcimiento, única forma de alcanzar niveles adecuados de desarrollo humano, sino la inclusión social es un verso. La distribución de la riqueza en Argentina, no se hace con un salario medio para la canasta familiar de u$s 800 devaluados ($2.400), ajustado por pauta inflacionaria.
La distribución de la riqueza no se logra declamando a diario un discurso “progresista”; se consigue con una decisión política del gobierno, que garantice al trabajo igual participación en la renta nacional que el capital, como fue en los verdaderos gobiernos peronistas, en 1952 el 53% para el trabajo, en 1975 el 48% para el trabajo. Por eso siempre hubo un golpe militar que nos sacó del poder ¿no? ¿ Cuánto es hoy la participación del trabajo en este proceso de concentración económica?. Me van a responder que esto hoy no es posible, que no están dadas las circunstancias, que hay que resignarse.
Pasa que para realizar la justicia social en serio hay que tener independencia económica (y bolas) para que el Estado Nacional se apodere de la enorme renta que genera la venta de los “commoditis” de nuestros recursos naturales y alimentos (petróleo y derivados, minerales, granos, carnes) en esta situación “internacional favorable” como dicen, que hoy la disponen las grandes empresas extranjeras que giran hacia fuera sus utilidades sin ningún control. Renta que el Estado pueda volcarla hacia adentro del país con un sentido de justicia, invirtiendo en promover el desarrollo humano de nuestro pueblo, el desarrollo de tecnologías propias para agregar valor a nuestra producción, el desarrollo y expansión del conocimiento clave en esta nueva etapa del mundo, única manera derrotar a la pobreza. ¿Habrá llegado el momento de recrear la Junta Nacional de Granos y la Junta Nacional de Carnes, que destruyo el menenismo, para que los argentinos volvamos a manejar el comercio exterior de granos y carnes y disponer de sus beneficios. ¿Argentina tiene hoy independencia económica?¿ Puede tenerla cuando mas allá del clásico doble discurso, nos enteramos que la deuda externa , se acuerdan , ha vuelto a superar los u$s 170.000 millones, nivel que tenia cuando dijeron que la habían arreglado?; cuando el país debe pagar este año compromisos solo por intereses de la deuda de u$s 6.100 millones que se succionan de las venas del país productivo, postergando y condenando a pueblos, provincias y regiones, cuando el FMI sigue monitoreando nuestra economía y es la referencia obligada a las que nos remiten los piases desarrollados ( club de Paris) previo a cualquier arreglo, a pesar de las criticas y el cacareado desendeudamiento, cuando seguimos contrayendo deuda con los organismos mundialistas de crédito.¿ Podemos ser independientes cuando nuestro crecimiento económico es determinado por el capital extranjero en función de sus inversiones en áreas de su interés, sin condiciones y sin control de sus utilidades. ( estado ausente) o cuando países desarrollados “amigos” nos imponen sus empresas para realizar emprendimientos no prioritarios, no decididos ni planificados por nosotros, de dudosa utilidad ( tren de alta velocidad, subterráneos.).
No existe independencia económica cuando el perfil productivo de país agro pastoril, exportador de granos, carne y subderivados, sin industrias de punta, nos es impuesto desde afuera desde 1955. Sin desconocer la importancia enorme del campo, es difícil hacer un país sustentable, solo sobre un modelo agropecuario de cara a los desafíos del mundo futuro. Mas aun con un modelo de soja transgenica que acentúa nuestra dependencia, porque concentra la producción con una explotación industrial a escala del campo, que expulsa chacareros, que destruye el arraigo a la tierra, que destruye la producción diversificada, que nos hace dependientes de las patentes de semillas genéticas y de agro tóxicos, que destruye y contamina nuestro ecosistema y que concentra la exportación en pocas manos.
Ocurre que para tener independencia económica, primero hay que ser soberanos, poseer soberanía política. Algo que la dirigencia “pejotista” ha olvidado, desde el momento que se transformaron en gerentes del globalismo y no respetan y desconocen la soberanía del pueblo y su participación organizada, único reaseguro de poder nacional frente al avance arrollador de aquel.
Esta es la dirigencia que en un “acto de supremo” de pragmatismo en los noventa compro a libro cerrado la teoría del “pensamiento único” y “el fin de las ideologías”. Por eso archivaron y enterraron el pensamiento político peronista porque sostiene con fuerza la autodeterminación de los pueblos y el antiimperialismo y procedieron a demoler y saquear el Estado Nacional, último vallado de la soberanía política del país.
Había que destruir el peronismo, desnaturalizándolo con el pretexto que había sido superado por la evolución de los tiempos, porque siendo el nacionalismo popular más evolucionado políticamente del continente, era y es una referencia insoslayable para los pueblos iberoamericanos en un proceso de emancipación e integración continental.
Esta dirigencia pejotista cumplió muy bien esta misión y cobró por ello. Hoy los vientos del “travestismo político” los ha llevado a los puertos del “progresismo y los derechos humanos”, que es el nuevo ropaje político (bien socialdemócrata) con el que se convalidan los emprendimientos del globalismo.
Pero ya no pueden proclamar, ni sostener en acciones el principio de soberanía política, ni aun en discursos mentirosos, porque al ser un valor popular muy fuerte inherente a la libertad y autodeterminación de los pueblos, es peligroso agitarlo y es contradictorio con su condición de agentes de la ideología global.
Un gobierno “nacional y popular” encima “progresista” ,si es realmente soberano, no puede : aprobar a libro cerrado en el congreso la ley antiterrorista que les remite George Busch y asumir en la ONU posiciones que son funcionales a la política agresiva de “guerra preventiva” de EEUU; ejercer una defensa pálida, poco convincente frente a los ilegítimos reclamos del imperio ingles sobre enormes extensiones de mar (mas allá de la zona de exclusión) islas del sur y Antártida y frente al estatuto de territorio europeo de ultramar que pretenden darle a las islas Malvinas, la Unión Europea e Inglaterra; permitir que empresas extranjeras que tienen permisos de explotación de recursos naturales en Malvinas y mar aledaño, otorgados por los ingleses sean las mismas que tienen explotaciones en territorio continental argentino.
No puede permitir la escandalosa extranjerización de tierras, (mas de 25 millones de hectáreas) sin una ley que lo impida o al menos que la limite.
No puede carecer de una POLÍTICA decidida de afirmación de nuestros derechos soberanos en el sur argentino, frontera “caliente” con Inglaterra, con una fuerte voluntad nacional movilizada.
Un gobierno que tardíamente se asume como peronista y su partido (PJ), no pueden no tener opinión (el que calla otorga) sobre el creciente despliegue militar norteamericano en el continente suramericano: instalación de bases militares en Colombia, Ecuador, Perú, Paraguay; la continua presión sobre la Triple Frontera; la campaña de desestabilización permanente de la Republica de Venezuela, la campaña de desestabilización y “balcanización” de la Republica de Bolivia. Esta escalada político militar es conducida en forma centralizada por el Comando Sur de las Fuerzas Armadas Norteamericanas, que busca disimular con programas de ayuda humanitaria el desembarco y emplazamiento de los “marines”, y se apoya en la IV Flota Norteamericana del Caribe y el Atlántico Sur reinstalada recientemente con el pretexto de la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.
¿Guardan silencio porque temen enojar a la embajada americana en Bs. As. la “meca” de los políticos argentinos? ¿O porque son funcionales a esa política? .Mientras el ubicuo y oportunista gobernador del Chaco y vicepresidente del PJ y dueño de un “pool” de siembra (según el diario Critica), ya ha firmado un acuerdo con el Comando Sur, para llevar un programa de ayuda humanitaria para los pobres y aborígenes de su provincia.
Cito estos datos que son objetivos y comprobables, para explicar porque el gobierno no tiene una política exterior objetibable, definida y soberana. Su política exterior es tibia, oportunista, ambigua, especulativa, hipócrita, gestual. La relación con Venezuela tiene que ver mas con la “billetera” de Chávez que con su política continental, con colocar amigos en la cadena de negocios energéticos, y arrimar empresarios cercanos al poder para que hagan negocios como Grobocopatel con la soja de la misma manera que con Techin (Roca) en Ecuador.
Y con Brasil no mucho más que sacar algunas ventajas de su gran mercado, sin realizar aportes importantes a la integración, sin articular al menos una asociación mas profunda con esta potencia emergente que nos arrastre en su expansión. Son objetivos menores y mezquinos para una verdadera política exterior.
Esto es así porque este gobierno no tiene un pensamiento estratégico, por ignorancia u omisión deliberada, que ubique a la Argentina en esta nueva reconfiguracion del mundo de hoy en nuevos bloques políticos y económicos y le marque con claridad un rumbo y un objetivo geopolítico que la inserte con una presencia fuerte, decidida, con identidad y protagonismo en el cono sur, que tenga relación con la rica historia del peronismo en este sentido.
El objetivo geopolítico de Argentina para realizar su destino debe ser integrar en un espacio histórico común junto a otros pueblos hermanos de la misma raíz iberoamericana, no un mercado comercial, sino una unidad política, económica, cultural y militar, con un sistema energético y de defensa común, sin EEUU.
La Unión Suramericana que ya esta en marcha Para esto es necesario consolidar, fortalecer prioritariamente el eje geopolítico, Brasil, Argentina y Venezuela.
Esta debería ser una política de Estado prioritaria para el gobierno, explicitada y concertada con todos los sectores de la sociedad sin dilaciones, transmitida con meridiana claridad al pueblo para que se movilice la voluntad nacional detrás de este objetivo, que es el objetivo estratégico prioritario de la Argentina, de cuyo logro depende en el futuro nuestra existencia como país sustentable y soberano.
El gobierno y el PJ poco o nada comunican de esto. Yo digo que quien transforma este objetivo en subalterno y secundario, quien lo desnaturaliza convirtiéndolo en un discurso vacío, quien no lo convierta en una política activa participando y esclareciendo al pueblo para movilizar su conciencia y voluntad, quien lo desdibuja y lo relativiza con actitudes tibias y ambiguas, quien lo oculta, quien desinforma, quien no lo encarna públicamente con decisión, es aquel que ha asumido la geopolítica del enemigo, EEUU.
Solamente una Argentina unida, con armonía social, con vigor institucional, político y económico puede avanzar en un proceso de integración continental.
Un país con una sociedad dividida, confundida, distraída en temas menores, debilitada en sus valores nacionales esenciales o enfrentada como hoy por un conflicto sectorial que ha tomado una dimensión injustificada e incomprensible, no puede hacer ninguna contribución seria al proceso de integración en marcha.
Todo lo dicho me afirma en la idea que el país es viable, sustentable solo si se funda en principios de justicia social, independencia económica y soberanía política. Principios que no se deben declamar, sino que se tienen que realizar en una acción mancomunada del gobierno, estado y el pueblo organizado. De no ser así estamos simulando la Nación.
Estas reflexiones las hago desde la amargura, la bronca, la rebeldía de ver como una banda de irresponsables improvisados, oportunistas, incapaces, ignorantes o con un designio oculto y nefasto, rifan este país haciendo un culto de la mentira y una institución del doble discurso.
Por eso le digo a Néstor Carlos Kirchner y al consejo del PJ que preside (coro de alcahuetes y genuflexos) que no expliquen sus conductas, ni justifiquen su apoyo a las decisiones y actos del gobierno desde el peronismo, sino que tengan las pelotas de hacerlo asumiendo públicamente la convicción “liberal” que tienen, socialdemócrata de unos, neodesarrollista de otros, mercantilista y mercenaria de algunos.
No lo hagan en nombre de Perón, de Evita, de los peronistas y de una historia rica en luchas y generosa en sangre que merece respeto. No lo hagan en nombre de nosotros porque es una perversión y una canallada. A los que están en el seguidismo del “proyecto kirchnerista” por interés, oportunismo o de buena fe engañados por la “liturgia peronista” que enarbola, les digo que después nadie podrá alegar en su defensa su propia estupidez o ignorancia.
A los millones de peronistas les digo que una Argentina justa, libre y soberana todavía es posible y merece el esfuerzo.
A los compañeros veteranos que abrazamos, sin especulaciones la lucha por la causa nacional desde jóvenes, les pido que redoblemos hoy nuestro esfuerzo y convoquemos a la voluntad y la conciencia de todos los argentinos por encima de banderías mezquinas; hagámoslo por la memoria de muchos compañeros que hoy no están y por el futuro de nuestros hijos.
A los compañeros jóvenes les digo que para tener una Argentina grande y un pueblo feliz deberán involucrase cada día mas con actitud militante, en la lucha política, entendiendo la política no como una “carrera de negocios”, sino como la mas alta expresión de la ética humana, que exige el sacrificio por el otro y un compromiso moral fuerte con la gente.
El maravilloso pueblo argentino del que somos parte, que desde 1976 ha sido perseguido, reprimido, engañado, utilizado, que se fue retirando, hoy comienza a volver con una conciencia nacional creciente y una decidida voluntad de intervenir en política
más allá de la participación en las urnas , para exigir cuentas por tanta mentira, hipocresía, entrega, y por tanto sufrimiento; es la hora del pueblo que retorna para hacer tronar el escarmiento.
Perón, el único estadista que tuvo Argentina, nos dejo la herencia mas valiosa, un pensamiento político que nos ha hecho hombres libres de mente y espíritu, y que aun hoy esta vigente. Aprovechémoslo.
Córdoba, Junio de 2008.-
Dr. Merched Antonio Mitre
Dirigente Peronista
“Para un argentino no hay nada mejor que otro argentino”, fue el apotegma con el que peronismo convoco hace mas de treinta años la voluntad de millones de argentinos mas allá de banderías partidarias, a la unidad nacional para un proyecto de emancipación y reconstrucción de la Nación, para alcanzar nuestro destino de Argentina Potencia, de frente a las asechanzas y desafíos que nos planteaba el año 2000, de encontrarnos “unidos o dominados”.
Desde ese momento histórico las banderas de justicia social, independencia económica, y soberanía política del peronismo pasaron a ser propiedad de todos los argentinos.
Los millones de compañeros peronistas que participamos con aciertos y errores pero sin especulaciones, de las luchas de esa epopeya nacional emancipadora, que fuimos derrotados sangrientamente por fuerzas armadas coloniales y minorías nativas reaccionarias al servicio del imperio, que ha pesar de todas las adversidades vividas no se ha quebrado nuestra voluntad, que no hemos vendido nuestra conciencia y las convicciones en aquellos principios, tenemos el derecho de preguntarnos y de exigir que nos expliquen, que tiene que ver el partido justicialista, el “ PJ” de hoy ( y de los últimos 20 años), con el peronismo.
Sin temores, ni eufemismo digo lo que muchos piensan y no se animan a decir: el PJ que preside Néstor Carlos Kischner, no explica, ni representa en filosofía, ideología y doctrina al peronismo; y esto viene siendo así desde épocas del menenismo.
El PJ, hoy es un artefacto político decadente, en vía de extinción, que ha sido vaciado de su ideología y de su proyecto nacional liberador , por una “dirigencia claudicante y acomodaticia” que en nombre del “pragmatismo” ha reemplazado aquélla por la ideología del capitalismo global : el liberalismo, al tiempo que ha desdibujado la histórica determinación del peronismo de autonomía e identidad nacional, principios y constantes indispensables para conformar un Modelo de país en el que cada argentino que ama a su patria se reconozca.
Hoy han transformado a un partido de mayorías nacionales , herramienta electoral del movimiento nacional y popular mas grande de la historia, en un partido de minorías, faccioso, sectario, provocador que hace de la confrontación una herramienta para dividir y fragmentar aun más a la sociedad, cuando el peronismo siempre hizo de la convocatoria a la coincidencia política, al acuerdo social y la concertación sin especulaciones las herramientas esenciales para poder trazar una política nacional al servicio de los intereses de la Nación y su pueblo.
El relanzamiento de un PJ kichsnerista, sin un debate de ideas clausurado desde los noventa, sin un pensamiento estratégico, es un recurso tardío que pretende tener bajo control a los peronistas y colocarlos en un apoyo sin criticas a las políticas de un gobierno que pierde imagen y poder de manera vertiginosa. Es la pretensión de legitimarse en el peronismo. Suponen que por una disciplina partidaria fundada en una lealtad nostálgica a una historia, a una simbología o a la invocación de “eslóganes huecos” los peronistas vamos a convalidar las decisiones lesivas al los intereses populares, que esta “elite gobernante” toma de espaldas de las mayorías. No se equivoquen muchachos, la lealtad peronista no es “seguidismo” a individuos o intereses oscuros y mezquinos, es un compromiso profundo e insobornable con sistema de valores, principios e ideas que componen el cuerpo doctrinario de la Nación, que nos permite distinguir donde está el interés nacional y quien lo defiende. Por supuesto que no lo hicieron los “muchachos menenistas”, ni lo hacen los “muchachos kichsneristas”.
Constantemente esta dirigencia política apela a la legalidad que les otorga el triunfo electoral para justificar que pueden hacer lo que quieren (aun en contra de lo que prometieron) e imponer sus decisiones al pueblo aunque lesionen su interés. Confunden la “legalidad” circunstancial que les otorga una democracia procedimental, con la verdadera legitimidad política que viene de la totalidad del pueblo, que va madurando día a día una mayor capacidad de intervención política que va mas allá de la sola participación en las urnas. El pueblo ya no se conforma con ser un mero convalidante de las decisiones de los gobiernos de turno, sino que hoy aspira a participar en forma activa a través de sus organizaciones en la elaboración de las decisiones que toma el estado. Esta es la diferencia angular entre la concepción política del peronismo y el liberalismo de “nuestra dirigencia”, sobre el pueblo y la soberanía popular.
Desde el consejo directivo del PJ (no podemos llamarlo conducción), una “dirigencia” desgastada, con un doble discurso que exaspera genera una gran confusión histórica e ideológica que busca dividir a la sociedad en bandos y enfrentarlos entre si, mientras oculta la cadena de intereses de los grupos concentrados y las minorías del privilegio. A los peronistas nos convocan apoyar el proyecto kirchnerista (el que nunca fue explicitado) y a defender el modelo del gobierno, “un modelo de acumulación, inclusión y redistribución de la riqueza”.
En todo esto hay una enorme dosis, por partes iguales, de ignorancia e hipocresía. Uno se pregunta quien, y para que acumula. Sin necesidad de ser muy perspicaz , todos sabemos que los están haciendo la gran diferencia ( y la vienen haciendo desde la época menenista), son las grandes transnacionales de los agronegocios( exportación de granos, venta de semillas, agrofertilizantes, agroquímicos, aceites, biocombustibles): Cargill, Dreyfus, Bunge y Borns, Adm, Monsanto, Bayer, Basf , Down, Syngenta, financistas internacionales, como George Soros ( dueño del banco Hipotecario, de empresas lácteas, y del mayor “pool” de siembra),algunos “nacionales” como el senador “oficialista” de la nación Roberto Urquia ( dueño de AGD, además de una aduana seca, concesionario de un ferrocarril y de un puerto), Gustavo Grobocopatel ( dueño del segundo “pool” de siembra, dueño de esta “tecnología”, que la replica en países como Venezuela de mano del gobierno), Sancor, Serenisima, junto a las transnacionales beneficiarias de las escandalosas privatizaciones del “ menenato”, como Telecom, Telefónica, Repsol YPF, Aerolíneas, las empresas extranjeras concesionarias del petróleo, gas, minerales, aeropuertos (Eurnekian) ferrocarriles, de servicios( como los peajes), los grandes multimedios como Clarín. Estos son los aliados y amigos de este gobierno. ¿Será porque son la nueva “burguesía nacional”?. Como consecuencia directa de esto, el otro actor que viene “acumulando” sin prisa pero sin pausa, es la “clase dirigente justicialista”, que se ha enriquecido de manera obscena, que no tienen forma de justificar los patrimonios personales que exhiben. Esta “dirigencia” traicionando sus convicciones (si es que las tuvieron) y al pueblo, han actuado con la representación política que este les ha dado, facilitando los negocios de aquellos genuinos representantes del capitalismo global y sus socios locales y se ha constituido en la nueva “oligarquía” argentina.
Esta es la dirigencia que fue funcional a Menem, le aprobó (dirán que por “disciplina partidaria”) las leyes mas aberrantes, que entregaron el patrimonio de la Nación configurando un nuevo estatuto del coloniaje. Como se han transformado en un elenco estable de la política, hoy son el nuevo gobierno “progresista” de la Argentina e integran (con alguna excepción) el consejo directivo del nuevo PJ.
Con el “doble discurso” que los caracteriza, denostan constantemente al neoliberalismo de la década del noventa, se constituyen en el cuerpo acusador de ese modelo y sus males. Sin embargo, pregunto, ¿porque no derogan la estructura jurídica, el cuerpo de leyes que dejo Menem, Dromi, Cavallo y compañía; porque no revisan las escandalosas privatizaciones; porque no revisan la oprobiosa deuda externa?
Porque el menenismo tiene un correlato hoy, y es el “progresismo de pizzería” que nos gobierna. Porque la matriz del modelo colonial no ha cambiado; lo que ha cambiado es la “gerencia” del modelo, ayer el menenismo, hoy el progresismo.
Son los responsables que el extraordinario crecimiento económico producto de la devaluación del 2002 no haya seguido otra lógica que los intereses de las inversiones del capitalismo global, y no la lógica del interés nacional. Esto ha generado el crecimiento de una sociedad desigual, no inclusiva, generadora de ruptura, violencia, discriminación. El producto es una sociedad fragmentada, que no genera lazos solidarios
Este modelo, con una dinámica propia que se hace incontrolable, va produciendo una escandalosa concentración de la riqueza. Hoy el 30% de la población se apodera del 65% de la renta nacional y el 10% más rico se gana 30 veces más que el 10% más pobre. Pensar que la “acumulación” producida por este modelo, se va ha derramar de forma “virtuosa” en el pueblo, es una perversión. Pensar con este modelo en la inclusión social es otro disparate. La pobreza crece de manera inocultable; y no me refiero a la pobreza extrema que es obvia, que llama la atención, sino también a la de aquellos que tienen un trabajo y que con gran esfuerzo apenas pueden orillar la marginalidad sin caer en ella. Hoy tener trabajo no es un salvoconducto para no caer en la pobreza.
Estos son claros indicadores de una inequitativa distribución de la riqueza, que solo se puede corregir si la pobreza se piensa en términos de desarrollo humano, deja de medirse por una línea fijada por un nivel de ingreso arbitrario medido estadísticamente y empieza a verse y a medirse también en términos de calidad de vida, de acceso a la cultura, a la educación, a la salud, al trabajo digno, a la vivienda digna, al esparcimiento, porque todos estos son derechos. Nos vamos a dar cuenta entonces que los pobres somos muchos más. Eva Perón decía que donde hay una necesidad hay un derecho conculcado. ¡Vaya! Quiere decir que en la Argentina de hoy hay fácil varias decenas de millones de derechos conculcados. Yo pienso de este modo porque soy peronista, no solo pienso también siento como tal.
Todo esto debe enfocarse como un problema de justicia social, bandera política que justifica históricamente el nombre de justicialismo. Yo les preguntaría a los muchachos de la cúpula de PJ como piensan resolver esta situación de injusticia, de flagrante desigualdad producida por una inequitativa distribución de la riqueza? Como piensan mejorar esa distribución tan anunciada? Con una orgía de subsidios de todo tipo, que disparan el espiral de la corrupción hacia la estratosfera (subsidios a los alimentos, al transporte, a los combustibles, que finalmente engordan el bolsillo de empresas y empresarios amigos del poder mientras los precios suben)? ¿Con la paradoja de subsidiar el consumo de productos básicos de la canasta familiar y a su vez grabarlo con el impuesto mas regresivo, el IVA? Con cientos de programas sociales (muchos de los cuales se financian con prestamos internacionales), que nutren “cajas políticas”, incrementan el patrimonio de algunos funcionarios y mejoran el nivel de vida de punteros políticos y “piqueteros oficiales”?. ¿Transformando al Estado en un gigantesco estado “asistencialista” que trata de corregir los efectos perversos de un modelo injusto que profundiza día a día nuestra dependencia del globalismo, acrecentando la desigualdad y la injusticia? ¿Acaso pretenden con el asistencialismo consolidar la pobreza, transformando a los pobres (víctimas sociales del modelo) en rehenes de un sistema político clientelar?
Los peronistas, en cambio, pensamos en un Estado de justicia, un Estado que administre la justicia social, nivelando las oprobiosas asimetrías entre los sectores sociales brindando a todos los argentinos una base de igualdad de oportunidades promoviendo la creación de trabajo decente pero con salarios dignos y justo. Un Estado que proteja a los más débiles, a través de la ayuda social (herramienta de la solidaridad) que promueva la movilidad social ascendente. Queremos superar las desigualdades igualando hacia arriba, no hacia abajo, proletarizando la sociedad.
Redistribuir la riqueza, significa, elevar significativamente el ingreso de los trabajadores. Porque el salario para que sea digno, debe alcanzar para satisfacer las demandas esenciales del ser humano, que no solo es comer, es también acceder a bienes culturales, al conocimiento, a la vivienda propia, a la educación, a la salud, al esparcimiento, única forma de alcanzar niveles adecuados de desarrollo humano, sino la inclusión social es un verso. La distribución de la riqueza en Argentina, no se hace con un salario medio para la canasta familiar de u$s 800 devaluados ($2.400), ajustado por pauta inflacionaria.
La distribución de la riqueza no se logra declamando a diario un discurso “progresista”; se consigue con una decisión política del gobierno, que garantice al trabajo igual participación en la renta nacional que el capital, como fue en los verdaderos gobiernos peronistas, en 1952 el 53% para el trabajo, en 1975 el 48% para el trabajo. Por eso siempre hubo un golpe militar que nos sacó del poder ¿no? ¿ Cuánto es hoy la participación del trabajo en este proceso de concentración económica?. Me van a responder que esto hoy no es posible, que no están dadas las circunstancias, que hay que resignarse.
Pasa que para realizar la justicia social en serio hay que tener independencia económica (y bolas) para que el Estado Nacional se apodere de la enorme renta que genera la venta de los “commoditis” de nuestros recursos naturales y alimentos (petróleo y derivados, minerales, granos, carnes) en esta situación “internacional favorable” como dicen, que hoy la disponen las grandes empresas extranjeras que giran hacia fuera sus utilidades sin ningún control. Renta que el Estado pueda volcarla hacia adentro del país con un sentido de justicia, invirtiendo en promover el desarrollo humano de nuestro pueblo, el desarrollo de tecnologías propias para agregar valor a nuestra producción, el desarrollo y expansión del conocimiento clave en esta nueva etapa del mundo, única manera derrotar a la pobreza. ¿Habrá llegado el momento de recrear la Junta Nacional de Granos y la Junta Nacional de Carnes, que destruyo el menenismo, para que los argentinos volvamos a manejar el comercio exterior de granos y carnes y disponer de sus beneficios. ¿Argentina tiene hoy independencia económica?¿ Puede tenerla cuando mas allá del clásico doble discurso, nos enteramos que la deuda externa , se acuerdan , ha vuelto a superar los u$s 170.000 millones, nivel que tenia cuando dijeron que la habían arreglado?; cuando el país debe pagar este año compromisos solo por intereses de la deuda de u$s 6.100 millones que se succionan de las venas del país productivo, postergando y condenando a pueblos, provincias y regiones, cuando el FMI sigue monitoreando nuestra economía y es la referencia obligada a las que nos remiten los piases desarrollados ( club de Paris) previo a cualquier arreglo, a pesar de las criticas y el cacareado desendeudamiento, cuando seguimos contrayendo deuda con los organismos mundialistas de crédito.¿ Podemos ser independientes cuando nuestro crecimiento económico es determinado por el capital extranjero en función de sus inversiones en áreas de su interés, sin condiciones y sin control de sus utilidades. ( estado ausente) o cuando países desarrollados “amigos” nos imponen sus empresas para realizar emprendimientos no prioritarios, no decididos ni planificados por nosotros, de dudosa utilidad ( tren de alta velocidad, subterráneos.).
No existe independencia económica cuando el perfil productivo de país agro pastoril, exportador de granos, carne y subderivados, sin industrias de punta, nos es impuesto desde afuera desde 1955. Sin desconocer la importancia enorme del campo, es difícil hacer un país sustentable, solo sobre un modelo agropecuario de cara a los desafíos del mundo futuro. Mas aun con un modelo de soja transgenica que acentúa nuestra dependencia, porque concentra la producción con una explotación industrial a escala del campo, que expulsa chacareros, que destruye el arraigo a la tierra, que destruye la producción diversificada, que nos hace dependientes de las patentes de semillas genéticas y de agro tóxicos, que destruye y contamina nuestro ecosistema y que concentra la exportación en pocas manos.
Ocurre que para tener independencia económica, primero hay que ser soberanos, poseer soberanía política. Algo que la dirigencia “pejotista” ha olvidado, desde el momento que se transformaron en gerentes del globalismo y no respetan y desconocen la soberanía del pueblo y su participación organizada, único reaseguro de poder nacional frente al avance arrollador de aquel.
Esta es la dirigencia que en un “acto de supremo” de pragmatismo en los noventa compro a libro cerrado la teoría del “pensamiento único” y “el fin de las ideologías”. Por eso archivaron y enterraron el pensamiento político peronista porque sostiene con fuerza la autodeterminación de los pueblos y el antiimperialismo y procedieron a demoler y saquear el Estado Nacional, último vallado de la soberanía política del país.
Había que destruir el peronismo, desnaturalizándolo con el pretexto que había sido superado por la evolución de los tiempos, porque siendo el nacionalismo popular más evolucionado políticamente del continente, era y es una referencia insoslayable para los pueblos iberoamericanos en un proceso de emancipación e integración continental.
Esta dirigencia pejotista cumplió muy bien esta misión y cobró por ello. Hoy los vientos del “travestismo político” los ha llevado a los puertos del “progresismo y los derechos humanos”, que es el nuevo ropaje político (bien socialdemócrata) con el que se convalidan los emprendimientos del globalismo.
Pero ya no pueden proclamar, ni sostener en acciones el principio de soberanía política, ni aun en discursos mentirosos, porque al ser un valor popular muy fuerte inherente a la libertad y autodeterminación de los pueblos, es peligroso agitarlo y es contradictorio con su condición de agentes de la ideología global.
Un gobierno “nacional y popular” encima “progresista” ,si es realmente soberano, no puede : aprobar a libro cerrado en el congreso la ley antiterrorista que les remite George Busch y asumir en la ONU posiciones que son funcionales a la política agresiva de “guerra preventiva” de EEUU; ejercer una defensa pálida, poco convincente frente a los ilegítimos reclamos del imperio ingles sobre enormes extensiones de mar (mas allá de la zona de exclusión) islas del sur y Antártida y frente al estatuto de territorio europeo de ultramar que pretenden darle a las islas Malvinas, la Unión Europea e Inglaterra; permitir que empresas extranjeras que tienen permisos de explotación de recursos naturales en Malvinas y mar aledaño, otorgados por los ingleses sean las mismas que tienen explotaciones en territorio continental argentino.
No puede permitir la escandalosa extranjerización de tierras, (mas de 25 millones de hectáreas) sin una ley que lo impida o al menos que la limite.
No puede carecer de una POLÍTICA decidida de afirmación de nuestros derechos soberanos en el sur argentino, frontera “caliente” con Inglaterra, con una fuerte voluntad nacional movilizada.
Un gobierno que tardíamente se asume como peronista y su partido (PJ), no pueden no tener opinión (el que calla otorga) sobre el creciente despliegue militar norteamericano en el continente suramericano: instalación de bases militares en Colombia, Ecuador, Perú, Paraguay; la continua presión sobre la Triple Frontera; la campaña de desestabilización permanente de la Republica de Venezuela, la campaña de desestabilización y “balcanización” de la Republica de Bolivia. Esta escalada político militar es conducida en forma centralizada por el Comando Sur de las Fuerzas Armadas Norteamericanas, que busca disimular con programas de ayuda humanitaria el desembarco y emplazamiento de los “marines”, y se apoya en la IV Flota Norteamericana del Caribe y el Atlántico Sur reinstalada recientemente con el pretexto de la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.
¿Guardan silencio porque temen enojar a la embajada americana en Bs. As. la “meca” de los políticos argentinos? ¿O porque son funcionales a esa política? .Mientras el ubicuo y oportunista gobernador del Chaco y vicepresidente del PJ y dueño de un “pool” de siembra (según el diario Critica), ya ha firmado un acuerdo con el Comando Sur, para llevar un programa de ayuda humanitaria para los pobres y aborígenes de su provincia.
Cito estos datos que son objetivos y comprobables, para explicar porque el gobierno no tiene una política exterior objetibable, definida y soberana. Su política exterior es tibia, oportunista, ambigua, especulativa, hipócrita, gestual. La relación con Venezuela tiene que ver mas con la “billetera” de Chávez que con su política continental, con colocar amigos en la cadena de negocios energéticos, y arrimar empresarios cercanos al poder para que hagan negocios como Grobocopatel con la soja de la misma manera que con Techin (Roca) en Ecuador.
Y con Brasil no mucho más que sacar algunas ventajas de su gran mercado, sin realizar aportes importantes a la integración, sin articular al menos una asociación mas profunda con esta potencia emergente que nos arrastre en su expansión. Son objetivos menores y mezquinos para una verdadera política exterior.
Esto es así porque este gobierno no tiene un pensamiento estratégico, por ignorancia u omisión deliberada, que ubique a la Argentina en esta nueva reconfiguracion del mundo de hoy en nuevos bloques políticos y económicos y le marque con claridad un rumbo y un objetivo geopolítico que la inserte con una presencia fuerte, decidida, con identidad y protagonismo en el cono sur, que tenga relación con la rica historia del peronismo en este sentido.
El objetivo geopolítico de Argentina para realizar su destino debe ser integrar en un espacio histórico común junto a otros pueblos hermanos de la misma raíz iberoamericana, no un mercado comercial, sino una unidad política, económica, cultural y militar, con un sistema energético y de defensa común, sin EEUU.
La Unión Suramericana que ya esta en marcha Para esto es necesario consolidar, fortalecer prioritariamente el eje geopolítico, Brasil, Argentina y Venezuela.
Esta debería ser una política de Estado prioritaria para el gobierno, explicitada y concertada con todos los sectores de la sociedad sin dilaciones, transmitida con meridiana claridad al pueblo para que se movilice la voluntad nacional detrás de este objetivo, que es el objetivo estratégico prioritario de la Argentina, de cuyo logro depende en el futuro nuestra existencia como país sustentable y soberano.
El gobierno y el PJ poco o nada comunican de esto. Yo digo que quien transforma este objetivo en subalterno y secundario, quien lo desnaturaliza convirtiéndolo en un discurso vacío, quien no lo convierta en una política activa participando y esclareciendo al pueblo para movilizar su conciencia y voluntad, quien lo desdibuja y lo relativiza con actitudes tibias y ambiguas, quien lo oculta, quien desinforma, quien no lo encarna públicamente con decisión, es aquel que ha asumido la geopolítica del enemigo, EEUU.
Solamente una Argentina unida, con armonía social, con vigor institucional, político y económico puede avanzar en un proceso de integración continental.
Un país con una sociedad dividida, confundida, distraída en temas menores, debilitada en sus valores nacionales esenciales o enfrentada como hoy por un conflicto sectorial que ha tomado una dimensión injustificada e incomprensible, no puede hacer ninguna contribución seria al proceso de integración en marcha.
Todo lo dicho me afirma en la idea que el país es viable, sustentable solo si se funda en principios de justicia social, independencia económica y soberanía política. Principios que no se deben declamar, sino que se tienen que realizar en una acción mancomunada del gobierno, estado y el pueblo organizado. De no ser así estamos simulando la Nación.
Estas reflexiones las hago desde la amargura, la bronca, la rebeldía de ver como una banda de irresponsables improvisados, oportunistas, incapaces, ignorantes o con un designio oculto y nefasto, rifan este país haciendo un culto de la mentira y una institución del doble discurso.
Por eso le digo a Néstor Carlos Kirchner y al consejo del PJ que preside (coro de alcahuetes y genuflexos) que no expliquen sus conductas, ni justifiquen su apoyo a las decisiones y actos del gobierno desde el peronismo, sino que tengan las pelotas de hacerlo asumiendo públicamente la convicción “liberal” que tienen, socialdemócrata de unos, neodesarrollista de otros, mercantilista y mercenaria de algunos.
No lo hagan en nombre de Perón, de Evita, de los peronistas y de una historia rica en luchas y generosa en sangre que merece respeto. No lo hagan en nombre de nosotros porque es una perversión y una canallada. A los que están en el seguidismo del “proyecto kirchnerista” por interés, oportunismo o de buena fe engañados por la “liturgia peronista” que enarbola, les digo que después nadie podrá alegar en su defensa su propia estupidez o ignorancia.
A los millones de peronistas les digo que una Argentina justa, libre y soberana todavía es posible y merece el esfuerzo.
A los compañeros veteranos que abrazamos, sin especulaciones la lucha por la causa nacional desde jóvenes, les pido que redoblemos hoy nuestro esfuerzo y convoquemos a la voluntad y la conciencia de todos los argentinos por encima de banderías mezquinas; hagámoslo por la memoria de muchos compañeros que hoy no están y por el futuro de nuestros hijos.
A los compañeros jóvenes les digo que para tener una Argentina grande y un pueblo feliz deberán involucrase cada día mas con actitud militante, en la lucha política, entendiendo la política no como una “carrera de negocios”, sino como la mas alta expresión de la ética humana, que exige el sacrificio por el otro y un compromiso moral fuerte con la gente.
El maravilloso pueblo argentino del que somos parte, que desde 1976 ha sido perseguido, reprimido, engañado, utilizado, que se fue retirando, hoy comienza a volver con una conciencia nacional creciente y una decidida voluntad de intervenir en política
más allá de la participación en las urnas , para exigir cuentas por tanta mentira, hipocresía, entrega, y por tanto sufrimiento; es la hora del pueblo que retorna para hacer tronar el escarmiento.
Perón, el único estadista que tuvo Argentina, nos dejo la herencia mas valiosa, un pensamiento político que nos ha hecho hombres libres de mente y espíritu, y que aun hoy esta vigente. Aprovechémoslo.
Córdoba, Junio de 2008.-
Dr. Merched Antonio Mitre
Dirigente Peronista
Los Católicos y la participación en Política
Dilemas sobre la participación en democracia
Mario Meneghini
Muchos intelectuales católicos, en Europa y América, sostienen que la democracia –generalmente mencionada así, sin distingos, como si fuese un vocablo unívoco- conduce inevitablemente a la perversión en la sociedad donde existe; siendo moralmente ilícita cualquier participación en ese tipo de régimen. Consideramos necesario profundizar en este tema, pues da lugar a legítimos disensos, no sólo en los aspectos instrumentales de la acción política, sino también en la interpretación de los principios doctrinales. Por razones de espacio, los argumentos detallados de nuestra posición se encuentran en un blog[1], limitándonos en este artículo a resumir la conclusión.
Que la política contemporánea ofrece un panorama desolador nadie lo puede negar, pero ante este horizonte, consideramos que no basta con trabajar en el campo de la cultura, y criticar la realidad presente, esperando que se produzca un cambio positivo, puesto que: “El poder es la facultad de mover la realidad, y la idea no es capaz por sí misma de hacer tal cosa”[2].
Como se pregunta Gómez Pérez[3]: ¿qué hacer mientras tanto? Porque, si mientras damos el buen combate en el plano religioso e intelectual, nos abstenemos de actuar a través de las instituciones vigentes, “la política, que es un asunto humano de primera importancia, queda relegada al campo de lo casi pecaminoso y, de rechazo, el cristianismo se convierte en algo ya ultraterreno, cuando en realidad su dimensión trascendente no ahorra ahora sino que estimula la acción en las entrañas de la historia”.
Cuando se analizan cuestiones temporales, conviene recordar la afirmación de Fulvio Ramos[4], quien reflexionó sobre la democracia:
“Los cristianos sabemos que en la búsqueda de una recta ordenación social, las soluciones que se hallen serán siempre imperfectas como imperfecta es toda obra humana, y que el sumo bien y la suma perfección no son atributos humanos sino divinos, que sólo podremos alcanzar en la eterna bienaventuranza”.
En otro párrafo del mismo libro, al referirse Ramos a la enseñanza pontificia sobre las formas de gobierno y temas conexos, afirma: “Como ya expresamos, respecto de estas cuestiones tan contingentes y variables no caben las posturas dogmáticas. Lo que sí ha rechazado la Iglesia es el principio de la soberanía popular, el individualismo como base de la vida social y la democracia de masas que es su consecuencia”.
Precisamente, un problema, al abordar cuestiones políticas, es no precisar adecuadamente el límite entre lo doctrinal y lo prudencial. Por cierto que es lícito a todo católico opinar de acuerdo a su propio criterio en temas opinables, pero no en cuestiones que han sido definidas por la Doctrina Social de la Iglesia. Si se afirma, por ejemplo, “la intrínseca ilegitimidad de origen que posee todo gobierno democrático”[5], debe aclararse que se trata de una opinión, que no se basa en ningún pronunciamiento del Magisterio. Sorprende que personas inteligentes y honestas, crean que la acción cívica sólo se justifica cuando existen posibilidades de acceder al poder para aplicar íntegramente la sana doctrina.
Asumir una posición rigorista en temas de procedimiento, implica colocar a quien defiende la necesidad de actuar en la vida cívica, pese a las dificultades, en una situación casi herética, siendo que dicha participación ha sido insistentemente recomendada por los Papas.
El enfoque realista en materia política ha sido destacado por Joseph Ratzinger[6]:
“Ser sobrios y realizar lo que es posible en vez de exigir con ardor lo imposible ha sido siempre cosa difícil… El grito que reclama grandes hazañas tiene la vibración del moralismo; limitarse a lo posible parece, en cambio, una renuncia a la pasión moral, tiene el aspecto del pragmatismo de los mezquinos”.
Es cierto que, en determinadas circunstancias, el lícito negarse a participar activamente en política. Pero, la decisión de abstenerse, de manera permanente y en todas las instancias y niveles electorales, no puede fundamentarse en ningún documento pontificio. Pese a las objeciones que la Iglesia ha hecho al sufragio universal –método utilizado en casi todos los países- nunca ha afirmado que votar implique una falta; por el contrario, exhorta a votar como exigencia moral, según se indica taxativamente en el Catecismo de la Iglesia Católica (p. 2240), y en la Constitución Gaudium et Spes (p. 75).
Procurar el reemplazo de los procedimientos actuales de selección de gobernantes, constituye un noble esfuerzo, siempre que la alternativa propuesta sea factible y no una fórmula abstracta, para ser aplicada en un futuro indefinido. Sobre eso escribió Pablo VI: “La apelación a la utopía es con frecuencia un cómodo pretexto para quien desea rehuir las tareas concretas refugiándose en un mundo imaginario. Vivir en un futuro hipotético es una coartada fácil para deponer responsabilidades inmediatas”[7].
Para finalizar, nos estimulan a continuar el arduo camino de servir al bien común con los instrumentos disponibles, los consejos de Santo Tomás Moro[8], Patrono de los Gobernantes y Políticos:
-“Si no conseguís todo el bien que os proponéis, vuestros esfuerzos disminuirán por lo menos la intensidad del mal”.
-“La imposibilidad de suprimir enseguida prácticas inmorales y corregir defectos inveterados no vale como razón para renunciar a la función pública. El piloto no abandona su nave en la tempestad, porque no puede dominar los vientos”.
Córdoba (Argentina), junio 10 de 2008.-
[1] Para facilitar la lectura, hemos agrupado varios artículos en dos archivos, a los que puede accederse directamente desde este lugar:
a) Doctrina política de la Iglesia:
http://foroazulyblanco.blogspot.com/search/label/Doctrina%20pol%C3%ADtica%20de%20la%20Iglesia
b) Dilemas que plantea la acción política:
http://foroazulyblanco.blogspot.com/search/label/Dilemas%20de%20la%20acci%C3%B3n%20pol%C3%ADtica
[2] Guardini, Romano. “El poder”; Guadarrama, 1963, pág. 22.
[3] Gómez Pérez, Rafael. “Introducción a la política activa”; Editorial Magisterio Español, 1978, págs. 105/106.
[4] Ramos, Fulvio. “La Iglesia y la democracia”; Cruz y Fierro, 1984, págs. 200 y 183.
[5] Revista Cabildo, nº 74, editorial.
[6] “Cristianismo y política”; Revista Internacional Communio, julio-agosto de 1995.
[7] Carta Apostólica “Octogesima Adveniens”, p. 37.
[8] “Utopía”; Sopena Argentina, 1944, pág. 64.
Mario Meneghini
Muchos intelectuales católicos, en Europa y América, sostienen que la democracia –generalmente mencionada así, sin distingos, como si fuese un vocablo unívoco- conduce inevitablemente a la perversión en la sociedad donde existe; siendo moralmente ilícita cualquier participación en ese tipo de régimen. Consideramos necesario profundizar en este tema, pues da lugar a legítimos disensos, no sólo en los aspectos instrumentales de la acción política, sino también en la interpretación de los principios doctrinales. Por razones de espacio, los argumentos detallados de nuestra posición se encuentran en un blog[1], limitándonos en este artículo a resumir la conclusión.
Que la política contemporánea ofrece un panorama desolador nadie lo puede negar, pero ante este horizonte, consideramos que no basta con trabajar en el campo de la cultura, y criticar la realidad presente, esperando que se produzca un cambio positivo, puesto que: “El poder es la facultad de mover la realidad, y la idea no es capaz por sí misma de hacer tal cosa”[2].
Como se pregunta Gómez Pérez[3]: ¿qué hacer mientras tanto? Porque, si mientras damos el buen combate en el plano religioso e intelectual, nos abstenemos de actuar a través de las instituciones vigentes, “la política, que es un asunto humano de primera importancia, queda relegada al campo de lo casi pecaminoso y, de rechazo, el cristianismo se convierte en algo ya ultraterreno, cuando en realidad su dimensión trascendente no ahorra ahora sino que estimula la acción en las entrañas de la historia”.
Cuando se analizan cuestiones temporales, conviene recordar la afirmación de Fulvio Ramos[4], quien reflexionó sobre la democracia:
“Los cristianos sabemos que en la búsqueda de una recta ordenación social, las soluciones que se hallen serán siempre imperfectas como imperfecta es toda obra humana, y que el sumo bien y la suma perfección no son atributos humanos sino divinos, que sólo podremos alcanzar en la eterna bienaventuranza”.
En otro párrafo del mismo libro, al referirse Ramos a la enseñanza pontificia sobre las formas de gobierno y temas conexos, afirma: “Como ya expresamos, respecto de estas cuestiones tan contingentes y variables no caben las posturas dogmáticas. Lo que sí ha rechazado la Iglesia es el principio de la soberanía popular, el individualismo como base de la vida social y la democracia de masas que es su consecuencia”.
Precisamente, un problema, al abordar cuestiones políticas, es no precisar adecuadamente el límite entre lo doctrinal y lo prudencial. Por cierto que es lícito a todo católico opinar de acuerdo a su propio criterio en temas opinables, pero no en cuestiones que han sido definidas por la Doctrina Social de la Iglesia. Si se afirma, por ejemplo, “la intrínseca ilegitimidad de origen que posee todo gobierno democrático”[5], debe aclararse que se trata de una opinión, que no se basa en ningún pronunciamiento del Magisterio. Sorprende que personas inteligentes y honestas, crean que la acción cívica sólo se justifica cuando existen posibilidades de acceder al poder para aplicar íntegramente la sana doctrina.
Asumir una posición rigorista en temas de procedimiento, implica colocar a quien defiende la necesidad de actuar en la vida cívica, pese a las dificultades, en una situación casi herética, siendo que dicha participación ha sido insistentemente recomendada por los Papas.
El enfoque realista en materia política ha sido destacado por Joseph Ratzinger[6]:
“Ser sobrios y realizar lo que es posible en vez de exigir con ardor lo imposible ha sido siempre cosa difícil… El grito que reclama grandes hazañas tiene la vibración del moralismo; limitarse a lo posible parece, en cambio, una renuncia a la pasión moral, tiene el aspecto del pragmatismo de los mezquinos”.
Es cierto que, en determinadas circunstancias, el lícito negarse a participar activamente en política. Pero, la decisión de abstenerse, de manera permanente y en todas las instancias y niveles electorales, no puede fundamentarse en ningún documento pontificio. Pese a las objeciones que la Iglesia ha hecho al sufragio universal –método utilizado en casi todos los países- nunca ha afirmado que votar implique una falta; por el contrario, exhorta a votar como exigencia moral, según se indica taxativamente en el Catecismo de la Iglesia Católica (p. 2240), y en la Constitución Gaudium et Spes (p. 75).
Procurar el reemplazo de los procedimientos actuales de selección de gobernantes, constituye un noble esfuerzo, siempre que la alternativa propuesta sea factible y no una fórmula abstracta, para ser aplicada en un futuro indefinido. Sobre eso escribió Pablo VI: “La apelación a la utopía es con frecuencia un cómodo pretexto para quien desea rehuir las tareas concretas refugiándose en un mundo imaginario. Vivir en un futuro hipotético es una coartada fácil para deponer responsabilidades inmediatas”[7].
Para finalizar, nos estimulan a continuar el arduo camino de servir al bien común con los instrumentos disponibles, los consejos de Santo Tomás Moro[8], Patrono de los Gobernantes y Políticos:
-“Si no conseguís todo el bien que os proponéis, vuestros esfuerzos disminuirán por lo menos la intensidad del mal”.
-“La imposibilidad de suprimir enseguida prácticas inmorales y corregir defectos inveterados no vale como razón para renunciar a la función pública. El piloto no abandona su nave en la tempestad, porque no puede dominar los vientos”.
Córdoba (Argentina), junio 10 de 2008.-
[1] Para facilitar la lectura, hemos agrupado varios artículos en dos archivos, a los que puede accederse directamente desde este lugar:
a) Doctrina política de la Iglesia:
http://foroazulyblanco.blogspot.com/search/label/Doctrina%20pol%C3%ADtica%20de%20la%20Iglesia
b) Dilemas que plantea la acción política:
http://foroazulyblanco.blogspot.com/search/label/Dilemas%20de%20la%20acci%C3%B3n%20pol%C3%ADtica
[2] Guardini, Romano. “El poder”; Guadarrama, 1963, pág. 22.
[3] Gómez Pérez, Rafael. “Introducción a la política activa”; Editorial Magisterio Español, 1978, págs. 105/106.
[4] Ramos, Fulvio. “La Iglesia y la democracia”; Cruz y Fierro, 1984, págs. 200 y 183.
[5] Revista Cabildo, nº 74, editorial.
[6] “Cristianismo y política”; Revista Internacional Communio, julio-agosto de 1995.
[7] Carta Apostólica “Octogesima Adveniens”, p. 37.
[8] “Utopía”; Sopena Argentina, 1944, pág. 64.
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