Nos mudamos a Dossier Geopolítico

3 de abril de 2010

IMPORTANCIA GEOPOLÍTICA DE LAS HIDROELÉCTRICAS EN SANTA CRUZ









Las grandes obras de infraestructura trascienden largamente un exiguo plazo gubernamental, para constituirse en aportes fundamentales para el desarrollo socio económico y la consolidación geopolítica de una nación.


Desde esa óptica deben evaluarse las dos gigantescas hidroeléctricas a construirse en la cuenca del Río Santa Cruz, la tercera cuenca hídrica más importante del territorio continental argentino, después de las cuencas Del Río de la Plata y Río Negro.


La Potencia Instalada conjunta será de 1.740 MW, discriminada en 1.140 MW de Cóndor Cliff y 600 MW de La Barrancosa, con una generación media anual de 5.100 GWh.


Poniendo en contexto dichas enormes magnitudes, representa un aumento cercano al 6 % de la Potencia Instalada total que posee el país actualmente, y equivale aproximadamente a la tercera parte de la Potencia de Reserva que el SADI (Sistema Argentino De Interconexión) debería tener disponible para atender emergencias, y de la cual carece a consecuencia de las muy negativas orientaciones impuestas al Sector Energético en el cuarto de siglo neoliberal (1976-2001), y sobre todo de la muy nefasta década del ’90.


La Generación Media Anual, tendrá como uno de sus efectos benéficos, el ahorro de aproximadamente 1.200 millones de litros de Diesel Oil, o alternativamente similar magnitud de metros cúbicos de gas natural, por año. Esto a la vez implica concretar cuantiosos ahorros ambientales, al evitarse la emisión de contaminantes gaseosos, provocados por la quema de combustibles fósiles.


Paralelamente, este fuerte impulso a la hidrogeneración disminuirá la muy alta y perniciosa excesiva dependencia de Argentina respecto a los combustibles fósiles, básicamente gas natural y petróleo, de los cuales estamos muy escasos, y cuyos precios son extremadamente volátiles y con claras tendencias a la suba en el mediano y largo plazo.


Largamente estudiadas desde las señeras épocas de Agua y Energía Eléctrica, la “maquinaria de impedir” siempre había logrado posponer estas y otras grandes usinas hidroeléctricas (concepto político de la “maquinaria de impedir” analizado en mi segundo libro, en el año 2000). Formaron parte del vasto conjunto de obras hidroeléctricas laboriosa y tesoneramente planificadas desde y por el Estado Argentino, para aumentar la disponibilidad de energía eléctrica y a la vez disminuir significativamente la muy alta dependencia de los estratégicos combustibles fósiles, en particular petróleo y gas natural.


En otras épocas, si bien era prudente tender a disminuir la incidencia del petróleo y el gas en la matriz eléctrica argentina, los niveles de reservas al menos aseguraban un margen de tiempo razonable para eventualmente concretar otras alternativas de generación, que mitigaran nuestra histórica alta dependencia del petróleo y el gas.


Pero ahora, estando al borde del agotamiento nuestras reservas de hidrocarburos después del nefasto cuarto de siglo de constantes medidas económicas neoliberales, por ende fuertemente antinacionales, y no casualmente de acentuado sesgo termoeléctrico, ahorrar petróleo y gas es un imperativo económico y geopolítico.


Por otra parte, la extrema volatilidad de los precios del petróleo y el gas natural, la tendencia de los mismos a las alzas en el mediano y largo plazo, y la vulnerabilidad energética argentina a la cual llevaron las políticas de extranjerizaciones de bienes estratégicos, torna de muy alto valor estratégico incrementar la disponibilidad de energía renovable de alta calidad, como es la hidroeléctrica.


Por otra parte, estas grandes presas hidroeléctricas en el muy austral Río Santa Cruz, contribuirán sustancialmente a aumentar el de por si alto valor estratégico de nuestro extremo sur continental, facilitando el tan necesario arraigo de más población argentina, la industrialización y diversificación productiva, fortaleciendo la presencia argentina en una gran región extremadamente conflictiva, muy cercana al teatro de operaciones de las agresiones británicas, exasperadas en estos días ante la soberbia y desafiante postura de instalar una plataforma petrolera e incrementar ostensiblemente su presencia militar colonialista en nuestros usurpados territorios insulares australes y el amplio mar adyacente.


Grandes obras de infraestructura, como estas grandes presas hidroeléctricas, el gasoducto transmagallánico, y la central carbonífera de Río Turbio, son pasos importantes en pos de fortalecer la presencia argentina en el sur continental, donde –al igual que en el NEA- es imprescindible acentuar los esfuerzos para concretar nuevos estadios de desarrollo socio económico; desarrollo que es el sostén imprescindible para todo proceso de defensa y de consolidación nacional.


Por cierto que en esa línea de acción faltan concretarse otras grandes iniciativas, como las estatizaciones de las grandes empresas del petróleo y el gas natural. Otras líneas de acción, que exceden lo energético, serán analizadas en artículos separados.


Analícese que no es casual que desde la fachada de ONGs pseudo ambientalistas, que esconden operaciones sospechosamente “paralelas” a los intereses de la inteligencia británica y ejecutoras de acciones de desintegración nacional –como Greenpeace y WWF Fundación Vida Silvestre-, de publicaciones como Selecciones del Readers Digest, desde entes “indigenistas” también manipulados desde el G 7 y Gran Bretaña, de “izquierdismos varios” antinacionales, de mercenarios del periodismo “bienpensante”, y de ciertas estructuras neoliberales, se ataque con notable saña y virulencia a las grandes hidroeléctricas santacruceñas y a la usina carbonífera de Río Turbio; pues todos esos aparentemente diferentes actores, coinciden en su veta claramente antinacional y claramente manipulada desde los centros anglosajones del poder mundial globalizante, los cuales buscan una Argentina débil, inerme, sin capacidad ni voluntad de autodeterminación, con una población estupidizada y colonizada culturalmente, y con un territorio amputado y fragmentado.


C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ

1 comentario:

Asamblea Ambiental Ciudadana de Río Gallegos dijo...

Estimado Lic Pereyra Mele:
Pertenezco a la Asamblea Ambiental Ciudadana de Río Gallegos (AACRG), la cual esta totalmente de acuerdo con construcción de las represas sobre el río Santa Cruz. Increíblemente han tenido que pasar tantos años y gobiernos para que se decidiera una obra tan necesaria para los argentinos.
No ocurre lo mismo, y lo venimos manifestando hace 4 años, con la usina termoeléctrica de Río Turbio. Esta obra es un ejemplo de lo que no se debe hacer.
Ubicada en uno de los lugares más sensibles de la provincia de Santa Cruz, en la naciente de la única fuente de agua potable que tenemos 120.000 habitantes, generará un gran riesgo para la población. Cuando este riesgo se convierta en problema, no habrá voluntad de ningún pueblo que evite el desenlace final de la explotación carbonífera.
Construida en forma ilegal, sin cumplir con las leyes nacionales y provinciales ni con los propios compromisos de la empresa constructora.
(Ver http://asamblea-ambiental.blogspot.com/2010/03/la-espanola-isolux-nos-sigue-mintiendo.html)
La obra ya esta avanzada en un 30% y nadie sabe a donde van a disponer 1.800 Ton que por día se desecharan con concentraciones de hasta el 4.5 % de azufre.
Tampoco se sabe a donde impactaran 24.000 Ton de gases que se desprenderán de su chimenea. Hay que tener en cuenta que en Dióxido de Azufre la emisión equivale a seis Botnias.
Nosotros propusimos que se estudiara otra ubicación y no quemar carbón en forma directa sino a través de gasificación integral en ciclo combinado.
Somos de Santa Cruz, no tenemos ninguna relación con organismos internacionales ni políticos, aunque estos utilizan nuestros fundados argumentos para sus propios fines.
Sin embargo no solo no hemos sido escuchados, sino que hemos sido perseguidos quitándonos derechos constitucionales. Esto lo hemos denunciado inútilmente en los organismos de DDHH y en el INADI.
Seguiremos reclamando por lo que consideramos será el mayor desastre ambiental del país, al que se le sumará un gravísimos problema social.
Ojalá algún día en este bendito país se puedan escuchar todas las voces, sin que sean perseguidos y callados con represión.
El resultado de lo que hoy ocurre y lo que seguirá ocurriendo con la usina termoeléctrica no es más que la acción de los oídos sordos y la saña contra quienes opinan técnicamente diferente y no tienen intereses personales más que pedir por sus derechos constitucionales.
Cordialmente
Ing Eduardo D'Elía
AAC
Río Gallegos