Nos mudamos a Dossier Geopolítico

4 de febrero de 2008

La Juventud Argentina

Los Jóvenes argentinos: ¿Sin futuro?


Carlos Chino Fernández
Inst-Jauretche-CGT



Periodistas, publicistas, sacerdotes, políticos, intelectuales y vendedores de ilusiones hablan de la juventud cuando se refieren al futuro. También lo hacen con la imagen bastante generalizada de una juventud perdida, sin expectativas, que deambula por la vida sin saber muy bien que hacer.

Pero al mismo tiempo cuando de jóvenes se trata casi todos coinciden en que los jóvenes son portadores de valores; tales como la audacia, la valentía, la solidaridad o el heroísmo; que por supuesto se sirven de ello tanto los aventureros políticos como los comerciantes de cualquier cuño.

Ahora bien: ¿Qué se quiere decir en verdad cuando se perora acerca de la juventud?

¿En quiénes están pensando cada uno de aquellos personajes nombrados en el párrafo anterior, cuando se dirigen en sus discursos o convocatorias a los jóvenes?

Veamos: En la Argentina existen 6 427 000 habitantes entre 15 y 24 años, considerando una convención técnicamente aceptada a este intervalo de edad presentado aquí. [1]

A esta porción de la población es posible subdividirla en infinidad de segmentos, según el problema que se pretenda abordar. Cuando de políticas públicas se trata (Gobierno), tendremos por ejemplo que el 31% de ellos se encuentran en la pobreza ubicados en los aglomerados urbanos.

Se puede decir también que 1 de cada 4 no tienen trabajo y que 3 de cada 10 de los jóvenes sólo lo hacen en blanco.

Veremos también que el 60% de nuestros jóvenes de 20 a 24 años, está fuera del sistema educativo, y sólo el 22% del que estudia lo hace exclusivamente.

Son los jóvenes también los que sufren las mayores consecuencias del consumo de drogas, cuyo ejemplo extremo lo muestra la destrucción física y psíquica que les provoca el consumo del paco en nuestro conurbano bonaerense.

De los 50 000 presos que tenemos en el país, la gran mayoría son jóvenes excluidos socialmente, que en gran medida han producido hechos delictivos cuyas víctimas son también jóvenes.

En nuestros estadios de fútbol son también jóvenes los protagonistas de los hechos de mayor violencia, que por otra parte es donde se escudan los dirigentes e intereses financieros para sostener un territorio de influencia

Los jóvenes argentinos-muchos de ellos-, son víctimas y victimarios de un drama social aún sin resolverse. Son objeto y sujeto de consumo de cuanta porquería se venda en el mercado. Su anclaje social se entremezcla con identificaciones parciales bajo la forma de bandas, tribus, grupos, etc, etc.


El Problema: Planteo general

Existe en la actualidad una marcada preponderancia de los enfoques antropo-culturales e ideológicos, que hacen perder de vista la mirada política estratégica del problema de la “juventud”.

La tan mentada diversidad y heterogeneidad cultural sostenida por la Teoría Social enriquece el tratamiento inmediato del tema (N. García Canclini, M. Urresti) [2], pero paradójicamente aleja de alguna manera la posibilidad de una mirada de conjunto, que exige el establecimiento de factores comunes de unidad de aquellos elementos prácticos y conceptuales, que hacen de los jóvenes un sujeto histórico con un lugar, una función y una misión concreta para nuestra sociedad.

Todo esto se lograría –sin desmerecer el aporte que han hecho todas las disciplinas al respecto-, anteponiendo la mirada política-estratégica al tratamiento del tema de la juventud.

De esto nos habla entre otros Juan D Perón, cuando al dirigirse a los jóvenes, lo hace pensando en el desafío que supone el trasvasamiento generacional, en el proceso de realización del Proyecto Nacional, que es transformador y de proyección continental.[3]

Una breve ubicación histórica del problema de la juventud:

Manuel Ugarte en su Manifiesto a la juventud Latinoamericana (1927), hace un llamado a la juventud en pos de realizar la segunda independencia para nuestros pueblos, y nos alerta acerca de los políticos de entonces, que resumía en la carencia de una visión continental de los problemas del momento: Nos decía:..”Es imprescindible que la juventud intervenga en el gobierno de nuestras repúblicas, rodeando a hombres que comprendan el momento en que viven…………”

…..”El fracaso de la mayoría de los dirigentes anuncia la bancarrota de un sistema y es contra todo un orden de cosas que debemos levantarnos. Contra la plutocracia…., la politiquería..., etc, etc”

Un poco más acá en la historia, Juan D Perón, nos decía…”Nuestra generación sólo ha podido cumplir la etapa doctrinaria de la Revolución Justicialista. A la que nos siga le queda por cumplir las demás con la toma del poder y la etapa dogmática. Finalmente, quizá a la que a ella suceda, le tocara realizar la Institucional. Solo así finalmente empeñadas las 3 etapas, la Patria tendrá su futuro asegurado” [4]

Solo así desde una mirada política estratégica integral, la juventud argentina recuperará su misión histórica, superando la diversidad cultural a la que es sometida y la atomización política electoral a que es llevada por pseudos-dirigentes de pacotilla.

La especificidad de ser joven:

¿Qué hacer con los jóvenes? ¿Para qué convocarlos?

Los jóvenes una ves que superan las ambivalencias de la adolescencia, deben prepararse para ser adultos plenos, en una sociedad con muchas incertidumbres, mucha información a mano, pero con poca claridad de su destino.

Es muy importante ir hacia los jóvenes para conocer sus deseos, sus necesidades y sus aspiraciones, pero en el marco de la claridad de objetivos de largo alcance para nuestra sociedad, que es donde los adultos deben aportar. Sabemos que los jóvenes portan de hecho una ética que los define en su esencia, que se vincula con la audacia, la solidaridad y el heroísmo, por lo que también tienen el deber de brindarse a la comunidad, más allá de los estímulos mezquinos que reciben del contexto social solamente para consumir o ser consumidos.

En el mensaje de Manuel Ugarte de alguna manera está el espíritu de los jóvenes que protagonizaron los movimientos estudiantiles universitarios de principios del siglo XX, que no se agotó con la Reforma del ´18, entrelazándose con los procesos de liberación nacional.

En el legado Gral. Perón a la juventud está el reflejo de la resistencia al imperialismo y a la oligarquía de entonces.

Los jóvenes de hoy son el producto de un proceso democrático formal que ha perdido el camino de los movimientos populares que tiñeron la vida de nuestros pueblos de América.

Los jóvenes de hoy no hablan de la necesidad de una segunda independencia, ni vivieron en carne propia la etapa de la resistencia, salvo el intento fallido de construir otro poder a mediados de los años ´70.

Son producto de una época histórica saturada de falsas antinomias como la dicotomía Dictadura vs Democracia.

La CGT y los Jóvenes:

Siguiendo la sugerencia de Perón, quien afirmaba que solo se ha cumplido la etapa doctrinaria, es necesario realizar una convocatoria a los jóvenes desde las organizaciones de trabajadores para que a las tareas gremiales le sumemos la formación sistemática que supere la instancia sindical y podamos pensar el país en la complejidad de la situación mundial y regional. Nuestros jóvenes de hoy solo pueden recuperar la historia de las luchas del pueblo desde el conocimiento, el estudio de la realidad y el compromiso, para recrear la misión histórica que les tocará cumplir
Enero de 2008

Notas
[1] Nota: Este como los datos que siguen pueden ampliarse en el informe de la OIT sobre “Juventud y trabajo decente”, o bien corroborarse a través del INDEC, Argentina, 2007

[2] Ver: Néstor García Canclini: Diferentes, Desiguales y Desconectados. Gedisa, Barcelona,2004 , o bien Marcelo Urresti: Clarín/Zona, del 16/12/2007

[3] Juan D Perón: La Hora de los Pueblos, Ed. Norte (2da. Edición). Cap VII: “Los deberes de la juventud”, Madrid, 1968

[4] Juan D Perón: Op Cit