Nos mudamos a Dossier Geopolítico

4 de febrero de 2008

Sindicatos y Metapolítica en Argentina

Metapolítica y Sindicatos:
La huelga como creadora de otro sentido

Carlos Chino Fernández
Inst-Jauretche/ CGT


Sabemos perfectamente que hoy día la acción política se ha vaciado de contenido, y la gran política, la política verdadera ha quedado reducida a un simulacro, a una virtualidad patética que tiñe todos los ámbitos de la vida pública.
Ahora bien; si concebimos a la metapolítica como una suerte de anticuerpo para neutralizar la corruptela generalizada de pequeños grupos facciosos, es con la protesta social –con la huelga más precisamente-, que se visualizan las múltiples contradicciones y la realidad emerge incorruptible.

La metapolítica cobra sentido práctico cuando la resistencia social y política “ese otro sentido” declamado, se sintetiza en los comportamientos concretos de las clases sociales y de las fracciones de clase sometidas en el marco de sus luchas cotidianas.
Ya Sorel[2] nos decía que en la huelga proletaria se delimitan claramente las clases sociales y se ve quien está de cada lado. En la huelga la pequeña burguesía parlamentaria queda atrapada en sus propias contradicciones y ambivalencias, que no es más que la expresión de su ser social o de capa social en transición, que finalmente es la que obstruye la realización de los intereses de la mayoría de los trabajadores.
Es Lenin quien subraya la importancia de definir las formas que asume la lucha en cada periodo histórico a la hora de delinear una estrategia de poder alternativa, una alianza de clases que supere el orden establecido, que suponemos injusto.
En las luchas sociales concretas la metapolítica cobra su verdadero sentido y trascendencia.
De lo contrario las aspiraciones de un nuevo orden social se diluyen en un conjunto de buenas intenciones pero sin anclaje histórico y sin sujeto social que encarne la tarea de la transformación. La huelga, de estos días de los trabajadores estatales de la ciudad de Buenos Aires es un ejemplo de ello. O se está de un lado o del otro. No hay tercera posición

Los sindicatos como eje de una alianza social:
En esta época de descomposición de los partidos políticos tradicionales, ir en conquista de un muerto no tiene sentido. Plantearse un nuevo partido político en estas condiciones es un riesgo. Es caer en un nuevo sello de goma, en una nueva división de la sociedad.
La atomización del PJ y la casi desaparición de la UCR como expresión nacional, va de la mano del avance del capital financiero y de la extranjerización de nuestra estructura económica. La subsunción de la industria al interés del capital financiero, hace insostenible la idea de recrear un partido político en lo inmediato a la usanza del peronismo de los años 40 al 70.
Por tal motivo son las organizaciones libres del pueblo, desde su anclaje laboral las únicas capaces de recupera los niveles mínimos de representatividad popular.

Es en la lucha concreta de los trabajadores en donde se puede delimitar los intereses de cada sector de la sociedad, es donde más claramente queda establecido la función y la posición de cada sector de nuestra sociedad. Es donde quedan desguarnecidas las castas sociales y las familias de gerentes que obstaculizan el desenvolvimiento de la fuerza social vital que se precisa para transformar el status quo vigente.

Es necesario volver a ver la lucha social no solo en su aspecto disruptivo, sino en todo aquello que genera de nuevo, de creador de nuevos sentidos. La alianza o el pacto de no agresión que se establece entre las organizaciones de trabajadores y los gobiernos de turno son siempre ocasionales. Estos últimos, generalmente lo establecen por miedo o precaución a perder sus prebendas, no es el resultado de acuerdos estratégicos. Es el miedo que los lleva a esta situación
El pánico de la alta burguesía financiera y rentística a los trabajadores organizados, se ve en el desvío de la observación del conflicto de fondo. Es cuando aparece la intervención de los funcionarios de turno, de la pequeña burguesía institucionalista, que lleva a una mediación política espuria que lleva a alejarnos del tratamiento del verdadero problema.

Cuando los trabajadores van al paro, se terminaron los titubeos y las diversas clasificaciones culturales e ideológicas se resumen esencialmente en dos campos de fuerzas. Pero el problema a resolver son los del medio, las diferentes capas medias con diferentes funciones que por so ser una clase en sí mantienen posiciones y concepciones ambivalentes. Muchos se encuentran pauperizados y objetivamente pertenecen a la mayoría del pueblo, pero su subjetividad no se corresponde con aquella situación. Se piensan a sí mismos como algo que finalmente no lo son. Un gran dilema a resolver.

Habrá que definir cuales de esas fracciones sociales formarán junto a los trabajadores ya organizados la alianza necesaria que diseñe el tan cacareado proyecto nacional, que aún nos lo debemos.

En resumen:
La huelga en todas sus formas es un instrumento de lucha de los trabajadores organizados en defensa de sus intereses de clase. Pero además en esta época de crisis generalizada de los partidos políticos, es la base sobre la cual deberá pensarse una nueva forma de representación para el conjunto de la sociedad.


La huelga-el desarrollo de la lucha social-, contiene mucha más información que aquellos elementos reivindicativos que tanto preocupan a los medios de prensa como ser en el actual conflicto de los municipales en la ciudad de Bs. As.
Está en nosotros en saber decodificar tal información para darle valor teórico y sentido político. La huelga no es solo lo que se dice que es, sino que es mucho más de lo que no se dice y sintetiza una época histórica.
La huelga es de hecho una manifestación de la metapolítica, esencial para construir una sociedad más justa para todos.

Enero de 2008
[1] Ver artículo del prof. Alberto Buela: La metapolítica como rescate de la política
[2] Georges Sorel: Reflexiones sobre la violencia. La Pléyade, Bs. As.(no figura en el ejemplar el año de la edición)