Iglesia y sociedad
Por Carlos “Chino” Fernández (*)
El propósito de estas notas, es intentar focalizar y direccionar la mirada de algunos problemas que se plantean en torno de
Hechos y procesos
Más allá de las denuncias por los casos de pedofilia u homosexualidad de los sacerdotes de
Según el CELAM[1], el catolicismo perdió en América Latina, entre el año 1950 y el 2000 un porcentaje importante de fieles. Mientras la población total creció un 77%, los católicos lo hicieron en un 67%, a diferencia de los evangélicos que se han constituido en más del 15% de la población y con perspectivas de un mayor crecimiento.
Pero el problema no es religioso, ya que la población de América Latina y de la Argentina en particular sigue sosteniendo sus inclinación por el catolicismo, lo que ha entrado especialmente en crisis es la relación de la población católica con su iglesia y sus representantes, los curas.
Veamos:
En América Latina mientras la población crecía en un 77% en esos años, la cantidad de sacerdotes lo hizo en un 44%. América Latina, conteniendo el 42,6% de los católicos del mundo, sus sacerdotes alcanzan la suma de 16% del total de sacerdotes existentes; mientras que en Europa con un 25% de creyentes católicos, tienen un 50% de sacerdotes ordenados. Entonces, es más bien un problema clerical que un problema de tipo religioso.
En la Argentina, según una encuesta del CONICET y de cuatro Universidades, el porcentaje de católicos sobre la población total, en los últimos 50 años cayó de un 90,5% de la población, a un 76,5%.
Mientras que el 91% dice creer en Dios, sólo el 23,8% va a misa con frecuencia. Y mientras un 61% dice que se vincula a Dios directamente, solo el 23% lo hace a través de la Iglesia[2].
Este tipo de comportamiento y de imagen es congruente de alguna manera, con el resto de la región.
En otro orden de temas, existen evidencias que en los seminarios de formación para los futuros sacerdotes, han disminuido la cantidad de aspirantes y se han modificado los contenidos disciplinarios y la currícula, acompañando de alguna manera los cambios en los otros campos de nuestra realidad: Sistema educativo formal, instancias de formación para los cuadros de las Fuerzas Armadas, en las estrategias de especialización de la alta gerencia empresarial, etc…
¿Cuáles son las causas de estas transformaciones?
Algunas consideraciones necesarias para entender el problema.
Posteriormente, viene la época llamada de la post-modernidad, que coincide con la plena hegemonía del capital financiero y con la necesidad que tiene éste, de descomponer todas y cada una de las relaciones sociales e institucionales propias de la época de la modernidad, ya que es la mejor manera de profundizar su propia valorización. Requiere esta época de un nuevo orden social
La pérdida de
Carl Schmitt, decía que las categorías de la ciencia política, eran en última instancia desprendimientos de categorías teológicas. Esto es así si consideramos a las ciencias políticas como una creación de la modernidad. Pero el poder, la dominación de unos hombres sobre otros, o como quiera que se les haya llamado antes del nacimiento de era cristiana, son nociones que requieren de un tratamiento racional específico para todos los mortales, y para
El perfil de los seminaristas y de los contenidos disciplinarios con los que egresan, y por ende, de la calidad de los obispos, se miden según las etapas históricas. Los actuales obispos son hijos de la era de las finanzas, por más que hayan estado encapsulados leyendo
Para recuperar el lugar de
El problema actual está en un déficit muy importante en el proceso de formación de sus cuadros intermedios, en la articulación de la sociedad con la institución madre y en los contenidos disciplinarios de la formación.
No es tanto un problema de comunicación mediática ni de selección de los obispos, ya que esta es esta la última etapa de un largo recorrido. El problema está en la disputa que debe librar
Carlos Chino Fernández
Sociólogo
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