Nos mudamos a Dossier Geopolítico

23 de junio de 2010

CHINA y AMÉRICA LATINA



China acentúa su presencia en Sudamérica



Desde el comienzo de la crisis mundial, el activo comercio internacional de China con Estados Unidos, que había llegado a registrar un saldo anual favorable a la primera de hasta US$ 263 mil millones, se ha venido reduciendo en forma manifiesta. Es todavía muy importante pero inferior al de años anteriores, impactando en una menor adquisición de Letras de Tesorería.




Las referidas operaciones han venido coadyuvando a financiar el presupuesto estadounidense y fueron, hasta la fecha, la virtual “llave maestra” que permitió garantizar la entrada casi irrestricta de productos asiáticos al mayor mercado interno del mundo. Es evidente que “algo” está cambiando, no sólo en las modalidades y composición del intercambio entre ellos, sino en sus estrategias para afrontar el escenario “post-crisis”, con vistas a la evolución que procuran imprimirle en las próximas décadas.



No obstante esa aún incipiente modificación, el gigante oriental ya ocupa el lugar preferente como exportador a nivel universal, desalojando de ese sitial a Alemania. Previendo un progresivo deterioro de esa relación, que incluso podría llegar a interrumpirse a medida que los choques de intereses y la búsqueda de supremacías se hagan más frecuentes e intensos, ha centrado su preocupación en diversificar el destino de su producción para depender menos de la todavía primera potencia mundial. No en vano han proyectado para el año 2026 equiparar su PIB, y hacia 2042 hacer lo propio con el ingreso “per capita”. El reciente nombramiento, con el expreso visto bueno de Pekín, del hasta ahora vicepresidente del Banco Central de China, Zhu Min, como asesor especial de Strauss Khan en el FMI -e incluso ya postulado para sustituirlo en 2010- habla por sí solo.



De mantener el ritmo de crecimiento actual, no hay duda de que dichos objetivos serán alcanzados. Prueba de ello es el habido durante el período 2001-2008: Estados Unidos lo hizo a una tasa anual de 2,8% y China de 10,4%. Incluso en 2009, cuando los primeros sufrieron una contracción de 3,2% y la desocupación adicional casi nueve millones, China creció “nada más” que 8,0%, e incluso en el trimestre inicial del corriente año ha vuelto al nivel precedente, con un inusitado incremento de 11,7%.



En cuanto al primero, sigue empeñado en superar la difícil realidad derivada de la crisis de los créditos “sub-prime”, que ha lanzado a la calle a nada menos que un millón de familias y elevado la tasa de desocupación a 9.7% de la población económicamente activa. Esta nefasta consecuencia constituyó sólo la “punta del iceberg”, que luego se tradujo en una abrupta reducción del mercado interno que extendió sus efectos recesivos a toda la actividad económica, a punto tal que colocó al borde de la quiebra al supuestamente más poderoso núcleo de grandes empresas. A esto se sumó la revelación de que muchas de ellas venían ocultando reiterados resultados negativos y falsificando sus estados.



El mencionado “destape” ha asumido una dimensión mayúscula y, pese a la ingente inyección de fondos públicos, dista de lograr se vuelva a la tan ansiada “normalidad”. No menos desmesurado y problemático se presenta el ensanchamiento del desequilibrio fiscal en jurisdicción federal -US$ 1,57 billones al cierre de fines de septiembre ppdo.-, que los ha impulsado a apelar en escala inédita al uso del crédito y, lo que es más grave aún, a la emisión monetaria. En tan complejo escenario, las antes elevadas compras de Letras de Tesorería que hacía China perdieron importancia relativa e impulsan a numerosos altos funcionarios de Washington a sugerir que ha llegado el momento de irse desprendiendo de esa dependencia.



Apertura de mercados y nuevas inversiones de China



La conducción de este país no se ha amilanado por tal causa, sino todo lo contrario. Desde hace bastante tiempo ha diversificado, tanto sus fuentes de provisión como los mercados de destino para sus exportaciones y la colocación de la liquidez excedentaria. Si para “muestra basta un botón”, cabría mencionar que la relación económica con Brasil se ha multiplicado 18 veces -de US$ 2.000 millones a US$ 36.000 millones- en el reducido lapso de los ocho años que van desde 2001 hasta 2009. No menos significativo es que a partir de suscribir Chile un convenio de libre comercio, los embarques de cobre hacia China crecieron hasta representar actualmente 67% del total y, sobre el conjunto de exportaciones, 13% tiene idéntico destino; mientras Perú, con 11% y Argentina con 9% son los que le siguen. En nuestro caso, dadas las características y el ascendente saldo a favor de ellos que viene arrojando el intercambio, resulta bastante incomprensible sea el único país de esta región con el cual Beijing mantiene un conflicto, arguyendo problemas de calidad en el aceite de soja que se envía, pese a que Argentina es el principal exportador a nivel mundial. En cuanto a importaciones, es llamativa la situación de Paraguay, pues ha llegado -a despecho de su desfavorable ubicación geográfica- a cubrir el 27,0%.



Las únicas dudas que se advierten en cuanto a la continuidad en el acelerado impulso impreso por las autoridades chinas a su economía es el eventual riesgo de que estalle la “burbuja” que algunos analistas dicen detectar en los mercados bursátil e inmobiliario. Tales presunciones se fundan en el persistente incremento de cotizaciones y precios en esas actividades, influidos por una demanda que juzgan “recalentada”. No obstante, recientes restricciones dispuestas en ellas por el gobierno, junto con modificaciones selectivas introducidas en las tasas de interés, están orientadas a “bajar la temperatura” en dichos ámbitos, al propio tiempo que aportan palmarias pruebas de que están muy alertas y dispuestos a aventar cualquier clase de excesos.



Un estudio especial de la Cepal sobre las relaciones del área con China preanuncia que para el año 2014, ésta desplazará en del segundo lugar como proveedor de América Latina a la Unión Europea y prevé que hasta 2020 llegará a demandar el equivalente a 19,3% del total de sus exportaciones. En sentido contrario, la colocación de bienes y servicios en Estados Unidos se reducirían de 38,6% a 28,4%, y las importaciones de 33,1% al 26,1%. Esta proyección descendente pone en evidencia los profundos cambios que están en curso y que darán otro rumbo a la evolución del comercio exterior. Quizá el aspecto más preocupante para Argentina consiste en que China es ascendente fuente originaria de bienes manufacturados y todos nosotros le proveemos en muy alta proporción solo insumos (minerales de cobre, petróleo crudo, pasta química de madera, algodón, poroto de soja y sus tres subproductos); es decir, bienes con poco valor agregado. En alguna medida y adaptado a estos tiempos, se vuelve a repetir el tipo de intercambio asimétrico que caracterizó el siglo XIX y catapultó el encumbramiento del Reino Unido a primera potencia, como beneficiaria máxima de la “revolución industrial”.



Las iniciativas más recientes



Hace pocos días se ha conocido otra noticia de gran relevancia que los protagonistas esperaban dar a publicidad en un gran acto al que debía asistir, en Caracas, el presidente de la República Popular Hu Jintao. Ello se frustró debido a la secuela del trágico terremoto acaecido en la provincia de Yushu, pero el mencionado encuentro no se suspendió. La información corrió por cuenta del vocero de su cancillería, Jiang Yu, quien ratificó la decisión del Banco de Desarrollo, con sede en Beijing, de conceder a Venezuela un préstamo por más de US$ 20.000 millones destinados a financiar la explotación de los yacimientos petrolíferos descubiertos en la orilla oriental del Río Orinoco. Según los especialistas, por el volumen de las reservas localizadas, su producción potencial y el caudal exportador le otorgarán a Venezuela un holgado segundo lugar entre los más significativos proveedores de petróleo en el mundo.



En cuanto a los aspectos formales, han resuelto crear una empresa mixta en la cual Venezuela poseerá 60% de su capital y China el 40% restante, para llevar adelante las nuevas perforaciones. Desde ya se ha fijado el objetivo que en 2012 comience a producir 50.000 barriles diarios y cuatro años después llegue a 400.000, la mayoría de los cuales serán embarcados al mencionado país asiático, incluyendo en esa transacción el pago en especie de los servicios financieros correspondientes al crédito concedido. El referido plan binacional incluye, además, la meta de elevar el total de dichos embarques para 2012 a no menos de un millón de barriles diarios y hacerla crecer hasta duplicar, en una escalada de sucesivos incrementos, durante los subsiguientes, al propio tiempo que prevén la construcción en territorio asiático de tres grandes destilerías.



Este trascendental proyecto, que ya tiene comienzo de ejecución, implica la decisión de asumir una relevante presencia en Sudamérica y constituye, por mucho, la máxima incursión que los chinos han encarado fuera de su país, aunque advierten que no será la única. Ya han formulado una oferta en firme de aportar US$ 8.000 millones a Brasil para financiar las futuras perforaciones en aguas del Océano Atlántico mediante la instalación masiva de plataformas marinas. Se calcula que en esa zona se atesoran no menos de 60.000 millones de barriles de petróleo y que, a contar del comienzo de las operaciones, en el término de cuatro años estarían en plena explotación. Su accionar es tan sigiloso que a medidos de marzo adquirieron en US$ 3.100 millones la mitad de una petrolera argentina sin que se generara casi ningún comentario.



De todo lo referido surge la evidencia de que no sólo están empeñados en afianzar la fluida provisión de petróleo para asegurar la continuidad de su acelerado crecimiento sino que, al mismo tiempo, han decidido modificar su ecuación energética para mejorar la competitividad que sufre pérdidas por el generalizado uso del carbón mineral. Es obvio que sólo ahora se sienten lo suficientemente fuertes como para incursionar en gran magnitud en el exterior, sin correr riesgos de intromisión u oposición por parte de Estados Unidos en lo que siempre consideraron era su intocable “patio trasero”. Esto se puede colegir de la comparación entre la inversión más elevada para esta zona hasta la fecha de US$ 1.200 millones -que se hizo en Perú con vistas a la extracción de cobre- y las que están encarando o dispuestos a comprometer ahora.



Aparece como lógico que buena parte de los excedentes que venían colocando en Letras de Tesorería de Estados Unidos pasen a financiar este tipo de emprendimientos. Es que la competencia entre los dos grandes colosos económicos, tarde o temprano, puede derivar en un cierto divorcio debido a que transitan dos derroteros que procuran objetivos muy diferentes.



Fuente: http://treber.blogs.comercioyjusticia.com.ar/2010/06/04/china-acentua-su-presencia-en-sudamerica/



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