Conferencia dictada por Francisco josé Pestanha en el 3º Congreso Nacional del Pensamiento Argentino organizado por la Asociación Mutual de Trabajadores del Arte, la Cultura y actividades afines (AMTAC) el 10 y 11 de junio de 2010, en la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales (Escuela Normal), Paraná, Entre Ríos.
Antes de emprender esta conferencia, quiero expresar un caluroso reconocimiento a la labor de la Asociación Mutual de Trabajadores del Arte, la Cultura y Afines (A.M.T.A.C), al amigo Néstor Forero, y muy especialmente, a Eduardo “Lobo” Espiro, mentor y hacedor de este proyecto.
Probablemente – aunque observo que la mayoría de este masivo auditorio está compuesto por jóvenes – alguno de ustedes haya escuchado cierta referencia a una corriente de pensamiento argentino que se autodenomina como corriente “de” o “del pensamiento nacional”, y cuyos referentes mas reconocidos son – entre otros - Arturo Jauretche, Juan José Hernández Arregui, Raúl Scalabrini Ortiz, Homero Manzi y por supuesto vuestros co- provincianos Julio y Rodolfo Irazusta y Fermín Chávez.
Esta corriente que no ha sido ni receptada, ni estudiada, ni mucho menos difundida en nuestros ámbitos académicos – paradójicamente - es la que ha producido la doctrina y en cierto sentido la cosmovisión que nutrió a los dos grandes movimientos políticos acontecidos durante el siglo pasado: me refiero al Yrigoyenismo y al Peronismo. He aquí una primer paradoja que quiero dejar expresamente planteada: los dos movimientos políticos y por que no culturales (en el amplio sentido de la palabra) que acontecieron en nuestro país durante el siglo pasado han sido nutridos por una modalidad epistemológica que es sistemáticamente ignorada en los ámbitos escolarizados y ni siquiera constituye objeto estudio en la mayoría de nuestras universidades, salvo honrosas excepciones.
Nos interrogamos en primera instancia respecto cuales son las razones de esta paradoja, pero además, sobre los fundamentos por las cuales esta corriente de pensamiento se autodefine como “nacional”, cuando todos sabemos que el pensamiento en si mismo, es un fenómeno de carácter universal.
Voy a intentar a partir de breves cavilaciones transmitirles a ustedes ciertos elementos conceptuales que los ayuden a develar estos interrogantes, y también, algunos de de los fundamentos que sustentaron y aún sustentan la existencia de ésta epistemología, con las lógicas limitaciones que me impone el tiempo asignado.
A tal fine procederé citar textualmente tres reflexiones pertenecientes a pensadores argentinos - lamentablemente no muy difundidos - pero nítidamente integrados a una corriente que, por sus lógicos matices y por razones históricas, nunca se constituyó orgánicamente como tal;
“para estudiar el ser colectivo que constituye una sociedad, sea que se considere o no a ésta como un organismo, es evidentemente indispensable conocer todos los elementos que la forman y sus modos de funcionar, con resultados varios en su vida anterior y su vida presente”
Wenceslao Escalante (filosofo)
“pensar desde sí, para ser uno mismo, es liberarse, es despojarse de lo ajeno, deseducarse. el pensamiento ajeno, cuando uno no es libre, no ayuda, ocupa desalojando nuestra posibilidad de pensar lo nuestro desde nosotros mismos”.
Gustavo F. J. Cirigliano (filósofo y pedagogo)
“Las crisis argentinas son primero ontológicas, después éticas, políticas, epistemológicas, y recién por último, económicas"
Fermín Chávez (pensador y epistemólogo)
El pensamiento nacional como hemos señalado en numerosas oportunidades constituye nada mas ni nada menos que una verdadera “epistemología de la preriferia”, definición que no me corresponde, sino que ha sido acuñada definitivamente por nuestro maestro Fermín Chávez, aunque utilizada anteriormente, entre otros, por Arturo Jauretche.
Como ustedes saben los griegos diferenciaban la doxa de la epistéme. En términos simplificados mientras la doxa presuponía un conocimiento diríamos fragmentario, superficial y en tanto “aparente” de la realidad, la epistéme, era un conocimiento o saber profundo ya que “penetraba” en las causas y fundamentos de “lo conocido” en forma metódica, sistemática y en cierto sentido rigurosa. La epistemología por su parte no es solo aquella doctrina de los fundamentos y métodos del conocimiento científico - y en tanto- el estudio de su producción y validación, sino también la disciplina que aborda entre otras cuestiones los factores y las circunstancias históricas, psicológicas y sociológicas que llevan a la obtención del conocimiento.
Todas estas cuestiones nos llevan entonces a interrogarnos respecto al conocimiento, y en cierto sentido, creo que nos han mal enseñado al respecto, ya que suele asociarse el “conocer” al simple hecho de “percibir”. Pero el hecho de la percepción es solo uno de los componentes del conocimiento. Conocer como nos enseña Fermín Chávez no es solo percibir, es también a-percibir.
La a-percepción nos vincula al campo de la conciencia. La a- percepción presupone en cierto sentido que el sujeto cognoscente, para conocer efectivamente, “es” o “debe ser” plenamente consciente de su situación al momento de percibir, ya que si uno percibe sin una conciencia real de situación que ocupa como sujeto, el conocimiento que obtiene es parcial, es, diríamos, incompleto. En ese orden de ideas la simple absorción acrítica de ideas o doctrinas sin conciencia de los factores económicos, filosóficos, políticos, etc. que determinaron su creación, como asé también falta de conciencia de aquellos factores que nos determinan al momento de conocerlas nos puede conducir hacia lo que Ernesto Goldar – entre otros autores - denominan alineación. Esa conciencia que presupone el a -percibir es esencialmente histórica.
Tomemos un ejemplo. Si yo intento conocer una determinada doctrina política (por ejemplo el liberalismo) sin tener plena conciencia de las razones históricas, Políticas y Económicas que le dieron origen y por las se expandió por su región originaria - y además - de las razones y fundamentos por las cuales se difundió en otras regiones como la nuestra, y la considero simplemente como el producto de la “iluminación” o de la “razón pura” de uno o mas filósofos, o lo que es peor aún, como una cosmovisión que proviene de la misma “naturaleza humana” mi conocimiento respecto a ella no es completo. Fernández Baraibar suele recurrir para explicar esto a la película Matrix, un film donde la realidad esta compuesta por maquinas que se alimentan de los seres humanos, y otra realidad, la virtual – la de la Matrix - a la que están conectados todos los seres humanos mientras son consumidos – Los seres conectados creen que perciben la realidad pero esa es falsa es una realidad virtual creada para que los seres humanos no tomen conciencia de que están siendo consumidos.
Ahondemos un poquito en esta cuestión tomando como punto de Partida la dicotomía Civilización – Barbarie, que aunque nos resulte incomprensible, aún obnubila las conciencias de muchos compatriotas, e inclusive, de muchos “intelectuales y “comunicadores. La dicotomía Civilización y/o Barbarie esgrimida sobre todo después de la batalla de Caseros, constituyó una falsa antítesis (zoncera madre que las parió a todas según Jauretche) que sostenía que lo bárbaro era sinónimo de lo propio, de lo local, de lo telúrico, de lo vernáculo, de lo nativo, de la herencia indo –hispano – criolla, y lo civilizado, sinónimo lo ajeno, de lo Europeo, de lo clásico. Esa dicotomía para nuestros maestros resultaba alienante ya que partía de un prejuicio preexistente y a - histórico, ya que como todos sabemos, por un lado presuponía la exaltación acrítica de lo “otro” en función de la denigración de lo propio. Lo bárbaro, para los iluministas locales, no era solo el presente, lo era también un pasado indo - hispánico que había que suprimir, que había que olvidar.
Pero como enseña Jorge Bolívar, ni los civilizados eran tan civilizados, ni los bárbaros eran tan bárbaros y contra este y otros tantos prejuicios “fundantes” va a ir desarrollándose una epistemología que aspirará al conocimiento de la realidad no solo como percepción sino como apercepción - y en ese sentido – partiendo del hecho real de nuestra situación periférica y de la conciencia de que en el marco de las luchas de poder que se operan en la realidad se encuentra la cuestión conceptual e ideológica, intentará un abordaje de la realidad “sin anteojeras” es decir sin prejuicios acríticos.
Partiendo entonces del reconocimiento de las existencia de fuerzas exógenas que operan sobre las naciones en situación colonial o semi colonial, el pensamiento nacional se propondrá librar una batalla cultural que presupuso - entre otras acciones - el contribuir a despejar de las mentes de nuestros paisanos ciertos prejuicios iluministas o preconceptos como el mencionado precedentemente que Manuel Ortíz Pereyra en la década del `20 definirá como aforismos sin sentido, y que su discípulo, Arturo Jauretche difundirá luego bajo el mote de zonceras.
Respecto Ortíz Pereyra, dos son los libros que recomiendo para la comprensión del fenómeno descrito precedentemente: la “Tercera Emancipación” publicado en 1926; y “Por nuestra redención cultural y económica” publicado en 1928 (donde define y explicita los aforismos sin sentido, padres de las zonceras criollas de Jauretche).
El fenómeno de la a-percepción que – como señalamos – se encuentra en el campo del sujeto está presente en las definiciones de Ortíz Pereyra que leo textualmente:
“El hombre, frente a un objeto, ve, observa, analiza, interpreta y conoce hasta donde se lo permite su preparación y hasta lo conciente la cosa cuyo conocimiento procura”… y ….. “No basta que el sujeto sea uno. No basta que el objeto sea el mismo para que el juicio resulte siempre idéntico. Es necesario tener en cuanta la situación del observador. Cuanto mayor sea el número de sus puntos de vista mas se aproximara a la verdad”.
Desde una posición que presupone la relatividad de todo conocimiento ya que según él “no existe sujeto infinitamente dotado de inteligencia con infinitos puntos de vista”, y ni tampoco, un “objeto susceptible de presentarse a la observación en su infinitas posiciones de tiempo y lugar”, el mentor de Jauretche consideraba que en nuestro país mientras se estimulaba la inmigración de las personas se organizaba la “emigración de nuestras ideas”. No nos conformamos decía con empapar nuestros espíritus “en la fuentes de los pensadores y de los profetas de allende de océano y nos decidimos traerlos en persona para que acabaran de enseñarnos las ciencias de ellos, justo cuando mas necesitábamos estudiar y aprender las ciencias nuestras”. De esta forma para Ortíz Pereyra hubo sobresaturación de europeismo que impidió conducirnos hacia la satisfacción de nuestras necesidades que son locales, únicas y exclusivas. Nos formamos sostenía “Una verdadera cultura del recelo hacia lo nuestro y de fe en lo extranjero”.
Para esta autor y verdadero patriota era necesario recuperar la fe en el nosotros, y en ese sentido, concentrarnos definitivamente en la especulación sobre aquellos elementos que componen la realidad argentina, abordando detenidamente aquellas cuestiones que nos vinculan a nuestro propio ser colectivo - es decir - a aquellos aspectos geográficos, históricos, culturales, antropológicos, míticos y religiosos que componen nuestro propio ser, es decir, nuestra identidad colectiva.
Esa concentración en el propio ser debía orientarse a neutralizar una superestructura escolar, académica y cultural basada en prejuicios a- históricos y en el desconocimiento de lo propio, y tal sentido denunciaba que:
"el pueblo que ha concurrido a la escuela argentina ha aprendido una cantidad respetabilísima de conocimientos de historia, geografía, gramática y otras materias, pero ignora de un modo absoluto su situación real y actual de pueblo encadenado a una dictadura económica que lo hunde silenciosa e implacable en la miseria el hambre, la corrupción y el crimen”.
Estas y otras reflexiones presuponen que, para el autor, nuestra educación estaba sustentaba en un enciclopedismo universalista con escasísimo sustento en la realidad, hecho que condenaba al pueblo a la ignorancia respecto a las fuerzas reales que operaban silenciosamente en el país. Nótese que Scalabrini Ortiz en el Prólogo a Política Británica en el Río de la Plata, propone en plena sintonía el “volver a la realidad como imperativo inexcusable” para salir de ese idealismo alienante. El volver a la realidad no significaba de modo alguno someterse a un realismo pragmático, sino por el contrario, tomar conciencia de nuestra situación real para alejarnos de la alienación, y en consecuencia, comenzar a proyectar desde nosotros mismos.
Aunque parezca también paradójico, aún en la actualidad nuestra enseñanza continúa plagada de una orientación que, sido impulsada por cierto iluminismo filosófico presente en la generación del 80, aspiraba a crear un tipo específico de ciudadanía de tipo universal a partir de una educación que relegaba lo local y lo particular, y que se concentraba fundamentalmente el lo general e universal, a partir, entre otros fundamentos, de la adaptación en forma acrítica doctrinas y filosofías. Una educación concentrada en formar “ciudadanos del mundo”.
A pesar de ingentes esfuerzos individuales aún hoy no se promueve - como debería hacerse - el conocimiento de lo propio como principio rector. Quiero aclarar que cuando me refiero a lo local incluyo también a lo Suramericano. En muchos ámbitos educativos desgraciadamente instrucción, y la formación siguen siendo sinónimos de conocimiento (admirado y acrítico) de lo universal – de lo clásico- en detrimento del saber de lo particular de lo local.
Este tipo de método ha generado un profundo déficit en nuestro autoconocimiento y constituye el principal “defecto” de nuestro sistema educativo. Causa verdadera pena que cada tanto se realizan congresos “pedagógicos” que se en vez de concentrarse en las cuestiones de fondo se preocupan por las formas. La educación de un país es demasiado importante para dejarla exclusivamente en manos de los pedagogos ya que lo importante son los contenidos. Los contenidos definen el proyecto de ciudadano y de país al que se aspira.
Nuestra corriente sostiene que debe partirse del conocimiento ex – ante del propio ser, para fortalecer el campo de la a-percepción - y por ello, nuestro proceso de formación debe ir de lo particular a lo general. La referencia anterior no presupone en modo alguno menoscabar el conocimiento de lo otro, ni mucho menos despreciarlo, significa, prepararse para asimilarlo, y en ese sentido promovemos el establecimiento de un nuevo orden de prioridades diferente al que opera actualmente .
Como primera conclusión entiendo, deberíamos impulsar modificación del método de enseñanza: reitero debemos comenzar de lo local y lo regional y para luego abordar lo universal ya que lo que no se conoce no se aprecia, no se valora y en tanto no se asume. No se trata entonces de incluir en la normativa educativa cambios en las estructuras formales, sino un cambio radical el en método de abordaje de la realidad. En esta labor es vital la actitud de los docentes quienes deberán cobrar mayor autonomía respecto de las “líneas” que suelen “bajar” ministerios y academias.
El revisionismo histórico en plena sintonía con el pensamiento nacional, se constituyó en una corriente historiográfica que no surgió en función de aspiraciones narciscísticas de sus exponentes, sino, muy por el contrario, para suplir ese déficit en el autoconocimiento al que me referí precedentemente, ya que la historiografía oficial de cuño mitrista en función del modelo de ciudadanía que promovía, había omitido ex profeso incluir en el relato histórico destinado a la formación de las futuras generaciones de argentinos, hechos sustanciales y fundantes de nuestro devenir histórico. Hoy un nuevo revisionismo aspira que este relato se extienda hacia los remotos principios de la existencia humana en nuestra región, ya que como enseña Cirigliano “toda la historia es nuestra historia” y en esa línea hace poco tiempo hemos publicado una verdadera “provocación” que se denomina “Proyecto Umbral”, editado por la Editorial Ciccus.
La dicotomía Civilización Barbarie quiero resaltar, no solamente afecto el proceso de autoconocimiento, sino además, afectó los mecanismos de autoestima colectiva. Plenamente concientes de ello, tanto Manuel Ortiz Pereyra como Jauretche, se concentraron en la incidencia autodenigratoria de los aforismos sin sentido, luego, Zonceras. El manual de las Zonceras Argentinas, texto señero como pocos, constituye una denuncia sobre la existencia de verdaderos dispositivos autodenigratorios de incidencia colectiva Mas que de sociología criolla, el manual de zonceras argentinas es un texto de psicología social, o si se, quiere colectiva.
La revolución educativa y cultural que proponemos y que debe operarse en el campo del autoconocimiento, debe estar acompañada por la puesta en funcionamiento de mecanismos autoestima colectiva que en modo alguno pueden ser a- críticos, pero que deben orientarse hacia el establecimiento de una relación afectiva entre el sujeto cognoscente y lo conocido, es decir su propio país, su propia comunidad, su propia nación. Si en términos individuales consideramos el amor propio (autoestima) es un ejercicio de virtudes reconocidas, en términos colectivos lo es el amor por lo propio. El Pensamiento Nacional es una corriente impulsada a por un profundo sentimiento de amor hacia lo propio tal cual es y tal cual manifiesta en la realidad.
Para ir concluyendo me interrogo y dejo expresamente planteado este interrogante; ¿Cómo pretender encarar el estudio de la historia argentina del siglo pasado sin un profundo y desprejuiciado abordaje respecto a modalidad epistemológica extraacadémica que nutrió e influyó sobre los dos movimientos políticos más importantes de la argentina durante el siglo pasado? Y otro; ¿Como lograr esa conciencia nacional o autoconciencia (apercepción) de la que hablaban Hernández Arregui y Fermín Chávez sin el conocimiento cabal de la realidad, de lo que “realmente fuimos y pensamos” y de lo que “realmente somos” para entonces, como comunidad, evaluar en forma equilibrada y desprejuiciada nuestras potencias y fortalezas, y nuestras debilidades - y desde allí - determinar nuestros intereses y establecer nuestros objetivos y metas.
Finalmente y a fin de responder una de las preguntas quiero manifestarles que “la cultura popular” es el espacio, quizás el único ámbito que se ha preservado históricamente de la alienación. Si ustedes observan con atención la historia de nuestro país, podrán concluir que es a través del arte y la cultura popular, entendiendo por arte y cultura popular, todo producto de la expresión y creación no institucionalizada, que el espíritu nacional fue preservado por este medio. Fermín Chávez ha estudiado esta cuestión con profundidad y ha acreditado como, a través de la poesía gauchesca sobrevivió el espíritu facúndico. Les recomiendo un texto de este autor que se encuentra en Internet, que demuestra como lo gauchesco se reencarnó primero en el tango orillero, y posteriormente, en ciertos exponentes del rock Nacional. Les recomiendo además que observen detenidamente como la revolución cultural operada entre los años 1920-1940, influyó sobre la revolución política económica, política y social operada entre 1945 y 1955. Miren además las expresiones de cultura popular durante la dictadura, además, observen detenidamente lo que esta pasando en la actualidad con las nuevas generaciones. En los países sujetos a la acción colonial o semi - colonial el verdadero espacio de resistencia es definitivamente la cultura popular.
Quiero despedirme haciendo entrega a las autoridades de la AMTAC tres libros de Fermín Chávez que gentilmente ha obsequiado su hijo Simón, y que constituyen a mi entender la matriz del pensamiento de nuestro maestro: Historicismo e iluminismo en la cultura Argentina Editorial País, Bs. As, 1977; Porque esto tiene otra llave. De Wittgenstein a Vico. De Editorial Pueblo Entero, Bs. As, 1994; La conciencia nacional: historia de su eclipse y recuperación de la Editorial Pueblo Entero, Bs. As., 1996;
Muchísimas gracias a todos.
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